Comparativa Mazda CX-5 vs Volkswagen Tiguan, dos mundos diferentes (con vídeo)
En uno de los segmentos más competidos del mercado, el Mazda CX-5 y Volkswagen Tiguan se actualizan para seguir siendo dos de las opciones más serias. Japoneses y alemanes tienen visiones distintas de lo que debe ser un SUV familiar y provoca que cada uno tenga su propia personalidad.
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Publicado: 10/05/2022 18:00
En esta ocasión enfrentamos a dos SUV muy interesantes que han recibido un restyling hace poco. Son el Mazda CX-5 y el Volkswagen Tiguan, dos coches con una clara faceta familiar que compiten en una de las categorías más reñidas y superpobladas del mercado pero que se desmarcan de los modelos generalistas ofreciendo estilos y cualidades propias.
A nivel de diseño estos dos modelos son polos opuestos. El CX-5 propone un diseño materializado con líneas suaves y superficies planas que juegan sutilmente con la luz para marcar sus volúmenes. Es elegante, moderno y deportivo consiguiendo mostrarse como uno de los SUV más bonitos del momento. Además con la última actualización del nipón ha enriquecido su gama con versiones más personales enfocadas hacia lujo, hacia la deportividad o con un estilo campero.
El Volkswagen Tiguan es la otra cara de la moneda. Su diseño exterior se aleja de las sutilezas y está plagado de líneas rectas horizontales y ángulos marcados con la intención de mostrar una imagen robusta. En general propone un aspecto mucho más conservador. Además es ligeramente más pequeño que su oponente en todas las cotas.
Los rasgos de diseño exterior del modelo alemán se trasladan fielmente al habitáculo. Una vez más los trazos rectos y las formas angulosas invaden el espacio y presenta una disposición clásica con materiales de una calidad que en general es buena sin llegar a ser lujosa. La marca europea ha dotado a la cabina de mucha practicidad brindando múltiples huecos y compartimentos donde dejar objetos tanto en la consola central como en la parte superior del salpicadero e incluso bajo los asientos que incorporan cajones.
El estilo clásico no es perjudicial para meter elementos muy modernos y que ahora están muy de moda como son los mandos táctiles. Podemos verlo por ejemplo en el módulo de la climatización donde al menos Volkswagen lo ha pensado bastante bien y en lugar de una superficie lisa ha dejado un relieve para que sea más fácil acertar con el botón que queremos accionar. También hay botones táctiles en el volante, una vez más con resaltes, aunque a veces al girar el volante se le da sin querer a algún botón y se activa alguna función indebidamente.
Practicidad alemana y atmósfera premium japonesa
¿Cómo ha esbozado la cabina el todocamino nipón? En el Mazda CX-5 el planteamiento es muy diferente. La marca japonesa ha apostado por líneas muy limpias y un estilo minimalista, con poquitos botones que siempre son físicos, aquí no hay mandos táctiles. Mazda quiere acercarse a las marcas premium con sus últimos productos y si nos fijamos en la calidad de realización podemos comprobar que no tiene nada que envidiar a algunos coches de lujo de este segmento, incluso superando a algunos de renombre.
Hay muchas superficies mullidas, lleva molduras en madera auténtica, tapicería de cuero Napa… es formidable. Es verdad que nuestra unidad de pruebas del Mazda CX-5 2022 es el tope de gama (Signature) pero hace pocas semanas pude conducir versiones más sencillas y también muestran una calidad muy elevada. El nuevo CX-5 es un coche muy bien hecho.
Decía que el fabricante japonés no se ha dejado llevar por la moda de los botones táctiles ni tampoco lo ha hecho por la de las instrumentaciones digitales que encontramos ya en muchos modelos y segmentos. En el CX-5 se propone un cuadro de instrumentos parcialmente digital que combina indicadores analógicos y una pantalla central de 7 pulgadas. La pantalla está muy bien integrada, se ve muy elegante pero no permite muchas opciones de personalización de los datos.
