Dartz revive Freze, la primera marca de automóviles rusos, y diseñará vehículos eléctricos con ella

Pyotr Aleksandrovich Freze (1844-1918) era un joven ingeniero de minas que empezó a trabajar en la fábrica de carruajes Karl Nellis. Inquieto y resolutivo, poco a poco se fue ganando la confianza gracias a las soluciones que iba aportando a los carros que iban tirados por caballos, consiguiendo que, a finales de 1880, la fábrica tuviese una gran reputación. Aunque llegó a ser socio del propio Karl Nellis, acabaría fundando la Sociedad Anónima de Construcción de Carro Freze & Co.

Paralelamente, Evgeny Aleksandrovich Yakovlev (1857-1898), ex teniente de la Armada, desarrollaba a finales de la década de 1880 un motor de combustión de tipo estacionario. Gracias a su éxito, fundaba en San Petersburgo la St. Petersburg Metallic Works. Sus diseños serían presentados en la Feria Mundial de 1893, que se celebraría en Chicago.

En la ciudad americana coincidió con Freze, y allí pudieron ver por primera vez el Velocipede (Velo) más compacto que había desarrollado Karl Benz. Al verlo, tanto Yakovlev como Freze llegaron a la conclusión de que debían unir sus esfuerzos y así desarrollar el primer automóvil ruso.

Pyotr Aleksandrovich Freze

En 1895 comenzaron a construir su propio vehículo, de dos plazas y con motor trasero. Realmente era casi una copia del de Karl Benz pero, en aquella época, multitud de automóviles surgieron por todo el mundo usando las mismas bases que el vehículo alemán. Yakovlev se encargó del motor y la transmisión mientras que Freze diseñó el tren de rodaje y el chasis (por llamarlo de alguna forma).

El resultado fue un vehículo de aproximadamente 270 kg con motor de cuatro tiempo y unos 2 caballos de potencia. Superaba los 20 km/h y la autonomía era suficiente como para utilizarlo durante 10 horas o 200 km. Contaba con novedades como encendido eléctrico, culata extraíble o lubricación forzada, elementos que no se habían usado todavía.

Este vehículo fue exhibido por primera vez el 14 de julio de 1896 en la Exposición de Arte e Industria que se celebró en la ciudad de Nizhni Nóvgorod. Sin embargo, el emperador Nicolás II no quedó para nada impresionado con el automóvil, con lo que tanto Yakovlev como Freze abandonaron el proyecto.

La muerte prematura de Yakovlev dejó solo a Freze, que no cejó en su empeño a la hora de desarrollar un automóvil. A pesar de ser felicitado con su empresa de automóviles y que, incluso exploró las bondades de los primeros automóviles eléctricos, nunca pudo producir vehículos en masa.

Al final acabó vendiendo su planta de fabricación a Russian Baltic Automobile, disolviendo la empresa en 1910 y con ello la marca Freze. Por su parte, Russian Baltic también acabaría cerrando su empresa en 1923.

Dartz Prombon, el extravagante fabricante de SUVs monstruosos a medida de ricos chinos y rusos, intentó hacerse con los derechos de Russian Baltic y, al no poder, consiguió los de Freze. Ahora su CEO, Leonard «Leo» Yankelovich, ha anunciado que junto a ayuda china está desarrollando un nuevo SUV completamente eléctrico y que se conocerá como Freze EV. De hecho en su página web ya hay un apartado preparado para él.

El logotipo de Dartz Prombron es toda una declaración de intenciones

De momento no hay demasiados datos, pero Leonard aseguraba que como todos los Dartz, el SUV eléctrico será grande y cuadrado. Así mismo se venderá en todo el mundo y no únicamente como ahora en Rusia y China. Es desconocido si la plataforma será alguna de las actuales de Dartz o, por el contrario, será completamente nueva.

El último vehículo que ha salido de los talleres de Dartz fue el Prombron Black Stallion, el cual podéis ver en las imágenes, partiendo de la plataforma de un Hummer H2 y utilizando como es habitual nombres militares, en este caso del helicóptero Sikorsky CH-53E Super Stallion.

Con carrocería de fibra de carbono y kevlar, bajó el capó monta el 6.0 V8 atmosférico de 329 CV y la tracción total del mencionado Hummer. En el interior, lo que su propietario pueda desear: piel de cocodrilo, madera, oro y sobre todo muchas calaveras, una de las señas de identidad de la marca.