Prueba BMW 840d xDrive Gran Coupé, distinción de bajo consumo
El BMW Serie 8 ha sido todo un hito en el diseño de BMW logrando una imagen simplemente espectacular, pero ¿qué hay si quiero algo más de practicidad? Para ello en el catálogo de este modelo existe una tercera carrocería mucho más familiar y práctica. Se apellida Gran Coupé y hoy venimos a poner a prueba su mecánica diésel de 340 CV.
19 min. lectura
Publicado: 26/12/2021 19:00
BMW dejó encandilado a todo aquel que presenció la puesta de largo del que fue su nuevo coupé de gran tamaño, al cual denominó como Serie 8, recuperando así una nomenclatura tan mítica para la marca. Poco tiempo después presentó la variante Cabrio del mismo, un gran yate del asfalto con el que poder disfrutar del cielo como techo. Finalmente llegó la carrocería más familiar, el llamado Gran Coupé. Esta ofrecía la misma imagen portentosa que sus hermanos de gama pero con la salvedad de que sí que era una versión recomendable para los más familiares. Este vino a marcar el camino para aquellos a los que el BMW Serie 7 le parece un bonito buque aburguesado y que, en cambio, buscan una imagen mucho más joven y dinámica, así como unos toques de deportividad más marcados.
A pesar de este posicionamiento más juvenil, el Serie 7 continua aportando unas cotas más extensas, ya que ofrece 4 centímetros más de longitud de carrocería, un tamaño que va directamente encaminado a una mejor habitabilidad interior, especialmente en su segunda fila de asientos. Pero este dato a muchos les puede parecer una mera contribución a ese segmento, del cual el Serie 8 se diferencia de forma notable. El Gran Coupé presenta una longitud total de 5.082 mm, 1.932 mm en su anchura y 1.407 en su altura. Unas cotas con las que asumes directamente que estás ante un vehículo perteneciente a un elevado segmento, con todo lo que ello conlleva.
Entrando en materia puramente estética, el Gran Coupé se diferencia de sus hermanos Coupé y Cabrio principalmente por poseer dos puertas de acceso a la segunda fila, así como una mayor cota de batalla, algo que repercute directamente en la comodidad atribuida a la fila trasera. Un modelo que podríamos catalogar como el hermano mayor del Serie 4 Gran Coupé, modelo que pudimos probar hace unas semanas, y que frente al Serie 8 presenta un menor nivel de acabados, motorizaciones y medidas. En definitiva, y como resumen a todo esto, el Serie 8 Gran Coupé es el modelo que toda familia pudiente querría tener en su garaje.
Y lo de “pudientes” no he decidido escribirlo a la ligera, ya que su precio parte de los 102.200 euros en España, un montante económico que fácilmente se puede ver incrementado de forma considerable en cuanto se nos antojen algunas de sus muchas chucherías del enorme y suculento catálogo de extras. El precio de partida del que acabo de hacer mención, se presenta para su motorización de gasolina de acceso: el BMW 840i Gran Coupé. No obstante, del que vamos a profundizar hoy en esta prueba es de su hermano más económico en cuanto a consumos: el BMW 840d xDrive Gran Coupé. Un modelo que a pesar de llevar el sambenito de ser la única alternativa diésel, es capaz de cumplir con nota en todos y cada uno de los aspectos. Ciertamente, cuando nos metemos en estos niveles de precios y modelos, la llamada "variante de acceso" desaparece en favor de la elección de la mecánica que más nos conviene. Todas sus motorizaciones ofrecidas son tan buenas como la anterior, aquí deja de existir el precedente de “te has comprado el barato”. En absoluto. Y este es uno de los factores que hacen más atractivos a este coche.
Y ya que hemos sacado el tema del corazón que guarda bajo el portón del capó delantero. Este 840d instala un bloque motor diésel de seis cilindros en línea y 3.0 litros de cubicaje, del cual se extraen un total de 340 CV y unos brutales 700 Nm de par máximo. Unos datos que son realmente notables y que nos dejan con unas cifras de prestaciones que más de uno se echaría las manos a la cabeza en el momento en que descubriese que se trata de un coche diésel. En primer lugar, es capaz de ejecutar el 0 a 100 km/h en apenas 5 segundos y seguir acelerando hasta alcanzar los 250 km/h, velocidad a la que está limitado bajo la propia electrónica. Como se puede apreciar, sus cifras podríamos catalogarlas sin posibilidad de equivocación como notablemente ágiles, o directamente como deportivas.
