Prueba BMW i4 M50, ¿de qué planeta viniste?

BMW es sinónimo de deportividad. Los alemanes tienen en su haber algunos de los turismos deportivos más fascinantes de la historia. Ahora podemos sumar otra unidad, la primera eléctrica. Estas son las sensaciones que genera el BMW i4 M50, todo un extraterrestre.

Prueba BMW i4 M50, ¿de qué planeta viniste?

21 min. lectura

Publicado: 05/06/2022 11:00

Aunque últimamente BMW parece quejarse más de lo habitual por los riesgos de una rápida transformación a lo eléctrico, la realidad es que es uno de los fabricantes europeos que más ha apostado por la movilidad eléctrica. Su familia i lleva muchos años conquistando el mercado, aunque no ha sido hasta ahora, hasta la verdadera explosión comercial, cuando ha ganado protagonismo gracias a modelos como el BMW i4 M50. Un eléctrico de nueva generación que va a dar mucho que hablar.

Como venía diciendo, la familia i ha crecido más en el último año que en todos los años que lleva existiendo. La llegada de unidades como el BMW i4 y el más reciente BMW i7 han mostrado las muchas posibilidades que ofrece una tecnología que más pronto que tarde será el pan nuestro de cada día. Aunque la mayoría de los eléctricos se parecen entre sí, basta con probar pocos minutos el i4 M50 para darse cuenta de que pertenece a un grupo muy selecto.

Naturalidad en el diseño. El i4 es casi idéntico al BMW Serie 4 de última generación

Ya solo con el nombre uno bien podría adivinarlo. El i40 M50 es el primer eléctrico al que la división M de BMW le echa el guante. Los locos de la Bayeriche Motoren Werke son únicos creando coches pasionales. Lo llevan haciendo 50 años exactos, pues sus inicios datan de 1972, que es cuando salió al mercado el primer M, el BMW M1. Desde entonces todas y cada una de sus creaciones han copado miles de hojas en los libros de historia de la automoción. Son tan buenos que han conseguido que un eléctrico tenga alma.

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Ellos mejor que nadie saben que el ruido es algo esencial en un coche. El ruido no tiene por qué ser molesto, es sinónimo de velocidad, prestaciones y sensaciones. Para que un coche logre transmitir lo que transmite un BMW M4 no solo se necesita potencia, se necesita que algo te llene el oído. Esta banda sonora en particular ha corrido a cargo de nada más y nada menos que Hans Zimmer. Un sonido artificial y enlatado que si bien no es el mismo que el generado por un V8, bien transmite al conductor algo más que una fuerte, fortísima aceleración.

Pero no quiero adelantarme. El sonido se ha creado desde cero, pero la estética no tanto. Ahora mismo el i4 es el eléctrico más “normal” que los alemanes tienen a la venta. El BMW i3 nació con una forma particular, a medio camino entre SUV y monovolumen. Del i7 no hace falta decir nada, y el i8 supo conquistarnos a todo con su belleza y sus fantásticas puertas verticales. Hasta el lanzamiento del i4, los BMW eléctricos han apostado por el formato “raro”, y en este caso lo que se ha hecho ha sido algo tan sencillo como; copiar.

Efectivamente, copiar. Si coges un BMW Serie 4 Gran Coupé y un BMW i4 vas a ver que las diferencias son prácticamente mínimas. El i4 M50 se diferencia además de su hermano en la musculatura que luce en todos sus paneles, dando a entender a todo el mundo que no es un eléctrico cualquiera. El aspecto es bastante normal, a pesar de los riñones verticales que, entre tú y yo, cada vez me gustan más. La línea elegante detalla una berlina muy atractiva, y en la trasera se culmina todo con mucha moldura decorativa dada la ausencia de salidas de escape.

Acertadamente BMW ha optado por una carrocería Gran Coupé para el i4

Normalidad no significa peor o pobre, más bien lo contrario. Ya quedó atrás aquella época en la que los eléctricos eran la norma disruptiva. Hoy son una realidad y nada mejor que venderla con apariencia normal. Es curioso que pese a haber copiado la carcasa, BMW ha querido crear un aspecto diferente en el interior. Los eléctricos ya no son raros, pero siguen teniendo ese aurea de tecnología, y nada mejor para generar esa sensación que incluir pantallas digitales, cuanto más grandes mejor.

El salpicadero del i4 M50 está coronado por un doble panel curvo muy visual y atractivo. Dos pantallas de hasta 12,3 pulgadas se colocan la una a la otra para completar un sistema de infoentretenimiento de vanguardia con el sistema operativo 8.0 de BMW. Nuevos menús, nuevos diseños y nuevas funcionalidades específicas para el control del apartado eléctrico. Las pantallas no solo copan el protagonismo, también la mayor parte de las funcionalidades, incluida, tristemente, la climatización.

