Prueba de consumo con el nuevo Audi Q5 2.0 TDI 190 CV, un SUV muy eficiente
Ya hemos probado y comprobado que el nuevo Q5 ha progresado de manera significativa con respecto a su predecesor. El consumo es un factor prioritario, así que nos hemos planteado una ruta para saber cuál es el consumo real del Audi Q5 2.0 TDI de 190 CV.
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Publicado: 13/04/2017 10:00
Todos sabemos que las normativas de estandarización de consumos homologados no son ni las más veraces ni las más precisas. No es que las marcas mientan, sino que los exámenes son demasiado sencillos de pasar. Por eso cuando cogemos nuestros coches y nos ponemos en carretera, vemos como nuestros consumos ni se acercan a los datos oficiales. Por ese motivo hemos decidido saber en qué medida los datos reales se acercan o se alejan a los que conocemos cuando compramos el coche.
En esta ocasión el objetivo del estudio ha sido el nuevo Audi Q5 quattro en su configuración de motor 2.0 TDI de 190 CV y cambio S Tronic de siete velocidades. Es decir, la configuración que será elegida por la mayoría de clientes en nuestro país. ¿Y por qué un SUV? Pues porque el segmento no hace más que crecer, y dadas las características de estos son los que más difícil lo tienen a la hora de lograr bajos consumos. Altos, pesados y no demasiado aerodinámicos.
Si echamos un vistazo a la ficha técnica del Q5 2.0 TDI de 190 CV vemos que la marca alemana le oficializa un gasto urbano de 5,3 litros a los 100 kilómetros, un consumo extraurbano de 4,7 y uno mixto que se queda en 4,9 litros a los 100 kilómetros. Quedémonos con estos datos porque serán los que pongan la marca del resultado final. La pregunta es clara: ¿Se habrán igualado?
Antes de dictaminar el resultado, tenemos que decir que la prueba ha sido hecha en condiciones absolutamente normales. Cotidianas. Una sola ruta, dos viajes, uno de ida y otro de vuelta. Casi 400 kilómetros de viaje que han servido para demostrar lo que ya se sabía, pero para también para sorprendernos de cómo ha avanzado la tecnología en términos de eficiencia y consumo.
La salida fue la madrileña Puerta del Sol, junto al hito kilométrico que sirve de punto de partida para toda nuestra red de carreteras. Por ciudad el Q5 se mostró razonablemente cómodo. Sabíamos que éste iba a ser, a priori, el terreno más desfavorable de toda la prueba, pero la verdad es que controlando el gasto, el coche marcó en el tramo una media de 7,4 litros a los 100 kilómetros. Bien es cierto que a pesar de no ser el escenario ideal, es un gran dato.
Es sorprendente cómo se ha ido incrementando la eficiencia de los coches. Los motores se han vuelto más refinados y más ajustados. Aunque claro está la electrónica también juega un papel importante. La microhibridación es algo ya habitual en este tipo de coches. Sistemas como el Start&Stop hacen que el motor tenga que trabajar menos tiempo, incluso en las fases de frenado. De esta manera se consiguen unos consumos más bajos en entornos urbanos.
Pero continuemos la ruta. Rumbo a Guadalajara por la autopista A2. Salvo por algún tramo a la salida de Madrid, y por las cuestas de entrada a Guadalajara y San Fernando, el trayecto es bastante plano. Ideal para que el Q5 nos sorprenda con bajos consumos, equilibrando así lo obtenido en la ciudad. Tal es así que rodando a ritmo constante, a 120 Km/h, el consumo instantáneo rondaba los 5 litros a los 100 Kilómetros. Un dato que, en este caso sí, se acercaba mucho al oficial. Aunque sin llegar a serlo.
Los SUV no son especialmente habilidosos a la hora de cortar el aire que cruzan. Su mayor altura libre con respecto al suelo les hace ser más tragones que por ejemplo una berlina al uso. Tampoco ayudaba en este caso la tracción quattro, aunque Audi ha conseguido refinarla hasta tal punto que se ha ganado el apellido Ultra. Esto quiere decir que el ordenador central desconectará la tracción total convirtiendo al Q5 en un coche de tracción delantera de forma habitual. De esta forma se reducen las fricciones y por lo tanto, los consumos.
