Tras 25 años, el último de los Audi TT sale de la línea de montaje de Györ, una triste despedida

Era algo que ya se sabía, pero no por eso se siente menos. Audi está en pleno proceso de cambio. Los de Ingolstadt tienen que liberar lastre, deshacerse de gama y centrarse en una nueva y electrificada etapa. Aunque los planes no están saliendo como se esperaba, los retrasos se acumulan en las oficinas centrales, el cese de la producción de algunos modelos no se puede alterar. El Audi TT nos ha dicho adiós. El deportivo alemán se ha despedido con más pena que gloria en un triste final que ninguno queríamos. 25 años de historia a sus espaldas.

No corren buenos tiempos para los segmentos tradicionales. La era de los SUV ha trastocado todos sectores de la movilidad. Hoy sólo interesan los coches altos y cuanto más grandes mejor. Ya no parece haber hueco para los familiares, los monovolúmenes o los coupés. La deportividad hoy se expresa en otros términos y formatos. La simple pasión por conducir no es suficiente para muchos conductores en todo el mundo que vemos como nos dicen adiós modelos que han marcado un antes y un después en nuestras vidas. Los alemanes ya habían adelantado este triste momento.

La primera generación marcó una época en cuanto a estilo, y la última en rendimiento

Durante mucho tiempo la gente no ha reconocido a Audi como una marca deportiva, a pesar de ser uno de los fabricantes más laureados de la industria. Durante años, los de Ingolstadt se hicieron expertos en desarrollar berlinas, los Audi 80 y Audi 100 fueron buena muestra de ello, pero todo cambió a partir de la década de los 90. Fue entonces cuando la firma de los cuatro aros empezó a explotar la pasión con gran éxito. Los inicios nunca son fáciles, pero el Audi TT puede ser considerado como el coche que marcó un antes y un después. El único coupé biplaza de la familia junto con el portentoso Audi R8.

El desarrollo comenzó en 1994 y el primer prototipo que Audi mostró al público fue en el Salón de Frankfurt del año siguiente. Inmediatamente llamó la atención de muchos conductores en todo el mundo. Sus redondeadas líneas, su pequeño tamaño y sus esperadas prestaciones fueron más que suficientes para desatar la locura. Sin embargo, hubo que esperar tres años más para ver el producto acabado. Finalmente, en 1998 el TT se introdujo en el mercado. Rápidamente sus ventas despegaron. Un deportivo alemán, fiable, bien hecho y con todo lo necesario para pasar largas y divertidas horas tras el volante. Poco más se podía pedir. Bueno, sí, una versión descapotable que llegó poco después.

No mucha gente lo sabe, pero su nombre, TT, deriva de una de las carreras de motos más locas del mundo, el Tourist Trophy de la Isla de Man, en Inglaterra. La primera generación estuvo con nosotros 8 largos años, llegando a haber unidades de alto rendimiento con el prestigioso motor VR6 de 3.2 litros y 250 caballos de potencia. Tras llegar al final de su ciclo de vida operativo, Audi lanzó, en 2006, la segunda de las generaciones. En este caso, las líneas se tensaron, el diseño se afiló y el TT se mostró mejor que nunca. El rendimiento fue in crecendo. Por primera vez conocimos las denominaciones TTS y TT RS. Gracias a un portentoso motor de cinco cilindros, este último incrementó el rendimiento hasta los 360 caballos de potencia en apenas 1.500 kilogramos de peso.

Una vez más las ventas superaron las expectativas, aunque la segunda edición tuvo que hacer frente a una grave crisis que asoló la economía global. A pesar de ello, nada detuvo a Audi. En el Salón de Detroit de 2014 se desveló al mundo la tercera y, tristemente, última generación. A pesar de sacar más potencia, tecnología y elegancia que nunca, el TT actual nunca ha llegado a conquistar los récords de sus predecesores. Sí en cuanto a potencia, 400 caballos para la versión TT RS, pero no en cuanto a mentalidad. La última unidad, la 662.762 de la historia salió el pasado 11 de noviembre de la fábrica de Györ. Audi no le ha rendido la despedida que se merecía, pero hoy vivimos en una era donde el olor a gasolina no está bien visto. Hasta siempre.