Toyota tomará medidas para reducir los errores humanos en la conducción
Entre la conducción tradicional y la totalmente autónoma tenemos la conducción asistida mediante diferentes sensores y asistentes, denominados ADAS. Esta tecnología puede evitar a reducir los errores humanos, los que están detrás de 9 de cada 10 accidentes de tráfico.
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Publicado: 04/02/2020 23:00
Esta semana hemos sabido que Toyota ha anunciado que implantará en los coches del mercado doméstico japonés a partir de verano un sistema que mitiga algunos posibles casos de aceleración incontrolada. Esto se debe a que están aumentando accidentes por esta causa en una población cada vez más envejecida.
Este anuncio no tiene nada que ver con la crisis del "Pedalgate" de hace 10 años, cuando Toyota se hizo tristemente famosa por accidentes de tráfico presuntamente relacionados con errores de diseño en sus coches que podían llevar a sus ocupantes a una muerte probable... o segura.
Y algunos casos hubo, se solucionó con una multa récord en Estados Unidos y se hicieron algunos cambios para inhibir la señal eléctrica del acelerador en el caso de detectarse también la presión sobre el freno. También se tuvo en cuenta el diseño de las alfombrillas para evitar el riesgo de pedal atrapado. Fue una historia diferente.
En todo este tiempo los coches son capaces de saber mucho más sobre el entorno en el que se mueven. Las cámaras de televisión, sensores de ultrasonidos, radares de frecuencia alta o el GPS de alta precisión permiten tener información sobre el tráfico, la señalización, posibles obstáculos, etc.
Toyota va a utilizar esa información para poder determinar anticipadamente cuándo el conductor se confunde de pedal y presiona el acelerador queriendo aminorar la marcha o detenerse. Y como eso obviamente no ocurre, algunos conductores entran en pánico y terminan de liarla: pisan más el acelerador. También habrá sistemas que evitan el riesgo de otros tipos de accidente.
Este tipo de adelantos complementará a los sistemas ADAS existentes, que en el caso concreto de la marca japonesa se llaman Toyota Safety Sense. En un primer estadio estos sistemas alertan al conductor, en uno más avanzado aplican correcciones al mismo, y el escalón siguiente es anticiparse a dicha corrección para ganar un tiempo muy valioso.
Pero por mucho que estén avanzando los coches y sus sistemas de seguridad, los conductores no lo hacen al mismo ritmo. Es más, estamos retrocediendo, porque los conductores de la "vieja escuela" no han convertido en habitual la distracción al volante a causa de teléfonos móviles, pantallas multifunción o sistemas de infoentretenimiento. Los más jóvenes sí.
Así, podemos llegar a la paradoja de que un conductor joven, con los reflejos perfectos y unas excelentes capacidades psicofísicas, puede acabar siendo tan torpe como un octogenario con pérdidas de reflejos o un conductor que circula ya con una notable alcoholemia e incluso drogado. El factor humano no ha dejado de estar ahí.
De modo que seguimos necesitando que la tecnología esté como una barrera más que nos saque las castañas del fuego cuando cometamos errores. Y es evidente que los coches modernos perdonan cada vez más errores, e incluso empiezan a evitar colisiones a baja velocidad en el tráfico o el atropello de un peatón (ya sea culpa del mismo o del conductor del vehículo).
Además, no es una cuestión baladí el hecho de que un sector importante de la población está envejeciendo en los países desarrollados, Japón es un ejemplo perfecto, y mientras los coches no sean capaces de conducir por sí mismos sin intervención humana (nivel 5 de conducción autónoma) estos sistemas son -y van a ser- más necesarios.
Este avance para evitar aceleraciones incontroladas, atropellos y salidas de vía acabará llegando a otros grandes mercados, como el norteamericano o el europeo, ya que hay que adaptar los sistemas de seguridad a las particularidades de cada zona (señalización, conservación de la misma, normativas locales...) Y más fabricantes harán avances similares a buen seguro.
Cuando se eliminen por completo los accidentes de tráfico relacionados con el factor humano, la siniestralidad simplemente se desplomará, y solo habrá que achacar los accidentes a problemas climatológicos, de la vía, o del vehículo. Tardaremos décadas en ver algo así, a menos que la conducción tradicional pase a ser una práctica tan residual como usar el caballo como medio de transporte...