Prueba BMW 220d Gran Coupé, un gran cumplidor
Hasta ahora nunca en BMW habíamos visto una berlina por debajo del Serie 3. El BMW Serie 2 Gran Coupé se presenta totalmente nuevo, aunque en realidad en sus entrañas no lo sea. Un gran cumplidor que hemos probado en su variante 220d.
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Publicado: 23/10/2020 18:00
El Mercedes CLA ha demostrado que hay mucho mercado en el segmento de las berlinas compactas. Ya sea por mera casualidad o por un movimiento clave, los de Múnich han revolucionado el segmento de tal manera que el resto de marcas ha tenido que responder creando modelos que nunca antes presentado en su porfolio de productos. Esta prueba nos ocupa uno de esos casos, el BMW Serie 2 Gran Coupé es un modelo completamente nuevo, y un rival directo para el CLA y para el Audi A3 Sedán.
BMW se ha visto en parte obligada a lanzar al mercado el Serie 2 Gran Coupé con la intención de robarle ventas a uno de sus más inmediatos rivales. Y lo ha hecho con una filosofía propia de la marca bávara. Como siempre ha ocurrido, el BMW Serie 2 deriva directamente del BMW Serie 1. Los dos se alimentan de los mismos motores, la misma tecnología y la misma plataforma. Son, prácticamente, el mismo coche, aunque uno con tres volúmenes y otro un compacto clásico.
Los cambios que sufre uno se reproducen en el otro, y como el Serie 1 ha cambiado de plataforma, el Serie 2 también lo hace, aunque en este caso se podría decir que estrena porque nunca antes había habido un Gran Coupé en la gama. Sea como fuere, la cuestión es que al igual que el compacto, la berlina dispone de la nueva plataforma de tracción delantera y motor transversal. Un cambio de mentalidad muy comentado y criticado por muchos, pero que desde mi punto de vista no supone mayor problema.
Más adelante entraré en detalle de lo que implica una tracción delantera, pero siguiendo con las características copiadas del Serie 1 hay que hablar del diseño. Los diseñadores han procurado crear un ambiente diferente para ambos modelos pues, al fin y al cabo, los dos modelos van dirigidos a clientes completamente diferentes. El Serie 2 Gran Coupé apuesta por un diseño más conservador en líneas generales, aunque también disfruta de esos paquetes deportivos tan resultones y demandados.
Pero salvo por el parachoques, el frontal del BMW Serie 2 Gran Coupé es muy parecido al del Serie 1. A partir del pilar A la cosa empieza a cambiar más notablemente. Los montantes son diferentes, las puertas no llevan marco, y el techo es más largo para así poder extender la carrocería y poder cumplir con el objetivo de tres volúmenes. La sección más particular es la trasera, una trasera que reproduce la nueva filosofía de diseño que acompaña a todos los coupés de la casa, a excepción del BMW Serie 4.
Se trata de un estilo que no convencerá a todo el mundo pero que claramente resulta muy llamativo. A diferencia de Mercedes, BMW ha optado por no presentar una línea coupé tan exagerada. En su lugar han optado por una solución más pragmática pero menos estética, y también más pequeña, porque el Serie 2 Gran Coupé se queda en los 4,52 metros mientras que el CLA se va hasta los 4,69. A pesar de la diferencia de tamaño, la diferencia de capacidad del maletero no es tan grande, siendo de 430 litros de capacidad mínima para el BMW, apenas 30 menos que su rival.
La verdad es que por fuera el camino que han seguido los desarrolladores no ha sido muy complicado, pero menos aún lo ha sido a la hora de montar el interior. El Serie 2 Gran Coupé copia de forma íntegra todo el habitáculo de su hermano pequeño. No hay diferencias y eso no implica nada negativo, más bien lo contrario. Se trata de un interior muy bien compuesto, con materiales de calidad y excelentes ajustes. Nada cruje, nada se mueve y la sensación que transmite a sus ocupantes es muy elevada, digna de un segmento superior.
La rotura de cabeza tampoco ha llegado desde el apartado tecnológico y la forma de presentar dichos sistemas. Un esquema de doble pantalla centraliza la mayor parte de la información. Un cuadro de instrumentos con un panel de 10,25 pulgadas, no llega de serie, y una pantalla central que es el eje principal del sistema multimedia. En este caso el tamaño puede oscilar entre las 8,8 y las 10,25 pulgadas, como es el caso de la unidad de pruebas que monta el sistema multimedia Professional (+828 €).