El interior derrocha la calidad típica de BMW, con la más completa tecnología de la casa

En los últimos años BMW ha ido reduciendo el tamaño del módulo de la climatización. Del módulo inferior separado pasaron al módulo integrado en las salidas de ventilación. El i4 prescinde de todo ello y obliga al conductor a operar mediante el control táctil en la pantalla. ¿Recuerdas cuando antes he dicho que lo normal no es malo? Pues aquí también se aplica. El hecho de tener que estar tocando la pantalla para subir o bajar de temperatura no resulta ni cómodo ni seguro. Además, BMW no ha acertado con el diseño del panel de control, y en un principio cuesta encontrar las cosas. De hecho hay botones separados sin ninguna lógica o razón.

La personalización de la instrumentación digital sigue sin ser el punto fuerte de BMW. Sin ir más lejos, un Mercedes o un Audi permiten una mayor cantidad de diseños, el conductor sólo tiene que buscar el que más le guste y adaptarlo con pequeños retoques en la información mostrada. El del i4 M50 es apenas cambia su formato, aunque sí que se nota que los desarrolladores han buscado generar una mayor personalización. A pesar de ello no logran equipararse a sus más inmediatos rivales, y sigue quedando algo pobre comparado con el resto de la tecnología.

La instrumentación es clara de leer, aunque no da pie a grandes modificaciones

La verdad es que eso es lo único pobre de un BMW i4 M50 que resulta espectacular en su presentación y en su calidad. Muchos, entre los que me incluyo, consideran al i4 como el rival más directo del Tesla Model 3. Por tamaño y posicionamiento así es, por calidad no. El BMW está a años luz de Tesla. Muy por encima de unos americanos que venden sus productos como lujosos. No están mal, pero basta subirse al i4 y descubrir cuál es mejor en materiales, ajustes y detalles. Los alemanes en eso son difícilmente superables.

Recuperando el tema de que los eléctricos se venden como herramientas tecnológicas, está claro que el i4 M50 tiene que cumplir con el expediente en ese caso. La lista de elementos es descaradamente amplia. Dar detalles de todo el equipamiento nos llevaría horas, pero sí destacaría algunos componentes como: faros láser, Head-Up Display, cargador inalámbrico, techo solar, asientos calefactados, cámara de aparcamiento, equipo de sonido Harman/Kardon, suspensión adaptativa M, dirección deportiva variable, frenos M Sport y el más completo equipo de seguridad y asistentes a la conducción.

Las plazas traseras son generosas en espacio, aunque mejor dos adultos que tres

Es un equipamiento estándar en un coche de calidad como el i4 M50, pero no es de lo único de lo que pueden disfrutar los cinco ocupantes interiores. La banqueta es cómoda, aunque la anchura limita mucho la incorporación de un tercer viajero. El espacio para las piernas y la cabeza es generoso, pasajeros de hasta 1,85 metros pueden ir con comodidad. En cuanto a capacidad de carga, el BWM i4 M50 ofrece un maletero con 470 litros de volumen mínimo (la misma cifra que el Serie 4 GC). El volumen máximo de 1.290 litros se consigue al abatir la segunda fila de asientos al completo.

Habiendo visto lo mucho que ofrece por fuera y por dentro, es hora de saber qué propone el i4 M50 en la parte mecánica. Cuenta con dos motores, uno sobre el eje delantero con 258 caballos y otro sobre el eje trasero con 313 caballos. A máximo rendimiento hablamos de 544 caballos de potencia combinada con un par motor de 795 Nm. Para hacernos una idea, es más potencia y muchísimo más par que un BMW M3. Los propulsores se alimentan de una batería de iones de litio de 80,7 kWh de capacidad neta.

Una pena que BMW no haya optado por sacar un pequeño baúl delantero

Con un esquema que trabaja a 400 voltios, la autonomía homologada del i4 M50 es de 520 kilómetros en ciclo WLTP, siendo capaz de acelerar de 0 a 100 Km/h en tan solo 3,9 segundos y mostrando una velocidad punta de 225 kilómetros por hora. Un rendimiento extraordinario que ha sido empleado en el nuevo BMW i7 xDrive60. Para el delicado proceso de recarga, BMW ha optado por tecnologías de alta potencia. Hasta 205 kW en corriente continua y hasta 11 kW en corriente alterna. En el mejor de los casos puede pasar del 0 al 80% de la carga en apenas 31 minutos.

Al volante del BMW i4 M50

Que un BMW tenga más fuerza que un M4 quiere decir que podemos hablar de una experiencia peligrosa. El deportivo alemán es conocido por todos por su delicado comportamiento. Tan rápido como delicado. El pura sangre eléctrico también corre mucho, pero, increíblemente, no es ni por asomo tan delicado de conducir. A día de hoy sigo sin entender cómo BMW ha conseguido transmitir tanta brutalidad al asfalto de una forma tan segura.

La aceleración deja sin palabras. Es todo un BMW en comportamiento y dinamismo

Al igual que todos los eléctricos, siempre está dispuesto a dar un paso adelante. En este caso más que un paso es un salto de gigante porque basta rozar el pedal del acelerador para salir disparado como una bala. No sentía algo así desde la prueba del Porsche Taycan. La descarga inicial es de una magnitud que sobrecoge. Cualquier cosa que esté suelta en el habitáculo sale catapultada hacia detrás, y lo que esté atado también. La aceleración es tan bestia que el cuerpo nota un movimiento brusco y la cabeza se pega al asiento.

