Prueba BMW i7 xDrive60, un nuevo paso para la humanidad
En Motor.es hemos podido poner a prueba el nuevo buque insignia de la compañía: el BMW i7. Este se presenta como uno de los coches más avanzados del sector: hasta 5 pantallas repartidas por el habitáculo, una mecánica 100% eléctrica y todo el lujo que cabría esperar. Son algunas de las credenciales de esta súper berlina. Te cuento todos los detalles en este artículo.
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Publicado: 14/05/2023 19:00
Hay ocasiones en las que nos toca vivir adelantos tecnológicos que terminan marcando a toda una generación: la máquina de vapor, el primer automóvil, la popularización de internet o la presentación del primer iPhone. Todo ello ha supuesto un paso adelante en mayor o menor medida para la generación actual. ¿Un nuevo paso podría ser la llegada de la electrificación al sector automotriz? Sin lugar a dudas. Sin embargo, la llegada de las “cero emisiones” ha venido de la mano de un salto en cuanto a los avances en otro término de cosas.
Buena prueba de ello es lo que se está haciendo en el terreno de la conectividad, la adopción de nuevas, más grandes y mayor número de pantallas de información y entretenimiento interiores, o en el cambio de los botones físicos hacia unos comandos táctiles. Como referencia, BMW ha presentado el que posiblemente sea el coche más tecnológico a día de hoy en el mercado, y este no es otro que el BMW i7.
Una imagen que quita el hipo
Si por algo destaca el BMW i7 es por adoptar una presencia capaz de sorprender a todo aquel que lo mira; ya puede ser amante o no del automovilismo. Da igual. Tan sólo con sus imponentes cotas ya será imposible no dedicarle unos segundos y contemplar cada uno de sus apéndices. Sus medidas son del todo hercúleas: 5,39 metros de longitud, 1,95 metros de ancho, 1,54 metros de alto y 3,21 metros de distancia entre ejes. Es grande, sí, pero su propio diseño hace que se perciba aún más grande.
En el frontal se alojan sus nuevos grupos ópticos. Estos son los mayores protagonistas de cuántas críticas les han caído al diseño del modelo. BMW ha decidido dividir sendos faros, haciendo que el total de luminarias sea de cuatro: las luces diurnas LED más arriba (cuentan con una decoración opcional de Swarovski) y los propios faros algo más abajo. Al mismo tiempo, su gigantesca parrilla perfilada por una luz LED hacen que la primera imagen que nos llevamos del coche sea peculiar, pero igualmente mastodóntica.
El largo morro da paso a una silueta lateral que nada tiene que envidiar a grandes berlinas de lujo del sector automotriz, como su primo hermano el Rolls-Royce Ghost, por ejemplo. A pesar de esa línea tan clásica, inserta elementos tan característicos como unas manetas de las puertas totalmente enrasadas en la carrocería; estas tienen muchos secretos: un botón de apertura o cierre automático, un sistema más clásico para abrir la puerta o una sección con la que abrir o cerrar el coche mediante una mísera pulsación. Completo, sí.
En la zona inferior del coche, si nos fijamos, está copada por múltiples sensores de proximidad. Estos entran en acción a la hora de aparcar el coche o, también, cuando abrimos o cerramos las puertas de forma automática; dichos sensores medirán la distancia que hay alrededor del coche y determinarán cuánto se puede abrir la puerta sin dañar nada a su alrededor.
Sobre términos decorativos, el BMW i7 presenta un catálogo de 15 tonalidades diferentes con las que poder personalizar el coche a nuestro gusto. En caso de que ninguno de ellos se adapte a lo que buscamos, BMW tiene a tu disposición su apartado Individual desde donde podrás hacer prácticamente lo que quieras. Esto se conjuga mano a mano con un libro compuesto por nueve llantas con formas y tonalidades particulares.
Finalmente, dando paso a su retaguardia, el BMW i7 muestra una caída muy vertical de la zaga. Un bajo parachoques culminado por una moldura en negro brillante y unos faros finos y estilizados que crean un contraste muy particular a una zona, por lo general, muy minimalista. El logo de la marca corona el centras que en sus extremos se encuentra tanto el nombre del coche, como la mecánica que este incorpora. No obstante, el exterior del BMW i7 es llamativo, sí, pero su interior es, sin lugar a dudas, el sitio predilecto de todo amante de la tecnología.
Un interior digno de reyes
El BMW Serie 7 siempre se ha caracterizado por contener en su interior un enorme espacio habitable para sus pasajeros, los cuales sentirán que viajan en clase business. Ya la generación anterior incorporó la posibilidad de abatir el asiento del copiloto para que el ocupante trasero derecho pudiese estirar las piernas en un largo viaje de negocios. Esto se ha vuelto a incorporar al BMW i7 (y al Serie 7 de nueva generación). Con ello, es posible que los pasajeros terminen discutiendo por ver quién es el afortunado que ocupará ese sitio.
No obstante, antes de pasar a las plazas traseras, vamos a ver qué nos depara este buque insignia en la primera fila. En primer lugar llama la atención lo grande y espaciosa que es esta zona. Sus asientos son realmente unos butacones con capacidad de personalizar sus formas para adaptarse a cualquier fisionomía.
El volante, de nueva factura, integra los nuevos comandos de BMW, mientras que sobre el salpicadero reposa la pantalla doble que acoge la instrumentación digital (12,3 pulgadas) y la de info-entretenimiento (14,9 pulgadas). Esto, la marca lo designa como BMW Curved Display. El sistema operativo que “gobierna” el coche es el BMW Operating System 8.
