Comparativa MINI GP vs Toyota GR Yaris, donde la palabra “diversión” cobra sentido
En Motor.es hemos conseguido dar vida a una de las comparativas deportivas del año. MINI GP contra Toyota GR Yaris. El pequeño juguete japonés contra el radical biplaza inglés. Dos coches que todos desearíamos tener en nuestro garaje, pero vamos a comprobar en qué dominan y en qué flojean cada uno de ellos.
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Publicado: 22/12/2020 19:00
A veces, y sólo a veces, los satélites, planetas, estrellas y demás cuerpos celestes se alinean en un mismo sentido y ponen sobre el asfalto de nuestro pequeño y querido planeta, un limitado grupo de unidades destinadas a cambiar la percepción que tenemos del mundo. Nuestro mundo, el que más nos motiva y apasiona, vive ahora un momento incierto de pasión, donde las mecánicas hibridadas o directamente eléctricas están comiéndose el pastel de los coches más puros que se nos vienen a la cabeza. Es por eso que una vez cada cierto tiempo, el universo nos envía una motivación para seguir amando este apasionante mundo de las cuatro ruedas.
Japón e Inglaterra. Dos países que a priori no guardan un gran parecido a primera vista, pero si sabemos enfocar bien nuestra mirada descubriremos una cultura que decanta buena parte de sus tradiciones al mundo del automóvil. Cada país posee su propia interpretación de lo que un coche deportivo debe ser. Ambas diferentes, pero igual de correctas. Japos o europeos. El debate lleva años servido y hoy aquí ponemos sobre la mesa a los dos últimos chutes de motivación que nos ha regalado esta incierta época.
Toyota lleva años dejando a un lado al nicho más deportivo, decantándose por el desarrollo de mecánicas más eficientes. Esto ha supuesto un salto brutal para Toyota en cuanto a la visión del mundo con respecto a esta marca, situándola en lo más alto de las mejor valoradas y de las más cotizadas, un galardón del que pocos pueden presumir. Pero hasta no hace muchos años, la marca nipona dedicaba a un puñado de entusiastas los modelos más pasionales paridos en el país del sol naciente. Después de unos años de letargo, ahora estamos viendo como esta dedicación está renaciendo gracias a Gazoo Racing, el departamento más pasional de la marca. Nos presentaron la que sería la quinta generación del Supra, el cual ya pudimos probar, y ahora ha llegado el momento de mostrarnos su modelo más accesible: el Toyota GR Yaris.
MINI por su parte, siempre nos ha deleitado con modelos que, además de muy atractivos, han tenido ese puntito juguetón que tanto nos gusta y por el que ha sabido caracterizarse la marca. De hecho, durante su moderna etapa de la mano del Grupo BMW, en sus tres generaciones, han llevado ese punto de diversión hasta lo más alto con las versiones GP. Una tirada limitada de unidades con las que las prestaciones adquieren un sentido totalitario dentro de la marca inglesa.
Y hoy vamos a enfrentar cara a cara a estos dos máximos exponentes de la diversión. Tracción delantera contra tracción total. Motor de 3 cilindros contra 4 cilindros. 306 CV contra 261 CV. Caja de cambios manual contra automático. A priori vemos cómo las diferencias son insalvables entre ambos, pero si afinamos la visión, veremos que ambos nos ofrecen en dos formatos bien diferenciados lo que todos queremos: diversión y pasión.
Distingamos apariencias
Empecemos hablando sobre lo que podemos ver a primera vista, su estética. El Toyota GR Yaris parece haber sido diseñado para que sólo los apasionados del mundillo sepamos identificarlo, ya que su estética a simple vista no es especialmente llamativa para los poco entendidos. Únicamente sabremos que estamos ante un modelo tan especial si miramos el parachoques delantero, mucho más prominente, unas llantas multiradio de 18 pulgadas de color negro, un cuerpo de 3 puertas o una zaga con dos colas de escape y la inscripción GR-Four. Son numerosos cambios si lo comparamos con un Toyota Yaris estándar, pero no suficientes para hacer girar las cabezas de los poco sabidos en la materia.
Aquí el MINI pone toda la carne en el asador y nos deja con una brutal estética tremendamente llamativa. Un enorme alerón copa la luna trasera en que leemos las siglas GP, un ensanche generalizado alrededor de toda la carrocería que es capaz de girar cabezas, e incluso sacar algún que otro teléfono móvil de los bolsillos para inmortalizar el paso de este MINI tan maleducado para las cada vez más silenciosas calles del centro de las capitales. Por que sí señores, el exterior también importa.
