Presentación Alfa Romeo Giulia, un regreso por todo lo alto
Tras meses y meses de espera la nueva y ansiada berlina de Alfa Romeo ya está aquí. Una espera que ha tenido su recompensa pues en esta presentación he tenido ocasión de poner a prueba el nuevo Alfa Romeo Giulia.
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Publicado: 20/06/2016 18:00
Cinco años, 60 meses, 1825 días, 109.500 minutos. Es el tiempo que ha pasado desde que saliera de las fábricas de Alfa Romeo la última de sus berlinas. Desde el 159 no veíamos una carrocería así en la casa italiana. Una espera demasiado larga pero que ya ha terminado gracias a la llegada del Giulia. Por fin está aquí, y en esta ocasión he tenido la ocasión de poner a prueba el Alfa Romeo Giulia en su variante diésel más potente de todas.
La verdad es que la apuesta no deja de tener su punto de riesgo. El mundo ha cambiado mucho en este periodo de reposo de Alfa. El segmento de las berlinas, el otrora segmento más importante de todos, está de capa caída. Las cifras de ventas a nivel europeo no hacen más que descender, pero aun así los italianos han querido, dentro de su plan de recuperación, tener una berlina, pero no una cualquiera.
Como ya digo, la llegada del Alfa Romeo Giulia es el primer paso para una remodelación completa de la legendaria casa milanesa. Ha sido el prólogo de una historia que esperan completar en 2020. Hasta entonces veremos cómo aterrizan nuevos modelos, como el primer SUV de la casa, el Alfa Romeo Stelvio, al que ya hemos podido ver en diversas fases de sus etapas de pruebas, y del que ya tenemos algunas recreaciones muy aproximadas.
Dicho todo esto, y volviendo al modelo que nos ocupa, tengo que decir que el Giulia me gusta. Tiene un estilo muy propio de Alfa, muy contundente y deportivo. Un diseño italiano que hará que gires la cabeza cada vez que veas uno. Y es si hay algo que aplaudo a Alfa Romeo, es que hayan hecho a todas las versiones del Giulia atractivas a la vista. A diferencia de sus rivales alemanas que obligan a pasar por caja y a comprar paquetes deportivos para que sean menos sosos que las versiones de acceso.
Esto no ocurre con el Giulia, que siempre gusta, indiferentemente del equipamiento que elijas. Pero claro está, la versión del trébol de cuatro hojas es la que más pasiones levantará. Y es que esta berlina es diferente hasta en eso. Mientras que el resto de marcas presentan las versiones de acceso y posteriormente las unidades deportivas, Alfa Romeo lo ha hecho al revés. Primero nos puso la miel en los labios con el imponente QV, para luego darnos el resto.
En un futuro no muy lejano llegarán las versiones del Giulia con tracción total
Y es que Alfa ha dado luz a un segmento tan clásico y conservador como es el de las berlinas. Todo es cuestión de gustos, pero no me corto a la hora de decir que el Giulia es una de las berlinas más bonitas que hay. Junto con alguna proveniente del lejano oriente. Y lo mejor de todo es que no se ha dedicado a hacerlo atractivo en su exterior, sino que el interior también logra atraer la atención de todos.
Ya tuvimos ocasión de verlo hace unos meses cuando pudimos subirnos dentro del Giulia QV, Me llama la atención lo bien fabricado que está el interior. Todo está bien ensamblado, con ajustes muy buenos y materiales que nos alejan y mucho de los tradicionales plásticos. Huelga decir que la unidad probada contaba con uno de los equipamientos más altos de todos, pero da igual que nivel elijas, el acabado de materiales será el mismo, a excepción de diversos extras que incluyen cuero en los asientos.
Donde también destaca el nuevo Giulia es en su tecnología. Alfa Romeo sabe que tiene que hacer a todos sus modelos acorde a las nuevos tiempos que corren, donde la disposición tecnológica se ha convertido en uno de los motivos principales de compra. Por este motivo se incluyen los últimos y más avanzados en el habitáculo de la berlina.
La mayoría de los dispositivos están destinados a salvaguardar la seguridad de los ocupantes con la ayuda de asistentes a la conducción, como el indicador de ángulo muerto, el radar de proximidad, el control de crucero adaptativo, y el sistema de frenada de emergencia que actuará tanto en cuanto se detecte un obstáculo y nosotros no actuemos por nuestra cuenta. Junto a estos elementos hay que destacar unos faros bixenón, que no LED, y un conjunto de cámaras y sensores de aparcamiento que facilitan enormemente las tareas de aparcamiento.
A todo esto hay que sumar un equipo de conectividad de última generación, y una pantalla digital de hasta ocho pulgadas que llama la atención por la posición en el salpicadero. Hay que decir que a pesar de contar con una buena nitidez, es bastante difícil de ver en cuanto hay mucha luz en el ambiente. A pesar de ello la información que desprende es muy nítida y su manejo es realmente sencillo gracias a la rueda giratoria situada en el túnel central.
