Primer contacto Mazda CX-60 2022, el antisistema
Conocemos en persona al Mazda CX-60, un modelo con el que una vez más el fabricante japonés demuestra que siempre va por libre. Además de por un PHEV, apuesta por un motor de gasolina atmosférico y un enorme propulsor diésel que desafía la tendencia "downsizing".
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Publicado: 15/03/2022 11:00
Con su nueva faceta premium, Mazda está reordenando su gama SUV y por ello han eliminado el CX-3, dieron la bienvenida al CX-30, han renovado el CX-5 y ahora completan la gama por arriba con el nuevo Mazda CX-60. Una mezcolanza de denominaciones numéricas debida a la progresiva reestructuración. Para complicar las nomenclaturas también está el MX-30 totalmente eléctrico.
Presentado hace unos días, he tenido ocasión de verme las caras con el nuevo Mazda CX-60 en estático para tener una primera impresión. Enseguida queda claro que la marca de Hiroshima ha puesto toda la carne en el asador en este SUV que pretende mirar sin tapujos a modelos premium de la talla del Audi Q5, del BMW X3, del Mercedes GLC o del Volvo XC60.
El lenguaje de diseño Kodo presente en todos los modelos del fabricante japonés en estos últimos años encuentra un nuevo giro de su evolución en el CX-60. Según Mazda, «explota el concepto japonés del Ma, el cual representa la sosegada y majestuosa belleza del espacio vacío». En resumen, que no tiene un diseño recargado o estrafalario. Bueno, vale.
Prosa aparte, la cuestión es que este gran SUV resulta atractivo. Las líneas son suaves y elegantes prescindiendo de las líneas de tensión que suelen utilizar otros fabricantes, todo es más sutil. Se ensalza la anchura (1,89 m) con el diseño de los paragolpes y la enorme parrilla. Una parrilla cuyo marco cromado desemboca en los faros de led que son el punto de diseño más controvertido.
Los grupos ópticos delanteros no parecen encajar del todo bien en el conjunto porque son relativamente pequeños y profundos. Ciertamente al natural gustan más que en las primeras imágenes oficiales que presentó Mazda pero aun así causan extrañeza en un primer instante. Con el contacto encendido se desvela un truco interesante puesto que se observa que la luz diurna escapa del faro y atraviesa el marco del radiador, un detalle muy llamativo y original.
En la vista lateral la silueta del CX-60 revela su tamaño que le ubica en el segmento D-SUV al ser 17 cm más largo que un Mazda CX-5. El modelo tiene 4,75 m de longitud y una distancia entre ejes de 2,87 m. Con un habitáculo retrasado y un voladizo delantero corto se enfatiza una parte delantera muy larga donde los diseñadores han querido aliviar el espacio visual con una alargada moldura cromada en la aleta.
Dependiendo del acabado escogido las ruedas pueden montar llantas de 18 o 20 pulgadas. La altura del vehículo es de 1,68 m y la distancia libre de la carrocería al suelo es de 17 cm dejando claro que no es un SUV pensado para uso offroad más allá de pistas de tierra sencillas. El Mazda CX-60 se asienta en una plataforma completamente nueva.
La zaga es la parte más seductora y también la que guarda más en común con el Mazda CX-5. Las formas redondeadas y distinguidas siguen muy presentes en el SUV nipón aunque en esta zona la vista se concentra en unos bellos pilotos de forma alargada. El acabado de corte deportivo Homura sustituye los elementos cromados por elementos en negro.
Un habitáculo de calidad artesanal
Miremos en su interior. El SUV más grande del catálogo de Mazda tiene una configuración interior con cinco plazas. Quien demande más asientos tendrá que esperar hasta 2023 que será cuando se presente el Mazda CX-80. Ese nuevo SUV tendrá mucho en común con el CX-60 pero contará con siete plazas en tres filas de butacas.
El CX-60 rompe esquemas con los nombre de sus acabados, la mayoría diferentes a los que se encuentran en el resto de modelos de gama. De esta manera el D-SUV configura se propuesta con los niveles de equipamiento Prime-Line, Exclusive-Line, Homura y Takumi. En las versiones más lujosas es posible encontrarse un habitáculo que fusiona tejidos, cuero napa, madera de arce y elementos cromados para proponer un habitáculo realmente acogedor.
La calidad de realización es exquisita y el tacto de todos los materiales es muy satisfactorio dejando claro que ha sido uno de los puntos donde más esfuerzo se han centrado. Además, otros fabricantes muestran grandes pantallas y elementos en negro piano, pero Mazda propone un estilo clásico envuelto en un diseño minimalista. Hay pantallas, sí, pero muy bien integradas y en cierto modo disimuladas: son dos pantallas de 12,3 pulgadas cada una que se emplean para el cuadro de instrumentos y para el sistema multimedia.