Si abrimos las puertas de nuestros juguetitos, en el GR Yaris parece que se les ha olvidado poner un poco más de empeño en mostrar el coche que llevamos entre manos. El cuadro de instrumentos es el mismo que en un Yaris convencional, así como la pantalla central y el módulo de climatización, pero si miramos bajo dicho módulo encontraremos lo que realmente hace mágico a este coche: el selector de modos y el cambio manual. Con el primero, seleccionaremos a qué tipo de deportividad queremos jugar, y con el segundo lo pasaremos bien hasta yendo a por el pan.
El MINI nos deja con la desaparición de los dos asientos traseros, donde ahora encontramos una barra de color rojo, y unos asientos deportivos que abrazan el cuerpo a la perfección. Pero este ambiente, de primeras, tan radical, choca con unos toques algo más destinados al confort (algo que no me termina de casar): volante multifunción, asientos calefactables o un climatizador como el que puede montar un MINI convencional. Con esto quiero decir que si la marca quería hacer hincapié en la radicalidad del GP, podrían haberlo hecho aún más.
Hablemos de mecánica
Dicho esto, queda claro que el MINI es mucho más vistoso en el mundo terrenal de nuestras mal asfaltadas calles, pero hablemos de lo que no se ve, eso que sólo aparece si abrimos el capó. Bien, mi primera pregunta va dirigida a Toyota: ¿por qué sólo 3 cilindros?. Este bloque queda genial en un Yaris de acceso, pero en un modelo del que esperas sonido, deportividad, y que no va a entrar en el juego de utilitarios urbanos y su eficiencia, nos sigue faltando un pistón extra. Esto no significa que el GR Yaris se quede corto en ningún momento, sus 261 CV rinden sublimemente.
La circulación a los mandos de este coche puede ser tan radical o pausada como queramos, y esto implica directamente a una caja de cambios brillante, que aún realizando un cambio de 1º a 2º a 2.500 revoluciones ya te hará percibir más sensaciones que cualquier deportivo con cambio automático. Eso es así y hay que asumirlo. De hecho, durante mi conducción a bordo del GR Yaris entendí que si este coche montase una caja automática, podría ser más efectivo en pista, por supuesto, pero instantáneamente perdería un alto porcentaje de lo que es, y como está es sencillamente espléndido.
El pequeño nipón ha sido homologado para el WRC, algo que ya habla por sí sólo. Su chasis ha sido sometido a un refuerzo brutal. El eje delantero ha sido ensanchado y el trasero viene heredado de su hermano el Toyota Corolla, añadiendo también una suspensión multibrazo. El bloque motor se ha retrasado 21 milímetros para una mejora en el reparto de pesos. Capó, aletas delanteras, y puertas son de aluminio, y el techo es de fibra de carbono. Peso total: 1.280 kilos.
Por contrapartida, el MINI GP sigue acudiendo al bloque de tetracilíndrico que ya conocemos bien, pero elevando su potencia hasta nada más y nada menos que 306 CV. A todos se nos viene a la cabeza, la ausencia de asientos traseros, lo que aligeraría el peso total. Siento defraudaros, pero aún con todos los empeños que han puesto desde la marca en “vaciar” el coche, este modelo pesa 35 kilos más que un Cooper S de tres puertas con cambio automático. Suena extraño ¿verdad?. Los refuerzos estructurales y modificaciones mecánicas aplicadas han sido tan brutales que han subido la cifra sobre la báscula, de ahí que los ingenieros hayan optado por rebajar peso prescindiendo de pasajeros en la segunda fila y reduciendo la cantidad de material aislante en la cabina.
Pero ¿qué cambios han supuesto tal aumento de peso?. En primer lugar un turbocompresor de mayores dimensiones, pistones, bielas y cigüeñal reforzado, nuevos inyectores, un sistema de refrigeración más contundente, amortiguadores de tarado más firme, frenos más generosos y rodamientos traseros de nueva factura. ¿Te parece suficiente?. Su peso total: 1.330 kilos.
Demos una vuelta con los pequeñines
Pulsamos el botón de arranque del GR Yaris y el sonido en frío de este coche se deja notar, pero una vez las revoluciones se estabilizan, nuestras pulsaciones también lo hacen, pues este es casi imperceptible en algunos momentos. Como he dicho anteriormente, este coche puede ser un buen compañero para el día a día, y además dejar tirado en circuito a más de un deportivo de pura sangre. Circulando por ciudad es un coche que transmite todo a la perfección, no es especialmente ruidoso si no le buscamos las cosquillas y no es precisamente incómodo, sus asientos acogen bien el cuerpo y el mágico cambio de marchas te da todas las sensaciones que necesitas. En pocas palabras, si quieres usarlo en el día a día, podrás hacerlo y no te supondrá ninguna lesión de espalda, sino más bien sólo sonrisas de aquellos que sepan reconocer el coche que llevas entre manos.
El MINI GP es el quarterback del equipo: guapete, resultón y un crack en lo suyo. Mientras que el GR Yaris es ese chico que pasa desapercibido pero con el que nadie quiere competir en los exámenes finales.
