PruebaInfiniti Q50 2.2d: En marcha y conclusiones (III)
Es noble y cómodo. Un poco más deportivo que el Lexus, sin llegar a ser su enfoque principal. Consumos correctos y una dirección que mira mucho por la comodidad más que por las sensaciones. Puede estar mejor aislado del ruido aerodinámico, aunque las butacas son realmente cómodas y no fatiga en viajes largos.
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Publicado: 27/05/2015 11:00
Ya conocemos los detalles del Infiniti Q50 en cuanto a equipamiento y exterior e interior. Sin embargo, es hora de hablaros de su propulsor. Con 170 CV, este Infiniti puede presentarse como candidato a competir contra los motores deseados de las berlinas medias Premium. Sinceramente, no hace falta más potencia. Recurre a un motor de cuatro cilindros y 2.143 cc. Entrega un generoso par de 400 Nm entre 1.600 y 2.800 rpm, un régimen que tendremos que aprovechar, aunque el cambio automático siempre es una buena apuesta en este tipo de vehículos.
El cambio de convertidor de par es de 7 velocidades y con él, firma una aceleración de 0-100km/h en tan sólo 8,5 segundos. Es dos décimas más rápido que el homólogo en manual. Su velocidad punta se detiene en 230 km/h y en cuanto a consumos homologa 6,0l/100km en ciudad, 4,1l/100km en carretera y 4,8l/100km en ciclo mixto. Sobre el papel pinta interesante. Al abrir la puerta, la sensación del tirador deja mucho que desear. Sin duda es un tacto muy mejorable que desluce un poco las sensaciones iniciales. En la práctica, da lo mismo mientras sea resistente, y no lo ponemos en duda, pero al desembolsar más de 40.000 euros uno espera un producto realizado con mimo.
Arrancamos el coche, engranamos la marcha, y salimos a disfrutar de los primeros recorridos. Una novedad mecánica es su dirección eléctrica donde las conexiones entre el giro de volante y las ruedas se hacen mediante la electrónica y por tanto se eliminan las vibraciones y las molestas irregularidades en la dirección. No hay conexión directa mediante entre el volante y las ruedas y es una forma de filtrar la información que le llega al conductor de lo que está ocurriendo en la carretera. Sin embargo esta dirección se reserva únicamente para los modelos híbridos o el diésel más de acabado más alto y en nuestro caso, una dirección asistida variable en función de la velocidad es cuanto podemos poner a prueba.
Es una dirección que en cualquier modo filtra con bastantes correcciones las irregularidades; quizá demasiadas correcciones y por tanto transmite una sensación de suavidad muy cómoda para ciudad, pero a la que le falta carácter en carretera y peca de ser muy noble para molestar lo menos posible al conductor. La transmisión funciona correctamente sin ser de vanguardia ni especialmente rápida. Echamos en falta una gestión más refinada de los puntos de cambio que en ocasiones son algo lentos, sobre todo en marchas cortas. Sin embargo el par masivo que se entrega a bajas vueltas hace que el coche tenga mucho cuerpo a la hora de salir en determinadas situaciones.
Las llantas de 17 pulgadss son correctas. Las de 19, sobrarían
La suspensión está en sintonía con lo que el coche nos ofrece; más deportivo que el Lexus IS 300h tampoco despunta en este terreno. Filtra con comodidad los baches, a lo que ayudan las llantas de 17 pulgadas de medida 225/55, mucho más correctas que las ruedas de 19 pulgadas. Una berlina Premium que poco a poco nos gusta porque además de ser sencilla en cuanto a conducción, es exótica de puertas para afuera. Infiniti es enigmática en cuanto a modelos y precios en nuestro mercado pero la percepción general es que es un coche de alta gama.
La butaca principal es cómoda y permite disfrutar de los recorridos diarios y de viajes largos sin apenas fatigas. Lo que confunde más es la doble pantalla de diferentes materiales, resoluciones y tamaños. Pienso que una pantalla corrida dividida en dos secciones de forma digital y con la calidad que ofrece la pantalla inferior, hubiera impresionado muchísimo más. La visualización de la información es bastante clara y la superficie táctil de la pantalla inferior funciona de órdago. De lo mejor que uno puede encontrar en el mercado, y cuanto más me centro en utilizar los menús, más claro veo que para la puesta a punto del Q50, deben pensarse en mejorar la pantalla superior.
Consumos en torno a 6,0l/100km en ciclo mixto
En ciclo mixto, el consumo prometido se aleja un poco de la realidad, y más bien se sitúa en torno a 6,0 l/100km. No es ninguna locura para una berlina de este tamaño a la que hemos visto en determinadas situaciones ofreciendo cifras cercanas a los 6,7/100km. No obstante, gracias a los modos de conducción y lo tolerante que seamos con el gas, se pueden lograr grandes resultados. El consumo nunca será un detractor de la berlina de Infiniti. En carretera incluso se atreve a regalarnos cifras en torno a 5,0l/100km.
Mucha comodidad acompañada con técnicas de iluminación de vanguardia gracias a los potentes faros LED, un detalle del cual Lexus carecía a pesar de ser más tecnológico que este Infiniti en cuanto a sistema de propulsión. Los diferentes modos de conducción y uno especialmente reservado para que el conductor pueda configurar la dureza de la dirección, la respuesta del motor y la transición de la caja de cambios, es un punto a favor en cuanto a opciones Premium de personalización del vehículo. Por lo demás, un modo para la nieve, destinado a limitar la potencia de entrega y el par, otro que mira por la eficiencia y un último más deportivo para sacar todo el carácter de este Q50.
Precisamente por usar una dirección que filtra de forma acusada todas las sensaciones, recomiendo ponerla en el modo más duro posible en carretera, aunque el motor vaya en modo ECO. Un aspecto a mejorar es el ruido aerodinámico a velocidades por encima de 100km/h. El coche se antoja más ruidoso de lo que cabe esperar en un Premium de alto nivel, y por ejemplo Lexus tiene mejor trabajado este aspecto. El motor diesel es silencioso hasta que se le exige, y aunque no está diseñado para correr, uno puede ir muy rápido con el Infiniti Q50. Más de lo que se puede y de lo que se necesita.
A nivel global podemos clasificar a este Infiniti Q50 como una berlina Premium a medias. Ciertos detalles de acabados, el ruido aerodinámico, un cambio algo anticuado y pequeños detalles como el de los tiradores que hemos mencionado, deslucen un conjunto que en general tiene una percepción positiva a nivel de producto y de marca. Precio de segmento D en cotas próximas al segmento E, consumos contenidos, proporciones estudiadas para ofrecer ‘más que los demás’ a nivel de espacios (con matices) y una dotación de serie completa, le convierten en un candidato perfecto para competir por arañar parte del pastel que en la actualidad se centra en las tres marcas alemanas principales que conquistan el segmento Premium. El Infiniti Q50 no será un súper ventas, y a veces esto es parte del atractivo de un vehículo.