PruebaBMW Serie 4 Coupé 435i: En marcha y conclusiones (IV)
En este último capítulo analizamos el coche en movimiento para ver si es el deportivo que equilibra la balanza entre lo convencional y lo radical. No es un BMW M pero su potencia se sale de la escala normal. Tiene modos de conducción y un consumo contenido, y las sensaciones son las que se esperan de un deportivo del alta gama.
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Publicado: 04/01/2015 16:48
El BMW Serie 4 435i representa, sobre el papel, un equilibrio perfecto en cuanto tamaño, motor y prestaciones. No es tan radical como un BMW M, pero es muy superior a un 18d o un 20i. Tampoco es tan grande como un Serie 6 ni tan compacto o juguetón como los BMW Serie 1 y Serie 2. Es, probablemente, el coche que más se acerca a lo que entendemos como ‘altas prestaciones’ sin entrar en el mundo de la competición. Al arrancar el coche, las revoluciones suben y se mantienen unos segundos por encima del ralentí. El sonido es bronco y grave y adelanta al conductor que el vehículo es potente.
No hay vibraciones y el hilo musical del motor de 6 cilindros y 3.0 litros es perfecto para ser discreto a bajas revoluciones y ruidoso en altas revoluciones. El BMW tiene más de discreto que de escandaloso, motivado en parte por un interior bien ensamblado; en modo Sport, sin embargo se vuelve más ronco y en las reducciones de marcha se percibe cierto petardeo por los escapes.
Los primeros metros son muy agradables y gracias a la dirección deportiva variable conseguimos el mínimo radio de giro con poco más de una vuelta de volante por lado. La suspensión se nota rígida pero compacta en la ciudad, donde los resaltos son el pan de cada día. Las grandes llantas y un perfil bajo ayudan a leer el asfalto de forma precisa, pero la dureza que se le ha aplicado en los modos Comfort y ECO PRO a la suspensión, es correcta para poder circular a diario con este coche sin sentir la radicalidad que por ejemplo tendría un BMW M4.
La posición de conducción es baja y hay que estirar las piernas para encontrarse a gusto con los pedales como en un buen coche deportivo alemán. Sin embargo, todos los mandos son intuitivos y están orientados hacia el conductor ligeramente. Las levas giran solidariamente con el volante y se llega con facilidad con los dedos. El cambio es de convertidor de par de 8 velocidades que BMW llama Steptronic y funciona francamente bien. Las transiciones son muy suaves, pero como llevamos incorporada la caja automática deportiva, es muy rápida en modo Sport. El salto de marchas en manual (levas) y con el coche en configuración Sport es muy rápido pero es más brusco si no estamos exprimiendo el jugo del automóvil, así que es aconsejable seleccionar los modos correctamente en función de las circunstancias.
En ciudad y tras 22 kilómetros de recorrido urbano, con todo lo que ello implica, el consumo ha sido de 13,5 l/100km. En las peores condiciones posibles ese ha sido nuestro techo, y por supuesto en cuanto mezclas dicho recorrido con una travesía o una carretera abierta, el gasto de combustible se estabiliza de forma alucinante. Parte de ello se consigue gracias a los modos de conducción, donde sobre todo llama la atención el modo ECO PRO que permite parametrizar el climatizador o activar y desactivar el modo de conducción por inercia. Todo ello son medidas para estabilizar los datos al máximo y por ello, en nuestro recorrido de carretera hemos obtenido unos datos más que sorprendentes.
