Comparativa SEAT León vs Volkswagen Golf, ¿hay sorpasso? (Con vídeo)

Llega la comparativa que todos estábamos esperando. SEAT León vs Volkswagen Golf. Un duelo fraticida para dos de los compactos más vendidos. ¿Podrá la cuarta generación del español superar a la octava del alemán? Pues ha llegado el momento de salir de dudas.

Comparativa SEAT León vs Volkswagen Golf, ¿hay sorpasso? (Con vídeo)

26 min. lectura

Publicado: 02/09/2020 18:00

Sabíamos que lo estabas deseando, y aquí está. Una de las comparativas más importantes del momento. Volkswagen Golf vs SEAT León. Los dos compactos generalistas, junto con el Skoda Octavia, se han renovado en su octava y cuarta generación, respectivamente. Ya los hemos probado y analizado por separado, pero esta es la primera vez que los ponemos cara a cara. Hay muchas dudas que resolver, y cuanto antes nos pongamos, mejor. Empezamos.

¿Hay un nuevo rey en los compactos? Descúbrelo en nuestro vídeo.

Hasta ahora el León siempre había sido considerado como la versión accesible del Volkswagen Golf. Pero con el paso de los años al español le han dejado mejorar poco a poco hasta casi igualar las capacidades del rey de los compactos. Hoy consigue emplear los mismos componentes, incluida la plataforma MQB, aunque con apaños diferentes que otorgan medidas diferentes.

El Golf es el más pequeño de la comparativa: 4,28 metros de largo, 1,79 metros de ancho y 1,46 metros de alto para una batalla de 2,64 metros. El León opta por ser un poco más grande: 4,37 metros de largo, 1,8 metros de ancho y 1,46 metros de alto para una distancia entre ejes total de 2,69 metros. Y ya te digo que todos esos centímetros se van a dejar notar en algún momento.

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El Golf y el León nunca habían sido tan parecidos. ¿Habrá algún ganador?

Como siempre ha pasado, cada marca aporta sus propios estilos. En el caso del SEAT León tenemos una imagen bastante cambiada con respecto a la generación anterior. En líneas generales tenemos un coche más llamativo, más elegante y también algo más deportivo con líneas de tensión más marcadas y ligeramente más ensanchado. La elegancia se aporta en los toques cromados, muchos más extensos en el acabado Excellence que monta la unidad de pruebas.

Personalmente, en cuestión de gustos no hay nada escrito, la parte trasera del León me parece mucho más atractiva. Una zona más trabajada que la de su colega alemán. Llaman la atención los faros, igualitos a los que podemos ver en el SEAT Tarraco. Tecnología LED con una franja que une ambos grupos ópticos, tira que por cierto se ilumina y genera una firma lumínica posterior fácilmente reconocible. Como ya he dicho, me gusta el diseño del nuevo León, más que el del Golf, porque al menos en SEAT parecen haber arriesgado un poco más.

Con el cambio de generación el León se vuelve más grande, apenas unos centímetros más

Volkswagen ha sido fiel a su filosofía de si algo funciona no lo toques. Los alemanes puede que se hayan excedido en su conservadurismo. La imagen del Golf de octava generación es demasiado continuista con respecto a la edición anterior. Por delante tenemos un capó más bajo que nos lleva a un morro más comprimido y con elementos más pequeños. La imagen no es tan atractiva como la del León, pero no podemos olvidarnos que hablamos del Golf y solo con su nombre le basta para ganar ventas.

Pero quién nos iba a decir que la parte más cambiada del nuevo Golf sea la delantera, porque lo que es la trasera es que no cambia mucho. Todos los paneles del coche son nuevos, pero no lo parece. Los faros en este caso son casi idénticos a los del Volkswagen T-ROC, y lo más llamativo es la inserción del nuevo logo y de la nueva tipografía. Por lo demás no hay mucho que señalar. Al menos sabemos que las versiones deportivas serán algo más picantes, sobre todo el Volkswagen Golf R.

Saltando a los interiores es donde vemos los cambios más notables con respecto a las ediciones anteriores. Esta nueva generación del Golf y el León ha girado en torno a la tecnología. Hasta ahora Volkswagen no había dejado a SEAT tener su tecnología más puntera, hasta ahora. Eso quiere decir que en lo que a equipamiento se refiere los dos pueden ofrecer más o menos lo mismo. La parte más llamativa llega con la presentación de dos pantallas principales, una en el cuadro de instrumentos y otra en la consola central como eje del sistema multimedia. Y si crees que menuda virguería, espera porque no hay pegas.