En el Tiguan vamos a encontrar una instrumentación totalmente digital mediante una pantalla de 10,25 pulgadas. Muestra una muy buena calidad de imagen y brinda muchas opciones para visualizar la información a nuestro gusto, una configuración que puede hacerse de manera sencilla. Aquí también se puede ver el mapa de navegación pero, cuando se visualiza en la instrumentación se quita de la pantalla del sistema multimedia y viceversa así que puede ser un poco incordio ese detalle.
Los sistemas de infoentretenimiento de estos dos modelos también son muy diferentes. Al Tiguan no ha llegado la última generación del sistema multimedia de Volkswagen que podemos ver en modelos como el Golf 7 y Volkswagen opta por una moderada pantalla táctil de 8 pulgadas que cuenta con algunos accesos directos e incluso dos mandos físicos. El sistema es muy completo aunque el interfaz resulta sencillo y además la pantalla se ha ubicado en una posición baja para que quede integrada en el salpicadero, lo que obliga a desviar más la vista durante la conducción.
En un mundo donde el interior de muchos coches actuales está dominado por una enorme pantalla, Mazda ha optado por una pantalla flotante de 10,25 pulgadas clavada en la parte superior del salpicadero, alejada del conductor. Debido a su posición no es táctil sino que se maneja mediante un mando situado en la consola central y presenta un interfaz elegante e intuitivo de manejar. Por supuesto, los dos fabricantes incluyen conectividad con Android Auto y Apple CarPlay, algo que no puede faltar hoy en día.
Pasemos a la segunda fila de asientos. Las plazas traseras del CX-5 son lo suficientemente espaciosas como para satisfacer las necesidades de un uso familiar que se espera en un coche de estas características. Pasajeros de hasta 1,90 m de estatura gozarán de amplitud suficiente y algunos elementos como un reposabrazos, bolsillos en los respaldos delanteros, tomas USB y salidas de ventilación aunque no puede disfrutar de una zona climática propia para estos asientos posteriores. Un buen punto es que las plazas de los extremos pueden estar calefactadas.
Algo que también es interesante del todocamino japonés es que el ángulo de apertura de las puertas traseras es de casi 90° lo que facilita mucho la tarea de instalar un dispositivo de retención infantil o de acomodar a un niño en una sillita, algo que se agradece. En el alemán el ángulo de apertura es algo menor así que la tarea puede complicarse un poquito más al dejar un hueco más angosto.
Una vez dentro, en los asientos posteriores del Tiguan se comprueba que el espacio para las piernas es sensacional y el hueco para la cabeza es parecido al del SUV de Mazda. Además la plaza central es un poco más cómoda y Volkswagen se guarda un truco al proporcionar una banqueta deslizante longitudinalmente en 18 cm con la que se puede jugar con el espacio de estas plazas y del maletero. También hay un reposabrazos, varios bolsillos en los respaldos delanteros que resultan muy prácticos, salidas de aire con una zona climática específica, una conexión USB y una toma de 12 V.
Ambos modelos pueden contar con un sistema de apertura y cierre automático del portón trasero y el espacio de carga disponible dependerá de la opción mecánica que hayamos escogido. La capacidad del maletero del Tiguan oscila entre los 476 y los 615 litros y esa variabilidad depende del motor que monte porque varía la presencia o el tamaño de la batería, del depósito de AdBlue o el depósito de combustible, que son cosas que restan o no espacio en esta parte posterior porque van situadas debajo del piso.
En el CX-5 la variedad es menor ya que puede ofrecer entre 510 y 522 litros dependiendo de si es diésel o gasolina respectivamente. Ambos tienen un doble fondo, pueden abatir las plazas posteriores en una proporción 40:20:40 desde unos tiradores situados en el maletero y en general son dos modelos con una buena capacidad de carga teniendo en cuenta su tamaño exterior.
La gama de motores de estos dos coches contempla versiones con tracción delantera o tracción total y con cambio manual o cambio automático. Sin embargo, en cuanto a configuración de propulsores hay algunas diferencias. El Mazda CX-5 incluye dos motores de gasolina de 165 y 194 CV y otros dos motores diésel de 150 y 184 CV. Todos ellos llevan etiqueta medioambiental C y lo mismo sucede con el Volkswagen Tiguan, que propone una oferta mucho más amplia.
