Experiencia AMG en el circuito del Jarama, probamos el AMG GT en su hábitat natural
Hay momentos que marcan un antes y un después en las marcas. Mercedes ha tenido muchos de esos momentos. 132 años de historia contemplan al nuevo Mercedes AMG GT, al que hemos tenido oportunidad de probar en el circuito del Jarama.
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Publicado: 15/06/2015 18:12
Mercedes entiende la deportividad de una manera diferente a lo que podemos ver en otras marcas. Siempre lo hace desde un punto de vista más confortable, más elegante y menos radical. Sin embargo para llegar a donde ellos no son capaces de hacerlo tienen a ese hermano o primo loco que todos contamos en la familia. Ellos en su caso cuentan con la siempre inestimable ayuda de los amigos de AMG. Estas siglas hacen referencia a algo más que a los apellidos y la ciudad natal de sus creadores, hacen referencia a una deportividad pura.
De las fábricas de AMG han salido muchos modelos desde el año 1967, fecha en la que fue fundada la compañía. Poco o nada queda de aquellos inicios humildes en un molino cerca de la localidad germana de Grossaspach. La historia de AMG se escribe en letras de oro en los libros de historia del automovilismo, muchos han sido los éxitos y algunos los fracasos, pero todos ellos no han traído al día de hoy, hasta su última creación, el Mercedes AMG GT.
Cuando te dicen que vas a conocer a esta bestia en persona empiezan a rizársete los pelos de la nuca, pero ya cuando te dicen que lo vas a hacer en un circuito, los nervios se apoderan de ti. Mercedes España nos ha reunido en el circuito madrileño del Jarama en una fresca pero excelente mañana de junio. Varios miembros de la familia AMG nos esperaban, pero la joya de la corona era el que todos queríamos probar.
No hay margen de error, estamos hablando de coches con mucha potencia, capaces de alcanzar grandes velocidades, hay que reconocer el circuito y saber en qué estado se encuentra. El día anterior parecía que el fin del mundo caía sobre Madrid, pero hoy parece que el tiempo nos va a dar una tregua. Pasamos a baja velocidad por sus 3.850 metros, históricos campeones han pasado por aquí antes. Sus curvas rinden homenaje a grandes nombres del automovilismo, Fangio, Ascari, Monza y la siempre especial y rapidísima Bugatti.
La gama AMG está extendiéndose en Mercedes. No hay modelo de la firma alemana que no cuente con una versión salvaje y deportiva. El GT es el rey
Una vez comprobado que el circuito está OK, es hora de empezar a correr. Mercedes ha dispuesto las tandas como si de un menú de degustación se tratase. Empezamos con el aperitivo, con el motor de cuatro cilindros más potente del mundo, el motor que lleva el Mercedes A45 AMG. Este llega a los 360 caballos de potencia, y tarda 4,6 segundos en acelerar desde parado hasta los 100 Km/h. Es el coche perfecto para calentar. Personalmente ya lo había probado, pero la verdad es que no me acordaba lo divertido y lo deprisa que puede llegar a ir este pequeñín. Por cierto su sonido es una delicatesen y dentro de poco será actualizado.
Habiendo quedado claro que los puntos más conflictivos del circuito son las curvas rápidas, sobre todo Bugatti, y la frenada de final de recta, es hora de subir una marcha más, de ir con el primer plato, ese que tiene que hacerte paladear de gusto, pero no quitarte el hambre para el segundo. El Mercedes C 63 AMG Coupé es el siguiente. En esta ocasión hay dos unidades disponibles, un C 63, al que podemos denominar “normal” y un C 63 AMG Edition 507. Empiezan las palabras mayores.
En esta ocasión doblamos el número de cilindros, y triplicamos la cilindrada. El C 63 AMG monta un V8 de 6.2 litros y nada de turbos. 457 son los caballos del “tranquilo” y 507 los de la edición especial. Nada más salir a pista el extra de potencia se hace notar. Los C Coupé en su versión AMG son una especie de karts de lujo. Tamaño compacto con una alta potencia, y créeme cuando te digo que estos dos juguetitos pueden devorarte sin contemplaciones como te tomes una sola licencia de más.
