La encrucijada de Volkswagen y el riesgo de quedar en «tierra de nadie» frente a Tesla en la era del coche eléctrico

Volkswagen podría estar enfrentando su mayor crisis desde el escándalo de emisiones diésel de 2015. Su nuevo presidente ejecutivo, Oliver Blume, comenzó a recibir malas noticias desde el primer día, tras heredar un imperio herido tras el escándalo del «Dieselgate». La electrificación se les está atragantando, la digitalización de los vehículos tampoco está siendo un éxito, y ahora los chinos le están dando los mayores disgustos.

Un alto ejecutivo fue enviado a China para otear el panorama competitivo y su evaluación fue más bien sombría. De vuelta en la sede de la compañía en Wolfsburgo, informó a su jefe que el mayor fabricante de automóviles de Europa está derrapando en la carrera de coches eléctricos en su mercado más importante. Lo peor no era eso, sino que no tenían a mano soluciones para volver a la competitividad sin ayudas.

Crisis postcovid en el Grupo Volkswagen

Los alemanes se quedaron atrás en China durante la pandemia. Cuando el país comenzó a reabrirse, las marcas locales habían duplicado la cantidad de modelos híbridos enchufables y completamente eléctricos. La mayoría de ellos eran más baratos y mejores que las ofertas de Volkswagen.

Por si fuera poco, ahora que la economía china parece tener problemas, los orientales han puesto su punto de mira en Europa. Para añadir más leña al incendio, Tesla ha avanzado como un misil y se ha adjudicado el liderazgo en la innovación automotriz. A quien más está costando esta emergencia de los californianos no es tanto a las marcas generalistas, sino al trio de marcas premium alemanas: Audi, BMW y Mercedes.

Los políticos entran en juego

La Ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, declaró lo siguiente en el reciente Salón del Automóvil de Múnich 2023: «La industria automotriz se enfrenta a la pregunta de sí y cómo seremos líderes mundiales en el futuro. Para nuestra nación, donde la industria automotriz representa una gran parte de la creación de valor, esto no es solo un problema económico, sino también una cuestión de seguridad».

El tiempo se agota para Volkswagen. Está llegando tarde a la electrificación, el declive de la combustión es visible en el horizonte, y pueden empezar a sufrir sobremanera al disponer de una estructura sobredimensionada.

Sus dificultades se extienden a su valor de mercado, menos de una décima parte del de Tesla. Resulta paradójico, porque sus ingresos son más del triple de los de su rival. A pesar de todo, Blume y su equipo confían en que los vastos recursos de Volkswagen valdrán la pena a medida que los vehículos eléctricos se vuelvan más populares. Incluso piensan que se trata de una carrera de fondo, pero de momento la liebre china es la que se están llevando las medallas.

Ni con China ni sin ella

China es el mayor socio comercial de Alemania y la fuente de casi el 40% de las entregas globales de Volkswagen el año pasado. Además, la lucha por cambiar a automóviles que dependen más del software que de la potencia es indicativa de las dificultades de Alemania para adaptarse a la era digital.

El Grupo Volkswagen se muestra como un lento y cachazudo trasatlántico, con una decena larga de marcas, capaces de fabricar productos tan diferentes como Bugatti, SEAT Ibiza, motos Ducati o camiones Scania. Las complicadas dinámicas internas dificultan el cambio, mientras que la arrogancia ha sido alimentada por décadas de éxito.

Impulsado por la política gubernamental, el cambio de China hacia los vehículos eléctricos está ocurriendo aún más rápido que en otros países. Se espera que los vehículos eléctricos representen la mitad de todos los autos vendidos en el mercado más grande del mundo para mediados de la década.

Junto con una serie de avances técnicos, las marcas alemanas se centraron en la herencia, algo que Tesla y los rivales chinos no pudieron igualar. El Vision Neue Klasse de BMW recuerda a su revolucionaria línea de autos de la década de 1960, y Volkswagen presentó el concepto de automóvil eléctrico GTI, evocando la versión deportiva del Golf. Se agarran a su pasado para pisar con más fuerza en el futuro, lo que puede ser un acierto, o un lastre.

Salvavidas externo

El cambio de rumbo implica disponer de una serie de nuevos socios, un tercer intento de una plataforma de automóviles eléctricos competitiva y una reestructuración de la dirección en Cariad. El desarrollado de software interno de Volkswagen no ha logrado mantenerse al ritmo de Tesla y otros rivales, y necesita una profunda revisión.

Xpeng es una empresa con pérdidas, que ni figura entre las diez primeras en ventas de vehículos eléctricos en su país de origen. Para sus nuevos copropietarios alemanes no parece ser un problema, porque no es su porción de mercado lo que buscaban, sino el acceso a una plataforma tecnológica. Con tres empresas conjuntas en China, el acuerdo de Xpeng fue precedido por nuevos acuerdos de cooperación con un fabricante de baterías, un especialista en conducción autónoma y un desarrollador de info-entretenimiento.

Pasos hacia delante

A partir del año 2026, el plan del Grupo Volkswagen es fabricar SUV eléctricos y sus derivados como una respuesta de temática retro al Tesla Cybertruck y a los modelos de la startup de vehículos eléctricos Rivian. Para ello se ha rescatado del olvido la marca Scout.

Sus principales prioridades implican solucionar Cariad, estabilizar la cuota de mercado en China, y crecer en Estados Unidos. También les resulta necesario aumentar los márgenes de beneficio de la marca y construir un portafolio competitivo de vehículos eléctricos en Audi. No va a ser fácil, aunque no son del todo pesimistas. En los 80 se temía a los japoneses; más tarde ocurrió lo mismo con los coreanos. Ahora se teme a los chinos, y en Wolfsburgo creen que hay espacio para todos.