El MINI GP se siente más bravo desde el primer momento que despiertas a su motor de 2.0 litros. El sonido de escape se deja notar en todo momento, su suspensión es brutalmente dura, para el uso en pista está perfecta, pero para nuestras ciudades y su descuidado asfalto no tanto. Es ruidoso en todos los aspectos, su dirección es dura y no olvidemos que es un biplaza. ¿Creéis que hablo de los contras?, en ningún momento he dicho tal cosa. El GP es justo lo que debe ser, un coche que podrás usar a diario, por supuesto, pero su propósito no es hacer tu desplazamiento más cómodo ni confortable, sino que su dedicación es arrancarle cada décima al cronómetro en pista, y ahí cumple su cometido con matrícula de honor.
Pero, a la hora de la verdad ¿se nota la diferencia de tracción de uno u otro?. Mucho. En recta el MINI se lleva la medalla de oro, pero en el momento en que entran en juego las curvas, otro gallo canta. En ese momento la tracción total del GR Yaris sale a relucir y es capaz de trazar una curva perfectamente sin apenas despeinarse y dejando el límite del coche muy arriba. Esto el MINI lo digiere con mayor dificultad, al fin y al cabo toda la carga de trabajo se deposita sobre el eje delantero. Mucho trabajo y también mucha potencia para un mismo eje.
Aunque en una carretera abierta no vamos a hacer cronometradas, pues al fin y al cabo lo que reinan son las sensaciones que te genera cada coche. El MINI es buenísimo aportándonos ese toque de “coche de carreras” que tanto nos entusiasma, con el mínimo aislamiento acústico y una dirección de 10 que transmite a la perfección qué sucede más allá del aro del volante. Pero como he dicho, ambos modelos tienen pros y contras, y en carretera abierta no vamos a hacer tiempos, sino que nos decantaremos por las sensaciones, por lo que es aquí donde el cambio automático debería haber sido sustituido por la posibilidad de un tercer pedal. El cambio tipo convertidor de par con 8 relaciones gestiona todo perfectamente, pero nos quita la magia que podría haber tenido el gestionar nosotros mismos los cambios.
Y aquí es donde el GR Yaris planta cara seriamente al MINI GP. La caja de cambios manual de 6 relaciones. Ese cambio mágico del que ya os he hablado, es posiblemente de lo que más me ha gustado del coche. Sus cambios son duros y sus recorridos cortos, desde que decides ejercer el movimiento de subir o bajar marcha sientes como cada engranaje encaja con el otro justo debajo de tu mano en una ausencia casi total de aislantes o paliativos. Simplemente sublime. Si queremos reducir marcha podremos pulsar el botón situado en la consola central y en que leemos “iMT”, esto significa que ejercerá el punta tacón electrónicamente y antes de que soltemos el embrague, él solito ya habrá subido las revoluciones justas para engranar la marcha que precisemos. Debo insistir en lo de sublime.
La tracción variable del GR Yaris es capaz de generar confianza si tenemos seleccionado el modo Track (tracción total), o dejarnos jugar con el sobreviraje con una zaga que intentará jugar y descolocarse en el modo Sport. Es un coche tan polifacético en este sentido que nos encanta. También tenemos un modo Normal que enviará la mayor parte del par al eje delantero.
Concluyamos la cuestión
Ya hemos visto cómo son y de qué son capaces estos dos juguetes. El Toyota GR Yaris es un coche juguetón con el que nos lo pasaremos como niños pequeños, tanto en pista como fuera de ella, y que también podremos usar en el día a día como coche utilitario sin riesgo a que los amortiguadores sean nuestras vértebras. Como contrapartida, una estética y un sonido que son capaces de pasar desapercibidos, aunque para esto último, la receta es sencilla y se llama Akrapovic. El GR Yaris puede estar en nuestro garaje por un precio de partida de 32.900 euros, y si queremos más podremos montar el llamado Circuit Pack por 5.000 euros extras. Las opciones de personalización se limitarán únicamente a la elección del color exterior.
Con el MINI, desde el primer momento, tendremos toda la rabia y radicalidad, que echamos en falta en el deportivo nipón. Estética mucho más llamativa, mejor sonido, mejor tacto de dirección pero perdemos el cambio manual y la tracción total. Algo debíamos dejarnos por el camino. A diferencia del Toyota, el cual se fabrica sin límite de unidades, del MINI GP sólo existirán 3.000 unidades para todo el mundo, donde 100 únicamente llegarán a España a razón de 45.900 euros, y visto el catálogo de la marca, un Mini John Cooper Works con contados extras ya superará holgadamente este precio. Lo creamos o no, es una ganga que lo convierte directamente en el coche con la mejor relación precio/exclusividad del mercado.