En la actualidad empieza a generarse un debate cada vez más sonoro sobre la forma en la que la tecnología se integra en la conducción. La cada vez más presente cantidad de sistemas supone un problema a la hora de integrarlos. La tecnología siempre debe ser un aliado del conductor, nunca debe suponer un inconveniente o un peligro. En BMW han optado por hacerlo fácil y sencillo. Lo primero es que el módulo de la climatización va por separado. Parece algo obvio, pero cuesta creer que no lo sea.
Y lo segundo es que, aunque la pantalla sea táctil, tenemos el cómodo y práctico módulo del iDrive en el túnel central con el que podemos gestionar todas las funciones con intuitivos movimientos sin tener que desviar la atención de la conducción. Repito que parece algo lógico, pero tal y como se está poniendo la situación con otros sistemas multimedia, hay que destacar cuando una marca apuesta por hacer algo tradicional y sencillo.
Aunque las Series 1 y 2 no pueden disfrutar de toda la tecnología de sus hermanos mayores, sí que pueden entregar la gran mayoría de ella. La cantidad de sistemas es increíble, y si hace unos años nos dicen que íbamos a tener semejante despliegue en un modelo compacto, no lo hubiéramos creído. Faros matriciales de LED, navegador, techo solar, acceso y arranque sin llave, asientos calefactables y eléctricos, sistema de iluminación, equipo de sonido Harman/Kardon, WiFi, conexión para dispositivos móviles, Head-Up Display, etcétera, etcétera, etcétera.
Todo lo que puedes imaginar y necesitar está dentro del equipamiento del Serie 2 Gran Coupé, aunque mucho de él está disponible como opción. Eso me lleva a uno de los problemas principales del modelo, el precio. El BMW Serie 2 Gran Coupé tiene un precio mínimo de 31.100 euros. Por esa cantidad te dan cositas, pero estamos hablando de un BMW y es normal que quieras sumar mucho más si es posible. Es entonces cuando el precio no deba de subir, subir y subir. Demasiado, como es el caso de la unidad de prueba y sus casi 56.000 euros de valor. Una locura.
Sí que es cierto que por ese precio se tiene un BMW, bien equipado y algo pintón, pero su habitabilidad no está a la altura de semejante valor. Es aquí donde más se nota la diferencia de tamaño con respecto al CLA. Las plazas traseras del Serie 2 Gran Coupé son muy justas. Poco espacio para las piernas y una distancia al suelo muy limitada que no permitirá que los pasajeros de más de 1,75 puedan viajar con toda comodidad. Sin lugar a dudas son el aspecto menos positivo. Tal es así que la diferencia con un Serie 1 compacto es prácticamente inexistente.
Un poco más arriba he comentado que el cliente potencial del Serie 2 no es el mismo que el del Serie 1. Aunque ambos modelos puedan lucir lo mismo, la berlina compacta apuesta por ofrecer un enfoque más conservador desde el punto de vista dinámico. Hace un tiempo analizamos al Serie 2 Gran Coupé de una forma general tras haber podido probar gran parte de sus mecánicas, pero en esta ocasión yo me voy a centrar en la variante 220d. Una unidad cara de comprar, pero muy barata de mantener.
Al volante del BMW 220d Gran Coupé
La primera cuestión que debo responder es: ¿por qué la opción diésel? Pues bien, considero que a los motores de gasoil se les ha criminalizado de una forma injusta y precipitada. Gracias a la última hornada de motores, estamos ante los bloques térmicos más eficientes de la historia. Consiguen un gran rendimiento con unos consumos ridículos. Siguen sin tener rivales, aunque sí debo reconocer que en este caso la variante 220d no sale especialmente barata. Pero oye, obtiene la etiqueta C, la misma que cualquier variante de gasolina.
Hacerse con los servicios del 220d supone pagar 7.700 euros más que por el 216d y 5.200 euros de más si tenemos en cuenta el precio del 218d. Posiblemente esta última opción sea la más equilibrada de todas en cuanto a rendimiento, precio y consumos. Pero no es capaz de igualar en prestaciones y rendimiento a la unidad de pruebas. Así que sí, diésel, sale caro, pero si vamos a rodar muchos kilómetros es la opción más lógica de todas.
