MINI John Cooper Works Challenge. Piloto por un día
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Publicado: 07/11/2012 22:23
Durante la presentación de la campaña de Navidad de TomTom en el Circuito del Jarama nos esperaba una agradable sorpresa. El fabricante de sistemas de navegación había planeado un curso de conducción deportiva organizado por Drivex y donde no faltarían deportivos que rondaban los 500 CV de potencia.
Además de diferentes pruebas de habilidad con coches compactos, tuvimos la oportunidad de subirnos como copilotos en un Fórmula 3 biplaza y de conducir un MINI John Cooper Works Challenge de competición por el histórico trazado madrileño.
Os describimos las características del curso impartido por los profesionales de Drivex y las sensaciones en pista al volante del coche de la extinta MINI Challenge.
El curso de Drivex
Drivex es una empresa dedicada a la organización de eventos de motor para empresas y a la realización de experiencias y cursos de conducción para particulares con el objetivo de aprender y disfrutar. Está dirigida por Pedro Martínez de la Rosa y Miguel Ángel de Castro así que la competición automovilística forma una parte muy importante de Drivex y es por ello que está presente en el campeonato de España de GT, International GT Open y European F3 Open.
Comenzamos el curso de conducción deportiva con el imprescindible briefing teórico impartido por Miguel Ángel de Castro. La experiencia del piloto abulense es impagable, después de haber pasado por competiciones de turismos, monoplazas y GTs sumando varios títulos en su palmarés. A través de sus explicaciones y diversos videos aprendemos la importancia de tener una postura adecuada de conducción, a situar correctamente las manos al volante y a trazar diferentes tipos de curva.
Con la lección aprendida llega el momento de poner nuestros conocimientos en práctica y divididos en grupos, los asistentes comenzamos las actividades. Me toca ir al pitlane donde nos esperan los BMW Serie 1 y Audi A3 para dar nuestras primeras vueltas al circuito y así aprender las trazadas y referencias de frenado.
Ya había podido rodar con anterioridad en el Circuito del Jarama unas cuantas veces pero tres vueltas al volante del compacto de BMW y una decena más como pasajero me sirven para refrescar la memoria. El trazado madrileño es muy técnico, todas las curvas se trazan de manera diferente y exigen la máxima concentración del piloto para hacerlo bien.
De vuelta a boxes nos dirigimos al paddock donde nos tendríamos que enfrentar a un par de circuitos de slalom realizados con conos. De nuevo el Serie 1 sería nuestro compañero de aventuras en esta divertida parte del curso que requiere de una buena habilidad y coordinación pro parte del conductor. Al terminar la actividad volvemos a la zona de boxes donde nos espera el plato fuerte.
Drivex trajo para la ocasión un Ferrari F430 Challenge de competición, un Porsche 911 Turbo y un Mercedes-Benz C63 AMG, además de tres MINI John Cooper Works Challenge de carreras. Los asistentes debíamos tratar de domar a una de esas bestias con la ayuda de un piloto profesional sentado a nuestra derecha.
Aunque el MINI parecía estar en desventaja en cuanto a prestaciones y potencia, ofrecía unas sensaciones únicas debido a su corta distancia entre ejes y al ser el único que carecía por completo de ayudas electrónicas a la conducción. Este fue el modelo que probamos y del cual os describiré a continuación qué se siente al volante.
Para terminar, nada más bajarme del MINI aún quedaba otra actividad inolvidable: Disfrutar de un par de vueltas a bordo de un Fórmula 3 biplaza como pasajero. El propio Miguel Ángel de Castro fue el encargado de darme el "paseo" y os aseguro que las incontables derrapadas, la estremecedora velocidad del paso por curva y las sensacionales frenadas indicaban que el piloto abulense disfrutaba de lo lindo. Curiosamente fue la parte en la que más gocé a pesar de ser la única en la que no conduje.
Echa un vistazo a las fotos del evento en nuestra galería.
