Prueba BMW 218d Active Tourer, un monovolumen al estilo BMW
Primer monovolumen de BMW, y el primer modelo en tener tracción delantera Probamos la variante BMW 218d Active Tourer con 150 CV y cambio automático Precio de salida desde 27.950 euros Volumen de maletero entre los 468 y los 1.510 litros
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Publicado: 20/05/2017 11:00
Sabes el dicho aquél que dice: ¿si no sabes para qué te metes? Pues BMW no parecía conocerlo cuando, ante la sorpresa de todos, se lanzó a la producción de un coche tan raro en ellos que costaba hasta creer. Pero no, era cierto y a día de hoy a nadie le resulta extraño ver un monovolumen con un emblema que más que otra cosa siempre ha representado deportividad. Pero está claro que hay que probarlo para ver el resultado, y por ello me he puesto tras el volante de una de las variantes más comerciales de todas; el BMW 218d Active Tourer.
Pero estamos ante un caso extraño por dos motivos. El primero ya lo he mencionado, el primer monovolumen, pero además es el primer coche de tracción delantera de la firma bávara. Algo que en su momento levantó más ampollas que su carrocería y su filosofía juntas. Y ya es decir. Por estas razones estamos ante un rara avis. Ante un coche que emprende un camino desconocido por BMW. Muchas cuestiones se agolpan ante esto. Así que vamos a responderlas.
¿Diseño o función?
Los monovolúmenes están pensados para lo que están pensados. El diseño siempre tiene que estar al servicio de la funcionalidad. Tiene que ser espacioso, y sobre todo tiene que ser aprovechable. Imagínate un BMW i8. Precioso a que sí, pero poco práctico para una familia con niños. Ahora imagina el caso contrario; un Volkswagen Touran. No muy atractivo a la vista pero impresionantemente espacioso y funcional. Ahora bien, ¿hacia dónde tira más el BMW Serie 2 Active Tourer?
Pues obviamente hacia el lado pragmático. El Active Tourer cuenta con unas líneas inconfundiblemente apropiadas para un MPV, pero sin por ello olvidar que es un BMW. Es más, sí lo miras por delante reconoces los elementos típicos de la marca. Los riñones de la parrilla, los faros, e incluso el capó que cuenta con nervaduras muy marcadas. Los diseñadores han sabido crear ese punto intermedio, aunque claramente la función gana la batalla a la forma. Caso diferente es el de su hermano mayor, el BMW Serie 2 Gran Tourer, donde claramente el diseño ha tenido menos importancia.
¿Interior familiar?
En este apartado los de BMW no han jugado con las leyes establecidas. De puertas para adentro el Active Tourer es un monovolumen en toda regla. En todo el habitáculo se descubren espacios para dejar objetos, así como espacio más que de sobra para todos los ocupantes. Eso sí, el diseño de las mesitas traseras se me antoja un poco tosco. No causan buena sensación a la vista, y es algo que se debe mejorar. Como no podía ser de otra manera la banqueta trasera se pliega en una proporción 40:20:40. A pesar de ello un quinto ocupante viajará con cierta estrechez, o en el caso, una quinta silla entrará con dificultades, de hecho no hay fijación ISOFIX en la plaza central.
En cuanto a maletero, nos encontramos con unas cifras de volumen acorde al segmento en el que nos encontramos. Hay que decir que las medidas externas del Active Tourer son bastante recortadas: 4,34 de largo por 1,80 de largo. Con ellas obtenemos un maletero mínimo de 470 litros y un máximo de 1.510. Son datos estándar dentro del segmento. Por encima encontramos rivales como el Mercedes Clase B, con 488 litros. Eso sí, hay que reconocer que cada uno de esos litros es aprovechable al máximo gracias a unas formas rectas.