Alcanzamos Guadalajara, tomamos la salida hacia la N-320, que recorremos casi por completo. Es el tramo más largo de nuestro recorrido, y el más complicado. En esta parte empezaremos a subir y bajar de forma constante, adentrándonos en el embalse de Entrepeñas y el Parque Natural del Alto Tajo, llegando a alturas de casi 1.500 metros. En cuanto a velocidad, lo dictaminado por las señales, entre 50 y 100 Km/h. Dependiendo si estamos atravesando un pueblo o no.
Y una vez más el Audi Q5 vuelve a sorprendernos con unos bajos consumos. Muy bajos dado la orografía del terreno y el claro desnivel en contra para este viaje de ida. ¿Cuánto? Pues a lo largo de esta parte comprobamos como el ordenador variaba varias veces de media, entre los 6,2 y los 6,7 litros a los 100 kilómetros. Al ser la parte más grande del recorrido, es la que acabó marcando la media general, y teniendo en cuenta la exigencia del terreno, el dato es realmente bueno.
Y eso que quisimos hacer la prueba en condiciones absolutamente normales. Esto quiere decir que íbamos con el climatizador puesto, con un par de pasajeros y sin mucho peso añadido. Es más, incluso decidimos poner el modo de conducción en AUTO para que el coche se encargara de gestionar la entrega de potencia y la respuesta del acelerador. También incluimos el control de crucero adaptativo, pero hay que reconocer que no es el aliado perfecto para lograr bajos consumos, porque es capaz de perder mucha velocidad al encontrarse un coche delante.
Eso sí, nos gustó que incluso con el control de crucero puesto el coche desplegaba el "modo a vela". Es decir que desconectaba la caja de cambios del motor dejando éste último a ralentí durante ciertas fases de la conducción. También se puede hacer a mano, y es esencial para que en un escenario donde se sucedan las subidas y las bajadas el ahorro pueda ser máximo. La caja de cambios por supuesto también trabajó lo suyo para ser eficiente, presentando una relación de cambio que en ciertos momentos rallaba lo exagerado.
En definitiva. El viaje de vuelta, los casi 200 kilómetros hasta Beteta, se saldó con un consumo medio de 6,4 litros a los 100 kilómetros. Puede parecer un dato elevado y muy lejos del homologado, pero la verdad es que nos quedamos sorprendidos por el mismo, porque dado la talla del coche, la potencia del mismo, y las condiciones de la ruta, es una cifra excelente. Pero solo era el preámbulo, porque a la vuelta habría más sorpresas.
Sabíamos que el viaje de ida iba a ser el más complicado y el más gastón, Y aunque el dato resultó casi excelente, quedó reducido al ridículo a la hora de volver a casa por la misma ruta. En este caso ayudó el geografía de la provincia manchega, aunque algo menos el dichoso tráfico madrileño. ¿Cuál fue el consumo de la vuelta? Pues nada más y nada menos que 5,4 litros a los 100 kilómetros. Exactamente un litro menos que a la ida. Un dato que puede rivalizar fácilmente con cualquier berlina del segmento C o D. Impresionante.
Es decir que si sacamos la media total del viaje, nos encontramos con un gasto por debajo de 5,9 litros a los 100 kilómetros. Os decimos una cosa, con conseguir algo por debajo del siete nos dábamos por satisfechos, pero hacerlo por debajo del seis nos dejó sin palabras. Si te parecen exageradas nuestras afirmaciones, ten en cuenta el peso del coche, 1.770 kilogramos, la potencia, 190 CV, la altura del mismo y la ruta planeada. ¿A que ahora impresiona más?
Igual ha llegado el momento de desterrar el mito de que los SUV consumen más que los coches convencionales. Puede que esta afirmación sea aplicable a la mayor parte del segmento, pero cada vez más los mediáticos Crossover están consiguiendo igualar la contienda, al menos en el campo del consumo. Audi ha conseguido un gran trabajo con este renovado Q5. Y eso que en un tiempo, no mucho, esperamos la llegada de la variante Ultra. Esa que debería demostrar al 100% las capacidades ahorradoras del SUV gemelo y pequeño del Audi Q7.