Preparado para salir
Estaba a la puerta del box 37, mirando cómo revisaban un Fórmula 3 biplaza, cuando oí mi nombre. Era mi turno para subir al más pequeño de los deportivos que Drivex había traído para la ocasión. Antes de subirme tuve que colocarme el casco y los guantes, lo cual recordaba que esto iba en serio.
El MINI John Cooper Works Challenge es el coche que se utilizaba en el extinto campeonato monomarca MINI Challenge, competición que puso punto y final a su andadura en España al finalizar la temporada pasada. A priori este MINI de competición parece mostrar pocas diferencias respecto al John Cooper Works de calle. Lleva el mismo motor 1.6 turbo de inyección directa de gasolina y entrega los mismos 211 CV que su versión urbana, pero aunque la potencia es la misma la electrónica ha sido modificada para aumentar el par motor.
El JCW Challenge es más ligero y su relación peso / potencia es de 5 kg por CV, siendo capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6 segundos y alcanzar los 240 km/h. La tracción llega al eje delantero pero contamos con un diferencial autoblocante mecánico para aumentar la eficacia con la que transmite su potencia al suelo. Por fuera monta el kit aerodinámico John Cooper Works al que se suma el spoiler delantero, difusor posterior y alerón trasero regulable.
Abro la puerta y tengo que hacer gala de mis escasas dotes de contorsionista para sortear el arco de seguridad integral soldado a la carrocería e introducirme en el habitáculo. Casi sin quererlo me encuentro completamente encajado en el envolvente bacquet Recaro de competición, coloco en su sitio el volante extraíble Sparco de piel vuelta, regulo el asiento hacia atrás y, con ayuda, me pongo los arneses de seguridad. Después de todo el proceso, para mi sorpresa me encuentro bastante cómodo a pesar de rondar el 1,90 de estatura.
Desde mi posición puedo ver a la izquierda el Ferrari F430 Challenge que también está en el pitlane. El que sería mi copiloto pareció leerme la mente: "Aunque el Ferrari sea más potente y rápido, éste es más divertido y el único sin ninguna ayuda electrónica", me dijo (el F430 lleva control de tracción). "Además es muy nervioso por su corta distancia entre ejes así que requiere de una conducción muy fina", señaló a la vez que me advirtió que los neumáticos slicks de Dunlop que montaba el coche estaban fríos (cosas del mes de noviembre) y por lo tanto "no agarran nada". Un mensaje que no me daba tranquilidad, sinceramente.
Pilotando el MINI
Nos toca salir. Piso embrague, pongo primera y a baja velocidad regateo al Fórmula 3 que está delante de nosotros. Engrano la segunda velocidad y piso a fondo al salir del pitlane a la vez que miro por el retrovisor izquierdo vigilando que no venga ningún coche por la recta. Vía libre, meto tercera mientras el sonido bronco del escape inunda el habitáculo.
Inmediatamente llegamos a Nuvolari y Fangio, un giro cerrado a la derecha situado al final de la recta de meta. Piso el freno con contundencia e inicio la trayectoria buscando el vértice de la curva para después abrir el ángulo todo lo posible hacia el exterior de la pista. Me llega la primera bronca."Has sido demasiado brusco al iniciar el giro, debes hacerlo con mucha más suavidad", señala con calma. Con el BMW Serie 1 hacer la maniobra de esta manera no suponía ningún problema, pero este coche es mucho más delicado.
Doy gas a fondo y antes de llegar a Varzi toco ligeramente el freno por indicación del instructor. Con los neumáticos a punto y cierta experiencia esta rapidísima curva se puede trazar a fondo pero no se trata de conducir más rápido sino de conducir mejor. En pocos centenares de metros ya me he percatado de lo rapidísima y precisa que es la dirección y de la contundencia de los frenos de competición AP Racing (con ABS adaptado a la conducción en circuito). Me llama la atención la suavidad de accionamiento de los pedales y la palanca de cambios, que es la de serie con seis velocidades en H pero con piñones reforzados.