El alemán tiene cuatro opciones de gasolina que van desde los 130 hasta los 320 CV y tres opciones diésel entre los 122 y los 200 CV. Pero ojo porque también puede disfrutar de una versión híbrida enchufable, el Tiguan eHybrid, con hasta 50 km de autonomía eléctrica y etiqueta Cero. No existe una alternativa PHEV en la oferta de Mazda.
El factor económico, clave
Me pongo en marcha con el Tiguan para ratificar que es un coche bien equilibrado en líneas generales. Es cómodo aunque no tanto como el CX-5 y tiene unas prestaciones destacadas, superiores a las de su rival. Es un coche que muestra un rodar silencioso, es bastante ágil y el conductor está en una posición elevada y tiene una buena visibilidad.
Con ocho propulsores disponibles, elegir uno puede ser difícil. Del Volkswagen Tiguan me quedaría con los motores de 150 CV tanto diésel y gasolina porque tienen un buen equilibrio entre precio, prestaciones y consumo. El híbrido enchufable es muy interesante pero no es para todo el mundo porque la tarifa sube notablemente y además necesitaremos un enchufe en casa para sacarle todo el partido.
Si tuviera que elegir entre las opciones con cambio manual no tendría ninguna duda, Mazda tiene una de las mejores transmisiones manuales que se pueden encontrar en todo el mercado, tiene un tacto perfecto. En cuanto a las versiones con cambio automático las dos marcas siguen caminos distintos. Volkswagen emplea una caja automática de doble embrague y siete marchas (seis en el eHybrid) mientras que Mazda opta por una caja con convertidor de par y seis relaciones. No son especialmente rápidas pero sí que resultan muy suaves especialmente en el caso de Mazda.
Al conducir el renovado Mazda CX-5 se respira tranquilidad. La caja automática al ser de convertidor de par es un poquito más fina, la insonorización de los dos modelos es muy buena pero el japonés es un algo más silencioso… en general el nivel de refinamiento que ha conseguido Mazda es muy elevado, especialmente en las versiones de gasolina.
Esos motores de gasolina Skyactiv-G nos recuerdan que Mazda siempre sigue sus propias ideas y no se limita a seguir modas porque sí. Y es algo admirable. Me refiero a que todas las marcas ofrecen opciones de gasolina con turbo y sin embargo el fabricante de Hiroshima ha preferido montar motores de gasolina atmosféricos.
Con esta elección el propulsor muestra menos ímpetu la carecer de sobrealimentación y las prestaciones que se consiguen son algo más discretas que las que se obtienen en el Tiguan de potencia equivalente. Sin embargo, la gran ventaja es que la respuesta es mucho más progresiva y suave, hace la conducción muy agradable y es algo que encaja muy bien con la filosofía de este todocamino familiar y viajero. El CX-5 es un coche que invita a realizar muchos kilómetros con él y hace los trayectos verdaderamente confortables.
Los precios de salida de estos dos populares modelos difieren notablemente. El Mazda CX-5 está a la venta desde 30.900 euros y el Volkswagen Tiguan parte desde los 34.990 euros, incluyendo las ofertas actuales y descuentos por financiación. Esta diferencia en el precio se observa en la mayoría de versiones equivalentes, el japonés suele ser en torno a 4.000 euros más económico.
Por poner algunos ejemplos, echando un ojo a las variantes diésel de 150 CV, cambio manual y tracción delantera el CX-5 cuesta 33.900 euros y el Tiguan sube hasta 37.190 euros. Otra comparativa que puede hacerse es la de las versiones de gasolina de 194 / 190 CV, cambio automático, tracción total y acabado más deportivo (Homura / R-Line) observando que el CX-5 sale por 45.400 euros y el Tiguan por 50.570 euros. No cabe duda de que el Mazda CX-5 es uno de los coches con mejor relación precio/producto del segmento y por ello la elección más lógica para la mayoría.