PruebaPrueba Audi S4: Deportividad lógica
Probamos el Audi S4, la punta de lanza en la carrocería berlina de Audi. Sigue siendo muy deportivo, aunque el escalón con el Audi RS4 o RS5 es acusado, por tipo de propulsor y dureza de conjunto. Estamos ante un deportivo lógico.
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Publicado: 10/04/2018 20:00
No os voy a engañar. De los tres fabricantes Premium alemanes, Audi es, posiblemente el que mejor ordenado tiene las nomenclaturas de las variantes deportivas. Audi RS, BMW M y Mercedes AMG. No tiene pérdida, pero en los últimos años han ido apareciendo versiones no tan radicales pero con un extra de picante. Más en Mercedes (nomenclaturas AMG más pequeñas) y en BMW (M Performance), que en Audi, donde el salto ha sido hacia arriba; todos recordaremos el Audi S3 y de pronto, aparece un RS3.
Realmente no podemos decir que los modelos RS sean exactamente de esta época, porque hace ya más de 20 años que se lanzaba el Audi RS2 pero sí ha sido en tiempos más modernos donde se ha extendido por prácticamente toda la gama de Audi y ahora ya entendemos e interiorizamos que un Audi S puede tener un hermano mayor RS según carrocerías. Punto.
Eso nos lleva a probar un Audi S4 en carrocería berlina y hago el apunte de la carrocería porque tanto en el Audi A4 como en el A6, la versión RS sólo se reserva para el modelo Avant, y no para la berlina. Por fortuna o no, estamos ante la punta de lanza para este formato. El coche es muy potente, con 354 CV sobre el papel y un motor V6 turbo de 3.0 litros. Gracias al turbo, es capaz de entregar un par máximo de 500 Nm entre 1.370 y 4.500 rpm.
Obviamente sólo se puede seleccionar con tracción integral Quattro que incluye un diferencial central autoblocante. El reparto de tracción es de 60%-40% detrás-delante. La caja de cambios es de ocho velocidades y convertidor de par que comercialmente se llama Tiptronic y que funciona francamente bien. Gracias a ello, el coche araña el asfalto y lo arruga en 4,7 segundos de 0-100 km/h y la velocidad máxima, como es religión, está limitada a 250 km/h.
Sobre el papel, todo indica que es un coche rápido, y sus 7,7 l/100 km de media homologados incluso nos invitan a pensar que es hasta ahorrador (cuando realmente no es así). Para quien pueda interesarle el maletero, la capacidad es generosa, con 480 litros que se reparten en más de un metro de profundidad y exactamente uno de ancho. El peso anunciado sí es un poco elevado con poco más de 1.700 kilos en vacío (aunque se advierte que se tiene en cuenta el depósito lleno al 90% y a 75 kilos de lastre que corresponderían al conductor medio. Igualmente, es una cifra que estoy seguro de que va a pesar sobre la carrocería.
El coche parte de 74.910 euros, cifra que obviamente es capaz de engordar sin freno a base de pintura, volantes, asientos y tecnología. Sí apostaría por los asientos de mayor nivel, que son de una pieza y cuestan 1.175 euros. Vienen revestidos en cuero Nappa. Los de serie son deportivos, pero de dos piezas y vienen en Alcántara/cuero aunque se pueden seleccionar en cuero Milano por 635 euros. Afortunadamente hay varios elementos visuales que son de serie, como el Audi Virtual Cockpit y el navegador. Por casi 1.000 euros podemos apostar por los faros delanteros Matrix LED que funcionan de órdago y son muy recomendables.
