Primera prueba del Mercedes AMG GT 63 S 4MATIC, más deportivo que berlina

Tras haberlo visto en persona en varias ocasiones, era hora de probarlo, de catarlo por primera vez. El Mercedes-AMG GT 63 S 4MATIC se postula como una de las berlinas más salvajes del mercado, y la verdad es que no defrauda.

Primera prueba del Mercedes AMG GT 63 S 4MATIC, más deportivo que berlina

23 min. lectura

Publicado: 13/12/2018 10:45

Hace ya unos cuantos meses, antes de la apertura del Salón de Ginebra, tuve la suerte de ser uno de los primeros en ver y conocer a la nueva bestia de Mercedes, el AMG GT berlina. En aquella sala a oscuras empecé a darme cuenta de las proporciones de este bicho, e inmediatamente me entraron unas ganas descontroladas de arrancarlo y salir pitando. En aquella ocasión no pude hacerlo, pero hoy sí. Hoy, por primera vez, cato de verdad el Mercedes AMG GT 63 S 4MATIC. Una berlina extrema con 639 caballos escondidos bajo su capó.

Así es la trasera del Mercedes AMG GT 63 S 4MATIC

Hace un tiempo Mercedes anunciaba un eslogan comercial que nos dejaba a todos con cierta expectación; "algo está pasando en Mercedes". Y vaya si lo ha hecho y lo está haciendo. La firma de la estrella es conocida por todos como una de las marcas más burguesas. Todos pensamos que Mercedes se dedica a fabricar berlinas de lujo cómodas y refinadas diseñadas para que personas de edad adulta vayan al campo de golf a disfrutar de una apacible mañana mientras que por la tarde se toman un coñac frente a una chimenea ataviados con una bata. Pero amigo, no es así, porque algo ha pasado en Mercedes.

De un tiempo a esta parte hemos visto como la familia más loca de la casa, AMG, ha tomado las riendas en diferentes proyectos. Los directivos han dado carta blanca a sus locuras y gracias a ello tenemos coches salvajes que van desde el pequeño Mercedes-AMG A 45 4MATIC a este descomunal AMG GT 63 S 4MATIC que viene a colocarse en la cúspide de esa familia, con el permiso del Mercedes AMG GT Coupé que también se ha renovado de cara a 2019, y al cual le ha robado parte del nombre.

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También le ha robado algo de diseño, pero no mucho. A pesar de llamarse prácticamente igual, el Mercedes-AMG GT berlina presenta, como es lógico, un diseño diferente, algo más familiar y coupé. De hecho ha optado por incluir la nueva corriente de diseño de Mercedes, aquella que estrenó el Mercedes CLS hace ya más de un año. Sin embargo en este caso todo ha sido llevado al extremo con paneles sobredimensionados, tomas de aire exageradas y nervios muy marcados. Estilo deportivo para una berlina que pretende causar pánico ante su presencia.

Todo el conjunto trata de buscar ese estilo de deportividad y elegancia a partes, más o menos iguales. Por dentro también, donde una vez más el GT berlina toma prestados elementos de otros modelos de la casa. La consola central es la misma que la del AMG GT Coupé, y el salpicadero es extraído directamente de las grandes berlinas de la casa, como el Mercedes Clase S o el propio CLS. En el interior la mezcla está más equilibrada que en exterior, y aunque hay guiños claros al carácter deportivo, la elegancia y la calidad terminan por tomar el control.

Su interior es sensacional

Pero no vayas a pensar que esta berlina de lujo se ha dedicado única y exclusivamente a copiar a sus hermanos, porque no es así. De forma exclusiva el AMG GT berlina opta por llevar las superficies digitales un paso más allá. Los tradicionales botones del túnel central, esos que alteran la configuración dinámica del coche son ahora paneles sensibles al tacto. Ciertamente resultan interesantes de ver y tocar, pero en alguno de ellos no me termina por convencer su diseño y funcionalidad.