El Giulia es un coche pensado para la familia, y por ello cuenta con una habitabilidad muy trabajada. Hay que decir que aunque el espacio sea más que correcto, en este punto hay ciertos rivales que le superan, como el Volkswagen Passat, más en el caso del Giulia QV que se vuelve más radical no solo en su potencia. La habitabilidad es buena, que no excelente. El espacio para las piernas es bueno, pero no así la altura con respecto al techo, donde pasajeros de más de 1,80 sufrirán en la segunda fila. Por último el maletero, que con 480 litros de capacidad, no es de los mejores, pero tampoco de los peores.
En el apartado mecánico, Alfa Romeo ha optado por hacer del Giulia una berlina diésel, pues todas las versiones, salvo la del Quadrifoglio, llevan un bloque de gasoil bajo el capó. La potencia mínima es de 136 CV, con escalones de 150 y 180 CV. Resulta curioso que todas las unidades tengan el mismo bloque, un cuatro cilindros turbo de 2.2 litros. En cuanto a los cambios, tenemos dos opciones donde escoger. Por un lado el tradicional cambio manual de seis velocidades, y por otro un cambio automático de ocho relaciones.
Prueba Alfa Romeo Giulia QV
Como ya he dicho al principio de la presentación, he tenido ocasión de probar la variante diésel más potente de todas, unida a un cambio manual de seis velocidades. Hay que decir que aunque posiblemente el Giulia QV sea el modelo más cotizado por todos los alfistas, Alfa Romeo ha jugado bien sus cartas apostando por las variantes diésel. A fin de cuentas es la motorización más comprada por los clientes tipo de las berlinas, y son estas unidades las que harán que compense la inversión de los italianos y el regreso al segmento D.
Lo primero de todo es reconocer lo evidente. Tanto Alfa Romeo como FIAT, llevan un tiempo haciendo muy bien las cosas en temas mecánicos. Siempre ha sido uno de los puntos fuertes del grupo y últimamente lo están volviendo a demostrar. Me he quedado muy gratamente sorprendido por este bloque de cuatro cilindros. Fácilmente podría definirlo como suave, pero igual es un adjetivo que no engloba perfectamente todas las cualidades.
Es un motor muy refinado, con una rumorosidad muy baja. Apenas se filtran vibraciones al habitáculo, pero todos ellos lo hacen a través de la palanca del cambio. Tengo que decir que es la parte más molesta de todas, porque por lo demás el coche va de maravilla. En total son 380 Nm de par, disponibles desde las 1.750 rpm. Es mucha fuerza desde un régimen muy bajo de motor, y por ello siempre se encuentra el empuje suficiente, incluso circulando a velocidades bajas y en marchas largas.
Eso sí, a pesar de la vibración del pomo, el recorrido entre marchas es muy corto, con un tacto muy deportivo. No es el cambio más refinado del mundo, pero el ajuste en relación está muy bien logrado, se notan las horas de puesta a punto. El cambio sabe aprovechar en todo momento el empuje del motor, y eso es algo de agradecer. Hay que recordar que el Giulia es tracción trasera en todas sus versiones, por lo que el eje delantero se encuentra más descargado de trabajo, y se nota.
No recuerdo una berlina con una dirección así. Es electrónica, sí, pero a pesar de ello muestra un tacto muy, pero que muy bueno. Transmite mucho y su rapidez de respuesta es notable. Es muy directo, y se encarga de guiar al Giulia de forma excelente en todo momento, sin importar los cambios de dirección o el ángulo de las curvas. Junto con el motor, lo mejor del coche.
El Giulia ha sido diseñado para ser ligero, y por ello combina materiales como el plástico, el acero, el aluminio y la fibra de carbono
La toma de contacto no ha sido excesivamente larga, pero en todo momento he tenido la sensación de estar ante un muy buen coche, con potencia más que de sobra para cualquier situación. Por último la suspensión. Alfa Romeo ha trabajado mucho para hacer al Giulia lo más confortable posible y ello supone ajustar una suspensión que ni peca de dura ni peca de blanda. El ajuste es muy bueno, y gracias al selector DNA podremos variar la dureza de los muelles, así como otro parámetros, para hacerlo más o menos rígido en función de las necesidades.
En definitiva: tras una pequeña toma de contacto con el nuevo Alfa Romeo Giulia, la sensación que he tenido ha sido de un coche bien pensado y fabricado. El segmento D está casi monopolizado por los alemanes, pero los italianos quieren atacar el nicho con un muy buen producto. El sabor de boca ha sido bueno, y sobre todo por el motor diésel, por la dirección y por la buena calidad de sus acabados. Va sobrado de todo.
Ahora bien, Alfa Romeo ha fijado unos precios que parten de los 33.150 euros. Un desembolso, quizá, un tanto excesivo si tenemos en cuenta que otros rivales como el ya mencionado Passat o el Opel Insginia parten desde mucho más abajo con motores de potencia semejante. Obviamente el Giulia tiene un punto más de calidad que estos, más próximo al tridente premium marcado por los Clase C, Serie 3 y A4.