Equipamiento y tecnología
En este punto un monovolumen es como cualquier otro coche, por lo que no hay diferencias de equipamiento o tecnología. Hay que recordar que el Active Tourer está ubicado en la gama del BMW Serie 2, aunque no emplean la misma plataforma. Es por ello que el familiar es capaz de disponer de los mismos elementos opcionales que el resto de la gama. Hay cuatro niveles de acabado además del modelo base: Advantage, Sport, Luxury y M Sport. Con ellos no solo tenemos más o menos elementos, sino que también conseguimos modificar el diseño exterior del coche. Desde el más "soso" de todos, al más deportivo, el M. ¿Quién dijo que no se podía tener un monovolumen deportivo? Al menos lo parece.
Si hablamos de gadgets, encontramos una amplia y variada oferta. Caben destacar faros de LED, de serie a partir del acabado Advantage, llantas de hasta 18 pulgadas, Head-Up Display, pantalla central de 8,8 pulgadas con navegador profesional, cámaras de aparcamiento, techo solar, control de crucero adaptativo, y un sinfín de dispositivos que harán nuestros trayectos más cómodos y seguros, porque gran parte de esos avances se destinan a mejorar la seguridad de todos los ocupantes. En su próximo restyling, el Serie 2 Active Tourer podrá incluso disponer de más elementos.
¿Mecánicas aburridas o típicas de BMW?
Bueno, sí te preguntan por un adjetivo de BMW, es más que probable que el primero que te llegue a la mente sea deportividad. No estarás equivocado, pero sí hablamos específicamente del Active Tourer, vas más desencaminado. Si miramos la gama encontramos con que la potencia de salida es de 116 CV, nada destacable, y que como máximo dispondremos de 231 caballos. Aquí la cosa cambia, pero seamos sinceros, nadie se va a comprar un monovolumen familiar con tanta potencia y menos en un motor de gasolina. Pero oye, por estar, está.
La tecnología Efficient Dynamics está presente en todos los motores, por lo que se logran reducir los consumos de forma notable
En cuanto a cambios, se disponen de tres opciones posibles. Según la versión mecánica, podemos disponer de una caja de cambios manual de seis velocidades, otra automática de seis, y otra con el mismo número de relaciones pero con un tacto más deportivo. Lo mismo de antes, no sé para qué optar por esa última opción teniendo que llevar a los niños y los bártulos encima. Creo que más bien es una manera de que BMW pueda decir que tienes la opción de incorporar el tradicional tacto deportivo en un monovolumen, pero más sentido que ese no le encuentro.
He de reconocer que en este caso he tenido ocasión de probar la que, a priori, se sitúa como la variante más comercial, o al menos lógica, de todas. El 218d con cambio automático de siete velocidades. Sin xDrive, porque esa es otra, también hay posibilidad de incluir la tracción total de BMW. En este caso en particular se disponen de 150 CV y 330 Nm de par que a su vez homologan unos consumos medios de 4,1 litros a los 100 kilómetros. Como ya digo es la combinación mecánica que yo elegiría, pero claro, su precio de partida en los 32.627 euros. Algo elevado si lo comparamos con la competencia.
Prueba BMW 218d Active Tourer
Antes de lanzarme a contarte cómo se comporta este primer monovolumen de BMW, voy a hacer un repaso de si el Active Tourer va ganándose el emblema de la marca. En cuanto a diseño se ha conseguido un correcto equilibrio entre la función y la forma. El interior por su parte muestra evidencias claras del segmento al que pertenece, pero no por ello los alemanes se han olvidado de aportar su toque habitual de calidad, equipamiento y tecnología. Espacio con calidad. Así que el comportamiento dictará la sentencia.
Como ya he dicho me parece una potencia y una configuración perfectas para este tipo de coche. Y lo digo antes y después de haberlo probado. Los motores de BMW destacan por su excelente rendimiento. Sí que es cierto que todos pensamos en sus bloques de seis cilindros en línea, pero este cuatro cilindros Twin-Power Turbo también responde de forma correcta. Y eso que el Active Tourer no es ningún peso pluma, 1.450 kilos en báscula.
