La Unión Europea quiere apoyar la industria de las baterías para coches eléctricos con 1.000 millones, pero ni con eso será suficiente

Las empresas de baterías para vehículos eléctricos son esenciales para la estrategia de electrificación continental. Sin embargo, no muchas compañías deciden abrir sus fábricas en Europa. El Parlamento Europeo quiere atraer las grandes inversiones internacionales.

La Unión Europea quiere apoyar la industria de las baterías para coches eléctricos con 1.000 millones, pero ni con eso será suficiente
La máxima representante europea, Ursula Von der Leyen, durante una sesión en el Parlamento Europeo.

5 min. lectura

Publicado: 07/12/2024 10:00

Europa, y el resto del mundo, quieren independizarse de China. Los asiáticos se han transformado en la mayor superpotencia mundial de tecnologías electrificadas. Sus marcas son, hoy por hoy, las grandes dominadoras del mercado. Producen más deprisa que nadie a un coste significativamente inferior. Nadie puede competir contra ellos, aunque Europa lo intenta. El Parlamento Europeo ha anunciado medidas económicas que promoverán la atracción de fabricantes de baterías, pero ni con esas parece que vaya a ser posible evitar la influencia de China.

Todos sabemos que a partir del 2035 será prácticamente imposible comprarse un coche de combustión en Europa. Así lo dicta la norma. Desde hace años, el Viejo Continente ha tomado una serie de decisiones que nos enfoca hacia un único y posible horizonte; las cero emisiones. Bruselas quiere que Europa sea el continente más limpio del mundo y para ello no sólo ha promovido la llegada del coche eléctrico, también ha aumentado las exigencias medioambientales a la hora de fabricar cualquier compuesto o elemento, sea para un coche eléctrico, para una nevera o para una televisión.

El Parlamento Europeo lleva años tomando decisiones de dudoso resultado.

1.000 millones de apoyo para reducir la dependencia de China

Estas normativas, sumadas a otros factores, han disparado los costes de producción en Europa, lo que a su vez ha elevado el precio de los productos. Inflación continental mediante. Hoy cuesta más que nunca comprarse un coche, ya sea eléctrico o térmico. China presenta su candidatura al mercado con productos de precio razonable. Los nuevos aranceles fijados desde Bruselas intentan minimizar el impacto, pero lejos de conseguirlo, la influencia de China en el mercado eléctrico global sigue aumentando. El nuevo objetivo del Parlamento es atraer la inversión de fabricantes de baterías. Se ha aprobado una dotación de 1.000 millones de euros, pero ni con ese dinero parece que vayamos a conseguir la tan buscada independencia.

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Más que nada porque Europa sigue poniendo muchas trabas a la explotación de recursos minerales en sus fronteras. China tiene la materia prima, la mano de obra y las fábricas necesarias en cada punto del proceso, Europa no. Su mayor apuesta hasta la fecha, la sueca Northvolt, ha entrado en una peligrosa espiral económica. La empresa se ha declarado recientemente en bancarrota al no poder hacer frente a la larga lista de pagos pendientes. Ni siquiera tras haberla regado con fondos públicos la empresa ha sido capaz de situarse a la altura de rivales chinas. El Viejo Continente sigue carente de una gran empresa propia de baterías, aunque las marcas pueden salir al rescate.

La mayor empresa de baterías en Europa se ha declarado en bancarrota.

Volkswagen está construyendo tres grandes fábricas de baterías para sus coches eléctricos, una de ellas en Sagunto. Stellantis ha firmado grandes acuerdos con CATL (China), para abrir un centro de producción en Europa. Mientras, otros actores secundarios como SVolt tenían planeado abrir grandes fábricas en Europa, pero finalmente esa opción se ha anulado. Ya en 2022 los políticos europeos dieron los primeros pasos en esta dirección [apoyar la industria de las baterías], pero ya entonces los pasos y las decisiones tomadas dejaban serias dudas de su viabilidad. La competitividad sigue siendo muy baja.

A día de hoy dos grandes fabricantes se encargan de producir más del 50% de las baterías para vehículos eléctricos. Por un lado está CATL con su tecnología de iones de litio. La mayoría de los fabricantes usan sus baterías para impulsar sus coches eléctricos más punteros. Por otro lado está BYD. A través de su filial energética, FinDreams, BYD se ha convertido en la compañía líder en el terreno de las baterías de litio ferrofosfato (LFP). Estas se han mostrado como una excelente solución alternativa. Más baratas de producir y con una mayor resistencia, a pesar de que el rendimiento es sensiblemente inferior. Europa no tiene ningún fabricante en el Top 10 mundial. La industria está dominada por marcas chinas, coreanas y japonesas.

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