Pero dejémonos de chucherías, hemos venido a por el Mercedes-AMG GT, y tres unidades S nos esperan. Antes de empezar recordemos un poco que ha supuesto la llegada de esta bestia a Mercedes. Tildado como el sucesor natural del SLS AMG, el GT tiene la dura obligación de satisfacer las necesidades de los clientes más racing de Mercedes. Sin embargo la marca también debe cumplir con la Unión Europea y sus estrictas reglamentaciones.
Por ello bajo el capó ya no se instala el V8 de 6.2 litros típico de AMG, sino que en esta ocasión el V8 reduce su cilindrada hasta los 4 litros, sumándole sin embargo dos turbos del tamaño de un melón. A este inmenso motor le acompaña una caja de cambios automática de siete velocidades SPEEDSHIFT DCT AMG, encargada de gestionar la inmensa potencia y redirigirla únicamente al eje trasero.
Lo mires por donde lo mires el AMG GT presenta un aspecto sensacional. Su diseño no es muy diferente al del SLS, pero esto no es nada malo. Los diseñadores de Mercedes han sabido tocar las teclas justas y precisas, completando un trabajo realmente sensacional, tanto por fuera como por dentro. Su estilo es elegante, pero a la vez deja entrever que estás ante algo muy gordo, que lo verdaderamente bueno está a la hora de pisar el acelerador.
Así que manos a la obra, vamos con el plato principal de la jornada. Encendemos motores y nos preparamos para salir a pista. Su rugido al realentí es sensacional, no es excesivo pero muy agradable, y no os voy a engañar, un cosquilleo recorre mi estómago. Nada más abandonar la calle de boxes es hora de pisar a fondo, inmediatamente el coche encuentra su marcha óptima y se catapulta hacia delante como si no hubiera mañana, un pequeño aviso; sus 507 CV son especiales.
Hay que decir que el C63 AMG Coupé Edition 507, y el AMG GT comparten potencia. Bien es cierto que el C63 lo hace sin la presencia de turbos y con un motor de mayor cilindrada, pero la diferencia con respecto el GT es abismal, este último está diseñado para que cada uno de sus componentes sean capaces de transmitir esa potencia de la manera más salvaje que se puede concebir. Una criatura de circuito.
El precio del AMG GT en España parte de los 141.800 euros, 163.400 en el caso de la versión GT S
No hay contemplaciones, hay que estar a la altura de las circunstancias, según avanzamos en el recorrido el GT empieza a dejar claras sus cualidades. Su chasis es excepcional, toma las curvas de una manera casi plana y los cambios de dirección son frenéticos. Hay mucha configuración de competición en este coche. El muy demonio se pega al asfalto, siempre encuentra tracción, y cuando no lo hace te lo deja ver con una insinuación de la parte trasera.
No te quepa duda que el coche tiene el límite de riesgo mucho más alto que tú. Hay que concienciarse para ir más deprisa, y siempre que lo haces el coche responde mateniendo su trazada. A pesar de los 1.645 kilogramos que se desprenden en la báscula se le nota ligero, muy dinámico, muy ágil. Es rápido, vaya si lo es, a final de la recta de meta el 260 se insinúa en el cuentakilómetros, y no vamos a tope. Tremendo.
Una vez acabadas las vueltas es hora de bajarse del coche y reflexionar sobre él. Tengo que reconocer que me declaro porschista, mi amor por el “nueveonce” tocó techo con el 911 Carrera 4 GTS. También tengo que reconocer que no creía que el AMG GT iba a ser así, me lo imaginaba más blando, menos competitivo y mucho menos salvaje, sin embargo me ha sorprendido en todos los sentidos. Los alemanes de Mercedes han sabido crear un coche que puede rivalizar con cualquier criatura semejante. No puedo imaginar como serán las unidades que restan por llegar, incluido el AMG GT Black Series.
Es un coche excepcional, una pieza de ingeniería soberbia. Su hábitat natural es el circuito, es en curvas como las del circuito del Jarama donde realmente se puede comprobar su valía. Es potente, es salvaje, es rápido, es dinámico, y por dios suena de maravilla. Un gran trabajo que a buen seguro llenaría de orgullo tanto a Karl Benz y Gottlieb Daimler como a los mismísimos Hans Werner Aufrecht y Eberhard Melcher, fundadores de AMG.
Fotos: Oscar Magro