La Unión Europea endurece las homologaciones de vehículos nuevos
La Unión Europea se enfrenta a una nueva década, en la que no quiere más sustos con excesos de emisiones entre los fabricantes, especialmente la de los diésel. El motivo por el que ha endurecido las normas de aprobación y homologación de los nuevos vehículos, medidas que te contamos con más detalle.
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Publicado: 03/09/2020 19:00
Los diésel no son el único que tiene la Comisión de Transportes encima de la mesa, pero sí que es uno de los más importantes y que pretenden blindar para que no se vuelva a detectar ningún caso de excesos de emisiones no reguladas, y que ponga en duda los esfuerzos y sistemas de aprobaciones.
Así, la Unión Europeaendurece la normativa que los fabricantes tienen que pasar para conseguir las homologaciones de los coches nuevos, al mismo tiempo que avisan a los estados miembros para que también controlen más especialmente a los que ya están en carretera. Estos procedimientos no son completamente una novedad, sino que se aprobaron en 2018 en el Parlamento Europeo pero entraron en vigor el pasado 1 de septiembre.
Las Unión Europea podrá sancionar muy duramente a los fabricantes si incumplen las normas
La Comisión Europea de Transporte ha invertido siete millones de Euros en dos avanzados laboratorios para realizar las pruebas para la homologación y aprobación de tipo de los nuevos modelos que se venderán en el continente europeo, siendo este organismo el que puede imponer sanciones a los fabricantes por incumplimiento, de hasta 30.000 Euros por coche, y retirar la aprobación impidiendo las ventas. Con estas medidas, los de Bruselas también buscan apoyar a los clientes en caso de existir un engaño, exigiendo una compensación si se superan los límites.
Una parte muy importante de este endurecimiento es la exigencia de responsabilidades a las marcas. Los clientes ya no tendrán que recurrir individualmente la reparación del vehículo, sino que será la propia Comisión la que lo exija directamente al fabricante. Las nuevas normas también retiran la competencia de las sanciones a los países europeos, especialmente al demostrar que ninguno fue capaz de detectar desfases en escándalo de las emisiones que afectó a diferentes marcas.
Y es que, mientras que algunos países no detectaron fraudes, otros lo hicieron pero sancionaban con cantidades muy por debajo de lo esperado, y con cifras diferentes según los países. Así, este dispar sistema desaparece al no contar con esa potestad sancionadora que ahora recae directamente en Bruselas. La competencia que queda en manos de los europeos es una revisión más estricta y periódica con un número mínimo de vehículos, 40.000 unidades.
Fuente: Reuters