Además de esto, el Serie 8 Gran Coupé, ha sufrido una puesta a punto con unas claras miras situadas sobre garantizar las prestaciones y la dinámica. Precisamente, esta mencionada puesta a punto, ha sido la culpable por las que su proceder en un momento de éxtasis sobre un divertido trazado de curvas puede llegar a sacarnos más de una sonrisa. Todo ello sin palidecer en absoluto en la cifra media de consumo, pues no olvidemos que el coche que hoy probamos aquí, no es ni más ni menos que una mecánica diésel de esas tan poco eficientes que nuestros gobernantes quieren hacer desaparecer, como bien recapacitó mi compañero Javier Gómara en este artículo.
El bloque movido por combustible diésel que monta este BMW 840d es simplemente una maravilla. Proporciona 340 CV de potencia, mientras que el medidor de consumo de combustible difícilmente subirá de los 6,5 litros en condiciones normales, ya que la media en la que se moverá constantemente será por debajo de los 5,5 litros. Como digo: maravilloso. Y si lo que te preocupa es el sonido y traqueteo clásico de un diésel, no temas, en BMW han puesto a punto a su coupé de referencia para que puedas olvidarte de estos nimios detalles.
Su sonido ha sido retocado de manera concienzuda de forma que en el habitáculo los propios altavoces nos proporcionarán toda una melodía que más aparenta provenir de un bloque V8, mientras que en el exterior también se ha dispuesto de algunos sintetizadores con los que, para el público general, pasará desapercibido nuestro bonito y nada económico diésel. Estos sistemas también lo hemos visto en otros modelos de la marca movidos por este combustible, como el BMW X5 M50d o el BMW X7 M50d, modelos con unas motivaciones más enfocadas sobre las capacidades prestacionales. Ya podemos hacernos una idea de cuál es el enfoque de nuestro modelo protagonista de hoy, sin siquiera necesitar portar la ansiada letra M en su nombre.
Pero si lo que te preocupa son sus detalles concretos del interior (ya que el exterior lo conocemos todos bien), este presenta una homologación para 5 pasajeros, aunque a decir verdad el trasero central es prácticamente inutilizable ya que delante de él se ubica un túnel central que termina en el propio asiento, así que aunque tenga homologación y cinturón de seguridad aquí, obviad esto y tomaos al BMW Serie 8 Gran Coupé como un modelo para 4 pasajeros. En esta segunda fila podríamos pecar de obstinados pero el espacio aquí no es excesivo, personas de alta estatura irán algo justas en el espacio referente para la cabeza, la propia caída del pilar C menosprecia el sentido más práctico de este coche y lo perjudica en este sentido. En lo que respecta al espacio para las piernas no habrá el menor problema.
A pesar de este controvertido detalle en un coche enfocado a transportar familias, y lo cierto es que su calidad de acabados sí que están a la altura y nos dejan con un coche que puede mimar mucho a sus ocupantes. En las plazas delanteras, los reglajes son completamente eléctricos y tiene la posibilidad de insertar tanto la calefacción en los asientos como la ventilación, para los días calurosos. Esto último también es extrapolable a la segunda fila de asientos, que contará además con unos asientos bastante cómodos en toda circunstancia, aunque siempre que portes un tallaje medio.
Finalmente, si echamos una mirada al espacio de carga que este presenta, realmente se muestra más que interesante. El volumen de carga mínimo con el que cuenta este coche es de 440 litros, mientras si necesitamos un espacio aún mayor, podremos abatir la segunda fila de asientos en una proporción 40:20:40 alcanzando así una capacidad mucho más generosa para esos días en los que se nos complica la visita a cierta cadena sueca.
Prueba de conducción
Si te preguntabas qué tal es conducir el 840d xDrive Gran Coupé, llega el momento de dar vida a sus 6 pistones y tomar un trago de nuestro mejor café porque hay mucha leña que cortar aquí. En primer lugar, arrancamos el motor y un importante estruendo se hace notar, principalmente en el propio habitáculo del coche, ya que la acústica del motor se ha incrementado a través de los altavoces interiores. Esta característica es personalizable y podremos seleccionar si queremos que el sonido que se transmite sea de baja o alta audibilidad, o si automáticamente se adaptará al modo de conducción que hayamos escogido. Insertamos la D y salimos.
