Toyota puede retrasar el lanzamiento de algunos coches eléctricos a medio plazo, lo hablará con sus proveedores

En febrero de 2023, Toyota se va a reunir con sus provedores para compartir los planes de electrificación para los próximos años. Algunos modelos podrían retrasarse ante el cambio de estrategia de Toyota en los últimos meses, para que la transición sea ordenada.

Toyota puede retrasar el lanzamiento de algunos coches eléctricos a medio plazo, lo hablará con sus proveedores
Toyota C-HR Prologue (2022)

7 min. lectura

Publicado: 12/12/2022 22:30

A finales del año pasado, Akio Toyota (presidente de Toyota) se sacó de la chistera 15 coches eléctricos para Toyota y Lexus que, si bien no están cerca todos de producirse en serie, sí mandaba un poderoso mensaje: ¿queréis coches eléctricos? Pues los tendréis, pero hoy no... mañana. Vamos, que eran maquetas.

Hace unos años, Toyota solo se planteaba los coches eléctricos para zona urbana y poco más, de ahí lanzamientos acotados como el iQ EV o la proyección de vehículos más pequeños para la ciudad. Después le pilló la revolución con el paso cambiado y trató de acelerar sus férreos procesos de desarrollo, jerarquizados y burocráticos.

Y aunque parece que se ha avanzado mucho en ese sentido, sigue habiendo una cultura de la planificación a medio y largo plazo. Toyota prefiere hacer planes que vayan lentos, pero se cumplan, porque tiene varios antecedentes históricos en los que acelerar las cosas no siempre salió bien. Crear su primer coche les llevó la friolera de 5 años, empezando casi de cero, el Toyota AA.

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Pero la Toyota actual no es la de los años 30. Cuenta Automotive News que una fuente conocedora de los planes del fabricante se ha enterado que algunos lanzamientos se van a retrasar, y que se va a producir una reunión con los proveedores para ir adelantando el trabajo. Se trataría del sucesor tanto del Toyota bZ4X como del Lexus RZ, y eso no está precisamente a la vuelta de la esquina.

Uno de los objetivos a medio plazo de Toyota es lograr mejorar el rendimiento industrial de las dos referencias, BYD y Tesla. Es cierto que la empresa americana logra ocho veces más beneficios por unidad que Toyota, y diría que los japoneses no alcanzarían nunca ese nivel por una cuestión simple: los controles de calidad se los toman más en serio, y no desde hace poco, sino desde los años 60.

Por lo tanto, el fabricante estaría planteándose demorar algunos lanzamientos si con ello acaban siendo más «redondos», para no precipitarse, aunque sigan a rebufo de BYD y Tesla. No hay que subestimar la capacidad de un fabricante que entre 1950 y 1970 pasó de fabricar unos pocos cientos de turismos al año -y externalizando el montaje de carrocerías- a más de un millón de unidades y colocarse como tercero mundial por volumen. Ojo con eso.

La posición del fabricante ante esta información es la previsible: no decir nada. Sí, Toyota se reúne de forma periódica con sus proveedores para tratar diferentes asuntos, pero no han soltado prenda. En febrero se producirá esa reunión con proveedores, la primera después de la pandemia a gran escala, donde se verán los planes para 2023-2026.

El cambio a nivel industrial de fabricar unas 10 millones de unidades al año de vehículos térmicos (incluyéndose aquí los híbridos por encima del millón) no es baladí y requiere mucha planificación para que se haga de forma ordenada. En la medida de lo posible, Toyota quiere reducir el impacto negativo en su plantilla y evitar verse con un exceso de capacidad que claramente no le interesa.

A lo largo de esta década, Toyota tiene que industrializar a lo bestia multitud de componentes para la producción masiva: motores, sistemas de control, baterías, sistemas de recarga, infoentretenimiento y software, sistemas de seguridad y asistentes semiautónomos, bombas de calor y un larguísimo etcétera. Si no, se llega a esos cuellos de botella que tantos dolores de cabeza están dando a otros fabricantes.

Los objetivos a largo plazo de Toyota pasan por lograr las cero emisiones netas en 2050, y para ello se están explorando varias vías, además de los eléctricos puros, como las pilas de combustible de hidrógeno, motores de combustión alimentados con hidrógeno -aunque con un carácter más minoritario todavía- y hasta híbridos como un mal menor. Muchos fabricantes y expertos consideran que es una vía equivocada y que hay que ir 100% a por eléctricos.

Pero no hay que perder de vista que Toyota es un fabricante global, que desde 1979 ha ido fabricando fuera de Japón coches completos, y que hay multitud de países en los que los coches eléctricos ni están, ni se les espera. Para Toyota, Europa no es un mercado del que dependan tanto, aunque llevan años mejorando su cuota y se han colocado como uno de los más importantes y con una huella industrial considerable: Francia, Reino Unido, Polonia, República Checa, Turquía, España (a través de acuerdos con Stellantis), etc.

Los coches eléctricos anunciados el año pasado serán desarrollados con una inversión gigantesca, unos 30.000 millones de dólares, a través de tres fases. Algunos de esos lanzamientos van a ser demorados para mejorar el rendimiento industrial y su tecnología, especialmente los basados en la plataforma e-TNGA, que no es 100% nativa para coches eléctricos. En la tercera fase ya se emplearían plataformas dedicadas.

Fuente: Automotive News

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