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Prueba Audi RS 7 Sportback Performance, misil familia-tierra

Las berlinas responden a una necesidad, pero cuando introduces las siglas RS el sentido cambia por completo. El Audi RS 7 Sportback Performance se traduce en uno de los modelos más radicales de la gama alemana.

Prueba Audi RS 7 Sportback Performance, misil familia-tierra

13 min. lectura

Publicado: 13/08/2024 18:00

La compra de un coche suele basarse en cuestiones de lógica y necesidad. La mayoría de los conductores buscan tener el mejor coche posible dentro de sus posibilidades. Sin embargo, no todos los conductores son iguales ni todos los coches son iguales. Un pequeño y selecto grupo de ellos puede permitirse comprar un Audi RS 7 Sportback Performance. El coche que hoy ocupa toda nuestra atención en esta prueba. El sueño de muchos y la realidad para unos pocos. Durante una semana ha sido mío. Te cuento la experiencia.

El RS 7 Sportback es un A7 con miles de dosis de esteroides.

El Audi A7 es ya de por sí uno de los coches más atractivos del mercado. Una berlina que para los enamorados de los sedan como yo, tiene todo lo que uno puede pedir en un coche. Hay que ser sinceros y reconocer que Audi acertó con el diseño y el rediseño de un coche que si bien está lejos de ser el más vendido en la casa, cumple perfectamente como escaparate. El logo de los cuatro aros atrae muchas miradas ante el paso de una berlina así. Hay que reconocer que en esta configuración la mezcla es incluso más atractiva. Un puntito discreto y un puntazo cantoso. Me encanta.

Cuando uno piensa en un deportivo suele imaginarse las formas y el concepto de un Audi R8. Un coche de compacto tamaño, bajo, aerodinámico y cargado de alerones, pero Audi es capaz de concebir la deportividad en muchos formatos diferentes. Las siglas RS adelantan algo extraordinario y el RS 7 Sportback Performance es, junto con el RS 6 Performance, el coche térmico más potente de la casa. Superando al Dios R8 que tristemente ya nos ha dicho adiós. La próxima visita que nos haga, salvo mayúscula sorpresa, será totalmente diferente. Su mecánica pasará a contar con sistemas parcial o totalmente electrificados. El fin de una era.

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Pero volviendo sobre la senda de este coupé de cuatro puertas y 5 metros de largo, el aspecto del RS 7 intenta pero no consigue pasar desapercibido. Una pequeña ilusión que lo hace destacar entre el tráfico. Parachoques sobredimensionados, pasos de rueda abultados y muchas líneas de tensión que elevan el aspecto agresivo. Sin embargo, de puertas para dentro nos recibe un habitáculo cálido y bien acabado con materiales nobles como el cuero o la fibra de carbono. Un contrapunto muy interesante que no nos permite olvidarnos que este coche está pensado para viajar de forma holgada. Es un sobrado.

El interior muestra un aspecto moderno con pequeños toques de deportividad aportados por las muchas superficies recubiertas en Alcántara. Tres pantallas centran casi toda la atención. Paneles de generoso tamaño que permiten gestionar todas y cada una de las funciones del coche, incluida la climatización a través de un módulo propio. Es la misma presentación que podemos ver en muchos otros modelos de la casa, del Audi A6 para arriba. No puedo negar que esté algo vista, pero sigue cumpliendo muy bien. Lo que menos me gusta, una vez más, es el excesivo uso del Pianno Black. El negro lacado que tan fácilmente se ralla y se ensucia. Indigno para un coche de este precio.

La línea cupé realza la deportividad y le da un aspecto mucho más elegante.

Todos los pasajeros, principalmente los delanteros, van a disfrutar de muchos elementos de confort. Sistemas de a bordo que permiten hacer de cada viaje la mejor experiencia posible. El espacio en las plazas traseras es el típico de una berlina familiar. Visto desde dentro nada te hace pensar que estas ante semejante nivel de rendimiento. Un Audi más, bien acabado, espacioso, cómodo y relajante que invita a pasar muchas horas sentado disfrutando de un buen viaje por carretera. Sin embargo, nada te prepara para la explosión que recibes al pisar a fondo el acelerador.

Como ya sabrás, las siglas RS son las que Audi usa para sus modelos más deportivos. El Audi RS 2 las inauguró y hoy siguen vivas en muchos modelos de altas prestaciones; RS 3, RS 4, RS 5 o RS Q3 o RS Q8. A excepción del A8 todos los modelos de la casa las disfrutan. Sin embargo, como ya he dicho un poco más arriba, los RS 6 y RS 7 se reservan las máximas prestaciones. Al abrir el capó nos encontramos con un motor V8 turboalimentado de 3.996 centímetros cúbicos que desarrolla 630 caballos de potencia a 6.000 revoluciones y 850 Nm de par motor entre las 2.300 y las 4.500 vueltas. Si no comprendes estas cifras las vas a entender claramente con las siguientes.

La calidad interior es extraordinaria, aunque sobra tanto negro lacado.