Yo estoy a favor de la tecnología, me gusta que los coches incluyan sistemas para mejorar el confort y hacer la vida más fácil, pero bajo ningún concepto la tecnología debe convertirse en un peligro para el usuario. Los equipos que hayan desarrollado los sistemas de infoentretenimiento del Golf y del León merecen una buena reprimenda. Ya no es solo el hecho de que se hayan eliminado todos los botones físicos del interior, aunque el Golf sí tiene accesos rápidos, el problema principal es la forma en la que se han integrado en el sistema multimedia.

Siempre he reconocido a los germanos como gente práctica. El Golf nunca ha emocionado en casi nada, pero justamente era esa su característica ganadora. No era el mejor en nada, pero era el mejor en todo. Era como todo el mundo esperaba que fuera, práctico, sencillo y apto para todos los públicos. Por suerte o por desgracia he probado muchos sistemas multimedia, y este no me parece bueno. Ojo, ni el del Golf ni el del SEAT, que viene a ser lo mismo pero con diferente maquillaje. Los dos sufren el mismo problema de excesiva y ridícula complejidad.

Como dice el dicho: "lo poco agrada y lo mucho cansa". Es tal la cantidad de menús, submenús, comandos, ajustes y programas que más vale que intentes aprender su manejo en parado y con el libro de instrucciones al lado, porque como trates de hacerlo en marcha, te matas. No es normal que para regular el flujo del aire acondicionado tenga que entrar en dos menús diferentes. Eso quiere decir que circulando voy a tener que desviar la atención de la carretera con el riesgo que eso conlleva. Es absurdo, peligroso y estúpido. Mira el Audi A3, no ha hecho eso, ha mantenido su módulo de la climatización separado, y eso que hablamos de una marca cuyo eslogan es "a la vanguardia de la técnica".

La presentación de los elementos es muy moderna, pero demasiado compleja e insegura

Y no solo es la climatización, es todo. Todo es extremadamente complejo y poco intuitivo. Eso sí, la realidad es que ambos compactos nos ofrecen un elenco de sistemas impresionante. Faros matriciales de LED, cámara trasera, climatizador de tres zonas, cargador por inducción, iluminación ambiental, techo solar, acceso y arranque sin llave, asientos delanteros calefactados, conectividad para Android Auto, Apple CarPlay y MirrorLink, y por supuesto muchísimos asistentes y ayudas a la conducción que les deja con una conducción autónoma de nivel 2.

En cómputos generales hay que reconocer que el Golf tiene un equipamiento más completo, con elementos exclusivos como el Head-Up Display, pero también hay que reconocer que en el León no se echa en falta nada grave o escandaloso. Así que no es un gran problema. También hay que reconocer que el Golf muestra más tecnología desde el nivel de acceso, sobre todo en materia de conectividad, aunque eso también se debe a que mientras que el alemán solo tiene tres niveles de acabado, el español cuenta con 10. Igual es un pelín excesivo.

El Golf integra peor las pantallas, con un excesivo uso del Pianno Black

Siempre hemos dicho que la diferencia de calidad entre el León y el Golf cada vez era más estrecha, pero siempre acababa siendo un pelín superior la del alemán. Y si te das cuenta he dicho acababa, porque ahora esa diferencia se ha eliminado por completo. No tanto por mérito del León, más bien por demérito del alemán. Se nota que Volkswagen se ha centrado más en otros aspectos (tecnología e Volkswagen ID. 3) y ha dejado algo de lado el tema de las calidades. Ojo que sí, la del León es igual, pero es que el precio de venta no es el mismo, y es ahí donde ya no salen las cuentas.

En lo que ha habitabilidad se refiere es del terreno donde el León saca pecho por esos pocos centímetros extra aquí y allá que antes mencionaba. El espacio para las piernas es ligeramente mayor, aunque para la cabeza los dos tienen la misma cota. Los dos están homologados para cinco pasajeros, aunque en la banqueta trasera lo mejor será no pasar de dos ocupantes porque el tercero tendrá que ir en una plaza más dura e incómoda por la presencia del túnel de transmisión y un reposabrazos.

Los centímetros extra de batalla del León nos dejan con un mejor espacio detrás

Ha quedado claro que el León es más espacioso por dentro, pero su maletero no es más grande que el de su hermano y rival. Ni un solo litro de diferencia entre ellos, 380 litros de capacidad mínima. Pero, si hablamos del volumen máximo el León gana por poco, 1.301 litros frente a los 1.237 del Golf. Si necesitamos más espacio que ese tendremos que recurrir a las carrocerías familiares, bueno, por el momento solo en el SEAT León SportsTourer, con 620 litros de capacidad mínima. Pero en un futuro también disponible en el Volkswagen Golf Variant.

