Mazda MX-5 ND vs NC: ¿Más pequeño significa menos espacio?
La percepción visual ha evolucionado notablemente. La modernidad ha llegado para quedarse en el nuevo Mazda MX-5, que si bien es mucho más atractivo y tecnológico, las dimensiones del coche han obligado a reducir los huecos portaobjetos practicables. Por ejemplo no tiene guantera. La carga tecnológica es elevada y a la altura de algunos Premium. En el NC, el equipamiento disponible, era la base esencial. Ni más, ni menos.
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Publicado: 15/12/2015 11:00
Abrir la puerta significa entrar en un nuevo mundo de sensaciones al volante. El Mazda MX-5 se caracteriza por su diversión y el tirador, extremadamente bajo en ambos modelos es toda una declaración de intenciones. Sorprende que es más agradable el tacto antiguo que el moderno para abrir la puerta.
Sin embargo, las buenas sensaciones se invierten una vez que se accede al interior. La nueva versión tiene un acceso más agradable, en parte motivado por unos asientos de cuero más ergonómicos.
La zona lumbar es más prominente y en el NC su ergonomía promete dolores de espalda en viajes largos (acabas introduciendo un jersey para el apoyo). Un buen detalle que han corregido.
Los acabados son similares, con plásticos duros por todas partes y ajustes mejorables. El nuevo Mazda MX-5 tiene a la vista zonas cuyos remates ‘cantan’ que pueden integrarse mejor, como en algunas uniones de molduras bajo el climatizador.
El freno de mano sigue en el lado derecho
Sin embargo, en conjunto la percepción visual es de un coche de primera clase, con pespunte rojo y guarnecido en las puertas. Los plásticos, aunque duros, son de mejor calidad.
Menciono el guarnecido porque a menos que no tuvieras un NC con acabado alto, no existe un revestimiento en las puertas, ni de cuero, ni de plástico acolchado. Plástico duro y prácticamente de juguete, de ese que si no tienes cuidado puedes hacerle una marca para toda la vida.
El estilo del ND en las puertas ha roto los esquemas de la monotonía inspirándose en Italia y la moldura superior está pintada en el color de la carrocería, pareciendo una extensión de la misma.
Los pulsadores de las ventanillas se han mudado del túnel central a las puertas pero siguen manteniendo la función automática solo para bajar los cristales; no para subirlos (no obstante, la ventanilla es pequeña y el recorrido es muy corto).
El volante es nuevo, con un diseño que a mi juicio se ha ‘aburguesado’ y su personalidad es menor que en el NC, que eran tres radios rectos y bien definidos. El moderno es más deportivo, con los típicos salientes en la posición de las ‘dos menos diez’ y muchos pulsadores que indican que estamos sentados en un coche tecnológico.
Así lo demuestra también el cuadro de instrumentos, que por primera vez incorpora un display digital con una visualización francamente acertada. El protagonismo se otorga al tacómetro y la velocidad tiene un papel secundario.
No sólo porque el coche no está diseñado para ser una bala, sino porque el enfoque principal es medir las rpm para pasar el mejor rato... aunque sea a menos de 100km/h. Una pena que haya perdido elementos tradicionales como la presión del aceite, aunque es hora de modernizarse. Y por supuesto, nada que ver con el anticuado cuadro de instrumentos de la versión saliente, con un ordenador de abordo con lo justo y necesario.
El salpicadero sigue manteniendo una estructura horizontal con difusores redondos de aire acondicionado, aunque en esta ocasión tienen un acabado mejor y mayor protagonismo en los extremos. Las superficies dan una sensación de calidad mayor. Y por supuesto, se ha sustituido la clásica radio por una moderna pantalla de 7 pulgadas con la que manejar toda la conectividad del automóvil.
Los gráficos están a la altura de algunos coches Premium y el manejo es intuitivo, aunque el refresco de algunos menús podría ser más rápido. Como por ejemplo a la hora de cargar la lista de emisoras de radio disponibles.
Por debajo, los mandos del climatizador, de mejor presencia en esta generación y con un tacto menos ‘tosco’. Inmediatamente debajo, los botones para los asientos calefactados y las entradas USB y AUX. En el NC, como sólo disponemos de AUX, el pequeño espacio de los asientos calefactados, es un pequeño hueco adicional muy poco practicable.
Un detalle que no se ha perdido es el freno de mano situado en el lado derecho. En Japón y en Reino Unido, dos mercados clave para el Mazda MX-5, se conduce por el lado derecho. En vez de crear dos versiones del túnel central, se ha optado por la misma para todos. Ni bien, ni mal, pero una vez más es complicado tirar del freno de estacionamiento de forma vertical.
El pequeño hueco portaobjetos del túnel central esconde, en el NC, dos pequeños posavasos que se unen a dos más que hay en las puertas. No son necesarios cuatro espacios con el mismo fin, pero en el ND hay un hueco poco aprovechable.
La trampilla, en el antiguo modelo está mejor resuelta porque se desliza cómodamente hacia atrás por debajo de la moldura de plástico del túnel central. En el modelo 2015, se abre de adelante hacia atrás y queda vertical entre ambos pasajeros.
Estorba un poco, máxime cuando los posavasos son dos piezas independientes y extraíbles que se alojan justo en la zona más retrasada del túnel central. Por mi posición de conducción, no me molestan pero a los conductores más altos, les incomoda su presencia. En la zona del copiloto hay una ranura para insertar uno de los posavasos para hacer más accesible el refresco al piloto.
El mayor problema del nuevo modelo es la búsqueda de espacios. No tiene una guantera ni tampoco las antiguas redes de las puertas. Tan sólo el hueco que queda entre ambos asientos, que en esta generación es sustancialmente más grande y profundo, y dos trampillas tras los dos asientos. En este sentido, una vez más, el modelo clásico está mejor diseñado... pero ¿quién necesita espacio en un roadster?