Será que estoy chapado a la antigua, pero donde esté un buen botón o una buena rueda que se quite un panel táctil. Me refiero sobre todo a los dos controles que encontramos en la parte inferior del volante, dos botones que sobresalen de él como dos orejas de soplillo. No son nada extraño en los coches de alto rendimiento, pero en este caso los diseñadores han optado por hacerlos digitales. Ya digo que puede que sea mi gusto por lo clásico, pero el izquierdo para mi gusto sobra, más que nada porque es redundante con los que hay en el túnel central. Entiendo por qué los han querido poner, pero yo no soy de los que gusta tener esos detallitos. Hay un V8 de 639 caballos, ¿qué más se necesita?

Pero bueno, dejando a un lado ese pequeño control, me gusta el interior, me gusta esa sensación de calidad que transmite. Dentro te sientes como en un coche de alta gama pero con un puesto de conducción más típico de carreras. Asiento bajo, volante completamente enfrentado y pedales de aluminio que dan buena cuenta que este no es otro Mercedes burgués. El resto de ocupantes no tendrán esa misma sensación dado que el resto de plazas están más enfocadas al confort, aunque todo sea dicho de paso la fila trasera tampoco es que sea muy habitable,

Plazas traseras del AMG GT Berlina

El espacio es justo, correcto, pero el problema es el acceso y la salida del mismo. El paso de rueda trasero molesta en el proceso, además del suelo tan bajo que hace que en lugar de subir al coche bajemos a él. En lo que a las plazas en sí se refiere, son de ese tipo en las que te sientas y no hace falta menearse para nada ya que se adaptan perfectamente al cuerpo. Como ya digo el espacio para las piernas es óptimo, pero no estaría de más unos pocos centímetros extra dada la envergadura del coche, que supera por poco los cinco metros de largo. Esto se debe a que la geometría del coche busca en todo momento repartir el peso de la forma más óptima. Por ese motivo la cabina ha sido desplazada hacia detrás para dejar espacio al enorme motor y así equilibrar lo máximo posible el peso.

Huelga decir que tres pasajeros irán muy incómodos en sus plazas traseras dado que no hay espacio suficiente ni para los hombros, además el ocupante de la plaza central sufrirá las consecuencias de un túnel de transmisión exageradamente alto. Opcionalmente Mercedes nos propone eliminar de raíz este problema convirtiendo al AMG GT berlina en un cuatro plazas gracias a la extensión del túnel central hasta el respaldo de los asientos traseros. Es una solución práctica que permitirá además que los viajeros posteriores tengan su propio espacio, incrementando con ello la calidad del trayecto y la sensación de lujo.

El GT berlina no es muy prolífico en espacio del maletero, ya que dispone de un mínimo de 461 litros y 1.354 como máximo

Seamos sinceros y reconozcamos que todo esto poco o nada nos importa. El Mercedes-AMG GT berlina es deseado por su estética y rendimiento. Quién se lo compre no querrá ir en las plazas traseras, lo hará por conducirlo y sentir un rendimiento extraordinario en un sedán de lujo. El verdadero espíritu de este coche se esconde fuera del habitáculo, en el vano motor donde los alemanes han plantado una gama mecánica que prescinde de sutilezas, hibridaciones e historias. Cada acelerón de este coche hace llorar a Al Gore.

La gama arranca con la versión 53 que equipa un bloque V6 biturbo Mild-Hybrid que extiende su poderío hasta los 435 caballos. Ojo que no es el mismo bloque que monta la gama media, como el Mercedes-AMG E 43 4MATIC que ya probé hace un tiempo. Si hay alguno que descarte esta opción, que no lo haga tan deprisa porque trae interesantes ventajas, como la pegatina ECO. Pero claro está todos los ojos se van al imponente V8 de cuatro litros y dos turbos que montan las unidades 63. Al igual que el GT biplaza presenta dos rangos de potencia, 585 caballos como el Mercedes-AMG GT R que también he probado, y 639 bárbaros pencos de la versión S. Éste es el que todos queremos.

El secreto de su carácter radical

Gracias a un ataque de sensatez los ingenieros y desarrolladores tomaron la precavida opción de incluir en todas las versiones una tracción total 4MATIC, aunque ésta solo entrará en juego cuando el eje trasero no pueda hacerse cargo de la situación, que será muchas veces. Estará gestionada en el caso del 53 4MATIC por una transmisión automática de 9 velocidades de tipo convertidor de par. Y en el caso de las unidades V8 la gestión de la potencia se delegará a un embrague multidisco especial y reforzado que tiene que hacer frente a una impetuosa fuerza de hasta 900 Nm de par máximo del 63 S. Repito, ¡900 Nm de par máximo!