Seguimos con más piezas hermanadas y es hora de hablar de la parte mecánica. La nueva generación de compactos del Grupo Volkswagen va a disponer de una amplia y variada oferta para todos los gustos: motores diésel, gasolina, soluciones de baja hibridación e híbridos enchufables. Las únicas mecánicas que se despiden con respecto a la generación anterior son las impulsadas por gas, pero vamos, que tampoco es que nadie vaya a echarlas de menos.

Los maleteros son prácticamente idénticos. No hay un ganador destacado

Los dos ofrecen el mismo porfolio mecánico, aunque SEAT ha decidido que la potencia mínima del León arranque en los 90 caballos mientras que el Volkswagen lo hace desde los 110 caballos. Los bloques de gasolina emplean configuraciones de tres o cuatro cilindros en función de la versión, y los diésel dicen adiós al 1.6 TDI para caer en brazos del 2.0 TDI. En cuanto a los híbridos enchufables, vamos a verlos siempre unidos a las soluciones más prestacionales de ambas casas, en el caso de SEAT firmado por Cupra.

SEAT León vs Volkswagen Golf, al volante

Como hablamos de productos casi idénticos, para esta comparativa he tomado la determinación de probar dos versiones mecánicas diferentes para ver cuál compensa. El SEAT León monta el 1.5 TSI de 130 caballos con cambio manual, y el Volkswagen Golf equipa el 1.5 eTSI MHEV de 150 caballos con cambio automático DSG de siete velocidades. Dos opciones que tienen todas las papeletas para ser de las más solicitadas por los clientes. Cada una tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Veamos cuáles.

Arranco con el SEAT León y su motor de gasolina de cuatro cilindros y 130 caballos. Sobre el papel puede ser una opción interesante por su relación potencia-precio-consumos, pero no me ha terminado de llenar. Son 130 caballos entre las 5.000 y las 6.000 revoluciones y 200 Nm de par entre las 1.400 y las 4.000 vueltas. Un régimen muy óptimo que quiere decirnos que en todo momento el coche puede tener capacidad de respuesta y recuperación, pero no es así.

Si bien con el motor no tengo ningún problema, es suave y refinado en su comportamiento, la caja de cambios manual presenta graves deficiencias. La relación de cambio es excesivamente larga. Las dos primeras marchas bien, cortitas y con empuje, pero a partir de la tercera el escalonamiento es tan grande que ahoga por completo al motor. Con esta combinación vamos a tener que estar constantemente jugando con el cambio porque es muy fácil pisar el acelerador a tope y ver que no pasa nada.

La opción eTSI es más cara pero más recomendable por prestaciones y consumos

El problema es serio en cualquier modo de conducción, pero es más preocupante si cabe en el modo Eco. Es tal la relajación que sufre el coche que encima no resulta ahorrador porque siempre vamos a tener que ir dando más gas. El retraso entre que pisas el acelerador y el coche responde es considerable, y es algo que debemos tener muy en cuenta para acelerar desde parado o para adelantar en vías secundarias. Las recuperaciones 80-90 Km a 100-120 Km en quinta o sexta son difíciles de medir porque los segundos pasan y la velocidad no se gana.

En todo lo demás el SEAT León es como debe. Seguro que te estás preguntando si mantiene esas cotas de dinámica superiores a la media. Pues siento decirte que, al menos en esta unidad, no. Sí que he notado pequeñas diferencias con el Golf en el tacto de la dirección, más pesada, y en la respuesta de los frenos, con más mordiente desde un principio. Pero en líneas generales no hay diferencia. Imagino que en un Cupra o un FR de más potencia sí que habrá menos solicitudes, pero en este rango de potencia lo mismo da uno que otro.

Y eso se debe a que por debajo son el mismo coche. Misma plataforma e incluso mismo esquema de suspensiones. Multibrazo en el eje delantero y eje de torsión en el eje posterior para las unidades de 150 caballos y menos. Es decir que las dos unidades de esta comparativa son exactamente iguales. Opcionalmente se ofrece una suspensión adaptativa DCC que permite una gestión más concreta del comportamiento del coche, pero teniendo en cuenta que no cambia en exceso yo me ahorraría el dinero si vamos a montar cualquiera de estas mecánicas. A mi modo de ver es tirar el dinero porque no le vamos a sacar un gran provecho.

