Volkswagen arranca la producción en Kenia
La marca alemana ya tiene tres plantas produciendo coches en África, tras la puesta en marcha de las instalaciones en Kenia. De momento solo se produce un único modelo, el Polo Vivo, en un volumen muy modesto: un millar al año
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Publicado: 22/12/2016 21:00
Tal y como estaba previsto, se ha iniciado la producción local del Volkswagen Polo Vivo en Kenia antes de acabar el año. Es el tercer emplazamiento industrial de Volkswagen en el continente negro después de Sudáfrica y Nigeria, y más adelante se sumará Argelia. Volkswagen toma posiciones en África de cara al futuro.
Hace ya 60 años comenzó a producir la marca alemana dentro de este continente, poco conocido por su industria del automóvil. Fundamentalmente estas fábricas se encargan exclusivamente de los mercados de la región, y no todos los modelos, el resto se importan desde fuera.
La planta Kenya Vehicle Manufacturers (KVM) se ubica en Thika, cerca de la capital, Nairobi. Tiene de momento una capacidad anual de 1.000 coches, que vienen parcialmente armados desde Sudáfrica y se completan in situ. En otras palabras, se trata de un Completely Knocked Down o CKD. Sale más interesante importar los vehículos por piezas que enteros a efectos de impuestos, y de paso se genera trabajo local.
Más adelante la marca alemana planea aumentar la producción a 5.000 unidades al año, y se podrán contemplar otros modelos según vaya aumentando el mercado en ese país. En la página keniata de Volkswagen se publicitan los modelos Polo, Jetta, CC, Golf, Passat, Tiguan, Touareg, Amarok, Caddy, Transporter y Multivan.
Volkswagen solo tiene cuatro concesionarios en Kenia
Con un PIB per cápita de 1.519 dólares es evidente que la mayoría de estos coches están fuera del alcance del ciudadano medio. Sin embargo, como en otros tantos países subdesarrollados, empieza a emerger una clase media que puede permitirse el tener un coche, y encima nuevo.
El Volkswagen Polo Vivo está basado en la generación anterior del utilitario, un coche que está muy por encima del típico coche que circula por ese país. A fin de cuentas, es un coche de estándar europeo (suponiendo que los aceros son iguales y el equipamiento de seguridad) de este siglo, no está tan desfasado si consideramos el percal.
En 2015 no se produjeron en África ni un millón de unidades, en total. Concretando, se produjeron 835.937 vehículos, la gran mayoría en Sudáfrica y en menor medida en Marruecos. Los polos industriales del automóvil africano se concentran pues en Sudáfrica y en el Magreb. La zona central del país es un territorio virgen en múltiples aspectos.
Se da la circunstancia de que los alemanes fueron de los primeros colonizadores de Kenia, un poco antes que los británicos, pero eso está casi olvidado. Es un país relativamente conocido por turistas británicos y alemanes, principalmente por el atractivo de los safaris. Podemos dejar estos datos como simples anécdotas, en el Magreb sí se nota mucho más la presencia francesa en la era colonial en lo referente a coches.
Nigeria también tiene presencia de Volkswagen, desde 2015, cuando se empezó la producción de modelos como el Amarok o el Jetta. En realidad los alemanes ya estuvieron trabajando en ese país de 1975 a 1990, pero los trabajos cesaron por la escasa demanda y problemas de calidad. Los empleados keniatas reciben formación de sus colegas sudafricanos, más experimentados en el montaje de coches.
La industria del automóvil keniata ahora mismo es muy precaria, sin apenas proveedores. Poco a poco Volkswagen irá solicitando piezas dentro del país para ser más competitivo, y el parque de proveedores irá haciendo más interesante al país como centro productivo. Se empieza así, con bajos volúmenes, antes de tener varios fabricantes trabajando a todo tren.
Volkswagen es uno de los principales jugadores del tablero mundial de fabricantes. En el club de las 10 millones de unidades están ahora Toyota, Volkswagen y prácticamente General Motors. Por su parte, la triple alianza entre Renault, Nissan y Mitsubishi también dará lugar a un volumen anual de ese calibre, sumando todas esas marcas.
El mercado africano tiene potencial de crecimiento a largo plazo, hay pocos coches por habitante, no existe el problema de saturación o contaminación de los países más desarrollados y se pueden vender modelos que no sean el último grito al haber regulaciones más laxas. Para los keniatas, hablamos de coches muy buenos, solo han de comparar lo que circula habitualmente por sus carreteras.