En el recorrido de autopista hemos realizado un tramo de 42 kilómetros más duro (ascendente) y un tramo de 42 kilómetros menos exigente. En el primer tramo y circulando a 120km/h, el consumo fue de 7,8l/100km, pero mezclándolo con el tramo desahogado sin restablecer los datos y donde la conducción por inercia entraba en juego, el consumo bajó a 7,1l/100km. Es una media formidable y tan solo unas décimas por encima de lo que se puede obtener de un BMW M135i. Por supuesto, en autopista, la dirección se vuelve muy directa y en los modos deportivos aun se endurece más. El coche es estable y es muy fácil alcanzar los límites de las vías sin tener una percepción real de la velocidad a la que se circula. Por ello, el Head-Up Display nos ayuda a despistarnos aun menos. No hay mucho ruido aerodinámico y el coche llama mucho la atención porque otros conductores giran la cabeza a nuestro paso; este efecto se consigue gracias al paquete deportivo M y al color Estoril Blue, ya que pocos rasgos distinguen a esta versión de otra con el mismo traje. En muchas ocasiones la gente lo ha confundido con un BMW Serie 3 y lo cierto es que guardan mucho parecido en muchos aspectos. Habrá a quien le parezca positivo y a quien le parezca negativo. Nosotros sí pensamos que una línea M Performance (escalón intermedio entre BMW M y los modelos normales) para el 435i le sentaría de fábula, como es el caso del BMW M135i y M235i (320 CV y 326 CV respectivamente) aunque siempre se puede recurrir al catálogo de accesorios.
En el modo Sport, entramos en el terreno perfecto para las curvas. Los asientos deportivos son necesarios para poder hacer cambios de dirección rápidos sin que nuestro cuerpo se vea muy afectado por las inercias laterales, y estos en concreto cumplen correctamente con lo que prometen. El coche tiene un modo Sport + que desconecta ayudas electrónicas; nada que no podamos hacer manualmente presionando el botón del DSC. El control DSC que vela por la estabilidad del vehículo se puede desconectar en dos niveles: parcialmente o por completo si dejamos pulsado unos segundos el botón. El apoyo en curva es de ligas avanzadas y permite trazar curvas sin balanceos incómodos.
4 modos de conducción: de ECO PRO a Sport +
Las ayudas en curvas son bastante útiles si buscamos los límites del coche. El motor empuja de forma progresiva pero sube de vueltas muy rápido y llega hasta el final del tacómetro en el modo deportivo, aprovechando al máximo la potencia y el par. El sonido del motor es muy agradable y lineal, igual que el empuje donde no se percibe pérdida alguna y precisamente la dirección precisa, las ayudas electrónicas, unos frenos contundentes y un empuje tan lineal, hacen que este coche sea el deportivo definitivo de BMW si lo que buscamos es el equilibrio en cuanto a usabilidad para el día a día y prestaciones bestiales. Por supuesto, es de tracción trasera, como todos los BMW salvo el BMW Serie 2 Active Tourer o los modelos equipados con tracción integral xDrive, y si quieres sobrevirar, no es difícil realizar maniobras impactantes con nociones básicas de drift; el coche está preparado para ser un gran aliado en este terreno.
En carretera: 7,1l/100km
Tras 400 kilómetros, siendo 1/3 en carretera y 2/3 en ciudad, el consumo se ha detenido poco por encima de 11,0l/100km, y como decíamos al principio, los resultados han sido positivos teniendo en cuenta que si miramos por el consumo a la hora de conducir es fácil obtener unos números próximos a los 10,0l/100km. Gracias a ello, el consumo no debería ser un detractor a la hora de comprar este coche en particular. Y encima se puede presumir de maletero amplio, aunque aconsejamos tener en consideración la boca de carga ya que no podrás introducir bultos cuyo grueso sea superior a 42 cm aproximadamente. Por todo lo demás, el BMW Serie 4 Coupé es uno de los deportivos que mantienen viva la identidad de BMW.
Conclusiones
El BMW Serie 4 Coupé es un deportivo equilibrado lleno de argumentos, con consumos realmente contenidos y práctico para el día a día. La opción Gran Coupé está disponible para aquellos que prefiera dos puertas adicionales y un portón eléctrico en vez de una tapa de maletero, pero sin duda no es tan radical como la unidad que se nos ha planteado en esta prueba. Es difícil sacarle defectos a una unidad con tantas posibilidades de configuración como esta e incluso vemos acertado que el cambio sea de convertidor de par en vez de doble embrague que se antoja más brusco para las maniobras ciudadanas aunque más eficaz para el circuito. Lo que sí echamos en falta es un mayor nivel de personalización de un 435i frente una versión más básica de motorización. Sin embargo, aislando este último factor, el BMW Serie 4 Coupé, es sin duda uno de los automóviles que mantienen el ADN de la marca tan vivo como siempre.