Transmitir casi 800 Nm de par al asfalto de forma tan efectiva no es sencillo. Los neumáticos, la tracción total y el control de estabilidad hacen un trabajo ímprobo por mantener a rallas las reglas de la física. No solo me refiero a las aceleraciones, también a las curvas. El i4 M50 tiene tres programas de ajustes del ESP: conectado, parcialmente libre y desconectado (aunque no del todo). Hace falta ser muy salvaje para que el coche pierda en algún momento la compostura. Parece que va pegado al asfalto, y por muy mal que lo trates es civilizado y preciso.

Hay tres modos de conducción: Eco Pro, Confort y Sport, además de un modo Sport Boost completamente demencial

El chasis se traga las curvas como cualquier otro superdeportivo mientras la banda sonora de Hans Zimmer suena por los altavoces. Es uno de los pocos eléctricos con los que me lo he pasado bien. Es divertido porque no trata de matarte como el M4. Es un arma de precisión, rápida, directa e imperturbable. La dirección es un bisturí en manos de un cirujano. La respuesta es directa, basta con girar mínimamente el volante y notar que las ruedas responden, y a pesar de los 2.290 kilogramos de peso parece tan liviano como un M2.

Es un M, y es un BMW en toda regla. Los de Múnich han vuelto a hacer lo que mejor saben: coches deportivos con mucha pasión, y en este caso el esfuerzo ha sido triple al tratarse de un eléctrico. No hay palabras que puedan hacer justicia a semejante comportamiento, lo mejor que se puede hacer es conducirlo, pisar el acelerador y descubrir de qué está hecho el BMW i4 M50. ¿De qué planeta viniste? De uno tan loco como experto, de uno tan listo como innecesario.

Los modos de conducción permiten alterar la entrega de la potencia eléctrica

Y es que realmente no se necesita algo así para ir de un lado a otro. Aunque todavía no lo he probado, tiene toda la pinta que con el i4 normal tienes más que suficiente. El M50 sólo es para aquellos a los que les sobren los 76.500 euros que pide BMW por él. Eso como poco, porque como empieces a sumar chucherías y detalles la factura crece tan deprisa como la velocidad en el cuentakilómetros. La unidad de la prueba son casi 100.000 euros. Es mucho dinero, aunque si lo piensas fríamente un M4 cuesta mucho más y aquí te vas a ahorrar mucho dinero en gasolina.

Porque otra de las claves del i4 M50 es que no consume tanto como podría imaginar. Su velocidad no extiende cheques con los que veas reducir el tamaño de tu cartera. La ficha técnica anuncia un consumo entre los 18 y los 22,5 kWh a los 100 kilómetros. Son cifras muy reales y fidedignas a lo que se puede lograr. Durante la semana de pruebas, los consumos han oscilado entre los 17,1 y los 24,6 kWh. Este último dato se ha conseguido en una ruta de 180 kilómetros por autopista y puertos de montaña donde el uso no ha sido nada delicado.

Que nadie dude de él. Será un eléctrico, pero es un producto 100% BMW, y eso ya es mucho

Para lograr datos tan bajos cuenta con la ayuda de un modo de pedal único que se activa al poner el modo B en la palanca de cambios. Con él podemos olvidarnos del freno, aunque la retención es tan exagerada que en un principio cuesta cogerle el truco. Pero si de verdad nos preocupa el tema del consumo tendremos que optar por su hermano más civilizado. En un uso absolutamente normal, los consumos derivan en una autonomía muy superior a los 400 kilómetros. Alcanzar los 520 kilómetros que anuncia BMW no es tarea sencilla, pero superar la barrera de los 450 no debería suponer ningún problema, un dato real que en el caso del eDrive40 puede alcanzar los 500 kilómetros.

Conclusiones

Y ahora es el momento de lanzar un par de reflexiones: ¿Merece la pena realmente el i4 M50? No lo creo. El coche me ha encantado, hasta tal punto que es uno de los eléctricos que sí me compraría, y eso no lo digo de casi ninguno. Es un cochazo, todo un BMW M. Calidad, equipamiento, confort a raudales y rendimiento estratosférico. El problema es que con la red de carga española lo que se busca es obtener bajos consumos y máximas autonomías, y eso con el i4 lo tenemos con un precio mucho más asequible. El M50 es para aquellos que quieran tener lo más de lo más. En un mundo real, el modelo de acceso es más que suficiente para el 99% de los seres humanos.

Excelente trabajo de BMW. El primer eléctrico con el que he sentido normalidad

¿Es mejor que un Tesla Model 3? Para mi sí lo es. La factura por un Model 3 RWD de 491 km de autonomía no baja de los 52.000 euros, mientras que el i4 no te costará menos de 61.900 euros. 10.000 euros más son muchos euros, pero sinceramente el i4 es mucho mejor coche que el americano. Mejor hecho, con más calidad, con más autonomía, mismo rendimiento y con la garantía de una casa como BMW. El Model 3 nunca ha tenido un rival digno o similar, hasta ahora. Los alemanes lo han conseguido, y ser mejor que un Model 3 es decir mucho.

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