Las variantes RS solo están disponibles en carrocería Avant en el Audi RS4 y RS6
Existe, si cabe, un diferencial más deportivo que cuesta 1.715 euros cuya función es de reparto de par en el eje trasero. La suspensión deportiva variable ‘damper control’ es opcional también y cuesta 1.245 euros. También existe una dirección que se regula en función de las condiciones de conducción (dynamic steering) que cuesta 1.270 euros. Realmente considero que el Audi S4 viene muy bien equipado, aunque en el aspecto técnico, el diferencial deportivo y la suspensión variable me parecen recomendables. En el tecnológico, va en función de gustos. Por ejemplo, la cámara de marcha atrás cuesta 570 euros y de serie viene con los sensores de aparcamiento. A mí me vale así.
Por la seguridad también se paga y si quieres los controles de ángulo muerto o salida de trayecto y demás ayudas, habrá que desembolsar, una vez más, una cantidad adicional. De serie sí que viene el Pre-Sense City que advierte de peligro de colisión frontal y frena el coche en caso de detectar una situación más delicada.
Pero estamos aquí para valorar al Audi S4 por lo que representa: una variante deportiva. Afortunadamente, siguen existiendo berlinas como esta que estiran el chicle en contra de la moda SUV y apuestan por un formato tradicional pero de sensaciones radicales.
Es un coche largo, con 4.745 mm de longitud y una batalla de 2.825 mm. Sin espejos el coche mide 1.842 mm y con espejos, 2.022. De alto es 1.404 mm. Por poner en contexto las dimensiones, es 19 mm más largo que un Audi A4 convencional, igual de ancho y 23 mm más bajo.
Pero donde realmente está su atractivo diferencial es en la estética marcada y adornada por el orgullo de los productos Audi S, que son los elementos específicos. La calandra frontal y los paragolpes son deportivos, con enormes secciones en contraste, pinzas de freno específicas y un anagrama V6 T en ambos laterales. Los retrovisores son grises, diferenciando así a la exclusiva versión cuya trasera enseña su lado más radical gracias a las cuatro colas de escape. A decir verdad, es agresivo en cuanto a estética pero discreto a la vez; el purasangre ahora es el RS y ahí es imposible no distinguirlo de una versión convencional.
Los anagramas ‘S’ aparecen en las molduras de entrada y en los asientos, que como comentábamos al principio, impresionan, agarran bien y su estética enamora. Cuero y Alcántara son los materiales, junto al plástico que uno ve nada más abrir la puerta. Y es que la sensación de calidad es muy elevada y el atractivo visual es innegable. Peca quizá de que el Audi A4 estándar ya es de por sí un gran coche.
Molduras de fibra de carbono y anagramas de ‘Quattro’ no pueden faltar para el Audi S4. La palanca de cambios (donde se aloja otro anagrama ‘S’, es más estética que funcional. Su forma sirve para apoyar la mano y poder manejar con mayor comodidad la ruleta giratoria del sistema de infoentretenimiento, cuya pantalla no está integrada de forma tan armoniosa y parece un añadido necesario sobre el salpicadero. La resolución es sublime y las funcionalidades, una tarea pendiente ya que la complejidad sigue siendo mayor que en otros modelos.
Se nota que el protagonismo se ha querido centrar en el Audi Virtual Cockpit, que sigue siendo actual y sorprendente, aunque no hace que el coche sea mejor, sino más atractivo visualmente. A decir verdad, tanta opción de personalización y los menús le roban mucho protagonismo a la pantalla central, que es donde realmente es interesante ver cierta información, aunque ver el gigantesco mapa tras el volante es brillante. Y es que los Audi, por dentro, tienen una presencia cuidada. El volante, achatado por la parte inferior, vuelve a ser más estético que práctico. Y las levas son tímidas y para unas manos pequeñas quedan ligeramente alejadas de la posición ideal.
En las plazas traseras, más para cuatro que para cinco ocupantes, el espacio es generoso, aunque el túnel central está demasiado acusado. El climatizador, al ser de tres zonas, muestra un display para los ocupantes traseros. La altura de la ventanilla queda ciertamente elevada y para mayor intimidad, nuestra unidad cuenta con unas prácticas cortinillas laterales y lunas oscurecidas.
