Prueba Audi Q2 1.6 TDI, marcando la diferencia
Audi ha entrado por la puerta grande con su primer crossover urbano, el nuevo Audi Q2. Probamos la versión que tendrá mayor protagonismo a nivel comercial, el Q2 con el motor diésel 1.6 TDI de 116 CV con cambio manual y tracción delantera.
13 min. lectura
Publicado: 14/11/2016 09:00
El segmento de los SUV urbanos es el que goza de más salud en el mercado, mostrando un crecimiento que no parece tener fin aunque sigue siendo un territorio poco explorado por las marcas de lujo. El nuevo Audi Q2 es la primera incursión de la marca de los cuatro aros en esta categoría y para no errar el tiro ha decidido apostar fuerte.
Los modelos premium son tan escasos en este segmento que, de hecho, el aparentemente único rival del Q2 será el MINI Countryman. La marca de Ingolstadt también aspira a captar algunos clientes potenciales de alternativas de un tamaño algo superior, como el BMW X1 o el Mercedes GLA -que no compiten directamente con el Q2 sino con el Audi Q3-, pero que quieran algo con un estilo juvenil y de carácter urbanita.
Precisamente personalidad no le falta. De hecho, es el único modelo de Audi en vestir este diseño poligonal con una cintura alta, voladizos cortos y una línea de techo descendente hacia el pilar C de color personalizable, que la marca denomina blade, una característica presente también en el Audi A1.
El 1.6 TDI será el motor más buscado del Q2
En su presentación internacional te contamos con detalle todo lo que ofrece el nuevo Audi Q2, además de algunas pinceladas sobre el comportamiento de algunas de sus versiones. Hemos tenido la oportunidad de volver a ponernos tras el volante del SUV alemán y esta vez hemos aprovechado para conocer con mayor profundidad la versión que a priori concentrará el mayor volumen de ventas entre los tres propulsores TDI y otros tres TFSI que componen la gama. Se trata de la versión con el motor diésel de acceso, el 1.6 TDI de 116 CV.
Esta mecánica de gasóleo con turbocompresor de geometría variable está vinculada al cambio manual y a la tracción delantera. Más adelante se añadirá la posibilidad de montar una transmisión automática de doble embrague Stronic de 7 velocidades. El célebre sistema de tracción integral quattro quedará reservado para las motorizaciones superiores.
La habitabilidad es destacable. El crossover urbano alemán tiene unas dimensiones muy contenidas con 4,19 m de longitud, es decir, 12 cm menos que un Audi A3 Sportback, pero el espacio está muy bien aprovechado. Las plazas delanteras son muy amplias y atrás hay sitio de sobra para dos adultos de 1,85 m de estatura, aunque el asiento central es estrecho e incómodo. El maletero es amplio con sus 405 litros de capacidad, 35 más que el A3 Sportback, que se puede aumentar hasta los 1.050 litros cuando se abate el respaldo de los asientos traseros. Opcionalmente el portón puede llevar un sistema de accionamiento eléctrico (575 euros).
Los acabados interiores muestran mucha solidez y unos ajustes muy precisos. La atmósfera transmite mucha calidad, aunque los paneles de las puertas tienen un aspecto bastante simple y anodino. El Q2 ofrece 6 colores y 10 superficies a elegir para el interior además de una iluminación interior LED con 10 tonos diferentes.
Hay tres niveles de equipamiento denominados design edition, sport edition y el exclusivo #untaggable edition. A estos se les puede sumar los paquetes S-line, Audi design selection (llantas específicas, asientos deportivos con tapicería mixta de tela y cuero y molduras de aluminio cepillado), Vision (faros LED, pilotos traseros LED, retrovisores calefactables y sensores traseros de aparcamiento) y Sound and Color (Audi Sound system, ordenador de bordo en color, molduras interiores de aluminio y blade específico).
La lista de extras para el crossover alemán es muy larga y ofrece numerosas posibilidades de personalización. Hay algunos elementos opcionales muy recomendables a escoger entre el repertorio de extras como los faros LED (1.465 euros), el cuadro de instrumentos digital Audi virtual cockpit (540 euros), la cámara trasera (445 euros) o el control de crucero adaptativo (460 euros).
Audi denomina MMI -Multi Media Interface- a su sistema de infoentretenimiento. Hay tres tipos. El de serie es el MMI radio plus que lleva sintonizador de radio, reproductor de CD y lector de tarjetas. El intermedio es el MMI Navegación (680 euros) que lleva puerto de recarga USB, navegación con mapas 3D y punto de acceso WiFi integrado. El más completo es el MMI Navegación plus (2.175 euros) y lleva una unidad de DVD y otra flash de 10 GB para archivos de música, dos lectores de tarjetas y permite actualizaciones online.
