PruebaPeugeot 208 GTi 30 Aniversario, toma de contacto en el circuito del Jarama

Muchas veces el mercado de coches se puede comparar perfectamente con una zapatería. Hay zapatos para momentos elegantes, botas para andar por el campo, sandalias para el verano, zapatos cómodos para andar por la ciudad y zapatillas deportivas que sirven para casi todo. Pues sí seguimos con esta analogía está claro que el Peugeot 208 GTi 30 Aniversario es de estos últimos. Un pequeño con grandes dosis de deportividad y alegría que llega para celebrar un momento particular en la historia de la marca francesa.

A título personal pienso que el 208 es el más bonito de todos los GTi actuales

Corría el año 1984, cuando Peugeot presentó al mundo su primer GTi, el 205. De aquel modelo se guardan tan buenas palabras como bellos recuerdos. Claramente marcó una época, dando inicio a una saga que a día de hoy se sigue manteniendo. El 208 GTi ya es de por sí es un coche realmente capaz de demostrar ese largo historial, pero es que el 30 aniversario ha sido embrutecido en todos y cada uno de los aspectos que te puedas imaginar.

Pequeños cambios estéticos

Ese cambio no es tanto estético como dinámico, ya que por fuera guarda un gran parecido con su hermano tranquilo. La silueta es la misma, aunque 10 milímetros más baja. Solo cambian elementos como los retrovisores, que van en acabado mate, las llantas, de 18 pulgadas en negro, la salida de escape, que en esta ocasión son redondas, los protectores de los pasos de rueda y los apliques tras los cristales traseros, que reza la edición frente a la que estamos 208 GTi 30th.

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Para la carrocería se han optado por tres colores posibles, Blanco perlado, un precioso Rojo Rubí y una combinación bitono rojo-negro de la que nos podemos ir olvidando, solo seis de esos llegarán a España y resultan estar ya vendidos. Una pena porque realmente es una mezcla atractiva, aunque eso sí, un poco escandalosa. Hay que decir que 14 empleados altamente especializados tardan 26 horas en transformar un GTi normal en una versión 30 aniversario.

Para saber que estamos ante una edición especial, Peugeot nos lo recuerda con los apliques exteriores

Al ponerse al volante llama la atención el trabajo minucioso que han hecho los diseñadores. Se respira una atmosfera de calidad y deportividad a partes iguales. Para esta ocasión Peugeot ha decidido tirar de recuerdos, y ha incorporado el rojo en una gran cantidad de superficies, al igual que hacía el original. Las alfombrillas, las costuras de los paneles, la palanca de cambio, las inserciones de los tiradores y la iluminación de las esferas llevan este pasional color. Por último no podían faltar los logotipos GTi y Peugeot Sport, que se integran sutilmente en todo el habitáculo

La experiencia es la madre de la ciencia

La marca del león cuenta con mucha, pero que mucha experiencia deportiva. ¿Quién no se acuerda de aquel 205 T16 bicampeón del mundo de Rallies, o el 405 T16 ganador en Pikes Peak y el París-Dakar? Aunque estos sean los hitos más fácilmente reconocibles, hay mucho más tras la sección Sport de Peugeot. Cada vez que entran en una competición solo tienen un objetivo, ganar. Podrás pensar que es una chorrada hablar de coches de hace 30 años, que lo que era válido por entonces no lo es ahora, pero nada más lejos de la realidad, piensa sin ir más lejos en el Porsche 911.

No hay muchas marcas generalistas que tengan el historial de victorias que posee Peugeot

Peugeot ha apostado por crear el más radical de todos sus GTi. Para ello se ha centrado en tres simples propósitos, un mejor diseño, una mayor eficiencia y en un mayor placer de conducción. Y créeme, lo han conseguido. El 208 GTi 30 Aniversario es terriblemente divertido, sorprendentemente ágil y fantásticamente equilibrado. Se nota con cada acelerón, frenazo o cambio de dirección que no lo han hecho por hacer, que no es una versión más, se lo han tomado realmente en serio.