La ergonomía ha sido muy trabajada y la mayoría de funcionalidades se controlan a través del sistema de infoentretenimiento que es compatible con Android Auto y Apple CarPlay con conexión inalámbrica pero se mantienen mandos físicos para funciones clave como la climatización. Bien pensado.
Los asientos delanteros resultan cómodos y pueden estar calefactados o ventilados pero no pueden contar con un sistema de masaje que sí ofrecen algunos de sus rivales. En una solución inédita, Mazda incorpora un innovador sistema que reconoce al conductor y, según la estatura, ajusta automáticamente la posición del asiento, el volante, los retrovisores y el head-up display. Esos ajustes y otros se pueden guardar en un perfil y una cámara interior registra la cara del conductor para guardar también las preferencias de climatización y música.
En las plazas posteriores el espacio es correcto pero no extraordinario. Se nota el crecimiento respecto a un CX-5 y da cabida sin problemas a pasajeros de hasta 1,80 m de estatura o un poco más si la unidad prescinde de techo solar. Hay salidas de ventilación pero no se puede ajustar la temperatura en esta zona. Los asientos traseros son muy mullidos y confortables, las plazas de los extremos pueden estar calefactadas y también hay tomas USB para recargar dispositivos. La apertura de las puertas traseras es de casi 90 grados lo que facilita tareas como colocar un dispositivo de retención infantil.
La capacidad de carga es grande puesto que el maletero tiene 570 litros, 48 litros más que el CX-5. Este espacio es ampliable a 1.726 litros si se abaten los respaldos de la segunda fila, una operación que puede hacerse en proporción 40:20:40 a través de unos tiradores en los laterales del maletero. Bajo el piso hay un compartimento. El espacio es exactamente el mismo para todas las motorizaciones.
El nuevo SUV nipón aún no ha realizado los test de seguridad Euro NCAP pero Mazda confía en obtener la máxima calificación. Entre otras funciones, el CX-60 puede disfrutar de asistente de intersecciones, control de ángulo muerto, asistente a la frenada en ciudad, detección de peatones traseros, asistente de velocidad inteligente, función de ayuda al salir del habitáculo y monitor de visión 360°.
En un momento en el que algunas marcas han optado por arquitecturas de tracción delantera Mazda vuelve a nadar a contracorriente apostando por una plataforma de propulsión trasera con la intención de ofrecer unas sensaciones de conducción muy dinámicas. Es nueva (y se usará en otros modelos como el futuro Mazda6) y admite versiones con tracción total.
En esta toma de contacto en estático me quedo con las ganas de ver de lo que es capaz al conducirlo, especialmente viendo las características mecánicas que se encuentran bajo el capó. En su estreno comercial la primera variante en llegar será una versión híbrida enchufable, por lo que el CX-60 será el primer PHEV de Mazda para Europa.
El CX-60 e-Skyactiv PHEV utiliza un motor de gasolina 2.5 Skyactiv de cuatro cilindros y un motor eléctrico de 100 kW que desarrollan en conjunto una potencia de 327 CV. Es el modelo de Mazda más potente de la historia. El sistema híbrido recurre a una batería de iones de litio de 17,8 kWh que es capaz de ofrecer hasta 63 km de autonomía eléctrica.
Más adelante se ampliará la gama con un bloque de gasóleo. Los motores diésel cada vez están más restringidos porque hay modelos que han prescindido de ellos en su oferta, otros que han reducido las opciones disponibles o utilizan propulsores pequeños. Desafiando las políticas de la Unión Europea en estos temas, una vez más Mazda sigue su propio camino y apuesta por un enorme motor de gasóleo e-Skyactiv-D de 3,3 litros del que no se han especificado potencias.
En 2023 la propuesta del CX-60 se ampliará con un motor de gasolina e-Skyactiv-X con 3,0 litros de cubicaje. De nuevo el fabricante nipón muestra sus propias reglas y mientras todo el mundo expone bloques con turbo este nuevo propulsor es atmosférico. Tanto el gasolina como el diésel están asociados a un sistema de hibridación ligera de 48 V lo que asegura la etiqueta Eco en el mercado español.
En todos los casos el CX-60 recurre a una transmisión automática de ocho marchas que es completamente nueva. Las versiones de combustión podrán optar por tracción trasera o total, en el PHEV siempre se da movilidad a los dos ejes. Habrá que esperar un poco más para probarlo y ver qué tal funciona en la práctica toda esta teoría.
Ya se admiten reservas del CX-60 aunque las primeras unidades llegarán en septiembre al mercado español. El precio de salida en su versión híbrida enchufable, que será la primera en llegar, es de 50.268 euros. Frente a sus rivales premium, el Mazda CX-60 pretende dar la talla por diseño, calidad interior y dinamismo al tiempo que aporta un precio más accesible a igualdad de equipamiento. Apunta maneras.