En marcha
El arranque es por botón, y como no podía ser de otra manera, lo que parece cuidado en la parte estética, también lo es en la parte auditiva. El bramido es acusado pero elegante, con cierta rabia aunque decente. No es como en el Audi RS5 o RS3, donde parece que se abren las gargantas del infierno a cada golpe de gas. Aquí hay deportividad y sensaciones, pero en su justa medida e incluso un poco más; bravo por el trabajo bien hecho.
Como es lógico, los programas de conducción permiten a cada usuario configurar el coche y adaptar los parámetros a cada situación de conducción. Obviamente, los deportivos ajustan la suspensión, la dirección y la entrega de potencia para que todo ocurra de forma más violenta, más directa; una unión perfecta entre el coche y la carretera. Sin embargo, el modo Sport es realmente notable a todos los niveles, cosa que no pasa con muchos deportivos.
He comenzado hablando de la parte ‘racing’ del coche, porque es un S4, y lo que se espera del rendimiento sólo puede encontrarse aquí. Parece que el coche endurece acorde y se vuelve más predecible y reactivo, pero hay un pequeño truco: la tracción integral y la mecánica que sujeta el chasis como un animal salvaje en su terreno natural. El único problema es que un cambio de dirección fuerte desplaza mucho peso, y a pesar de que las ayudas electrónicas y la tracción están ahí para tu socorro, me ha resultado más fácil entrar en esa delicada zona donde el coche ya te avisa de que no te estás portando como deberías. Así que decido aflojar y literalmente me quedo clavado gracias a la potentísima frenada del Audi S4; ¿quién diseña los frenos en esta casa?
Es muy sorprendente cómo el tacto del pedal de frenada y la reacción te pueden dejar casi más ‘enganchado’ que las aceleraciones. Estoy de acuerdo en que el Audi acelera como una bestia pero lo hace de forma lineal y como el asiento es cómodo y el interior está bien resuelto, la sensación se amortigua ligeramente. Insisto en que la aceleración es de quitar el hipo, pero no me parece un punto radical porque además, esta berlina no se mueve de la trayectoria. Por ejemplo, el motor de seis cilindros de un BMW 340i es más contundente y a la zaga le gusta ser protagonista, con lo que estás más atento en cada pisotón.
La caja de cambios del Audi es muy buena, sin ser la punta de lanza en cuanto a reacciones. Las transiciones son suaves cuando tienen que serlo y rápidas en los momentos que se le demanda deportividad, pero una vez más, después de haber probado otras opciones, la deportividad en este aspecto, se queda en el punto que le corresponde. Es rápida pero no agresiva. No es lenta, pero tampoco se ha diseñado para ser la más efectiva de la casa. Ahora, el Audi S4 es el equilibrio y el compromiso entre la radicalidad y la berlina diaria.
Y no pudimos evitar coger el coche para hacer un viaje, porque al fin y al cabo, es un automóvil de tres volúmenes que sirve tanto para enlazar curvas como para viajar, aunque el tamaño de rueda, el tarado de la suspensión y la gran llanta juegue un poco en contra de la comodidad. Nada preocupante, porque realmente es muy cómodo.
Nunca podría haber imaginado que iba a resultar tan placentero hacer largas rectas a velocidades normales con un Audi S. Pero la tracción, la caja de cambios y un bloque como el del Audi S4, alejan ligeramente las cifras homologadas en cuanto a consumo.
En ciudad hemos visto cifras rozando los 12 litros que se rebajan con facilidad, teniendo el equilibrio en unos 9 litros de media. Aunque el coche se defiende exponencialmente mejor en carretera, donde es imposible alcanzar el 6,3 que promete de media, pero sí sumar 1,5 litros a esa cifra, siempre y cuando circulemos a velocidades ligeramente más bajas de lo legal. En cuanto aprietas el acelerador más de la cuenta, ver 8,0 litros está dentro del marco. No es una cifra elevada teniendo en cuenta la máquina de la que se trata.