PruebaNissan Qashqai dCi 130 CV, en marcha y conclusiones (III)
Nos subimos en un coche que estéticamente convence, dinámicamente se presenta equilibrado y prestacionalmente es más que correcto, con una relación mejorada entre motor y caja de cambios. Además, el consumo obtenido es muy bajo, es buen acompañante para el día a día y su tecnología es de vanguardia. Todo ello con un precio que sigue siendo atractivo.
9 min. lectura
Publicado: 19/07/2014 15:00
Nos subimos al nuevo Qashqai y arrancamos. Lo primero en lo que uno se fija es que la carga tecnológica superior hará la vida a bordo más placentera. Coloco el contador de consumo a cero y en el display del cuadro de instrumentos veo marcados tres símbolos en pequeño. Corresponden a las advertencias de cambio de carril, de salida de trayectoria y de colisión. Como es habitual, también hay unos testigos luminosos a izquierda y derecha que indican si se aproxima otro vehículo por el ángulo muerto, y éstos se ven bastante bien.
Arrancamos el coche y el motor diésel no es especialmente ruidoso. El aislamiento acústico del coche se ha trabajado en consonancia para ofrecer una sensación de calidad más elevada. Los ajustes son buenos y el uso de materiales, más que correcto. El tacto de la palanca de cambios ha mejorado y aunque todavía puede mejorar más, la sensación final es positiva. Extraño, por otra parte, es el volante que queda algo inclinado sobre el plano; nada preocupante. Sin embargo, los mandos satélites que quedan tras el volante no se accionan con total comodidad como debería ser. No obstante, conviviendo con el Nissan Qashqai, uno acaba acostumbrándose y el paso del tiempo corrige la sensación.
Sobre el motor, en la anterior generación había dos cosas que creíamos mejorables. La primera era que el coche daba sensación de pesado, cosa que en ningún momento pasa en este Nissan Qashqai y que al subir de marcha necesitábamos hacerlo a altas vueltas para encontrar fuerza en la relación superior. Este efecto se ha reducido drásticamente. Por lo tanto encontramos una conducción 100% agradable a muchos niveles, con una potencia más que adecuada. Ahora bien, existen tres motorizaciones y los dos restantes están por debajo prestacionalmente hablando. Si vas a comprar este coche también para viajar, este es tu motor.
El Nissan Qashqai con 130CV parte de 24.150 euros con el acabado Visia y es 1.600 euros más costoso que el Qashqai dCi de 110CV con el mismo acabado de entrada. Además, aunque la versión más potente sea sensiblemente más grande en cuanto a cilindrada, el consumo obtenido durante la semana de pruebas en ciclo mixto y sin mirar por el máximo ahorro ha sido de 6,1l/100km... y os recordamos que nuestra unidad pesa más debido a su tracción integral.
La tracción 4X4 siempre es un acierto si realmente vamos a usarla. No obstante, es recomendable equipar el coche con la mayor superficie de neumático posible y nuestra unidad no es el mejor ejemplo con 225/45 R19. Por ello, nos hemos limitado a recorrer caminos sencillos donde el Qashqai ha usado la tracción en cada eje en función de las necesidades de tracción. Este sistema es una evolución del que montaba la anterior generación y que permite cosechar más éxitos sobre superficies en mal estado. Sin embargo, da miedo llevar el coche al límite con tan poca superficie de neumático.
La conducción en ciudad se hace realmente cómoda gracias a un buen radio de giro (diámetro: 10,72 entre bordillos). La dirección es suave y permite maniobrar de forma correcta por la ciudad y este punto es crítico para el Nissan Qashqai, concebido como un SUV súper ventas que necesita seguir convenciendo a la población de su tremendo equilibrio como coche para el día a día. En carretera no encontramos balanceos acusados ni una flotación incómoda sobre la dirección. No es un deportivo tampoco, pero es un SUV con el que realizar largos trayectos no plantea un problema para la comodidad del conductor.
Sigue siendo el SUV de referencia
La fórmula de éxito que cosechó la generación anterior sigue palpándose en cada kilómetro, pero además se le han mejorado ciertos aspectos y su equipamiento es ahora de mucho más nivel. Los faros de LED iluminan muy bien y conducir por la noche es una delicia. A día de hoy la apuesta por el LED se sigue implantando poco a poco en los coches, relevando al Xenón. El equipo de diseño de Nissan ha trabajado mucho sobre los faros porque a día de hoy, ver un Qashqai desde lejos es fácilmente reconocible gracias a la iluminación diurna en forma de flecha.
Un punto mejorable dentro de los sistemas de advertencias es que son acústicos y en ocasiones no te das cuenta de la propia advertencia. También debe mejorar el sistema de cámaras cuya imagen empeora notablemente por la noche o en interiores. Sin embargo, son realmente útiles para el día a día en la ciudad.
Conclusión
Para el Nissan Qashqai, cosechar éxitos no es difícil. Es cuestión de meter en la coctelera lo bueno de la anterior generación y mejorarlo notablemente para sacar un producto que ahora despunta por un nivel de acabados superior, un trabajo redondo a nivel de diseño y horas y horas para mejorar el sistema de tracción y la relación del motor con la caja de cambios. Con todo esto, un mejor aplomo en carretera y un nivel tecnológico digno de un coche de alta gama, el más que probable que el Nissan Qashqai siga siendo todo un súper ventas durante muchos años más.
Nos ha gustado su propulsor, mejorado respecto a la anterior generación. También el nivel de acabados y ajustes de los materiales, y su colocación dentro del coche. Es mejorable la integración de los mandos satélites tras el volante cuyo accionamiento en ocasiones resulta incómodo. A pesar de tener mucha tecnología, la pantalla sigue siendo un hándicap a un sistema de cámaras bueno. También es mejorable el pitido de los avisos de salida de trayectoria, cambio de carril y de colisión, que en ocasiones no escuchas, y en otras no son suficientemente preventivos.
Por lo demás, el Nissan Qashqai cumple con lo que promete: un diseño moderno, un equilibrio muy bueno y unos precios atractivos.