En este caso son 190 caballos entre las 2.500 y las 4.000 vueltas y 400 Nm entre las 1.750 y las 4.000 revoluciones. Eso quiere decir que durante mucho rango de revoluciones el motor entrega su máxima fuerza, siendo completamente solvente en la inmensa mayoría de situaciones a las que nos vamos a enfrentar. Si buscas rendimiento lo tienes, y lo tienes casi siempre. No pasa como en otros modelos de gasolina donde la respuesta está cortada en función del modo de conducción que hayamos seleccionado. En este caso también hay modos: Eco Sport, Confort, Sport e Individual, pero ya te digo que con los modos más conservadores el rendimiento es más que suficiente.
Los 400 Nm de par se dejan notar claramente, y aunque el escalonamiento de la caja nos haga circular muchas veces por debajo de las 1.750 revoluciones, basta con pisar un poco el acelerador para que la caja de cambios ZF de ocho velocidades baje hasta la marcha correcta y te dispare hasta tu objetivo. La transmisión de convertidor de par es la guinda del pastel, encaja como un guante, y no solo es capaz de aprovechar al máximo las prestaciones del motor, también saca partido de su eficiencia. Pena de la ausencia de levas tras el volante, que en algún momento que otro sí que he echado en falta.
El cambio de plataforma a la tracción delantera ha supuesto un antes y un después. Muchos lo critican por una pérdida de esencia deportiva, pero la realidad es que en una conducción normal no se nota nada. El carácter que BMW le ha dado a este 220d Gran Coupé es de rodador nato. Un coche con el que hacer kilómetros y kilómetros de forma tranquila y sosegada. No dan ni ganas de correr, solo de poner el control de crucero y dejar que tu destino se acerque. Es asombrosa la facilidad con la que caen los kilómetros. Tanto que de hecho puede llegar a aburrir porque parece que circulamos a una velocidad inferior a la real.
Dinámicamente hablando es un coche muy neutro. En el paso por curva no balancea mucho la carrocería gracias a una suspensión muy bien tarada en el compromiso del dinamismo y el confort. A pesar de esa buena configuración, basta con apretar un poco más de la cuenta y darse cuenta de la clara tendencia al subviraje. Es algo normal, y de hecho no pienso considerarlo como algo negativo. Si tenemos en cuenta a sus más inmediatos rivales, el Serie 2 Gran Coupé es el mejor dinámicamente hablando, junto con el Mazda3 Sedán.
Pero el verdadero secreto de esta unidad son los bajos consumos. Es casi ridículo lo que se le puede llegar a sacar si uno es cuidadoso con el gas y el terreno nos echa una mano. A lo largo de la semana de pruebas, tras haber hecho más de 1.000 kilómetros con él, el consumo medio final se ha quedado en 4,9 litros a los 100 kilómetros. Es un dato excelente. En autopista rueda sin despeinarse en cifras de 4,5-4,4 litros, y en tramos de secundaria se puede bajar de los tres litros sin grandes dificultades. Su autonomía, con depósito extendido, es de casi 1.200 kilómetros. Un verdadero placer.
¿Aspectos menos positivos desde el punto de vista dinámico? Pues para serte sincero cuesta encontrar las pegas y las debilidades de un producto muy bien presentado. Transmite mucha calidad de rodadura, apenas se filtran ruidos al habitáculo y resulta muy cómodo. No será el BMW más apasionante de la historia, pero también hay que entender de qué versión estamos hablando para darse cuenta de que ni se le pide. Para eso ya está por ahí el 235i xDrive Gran Coupé con sus 306 caballos de potencia.
¿Y la conclusión es?
En líneas generales el BMW 220d Gran Coupé me ha gustado, pero no me ha enamorado. Es un coche sin mucho carácter pero cumplidor. Te llevará allá donde quieras de un forma cómoda y ahorradora. No es la berlina compacta más espaciosa del mercado, pero está bien equipada, tiene mucha calidad, y es ideal para aquellos que no quieran un SUV y que no vayan a darle un uso muy habitual a las plazas traseras. Como principal punto débil destacaría el precio, muy alto si tenemos en cuenta que hay otras opciones generalistas muy interesantes por un precio inferior o casi igual al de la versión de acceso.