El Porsche Cayenne en modo offroad, sobre asfalto, tierra o nieve, nunca para
El Porsche Cayenne cumple 15 años, y en este tiempo se ha convertido en un salvador y un gran desconocido. Sus múltiples capacidades lo convierten en una navaja multiusos, aunque pocos usuarios hagan uso de ellas. De hecho muchos ni saben que pueda hacerlas.
10 min. lectura
Publicado: 24/03/2017 09:00
Abrir caminos siempre ha sido trabajo de unos pocos elegidos. En el mundo del automovilismo éstos cuentan con un gran peso no sólo en la industria si no también en el seno de la propia marca. Porsche, y el resto del mundo, le debemos al Cayenne un merecido respeto. Gracias a él los de Stuttgart no sólo siguen vivos, sino que vive su época de mayor expansión.
El gran Ferry Porsche ya advirtió al mundo 30 años antes de la llegada del primer Cayenne que si Porsche fabricaba un todoterreno y lo sacaba a la venta el público lo compraría. Y vaya si lo hizo. El Cayenne acumula en sus dos generaciones y 15 años de vida más de 726.000 unidades vendidas en todo el mundo. Para que os hagáis una idea, cada día se venden en el mundo 133 unidades. Si eso no es un éxito, ¿Qué lo es?
El hecho es que a pesar de ser un modelo rodeado por esa áurea especial, el Cayenne nació en el momento más crítico de la historia de Porsche. A finales de los 90 la marca se encontraba en una profunda crisis económica. Los SUV empezaban a florecer y ante la necesidad los directivos dieron el visto bueno a un proyecto revolucionario. Corría el año 1998 cuando se comenzó el desarrollo del Porsche Cayenne. El “tercer Porsche”, su primer SUV.
El Cayenne es a Porsche como el iPod a Apple. Un producto revolucionario y salvador
El laborioso trabajo del equipo de diseñadores, ingenieros y desarrolladores se alargó durante cuatro años. Cientos de miles de kilómetros recorridos por el mundo entero, incluida España, en Bassella, Lérida, completaron un trabajo que cerró las bocas de muchos críticos que no imaginaban un Porsche de ese calibre. Lo vimos por primera vez en el Salón de París de 2002, donde obviamente desató la locura.
El resto de la historia es de sobra conocido. Ya hemos mencionado las cifras que el Cayenne maneja a lo largo de su vida. Y para mayor inri su vida comercial ha estado salpicada por la mayor crisis financiera de la historia a nivel mundial. Un mérito que no debemos pasar por alto. Ahora bien, a pesar de su fama, el Cayenne es un completo desconocido en cuanto a capacidades y posibilidades.
Porsche lo define como el “coche total” y aunque esa afirmación nos resulta un poco injusta para el querido Porsche 911, la verdad es que el Cayenne es capaz de hacer de todo, y todo bien. Es una navaja multiusos. Un excelente rodador, un humillador de “falsos tuneros”, un ágil todoterreno y un coche familiar. Todo en el mismo vehículo.
Ya tuvimos una ligera noción de sus capacidades hace un par de años en la presentación del restyling. En aquel momento nos quedamos impresionados con las capacidades offroad del Cayenne, pero han quedado en un juego de niños comparado con lo que estos días hemos vivido por las tierras leridanas donde se llevó a cabo parte de su desarrollo.
Y es que a pesar de su tamaño, volumen y peso, el Cayenne es como una cabra montesa. Sube colinas, trepa paredes, baja desfiladeros y afronta obstáculos como si le diera igual todo. Ni su tamaño, ni su volumen, ni su peso lo frenan, llegando incluso a asustarte en algún que otro momento. No veréis a muchos Cayenne afrontar algo más de medio centímetro de tierra, pero que sepáis que en cuanto a capacidades todoterreno sólo un tal Range Rover es capaz de igualarle. En el nivel más premium del mercado, obviamente.
Y eso en cierto modo me genera una gran tristeza. ¿Sabe la gente lo que compra a la hora de hacerse con un Cayenne? No, no lo sabe. Obviamente el comprador promedio de un Cayenne sabe que compra un excelente coche, pero no creo que conozca más allá del 10% del mismo, y es una pena. Es uno de los coches más desaprovechados del mercado. Y eso que no resulta especialmente barato.
La ignorancia es mala consejera en esta vida, y seguro que muchos habréis escuchado que: “puff seguro que esto traga mucho” Pues no tanto como podrías imaginar, y sobre todo ¿comparado con qué? Un Cayenne Diésel, el que se compra todo el mundo, bien puede marcarse unos consumos que ronden los 7-7,5 litros, y un S E-Hybrid homóloga 3,4 litros. Un mechero que ya pusimos a prueba en su momento. Si piensas que pesa lo mismo que la provincia de Soria, que tiene tracción total y que cuenta con 262 CV como mínimo, la perspectiva cambia.
Desde su lanzamiento, el Cayenne ha incrementado su potencia un 26% mientras que reducía los consumos en un 36%
Así que trepa cual animal salvaje, y consume cual utilitario conducido de forma alegre, ¿qué más cosas sabe hacer el Cayenne? ¿Correr? Pues si, también lo hace con mucha soltura. Si miras las fichas técnicas de las diversas versiones del Cayenne que existen, te encuentras que en el peor de los casos la aceleración de 0 a 100 km/h es de 7,3 segundos. Muy por debajo de una berlina media. Pero es que en el mejor de todos ellos, el Cayenne Turbo S, se para el crono en 4.1 segundos. El mismo tiempo que un 911 Carrera GTS.
Como ya he dicho, en Stuttgart le tienen mucho aprecio al Cayenne, y no es para menos. Pocos coches a lo largo de la historia pueden decir que han salvado a una compañía. El Cayenne es a Porsche como el iPod a Apple. Llegó cuando más se le necesitaba y llego cual bote salvavidas. Porsche es lo que es hoy gracias al Cayenne. Ni más ni menos.
El dinero que han ganado vendiéndolo a lo largo y ancho del planeta ha permitido que a día de hoy podamos ver siete modelos diferentes de Porsche, con 20 versiones diferentes del legendario 911. Gracias a él tenemos el Porsche 918 Spyder, el retorno al WEC, y un sinfín de proyectos que en unos años se harán realidad. El Cayenne ha dado un presente y un futuro a Porsche.
Pero los alemanes no se pueden quedar parados, y aunque ya tengan un producto redondo, hay que avanzar y superarse. El Cayenne tiene que mejorar cosas. La lista principal incluye una reducción drástica de peso, una imagen más moderna y una tecnología de última generación. Es decir, justo lo que ha pasado con el Porsche Panamera. Y por supuesto todo ello sin tocar ni una sola de las cualidades que ya atesora.
El proyecto va por buen camino. Todavía tardaremos unos cuantos meses en conocerlo. Ya lo hemos podido ver en algún que otro momento, y como ya pasara con las generaciones anteriores está siendo probado en el mundo entero. En esta tercera generación Porsche también aprovechará para lanzar una versión coupé a la que también hemos podido echar un vistazo. Estará especialmente dedicada a aquellos que prioricen el diseño, es decir el postureo, por encima de todo.
No nos cabe duda que Porsche seguirá vendiendo el Cayenne con sencillez. En España sus precios parten desde los 80.000 euros. Es mucho dinero, y por eso cada cliente debe saber lo que se lleva a casa. Es más que un simple SUV, algo más que un Porsche, algo más que un buen coche.