Saltando al Golf, ya había tenido ocasión de probar el 1.5 eTSI MHEV de 150 caballos con anterioridad. Me sigue pareciendo una opción muy interesante por dos motivos. Bajos consumos y etiqueta ECO, algo muy ventajoso si nos movemos principalmente por ciudad y alrededores. El problema principal es el incremento de precio con respecto a su variante no microhibridada. Según el configurador es 2.615 euros más cara para el acabado Life, 2.300 euros si hablamos del León. Es dinero, pero hay que tener en cuenta que trae consigo la caja automática DSG de siete velocidades, así que no es tan caro.

El cambio manual del León no aprovecha el rendimiento del motor. Marchas demasiado largas

Cada uno tendrá que considerar si le compensa dar el salto, pero si puedes yo te lo recomiendo. Los apenas 20 caballos con el León son evidentes, aunque más notables son los 50 Nm de par motor, que en este caso están disponibles entre las 1.500 y las 3.500 vueltas. El motor, aun siendo el mismo, se nota más lleno en todo el rango de revoluciones, más vivo y con mejor respuesta, y ya solo con esto merece la pena optar por él. Por no decir que tiene la interesante etiqueta ECO, que oye, igual no le sacamos partido cada día, pero con que se la saques alguna que otra vez, ya compensa.

Pero he de reconocer que en marcha tampoco es un portento dinámico. En todo momento el coche busca ser lo más cómodo y lo más eficiente posible, algo que logra con sobrados resultados. El circular es muy refinado, el motor no transmite ruidos molestos o vibraciones, y solo el ruido de la rodadura se deja notar en carreteras rotas o mal asfaltadas. Al igual que en el León hay modos de conducción: Eco, Normal, Sport e Individual. Este último nos permite modificar de una forma más personalizada algunos ajustes de la mecánica, pero en líneas generales el salto entre uno y otro modo no es muy notable.

En estas configuraciones no se aprecian grandes diferencias en la dinámica

En modo ECO el coche es demasiado indulgente y relajado. La respuesta del motor es lenta por una retardada actuación del pedal del acelerador y la caja de cambios. Se pretende ser lo más eficiente posible y al final el resultado es el opuesto porque somos más agresivos con el acelerador. En el modo Sport todas las respuestas son más ágiles, pero el tacto de la dirección sigue siendo demasiado blanda y la suspensión igual. No pasa nada, es comprensible en una unidad de este calibre, aunque igual un poco más de vidilla sí podría tener.

Consumos, llega el momento de poner a prueba el resultado de la ansiada eficiencia que buscan ambos modelos. Sobre el papel el León es más eficiente, pero en la realidad no es así. A lo largo de la semana de pruebas el consumo medio final se ha quedado en 6,3 litros. Es posible bajar de los cinco, pero son muchos los condicionantes que entran en juego. El Golf 1.5 eTSI ha sido más eficiente con un consumo medio final de 5,9 litros. En este caso bajar de los cinco litros es más fácil, y apenas cuesta siempre y cuando seamos cuidadosos.

Los eTSI son caros, pero no hay que olvidar que traen el cambio automático DSG

En cuanto a precios, sí que hay un claro ganador, y ese no es otro que el SEAT León. Desde siempre ha sido más barato que su hermano mellizo alemán, y esta generación también lo es, aunque con una diferencia algo recortada. El precio de salida del SEAT León es de 20.990 euros sin ofertas y promociones. Recuerda que tiene menos potencia y un menor equipamiento que el Golf básico, cuyo precio de salida es de 24.535. Dicho una vez todo esto, da igual la combinación que hagas, a igualdad mecánica o a igualdad de equipamiento el León siempre va a salir unos 3.000 euros más barato.

Y el ganador es...

Llegamos al final de esta comparativa con todas las cartas sobre la mesa. El Golf siempre ha sido la referencia del segmento, el líder y el espejo donde mirarse los demás modelos. Siempre ha sido un poco mejor a todos los generalistas, pero creo que esa época se acabó. Hay sorpasso amigo mío, y lo hay por parte de un producto que ha evolucionado muy bien. Sí, el Golf sigue teniendo mejor equipamiento, pero a día de hoy solo le salva eso, y al menos para mí no es suficiente como para considerarlo ganador. Tenemos nuevo rey entre los compactos, el SEAT León.

El Golf queda destronado después de tantos años. El nuevo compacto de referencia es el León

En cuanto a qué mecánica escoger, yo recomendaría directamente optar por las soluciones MHEV en ambas unidades. Sí, salen más caras pero a la larga merecen la pena porque tienen mejores prestaciones, consumos más bajos y encima cuentan con la etiqueta ECO. Son poco más de 2.000 euros de diferencia que metidos en un coste superior a los 20.000 euros duelen menos. Eso sí, los problemas ya los sabes, prepara paciencia para aprenderte los sistemas multimedia, y sobre todo ten cuidado si lo haces en marcha.

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