Más problemas en Volkswagen, claves del monumental retraso en los eléctricos y PHEV

La inesperada guerra de Ucrania se está cebando con la industria del automóvil, que ya pasó las de Caín con los parones obligados por la situación pandémica del Covid-19 y, prácticamente al mismo tiempo, también la crisis de los microchips. Los semiconductores están causando verdaderos estragos, y se extenderán hasta bien entrado 2023. Así, los han confirmado expertos y los responsables de marcas y proveedores.

Todas las marcas se encuentran ahogadas por falta de suministros y como hemos señalado en ocasiones anteriores, son los híbridos enchufables los que se están llevando el peor revés. Hace tan solo unas semanas que Volkswagen se vio obligada a paralizar los pedidos de todas las versiones PHEV de sus modelos, una situación que ahora se ha extendido a los eléctricos. Los que parecía que se estaban salvando de la quema, ahora se encuentran en un estado verdaderamente crítico.

La clave de Volkswagen para parar la producción de PHEV y eléctricos

La planta alemana de Zwickau, a pleno rendimiento fabricando unidades de los ID.3, ID.4, ID.5, Audi Q4 e-tron, Q4 Sportback e-tron y CUPRA Born, y a los que recientemente se han añadido los ID.4 GTX e ID.5 GTX, se ha visto obligada también a parar. Una circunstancia que también ha llegado a la sede de cristal de Dresde, donde el compacto de cero emisiones de la matriz alemana es fabricado.

Arno Antlitz, director financiero de la marca alemana, ha señalado que «Vemos una mejor escala, vemos mejores márgenes, vemos una alta demanda de los clientes. Originalmente, pensamos que tomaría de dos a tres años hasta que veamos la paridad de ICE -coches de combustión tradicional- y los vehículos eléctricos a batería». Y es que el fabricante se ha superado una vez más, aumentando las cifras de ventas de híbridos enchufables y eléctricos durante el pasado año en más del 80% hasta alcanzar unas 762.000 unidades. El mandatario ha ido más lejos, apuntando que «Las materias primas son claramente un viento en contra para nosotros. También podría haber un momento en el que necesitemos trasladar algunos de los aumentos al mercado».

Una complicada situación que se ha agravado con la guerra de Ucrania, pues Rusia es un exportador clave de níquel, paladio y acero. La escasez de estos materiales obliga a parar la producción hasta encontrar proveedores alternativos de estos materiales, por lo que las entregas de algunos modelos pedidos se está retrasando ya hasta bien entrado 2023, según ha reconocido Antlitz, y con un agravante más: las marcas no pueden trasladar el mayor coste a los clientes, que sería la hecatombe.

Fuente: Bloomberg