Los dos primeros emplean una pantalla de 7 pulgadas y el último una de 8,3 pulgadas. Aunque el tamaño no parece diferir mucho, lo cierto es que se nota porque no sólo es algo más grande sino que cuenta con mayor resolución (1.024 x 480 píxeles). En cualquier caso la pantalla del sistema multimedia no es táctil, su manejo se realiza a través de un mando situado entre los asientos delanteros denominado MMI Touch. Es necesario familiarizarse con él ya que algunas funciones no me han parecido muy intuitivas.
Un comportamiento intachable
¿Cómo se comporta el Q2 1.6 TDI? Nada más ponerme tras el volante me llamó la atención que la posición de conducción no es elevada como en otros crossovers, sino que es muy próxima a la de un turismo. Según Audi, en el Q2 el conductor está sentado 8 cm más bajo que en un Q3.
El turbodiésel de acceso entrega 116 CV muy voluntariosos. A pesar de que no es una cifra de potencia muy elevada las prestaciones son buenas gracias a que el par máximo de 250 Nm se ofrece de manera constante entre las 1.500 y las 3.200 rpm, un rango muy amplio. Empuja con suficiente contundencia realizando una conducción normal.
El cambio manual de 6 velocidades tiene un manejo muy agradable, con recorridos cortos y precisos. Las marchas altas tienen unos desarrollos muy largos que permiten circular a ritmos elevados pero a bajas vueltas, beneficiando el consumo. Las marchas bajas tienen una relación más cerrada para brindar una buena aceleración -el Q2 1.6 TDI pasa de 0 a 100 km/h en 10,3 segundos-.
Esta toma de contacto con el crossover de Audi de unos 250 kilómetros entre Bilbao y Santander comprendió varios recorridos en la que buena parte se realizó por autovía, pero también incluyó rutas por montañosas carreteras secundarias y algunos desplazamientos urbanos. Los consumos del Q2 se situaron ligeramente por debajo de los 6 l/100 km según el ordenador de a bordo.
Haciendo una conducción eficiente se pueden recortar unas décimas a ese valor pero me parece muy difícil que se pueda conseguir alcanzar el consumo combinado homologado de 4,6 l/100 km que anuncia esta versión con los neumáticos de tamaño generoso (215/50 R18) de serie. En cualquier caso resulta un buen resultado poder conseguir valores de 5 y pico y habla bien de la eficiencia de este 1.6 TDI.
Se trata de una mecánica cuya sonoridad no puede esconder su carácter diésel, especialmente a baja velocidad, si bien la rumorosidad apenas llega al interior del habitáculo. El ruido aerodinámico es más nítido cuando circulamos por encima de los 100 km/h, aunque en ningún momento llega a niveles que resulten molestos.
Dinámicamente uno de los aspectos que más me gustó fue el acertado tarado de la suspensión. La amortiguación del Q2 tiene un ajuste que limita las oscilaciones de la carrocería, logrando una elevada precisión de guiado y una buena agilidad en zonas reviradas. Sin embargo esa configuración no se ha traducido en un coche incómodo, al contrario, la suspensión hace un buen trabajo filtrando las irregularidades del asfalto sin problemas.
El secreto es la amortiguación regulable “dámper control”, opcional por 940 euros, que emplea amortiguadores de gas con doble tubo que incluyen una válvula electromagnética que controla el flujo de fluido hidráulico entre las cámaras interior y exterior, adaptando su dureza según las condiciones de la carretera en cuestión de milisegundos. Audi también ofrece una suspensión deportiva (260 euros) en el paquete deportivo S line que rebaja la altura de la carrocería 10 mm.
A pesar de su carácter urbano, el Q2 también se atreve con pequeña incursiones offroad. Durante esta toma de contacto con el modelo alemán pude circular brevemente por una pista en buen estado y demostró que esas circunstancias también sigue siendo un coche cómodo y que es capaz de superar pequeños obstáculos con solvencia. La altura libre al suelo es de 200 mm, un dato generoso.
El Audi Drive Select cuesta 235 euros y brinda cinco programas de conducción: auto, comfort, dynamic, efficiency e individual. Ajustan la respuesta del motor y la asistencia de la dirección y, si los lleva, también modifica la actuación de la caja de cambios automática -en las versiones Stronic-, la amortiguación adaptativa -si la lleva-. Así se puede elegir de manera sencilla entre una respuesta deportiva o una mayor eficiencia.
El precio del Audi Q2 con este motor 1.6 TDI de 116 CV parte de los 27.420 euros, una cifra muy notable teniendo en cuenta que la tarifa puede aumentar considerablemente a medida que vayamos adicionando extras y paquetes de equipamiento. Es el precio a pagar por el modelo más lujoso y tecnológico de su segmento.