PruebaAlfa Romeo 4C, presentación: exterior e interior (I)
¿Quién no ha oído hablar del Alfa Romeo 4C? Llega al mercado con una gran promesa, ubicarse como un referente y devolver a Alfa a su sitio. Hemos tenido la oportunidad de probar el último proyecto de Alfa que parece sacado del mundo de la competición: bajo peso, propulsión y sensaciones inéditas
9 min. lectura
Publicado: 05/06/2014 10:00
El Alfa 4C ha sido todo un desafío para la marca, está recién llegado al mercado, la mayoría de medios de comunicación están comenzando a probarlo y las primeras reacciones vuelan por la red.
He tenido la oportunidad de conocer este modelo de cerca, verlo, tocarlo, oírlo y sentirlo. Ser de los primeros en probar el sucesor del Alfa 33 Stradale a mis anchas hace que me sienta realmente afortunado.
Diseño Exterior
El Alfa 4C tiene una longitud de 3`98 metros, una anchura de 1`86 m y una altura de 1’18 metros. Con estos datos sobre papel cabría pensar que este modelo es realmente compacto, y lo es, pero cuando te cruzas con él en persona, dejando tras de sí un atractivo sonido deportivo, pierdes un poco la noción de sus proporciones gracias a su atractivo diseño.
Eso sí, cualquier otro coche a su lado parece gigantesco y en movimiento tienes la sensación de que nadie puede verte. La similitud con el Lotus Elise es obvia, como también lo es su planteamiento.
El diseño del Alfa Romeo 4c es realmente exótico. Difícil de olvidar.
Nuestra unidad es de color Blanco, que puede parecer vulgar en comparación con los otros 5 disponibles, pero el color tiene profundidad y un brillo que le da cierto valor. Para entendernos, es un blanco “de los que hay que pagar”.
Los atléticos pasos de rueda albergan las llantas de aleación, cuyas medidas son 18” en el tren delantero y 19” en el trasero, las pinzas de freno de color negro, aunque también pueden ser amarillas, grises o rojas. Como buen pura raza italiano, el motor puede apreciarse desde la luneta trasera.
Hay otros detalles de diseño que dejan entrever el cariño y pasión que han puesto en el desarrollo del modelo, como la salida doble de escape con doble tubo concéntrico, los faros en fibra de carbono o esa especie de alerón que tiene integrado en el maletero. Transmite que es un vehículo especial, no se trata de un juguete cualquiera.
El diseño italiano aflora por cada curva y arista de su esbelta carrocería: tiene un frontal de frontal de Alfa Romeo pero parece un Lotus, tiene faros traseros de Ferrari, color Blanco Maserati ¿esto que es? El último deportivo de Alfa Romeo: el 4 Competizione.
Diseño interior
El tirador retro de la puerta nos presenta un habitáculo que parece sacado de un vehículo de competición, pero ojo, que sea espartano no implica que haya sido descuidado. El interior del 4C está bien rematado, es decir, los asientos de piel roja así como el freno de mano tiene un buen acabado y buena sensación al tacto, no parecen que sean baratos.
Cierto es que la consola central es de plástico y que las salidas del aire recuerdan al Fiat Sedici. Otros plásticos como el que se encuentra en los paneles de puerta están, como otros muchos detalles, por cuestiones que responden al ahorro de peso.
Interior de contrastes: cuero de calidad, plástico y fibra de carbono.
Vamos por partes. Acceder al interior requiere cierto esfuerzo, ya que la banqueta está muy baja. Salir cuesta mucho más. Una vez acomodados comprobamos, como cabría esperar, que el conductor es el único protagonista en el interior. El habitáculo está realmente desnudo y la fibra de carbono se ve por todos lados, ¡este coche debe ser especial!
No tenemos lugar donde dejar la cartera, el teléfono móvil o la cámara de fotos. El habitáculo del 4C tiene un pequeño bolso entre los asientos que no permite guardar objetos voluminosos.
El volante está achatado por su parte inferior y está recubierto por piel. Dispone de levas al volante que tienen un tamaño adecuado pudiendo accionarse sin dificultades. El túnel que separa el conductor y al acompañante está coronado por el selector del modo de conducción DNA (natural, all weather, dynamic), que cambia el comportamiento del vehículo y el selector de la caja de cambios que recuerda a los que equipan la gama actual de Abarth.
Junto a estos dos se encuentra el freno de mano y un cenicero. El freno de mano se acciona desde una posición muy cómoda y natural.
Han querido ahorrar peso, y eso se nota en el interior.
La instrumentación de este Alfa Romeo es completamente digital. Al más puro estilo Ferrari, el 4C muestra toda la información importante en una elegante pantalla TFT en la que puede leerse bien el información en cualquier situación de iluminación: no hay problema con los reflejos. Los colores en la que se muestran los datos varía en función del modo de conducción seleccionado.
El aire acondicionado y la radio no son de serie, esto lo entenderemos cuando pongamos en marcha el vehículo. La visibilidad es muy pobre ya que vamos en un posición muy baja. Desde el retrovisor podemos ver el motor que está pegado a nuestra espalda deseando arrancar.
Detalles de Iluminación
En este video puede verse como queda la iluminación tanto exterior e interior de nuestra unidad de pruebas. Los colores blanco y rojo transmiten un sincero clima de deportividad.
Maletero y vano Motor
El 4C homologa un espacio útil de carga de 110L. Esto es realmente poco. El acceso al maletero y al vano motor son solidarios, el capó en la parte delantera es puro diseño y no tiene un portón que pueda abrirse.
En el maletero caben un pequeño maletín o mochila junto a una bolsa de deporte de tamaño medio. Tiene el espacio justo para introducir una maleta tipo trolley. El acceso es elevado y el espacio no es especialmente aprovechable al encontrarse “encajonado”.
El vano motor luce orgulloso el nombre del modelo. La varilla que sostiene el portón es, curiosamente, muy endeble y no transmite confianza, se comba en cuanto recibe todo el peso del portón y parece que no puede soportar su peso.
¡Atentos, que mañana seguimos con la prueba!
Especial agradecimiento al concesionario Italian Motor Village Andalcar Sevilla por su colaboración
Fotos: Fotografía: Carmen Mª Díaz Castillo