La mágia y el secreto se esconden debajo de la carrocería, especialmente del capó

Por ello han abierto su imaginación y han ensamblado un pequeño cohete. En cuanto al motor, estamos hablando de un 1.6 gasolina turbo con doble árbol de levas, cadena de distribución, inyección directa de hasta 1,4 bares y sistema de apertura y cierre variable de las válvulas. Es decir tecnología mecánica de última generación. Siempre soy reacio al uso de turbos en este tipo de coches, pero tengo que decir que los ingenieros han sabido regular perfectamente la forma en la que el 208 entrega la potencia. No hay retraso en la entrada del turbo, no es un atmosférico, pero es realmente sorprendente el trabajo realizado.

Otro aspecto que me ha sorprendido sobremanera es el cambio. Gracias a dios no se ha optado por un cambio automático con levas. No sería lógico introducir ese tipo de sistemas en un coche de este tipo. Nosotros controlamos cuando subimos y bajamos la marcha, podemos estirar hasta el motor hasta el límite sin problema alguno, el coche responde y de hecho le gusta, es un pequeño muy cañero.

Pero la potencia no lo es todo en esta vida, está muy bien, no me cabe duda, pero sí no va acompañada por una estructura capaz de soportarla, poco importa. Peugeot no ha tocado el chasis, o al menos eso afirma. Lo que sí han hecho ha sido modificar tanto el eje delantero como el trasero, y las suspensiones que les acompañan. También han añadido una barra estabilizadora retrasada en la parte frontal y un diferencial de deslizamiento limitado Torsen. A esto se le suman los neumáticos de alto rendimiento Michelin Pilot Super Sport, y voilá, joya al canto.

Las suspensiónes endurecidas permiten pegarse con el trazado sin que el coche pierda la compostura. Los neumáticos también ayudan

Los cambios se notan con la primera curva que se toma. La dirección es muy precisa, no transmite todo lo que debería, pero aporta una gran confianza. La aceleración es sensacional, al igual que la salida de las curvas, no le importa que lo trates mal. Pero es en las zonas enlazadas donde realmente se demuestra que la puesta a punto ha sido muy trabajada. Los cambios de dirección repentinos son muy rápidos y planos. El ESP ha sido reconfigurado para ser más permisivo, menos mal, aunque no evita que le salga el carácter subvirador típico de los coches de tracción delantera, pero hay que ser muy animal para que el 208 enseñe esta cara.

La velocidad no es ningún problema. Siempre lo he dicho, lo bueno de estos coches es que te permiten tomarte licencias. Son mucho más aprovechables que las bestias de 500 CV, donde siempre andas pendiente de no sobrepasarte por miedo a salirte en la siguiente curva. Esto no pasa con el GTi 30 Aniversario, tanto sus reacciones, como su velocidad y potencia son fácilmente manejables, te vienes arriba enseguida, desprende una gran confianza y hacerse a su manejo apenas cuesta un par de curvas. Solo deberás tener cuidado a la hora de pararlo, aunque para eso Peugeot ha reforzado todo el sistema con discos más grandes y calibradores Brembo de cuatro pistones que actúan contundentemente.

Peugeot ha sabido reunir 30 años de experiencia en 3,962 metros de largo por 1,83 de ancho

En definitiva, el Peugeot 208 GTi 30 Aniversario es como una zapatilla, sirve para correr, sirve para ir a por el pan, para salir por la noche, para viajar, para todo. Es agradable, es bonito, sobre todo en ese Rojo Rubí, tiene calidad, es rápido, seguro, deportivo, sospechosamente cómodo, y oye, por los 26.930 euros que cuesta es hasta barato. Pero sobre todo lo que es, es alegre. Y esto es al fin y al cabo lo mejor que se puede decir de un coche de estas características. Ya estamos esperando la edición 40 aniversario.

Ficha técnica Peugeot 208 GTi 30 Aniversario