La primera sensación es que se trata de un coche de notable tamaño; y realmente lo es. Sus más de 5 metros de longitud se sienten nada más nos sentamos en cualquiera de sus 4 asientos interiores, aunque a decir verdad, esta es una sensación que después de recorrer los primeros kilómetros con él, desaparece y llegas a adaptarte a la perfección. Buena parte de culpa de esta notable adaptación repercute directamente en una visión exterior bastante buena a través de sus retrovisores exteriores, aunque no demasiado si somos muy de mirar al del interior, ya que la propia línea coupé del coche repercute en una menor visibilidad desde este.
Después de los primeros kilómetros con el coche, ciertamente se siente muy cómodo y ágil en todo tipo de calzadas. Comienzo por un terreno urbano y aquí la dirección tiene especial protagonismo por su carácter muy directo y transmisivo, muy en la línea de lo que nos presenta BMW es la mayoría de modelos comerciales y, por supuesto, sobre su coupé estrella no iba a ser menos. El Serie 8 Gran Coupé se mueve con sorprendente agilidad entre el tráfico cotidiano, amén de los grandes soportes de confort que posee para hacer de nuestros atascos un lugar menos infernal. Para esto, el coche incorpora el asistente de salida y detención en atascos, así como unos asientos bien cómodos (con masaje incluido) en los que calmar nuestra tensión del momento.
Sus acciones en todo momento son notablemente suaves, siempre que circulemos en modo Eco Pro o Comfort. Nada de tirones o aceleraciones extraordinariamente innecesarias. En el Serie 8 Gran Coupé todo funciona al nivel que esperaríamos de un coche de este calibre. Pero repito, siempre y cuando circulemos en los modos más lógicos ya que una vez pulsemos el botón de accionamiento del modo Sport, la cosa se vuelve mucho más seria de lo que imaginamos.
No estamos ante un deportivo brusco y que intente buscar los límites de la física, nada de ello, aún circulando en el modo más radical de todos nos daremos de bruces con un nivel de confort elevado, pero sí nos toparemos con unas prestaciones a la altura. Aquí la sensibilidad del pedal del acelerador se vuelve mucho más excitable, ya que la caja de cambios siempre optará por circular en la marcha más correcta para entregar todo su brutal empuje al instante. Además de esto, sus suspensiones se vuelven más rígidas para afrontar un mejor paso por curva, y su dirección hace lo propio con un tarado mucho más firme, lo cual desemboca directamente en un mayor feeling ante lo que está sucediendo más allá de nuestro aro del volante. No obstante, en carreteras sinuosas y muy reviradas, su peso sí que es un factor que se deja notar, al fin y al cabo, hablamos de un coche que supera las 2 toneladas de peso. La física existe.
Aquí juega un papel fundamental la ecuación de consumo medio y prestaciones en el conjunto del BMW 840d Gran Coupé
Por si esto fuera poco, el sonido del que hablamos anteriormente, se hace mucho más audible aunque ya sabemos que es artificial, pero esto no quita que no inspire y que, por supuesto, no “mole”. La capacidad de ganar velocidad en este coche es pasmosa. Antes de que te puedas dar cuenta deberás estar dando explicaciones a la DGT, por ello, lo más sano y seguro para todos será probar este apartado sobre las carreteras para las que fue concebido: las Autobans alemanas. Todo esto sin renunciar en ningún mínimo momento a su elevada comodidad interior, así como a unos consumos que resultan directamente sensacionales. Ya estemos conduciendo tímidamente por ciudad en una ruta urbana diaria, o tomando algún tramo de curvas con más ganas de lo debido, que su medidor de consumo medio difícilmente subirá de 7 litros a los 100 kms.
Sólo me queda volver a felicitar a los ingenieros y responsables de BMW por haber sabido sacar tanto jugo a un coche como este, demostrando una vez más que el espíritu deportivo de la marca sigue tan vivo como siempre lo recordamos. Hace años los coches diésel se concebían para un entorno de lo más ahorrativo y práctico; carecían de emotividad y deportividad, pero llegaron los chicos de Múnich para cambiar el juego. Los vehículos actuales movidos por gasóleo se encuentra en su pináculo de ingeniería, siendo considerados sin posibilidad de equivocación, como auténticas maravillas: te dan todo lo que necesitas a cambio de unos consumos irrisorios. Y ciertamente es una auténtica lástima que después de todo lo conseguido, esto se eche a perder en pos de coches electrificados que, muchos de ellos, no serán capaces de hacer sombra a estos diésel hasta dentro de algunas décadas.