A los mandos del Mercedes-AMG GT 63 S 4MATIC

En 1967 un par de ingenieros de estos locos iniciaron un viaje que todavía dura. Estos dos ingenieros tomaron un viejo molino en Burgstall, Alemania, y en él empezaron a tunear los motores de la época. En pocos años, en 1971, consiguieron llevar a una de sus modificaciones al puesto más alto en las 24 horas de Spa de ese mismo año. Inmediatamente Mercedes-Benz se fijó en ellos y tiempo después pasaron a la órbita de la casa. Sus nombres eran Hans Werner Aufrecht (A), nacido en Grossaspach (G) y Eberhard Melcher (M). Ellos dieron vida a AMG.

Todo nació en aquel viejo y destartalado granero, un par de ingenieros que consiguieron llevar su pequeña empresa de la nada al todo gracias a experiencia y pericia. Actualmente la empresa AMG es propiedad en su totalidad de Mercedes, y aunque la alianza se forzó hace mucho tiempo no hace tanto que AMG sacó al mercado el primer Mercedes desarrollado por ellos. Seguro que el nombre te suena, el Mercedes SLS AMG:

Perfil del AMG GT Berlina

El último de ellos es el coche que ocupa esta prueba, el AMG GT berlina, o de cuatro puertas como le gusta llamar a Mercedes aunque en realidad es cinco puertas. Esta bestia salida de los hornos de algún loco es el culmen de una experiencia de más de 50 años. La verdad es que aunque lo veas ahí plantando, tan grande y vasto, esconde en su interior mucha técnica y mucho desarrollo que ya le hubiera gustado tener al dúo Aufrecht y Melcher en los 70. El AMG GT más familiar sorprende por todo lo que se esconde.

Además del motor, esa pieza maestra de aluminio de ocho cilindros en V, dos turbos en cabeza y cuatro litros de cilindrada, encontramos sistemas auxiliares muy complejos y extraídos directamente del mundo de las carreras. Me refiero a la suspensión neumática adaptativa, al eje trasero direccionable, a los soportes activos del motor y al diferencial trasero autoblocante trasero. Todos ellos son componentes mecánicos, pero es que además hay que tener en cuenta la electrónica, porque sin ella en realidad este coche se quedaría parado en el sitio quemando rueda y arrugando el asfalto.

El reparto del par de la tracción 4MATIC+ prioriza al eje trasero. Con buen agarre será un coche de propulsión, en caso de no haberlo reparte el par en un 50% sobre cada eje

Además de los típicos programas y modos de conducción, el AMG GT 63 S tiene un total de seis: Calzada deslizante, Confort, Sport, Sport +, Individual y Race, se disponen de cuatro modos adicionales que trabajan bajo el paraguas de AMG Dymanics: Basic, Advance, Pro y Máster. Estos últimos no son seleccionables, se asocian automáticamente al modo de conducción en el que estemos circulando. Calzada deslizante y Confort se unirán al modo Basic, Sport al Advance, Sport + al Pro y Race a los modos Pro y Máster. Ojo con eso porque suena tan emocionante como peligroso.

El equilibrio en esta vida lo es todo y en un coche de este rendimiento y potencia es más importante. Mercedes afirma que el reparto del par se realiza de forma equitativa entre ambos ejes, pero cuando lo conduces da la sensación de que solo es el trasero el que se encarga de mover las ruedas. Es un coche muy nervioso, incluso circulando en modo relajado. Los 900 Nm del V8 son tan descomunales que ni toda la electrónica ni toda la mecánica del mundo pueden atarlos en corto. Al más mínimo acelerón empieza a asomar la patita y el eje trasero empieza a dejar claro que su alegría es más de la esperada.

