Más problemas para Volkswagen, los alemanes le meten otra dentellada a los beneficios de 2024 por culpa de China y del coche eléctrico
En Alemania la situación es cada vez más complicada. La excesiva dependencia de China y los altos costes de producción están dinamitando las previsiones de beneficios para este año. Los coches eléctricos también su ponen un problema.
Nadie podría haber imaginado nunca que Volkswagen llegaría a encontrarse en la situación en la que vive actualmente. Cada nueva noticia que llega de Wolfsburgo es más delicada que la anterior. Los últimos meses están siendo, sin paliativos, malos para los intereses del mayor fabricante europeo y el segundo a escala mundial. Con el tercer trimestre a punto de cumplir, los alemanes vuelven a recortar su previsión de ganancias para este curso. Dos son los campos que más afectan a los beneficios: China y el coche eléctrico.
A mediados de la década pasada, Volkswagen centró toda su atención en el coche eléctrico. Bajo las órdenes de Herbert Diess, la compañía encaró su mayor transformación hasta la fecha. El problema es que, contraviniendo las reglas alemanas, Volkswagen puso demasiados huevos en una cesta que no está cosechando los resultados que se esperaban. La familia ID se sitúa entre las gamas eléctricas más vendidas del mundo, pero sus cifras están muy lejos de lo que anunciaban las previsiones. A Volkswagen le está costando sudor y lágrimas encarar la nueva etapa eléctrica.
China ha cambiado su forma de comprar coches
El problema es que el resto de la gama también está teniendo problemas de rentabilidad por los altos costes de producción. La situación es tal que Volkswagen ha amenazado con cerrar fábricas en Alemania, algo completamente impensable hace sólo unos meses. Los márgenes de beneficio siguen cayendo en picado. Tras la última revisión, Volkswagen espera ahora un margen de alrededor del 5,6%. Un dato malo si tenemos en cuenta que grupos rivales o empresas contrincantes están consiguiendo doblar esos valores. Volkswagen cada vez ingresa menos por cada coche que matricula y esto afecta a todas las áreas de la compañía.
Desde el desarrollo de vehículos a una producción que sigue siendo menor a la esperada. Para este curso, los alemanes esperaban incrementar las ventas anuales un 5%, pero la nueva realidad indica que se van a contraer un 0,7% con respecto al curso pasado. Es por eso que la rentabilidad esperada para el curso, que en enero era del 7%, ahora sea del 5,6%. Volkswagen ha reconocido que está recortando sus perspectivas «a la luz de un entorno de mercado desafiante y desarrollos que no han cumplido las expectativas originales, particularmente en las marcas Volkswagen Passenger Cars, Volkswagen Commercial Vehicles y Tech. Components».
Oliver Blume, CEO del Grupo Volkswagen tiene ante sí un reto complicado, pero no es el único. Los tres principales fabricantes alemanes de automóviles, Volkswagen, Mercedes y BMW, ya han advertido sobre sus ganancias en los últimos meses. Todos están luchando contra la desaceleración de las ventas en China, donde los compradores se muestran reacios a comprar debido a la profundización de la crisis inmobiliaria. Mercedes ya ha dado señales claras de estar en una situación similar a la de sus colegas de Wolfsburgo. BMW, por su parte, compensa la delicadeza del mercado chino con las ventas en Europa y el resto del mundo.
China ha cambiado su patrón de conducta. Los conductores ya no se centran exclusivamente en las marcas extranjeras, principalmente alemanas. El mayor mercado del mundo opta ahora por fabricantes locales que incrementan rápidamente su cuota de mercado a la vez que miran al extranjero como forma de expandir su imperio. Europa se ha convertido en el principal campo de batalla. Cada vez son más las marcas que hacen las maletas para llegar al Viejo Continente. MG, BYD y ahora XPeng, intentan sumar ventas a su posición, mientras que los fabricantes europeos pelean para mantener los costes bajos y las tarifas ajustadas.