Los desarrolladores han conseguido un gran equilibrio entre comportamiento y consumo. El motor empuja de forma correcta en casi cualquier régimen. Es más, parece que tenemos más caballos de los que realmente se ofrecen. Además el cambio Steptronic sabe aprovechar cada una de las marchas como corresponde. No se trata de un doble embrague, sino de un convertidor de par que nos hace olvidarnos por completo del primero. Su comportamiento es exquisito, y en una conducción normal ofrece transiciones suaves, mientras que en una conducción más dinámica estira más la relación y actúa de forma más contundente.
Hay tres modos de conducción posibles: Eco, Confort y Sport. En cada uno de ellos diversos parámetros del coche se adaptan para así poder ofrecer un comportamiento diferente. Los cambios más notables se perciben en la respuesta del acelerador, de más esponjoso en el modo Eco a más reactivo en el modo Sport, en la dirección, más o menos dura, y en el cambio. Éste modifica la relación de cambio para así responder de una forma más progresiva o por el contrario más eufórica.
La verdad es que tampoco importa mucho en qué modo lleves al Active Tourer. Salvo por el consumo, siempre se muestra con un comportamiento muy por encima de la media del segmento. Aquí se nota el toque BMW, tanto para bien como para mal. Me explico. Dinámicamente es el mejor monovolumen que hay, sin apenas oscilaciones de la carrocería y con un chasis muy bien ajustado para tramos de curvas reviradas. Pero por el contrario se me antoja demasiado duro en ciertos momentos.
La tecnología del Active Tourer es compartida con el resto de sus hermanos de gama, y es mucha y avanzada
La suspensión es exageradamente dura para tratarse del coche que se trata. Está bien tener ese toque extra de rendimiento, pero sigo sin ver a una familia tomar curvas a lo loco. La suspensión debería ser más confortable, algo que sí pasa en su hermano mayor que prioriza el confort de sus ocupantes por encima de la conducción pura y dura. Eso sí, en cuanto a calidad de rodadura no hay pega alguna, salvo por una ligera vibración a baja velocidad. Es una pequeña pugna entre el motor y el sistema Start&Stop, ambos parecen actuar a la vez y parece que el coche se va a calar. Es algo habitual en este motor, y no causa mayor problema que ese.
Obviamente uno de los factores más determinantes a la hora de escoger este motor es el consumo. Ya he dicho que BMW oficializa un gasto de 4,1 litros a los 100 kilómetros. Bien, siempre hay que desconfiar de este dato, y durante una semana de rodaje, la mayoría del tiempo en una conducción normal, el 218d desprendió un dato de consumo de 5,3 litros a los 100 kilómetros. Ahora pensarás que menudo timo, pero nada más lejos de la realidad. Es un dato excelente, y para nada hay que estar enfadado por ello. Los 4,1 ni los olí, pero sí que es cierto que bajo ciertas condiciones pude bajar de los cinco litros. No resulta especialmente sencillo, pero se puede hacer.
Conclusiones
Como digo en el titular de esta prueba, el 218d Active Tourer es un monovolumen, pero al estilo BMW. Eso quiere decir que los alemanes se han pasado por el forro ciertas condiciones básicas del segmento, pero era necesario para que así quedase un producto típico de la firma, aunque sea odiado por aquellos amantes de la marca. El resultado es bueno. No me cabe duda que hay otros monovolúmenes más capaces en el mercado, como por ejemplo el Volkswagen Touran. Sin embargo si buscas estilo premium, no hay muchas opciones, o bien el BMW o el Clase B de Mercedes.
Ahora bien, hay que pasar por caja para tener un monovolumen con el emblema de BMW. Es caro, es innegable. Está disponible desde los 28.000 euros, y si particularizo para la unidad de pruebas, el precio final está por encima de los 45.000 euros. Me parece algo desmesurado, aunque no está muy alejado de su competencia directa. En definitiva un buen coche, un BMW al fin y al cabo. Un buen primer trabajo que seguro que será mejorado con el tiempo y las evoluciones que vayan surgiendo.