No pensaba que me iba a pasar esto porque en el AMG GT R no tuve esa sensación, de hecho en aquella ocasión tuve toda la contraria. El GT R es una máquina precisa con mucho nervio, pero el GT berlina tiene mucho nervio a secas. Todo ello claro está se intensifica cuando la calzada no está en perfectas circunstancias, al menor síntoma de humedad hay que ser muy delicado con gas porque en más de una curva puedes acabar cruzándolo sin querer. Queda muy espectacular, sí, pero hasta que no le coges el truco genera bastante desconfianza. No es un coche que te puedas tomar a la ligera, es muy bestia y si vas a llevarlo al límite agárrate los machos.

También prepara billetes para pagar multas, porque sin darte cuenta estarás rodando a velocidades que se pagan con mucho dinero o con la cárcel. Además lo hace con toda la naturalidad del mundo. Lógico con 639 caballos bajo el acelerador, pero si a esa enorme potencia le sumamos mucho peso, mucha calidad, un buen aislamiento, la sensación de velocidad no concuerda con la real, y sin darte cuenta estás en la parte alta del velocímetro. Donde más lo vas a notar es a la hora de llegar a una curva, donde tendrás que echar buena cuenta de los discos cerámicos.

Pero hablando del AMG GT de cinco puertas como si de una simple berlina se tratase, la verdad es que me ha sorprendido lo duro que va. Tanto peso y tanto rendimiento obliga a llevar un conjunto de suspensiones muy rígidas para así no comprometer la seguridad. No es que sea un coche incómodo, pero entre la suspensión durita y la aspereza de unos neumáticos de poco flanco, la verdad es que se nota que la rodadura es más propia de un deportivo que de una berlina familiar al uso. Pero repito, no es un coche incómodo ni destroza personas.

Desde estas botoneras podremos configurar su comportamiento

A la espera de realizar pruebas más extensas y duraderas, las primeras sensaciones arrojan peligro, mucho peligro proveniente de una berlina enorme de 639 caballos de potencia. Su energía es descomunal, tanta que no te puedes permitir la más mínima licencia. Es un deportivo camuflado de familiar, podrán ir cuatro o cinco personas dentro de él, pero este coche tiene alma de carreras. Lo notas al primer viraje, al primer pisotón, al primer cambio de marchas y a la primera frenada. Estará rodeado de piel de primera categoría y de tecnología avanzada, pero tiene más de deportivo que de coche familiar, las cosas como son.

Ahora bien, ¿el precio de tanto salvajismo? Pues abre tu chequera, rescata tu plan de pensiones o hipoteca la casa, porque vas a necesitar hasta el último euro que tengas disponible. Como era de esperar es un coche caro, muy caro. En el mejor de los casos estamos hablando que el precio de salida del Mercedes-AMG GT berlina está en 135.700 euros. Pero si por algún casual te sobran 60.000 euros más puedes echarle el guante al tope de gama, al excesivo AMG GT 63 S 4MATIC, que parte desde los 195.500 euros. Un juguetito caro.

Su maletero ofrece 461 litros sin abatir los asientos posteriores

Conclusiones

Miedo, mucho miedo da ir en un coche de más de cinco metros de largo, 2.120 kilogramos de peso y 639 caballos de potencia. Lo que Mercedes ha hecho con el AMG GT 63 S 4MATIC es una verdadera locura. Una salvajada que enamora y aterroriza con solo verlo, sentarte y arrancar. Es uno de esos coches que deja marcado por su salvaje comportamiento y su extremo descontrol. Es difícil llevarlo por una carretera normal y no caer en la tentación de pisar el acelerador. Hace honor al refrán de todo lo que gusta es ilegal, inmoral o engorda. Engordar no engorda, inmoral es un poco, pero ilegal es mucho como se te ocurra llevarlo al extremo en carreteras abiertas.

El AMG GT berlina es uno de esos coches que ha sido creados para quedar bien por las calles y dejar el asfalto de los circuitos arrugado y marcado. Es ese tipo de coches que existen en este mundo porque sí, porque pueden existir y punto. Lógica no tiene ninguna. No deja de ser un gran coche para rodar, incluso de forma cómoda y continuada, pero no es para eso para lo que ha sido creado. Ha nacido para ilusionar a los jeques de Oriente Medio y a los ricos del resto del mundo. Para quedar bellamente estampado en las calles de Mónaco o en el parking de un hotel de lujo. Pues que se preparen, porque un animal anda suelto y busca víctimas.

Es un modelo que hay que tomarse muy en serio

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