Ahí donde la ves, esta cómoda berlina alemana de 5 metros y dos toneladas de peso es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 3,4 segundos y alcanzar una velocidad punta (limitada electrónicamente) de 250 km/h. Es capaz de dejar atrás a muchos otros deportivos del mercado y hacerlo mientras te masajea tranquilamente la espalda o escuchas tu música favorita a través de un equipo de sonido firmado por Bowers & Wilkins de 7.000 euros. Mundos que en un principio deberían no tener que mezclarse como el agua y el aceite, pero que lo han hecho y lo han hecho con toda naturalidad.

He de reconocer que esta no es la primera vez que pruebo el Audi RS 7, hace unos años ya tuve ocasión de catar la generación anterior y si bien me quedé asustado de sus prestaciones noté un chasis al límite. Era un coche que podía ir mucho más rápido de lo que era capaz de asimilar. Para esta nueva generación los ingenieros han retocado elementos específicos de la plataforma y han conseguido que, ahora sí, el RS 7 Sportback Performance sea capaz de exprimir al máximo toda su furia. Bien diferente es que el conductor quiera hacerlo o se sienta cómodo al hacerlo. Es un coche al que hay que tenerle mucho respeto.

El corazón de la bestia, un poderoso bloque V8 turboalimentado de 4 litros.

El problema es que está muy bien hecho. Me explico. A la hora de viajar con él te das cuenta de lo cómodo y lo bien aislado que está. Tanto que es fácil no darse cuenta de que estás circulando a una velocidad muy superior a la legal. Los 150 km/h del RS 7 no son iguales que los 150 km/h de un coche corriente. La velocidad no se nota y tan sólo hace falta pisar una mínima parte del acelerador para transcurrir a semejante ritmo. En línea recta y en llano es posible viajar a 150 km/h a 2.200 rpm y con más de un 95% del par esperándote a la más mínima reacción del pie derecho. Una vez más insisto en lo sobradísimo que va.

No siempre se muestra como una bestia descontrolada. Audi ha configurado varios modos de conducción, incluyendo el ya mencionado modo Dynamic y otros programas más civilizados. Gracias a ellos el RS 7 es un coche funcional y práctico para el día a día. Es sorprendentemente cómodo en ese uso rutinario y hasta aburrido. Sin tirones, sin apenas molestias en el interior. Al igual que el Doctor Jekyl y Mister Hyde, esta berlina puede pasar de la civilización al radicalismo con sólo pulsar un botón, literalmente. Ese botón lo encontramos en el volante con las siglas RS. Dos formatos deportivos, RS1 y RS2, que disparan la adrenalina a todos los ocupantes.

Los programas dinámicos transforman a la bestia en una dócil y cómoda berlina alemana.

De ser una cómoda y tranquila berlina alemana pasa a ser una bestia impresionante capaz de dejar atrás a casi todo lo que se ponga a su altura. Las líneas rectas son su principal campo de batalla, pues en carreteras muy reviradas y estrechas cuesta exprimir toda su esencia. Es demasiado grande y potente para llevarlo de forma sensata y racional. Corre mucho, puede que demasiado para estos escenarios y pierde eficacia. Basta con rozar el acelerador para notar una respuesta. Alcanza velocidades de infarto y menos mal que calza unos buenos discos carbocerámicos que soportan muy bien ese tipo de trato agresivo. Sin embargo, como digo, no es el mejor escenario para el RS 7. Mejor espacios abiertos o circuitos cerrados.

A fin y al cabo no deja de ser un coche de cinco metros de largo pensado para que cinco pasajeros disfruten de mucho confort y tecnología. No le falta ni un sólo detalle, desde faros láser hasta cámaras de aparcamiento o de visión nocturna, incluyendo también asientos con masaje y muchas delicatessen propias de los clientes de Audi. Ahora bien, tantas prestaciones y lujos hay que pagarlos y no poco. La cifra mínima es de 180.000 euros por la versión Performance de 630 caballos. Dato que debemos tomar como orientativo ya que es muy fácil disparar la factura final si picamos en alguna de las muchas chucherías que Audi nos promete. Problemas de ricos al fin y al cabo.

Pocas berlinas en el mundo están a la altura de semejante desarrollo.

Conclusiones

El anterior RS 7 Sportback Performance me dejó con ciertas dudas de seguridad. Su chasis ya no era capaz de soportar tanto rendimiento, pero esta nueva generación corrige esos defectos y los lleva a un nuevo límite. Es mucho más fiero de lo que su imagen deja entrever. Es agresivo cuando tiene que serlo, cuando tú así se lo pides, pero es práctico y funcional en el día a día. Una combinación explosiva y realmente atractiva que hace de él un coche sobresaliente. ¿Lo peor? Diría que el precio base y el de los opcionales. Tampoco me gusta el excesivo Pianno Black que emplea. Impropio de esta categoría y de este precio.

Opiniones del Experto
Nos ha gustado
  • Prestaciones
  • Motor V8
  • Confort de marcha
Nos ha gustado menos
  • Consumo elevado
  • Precio
  • Pianno Black
ValoraciónNota8.4
Comportamiento9
Prestaciones10
Consumos7
Confort de marcha9
Seguridad8
Habitabilidad8
Calidad interior8
Equipamiento8

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