Y el tablero de instrumentos se volvió digital, y vimos que era bueno
Los coches han ido aumentando la información que proporcionan el conductor, hasta llegar al punto de faltar espacio. Las pantallas digitales están permitiendo compactar mucha información en el mismo lugar, con una serie de ventajas nada despreciables para cualquier fabricante
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Publicado: 03/06/2015 17:00
No hay que irse muy atrás en el tiempo para recordar la época en la que el cuentarrevoluciones era un extra en el tablero de instrumentos, y en su lugar podía ir un reloj. Acabó por imponerse también, como el obligado velocímetro, y fueron apareciendo más marcadores. En algunos coches llegó a faltar sitio.
Si nos fijamos en algunos modelos especiales o todoterrenos, hubo que colocar indicadores analógicos fuera del propio tablero, como en la parte alta del salpicadero, por no haber espacio para más indicadores. También ha sido un recurso de diseño todo lo contrario, la máxima sencillez e instrumentación central.
Los indicadores analógicos empezaron a convivir con diminutas pantallas de matriz de puntos o cristal líquido, de una línea o dos, que daban algunas informaciones del ordenador de a bordo, o simplemente la cuenta de kilómetros recorridos o la hora. Poco a poco esas pantallas van creciendo, hasta aparecer pantallas digitales, primero monocromáticas (blancas, rojas, naranjas...) y después en color.
La ventaja evidente de estas pantallas es que permiten múltiples presentaciones de datos en el mismo lugar, es decir, son polimórficas. Eso permite simplificar mucho el tablero a nivel interno, y también se reduce un poco de peso en componentes y cableado. Además, el conductor puede personalizar hasta su aspecto. Dichas pantallas empezaron a crecer y crecer.
En 2009 nos sorprendió Land Rover con un enorme tablero de instrumentos, integral en TFT, de 12 pulgadas, para el Range Rover. Toda la instrumentación pasaba a ser digital, nada de agujas. Lexus recurrió a un tacómetro digital para el LFA por no haber ninguna aguja que pudiese seguir al motor V10 subiendo de vueltas hasta el corte de inyección (en punto muerto).
Otro ejemplo notable es el Audi Virtual Cockpit que ha estrenado el Audi TT. La libertad de los diseñadores es total, se pueden poner todas las informaciones que se quiera sin sacrificar espacio ni otros indicadores. Una de las quejas recurrentes de los periodistas de motor ha sido la supresión de indicadores tan importantes como el de la temperatura del refrigerante o el manómetro del aceite.
De esta forma, todos quedamos contentos. El conductor puede elegir la información que desea ver en cada momento, y desplazarse de una indicación a otra con los mandos en el volante. Cada vez menos modelos nos obligan a la peligrosa práctica de meter una mano por dentro del aro del volante.
Las funciones se suelen agrupar -dependiendo del modelo- en ordenador de a bordo/información de viaje, equipo de música, teléfono manos libres, navegación y un menú de ajustes que no suele estar disponible en marcha. Los conductores más veteranos, si no están habituados al uso de la electrónica, pueden sentirse algo perdidos, pero es algo asequible para los nativos digitales.
Las agujas van camino de desaparecer, siendo reemplazadas por pantallas
Ahora bien, ¿qué pasará cuando se nos averíe la pantalla del tablero? Miedo me da pensar en ello. No sé si una pantalla TFT puede durar décadas, pero un indicador analógico de aguja bien puede durar eso.
Además, fijaos en una cosa, en la aviación aún quedan indicadores analógicos por mucha pantalla que haya. Por algo será...