Salimos de Varzi, pongo cuarta y esta vez no es necesario aprovechar todo el ancho de la pista porque la difícil curva de Le Mans está muy cerca. De nuevo piso el freno y agarro el pomo de fibra de carbono para bajar una marcha mientras busco el límite del asfalto. El vértice de la curva se cierra y nos lleva hasta Farina, el giro más cerrado del circuito madrileño.
Me abro lo que puedo y llego demasiado pronto al vértice, por lo que el coche se va hacia la parte exterior obligándome a levantar el pedal del acelerador sobre el peralte exterior y el MINI colea levemente. La trasera es más viva de lo que cabe esperar en un coche con el motor y la tracción delante. Soy consciente del error y me esperaba una nueva "riña" de mi copiloto:"Has vuelto a ser demasiado brusco con el volante, debe ser un movimiento más suave y fluido. También a la hora de dar gas. En caso contrario el coche enseguida se desmelena".
Tomo nota mental mientras engrano tercera y cuarta para afrontar el giro de izquierda que da inicio a la Rampa Pegaso. Con mucha suavidad inicio la maniobra y toco ligeramente el piano para luego volver a la parte exterior del asfalto siempre pisando el acelerador."Perfecto", dijo el instructor alimentado mi ego. Meto quinta y nos dirigimos a toda velocidad a Ascari.
Esta zona del trazado está un poco bacheada y la durísima suspensión regulable firmada por KW hace que el coche bote, para desgracia de nuestra espalda."Pégate a la derecha sin tocar el peralte, porque te puede descolocar, y después frena con la dirección recta", me aconseja. Sigo sus instrucciones y llegando a la curva pego un zapatazo al freno al mismo tiempo que bajo dos marchas. La agilidad del coche es sorprendente y los cambios de dirección se hacen con una pasmosa rapidez y precisión. Con suavidad tomo Portago, que se abre, por lo que vuelvo a acelerar y a subir otra marcha.
Comienza la bajada, pasamos por Bugatti y vuelvo a frenar a fondo en Pegio, reduciendo a tercera. Comienzo el giro y empiezo a acelerar buscando el peralte exterior."Acelera un poco más tarde, cuando hayas tocado el vértice". Me vuelve a recordar lo importante de ser fino con este MINI JCW Challenge. De nuevo cuarta y en un suspiro estamos en Monza, una curva con doble radio en el que hay que sacrificar el primer vértice para estar bien colocados a la hora de afrontar el segundo.
Meto cuarta y tomo la curva a derechas del Túnel que da entrada a la recta de meta, aprovechando toda la anchura de la pista. Quinta a fondo, el motor ruge y el MINI coge velocidad con rapidez, cruzo la línea de meta para iniciar mi segunda vuelta. Sexta, rozando los 200 km/h. Voy pegado al muro porque la parte izquierda esta bacheada y demás nos permite estar mejor colocados para la frenada al final de recta. Patada con mucha fuerza al freno para afrontar Nuvolari-Fangio y recordando las instrucciones de mi primera pasada lo hago con mucha suavidad."Mucho mejor", me dice mi acompañante.
Varzi y Le Mans las afronto con más rapidez que la primera vez, voy cogiendo confianza y disfrutando cada vez más. Llega la cerrada curva a derechas de Farina y me concentro en colocar bien las manos y ser muy suave, pero vuelvo a llegar demasiado pronto al vértice. Mejor que antes, aunque sigue sin ser la trazada idónea. Por la Rampa Pegaso, Ascari y Portago voy sin problemas, pese a resultar una parte muy rápida del circuito.
Afronto Bugatti con precaución porque es una curva que tiende a echar a los coches hacia el exterior de la pista y llego a Pegio con el freno a fondo y bajando hasta tercera. Mucha suavidad, esta vez sí que he cogido bien la trayectoria."Bien, así, suave. Ábrete a la derecha, perfecto". Me siento más seguro y noto que puedo ir más rápido, pasamos Monza y toca trazar la curva de derechas del Túnel."Levanta un poco el acelerador, tenemos que entrar en boxes".
Entramos en el pitlane y recorremos la calle de boxes mientras pienso que la aventura se acaba. ¡Lástima, ahora que le estaba cogiendo el punto a este MINI!