Todo el perfil interior está remarcado por una línea lumínica llamada BMW Interaction Bar. A través de ella, el coche se comunicará de cierta forma con sus ocupantes; ya sea emitiendo luces o parpadeos. También tomará una función decorativa en caso de que no ejerza una acción concreta.
La consola central está compuesta por varios botones aparentemente táctiles (en realidad son botones normales), desde los que acceder al menú de modos de conducción o los diferentes apartados de configuración del modelo eléctrico. También cuenta aquí con el conocido mando del iDrive, mediante el cual podremos desplazarnos por la pantalla central; el selector de cambios o una pequeña rueda para el volumen del sistema multimedia.
Ahora sí, pasando a la segunda fila de asientos, como ya he adelantado anteriormente, el espacio es notablemente generoso en todos los apartados. Personas de casi cualquier estatura podrán viajar cómodamente en esta zona. En respaldo del asiento central se puede abatir para convertirse en un cómodo reposabrazos donde también se integra unos posavasos.
En ambos paneles de las puertas traseras se han acoplado unas pequeñas pantallas a través de las que controlar todo tipo de cosas aquí detrás. Estas tienen un tamaño muy similar al de cualquier smartphone convencional (5,5 pulgadas). Dentro de ellas se encuentra un menú con diferentes apartados, como el “Teléfono”, “Pantalla” (ahora hablaremos de ella), “cortinillas”, “asientos”, “luz” o “climatización”. Como se puede ver: un ordenador central desde el que controlarlo absolutamente todo.
La pantalla a la que hacía mención anteriormente es un panel táctil de 31 pulgadas y resolución 8K que se encuentra alojada en el techo del coche. Una vez le damos a desplegar, automáticamente se cerrarán las persianas del coche (para un más íntimo modo cine). Esta puede proyectar contenido mediante Amazon Fire TV, Bluetooth o HDMI.
Finalmente, el maletero tiene un volumen único de 500 litros. Su segunda fila de asientos no es abatible, por lo que esta es la única cifra que podrá darnos el coche. Dicho espacio es muy aprovechable y da para almacenar casi todo tipo de enseres u objetos que queramos transportar en un día a día.
Acabados, motorizaciones y precios
El BMW i7 cuenta a día de hoy con dos acabados principales: de Serie y M Sport Pro. Nuestra unidad iba equipada con la segunda y más deportiva opción. Alternativamente, dichos acabados se pueden conjugar con una única motorización (por ahora), la llamada xDrive60 por un precio de partida de 139.350 euros; junto al acabado M, el montante aumenta hasta los 150.579 euros. Más adelante llegarán nuevas alternativas mecánicas, como el BMW i7 M70 y sus 670 CV.
La que hoy tenemos entre manos (xDrive60) cuenta con un esquema de doble motor eléctrico. La unión de ambos da como resultado una potencia de 544 CV y 740 Nm de par máximo. Estos se encuentran alimentados por una batería de iones de litio con 101,7 kWh de capacidad neta, la cual proporciona una autonomía 100% eléctrica de hasta 625 kilómetros.
Gracias a estos elementos mecánicos, el BMW i7 xDrive60 es capaz de parar el cronómetro en el 0 a 100 km/h en apenas 4,7 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 240 km/h. Su consumo homologado es de hasta 19,6 kWh/100 km, mientras que su recarga se puede realizar a una potencia de hasta 195 kW en corriente continua y hasta 11 kW en corriente alterna.
Prueba dinámica
He de admitir que ponerse tras el volante del BMW i7 puede ser lo más parecido a sentirse como el capitán Edward Smith al timón del Titanic. La sensación no debe diferir demasiado: un auténtico transatlántico, pero, en esta ocasión, del asfalto. Acomodarse en el asiento del conductor del buque insignia es como hacerlo en un particular sillón de salón. Todo es suave, refinado y muy mullido. En él se pueden regular todo tipo de parámetros hasta que su conductor se sienta del todo a gusto.
El acceso a su interior se puede hacer mediante una apertura automática de la puerta. Nada de tirar de un asidero; eso es antiguo. Mejor que la puerta haga esa labor por ti con sólo pulsar un botón (o el pedal del freno). Arrancamos -o encendemos- su mecánica y salimos a recorrer los primeros metros a bordo del escaparate tecnológico de BMW.
La sensación de estar manejando un auténtico barco apenas desaparece. El coche es muy grande, y se nota muy grande. Incluso una vez te acostumbras a sus colosales cotas, el i7 sigue siendo un coche con el que te sientes especial, no sólo por su tamaño -que también- sino porque todo el mundo a tu alrededor gira la cabeza continuamente. Se acabó eso de pasar desapercibido. El BMW i7 va gritando un: “¡Miradme!”, allá por donde circula.
La suavidad de sus asientos, a la que anteriormente hacía mención, se traslada directamente a sus mandos. La dirección tiene un tacto muy blando, pero es realmente especial ya que no es de las que limita las sensaciones o el feeling con la carretera. Además, esta es realmente directa y casi cualquier mínimo movimiento que efectúes sobre el aro se dejará notar en sus ruedas. A pesar de su tamaño, el BMW i7 gira con soberana facilidad dentro de cualquier espacio, dando la sensación de estar ante un coche, como mínimo, un metro y medio más corto.
Sus suspensiones, adicionalmente, tienen un tarado también muy suavizado (como casi todo en este coche). Estas son las culpables de que conduciendo por vías de alta velocidad, el coche se sienta como en una particular alfombra mágica. La comodidad es excelsa en todas y cada una de las situaciones.
Si hay algo que caracteriza a los coches eléctricos, o electrificados, por lo general es su sistema de retención y recuperación energética. Muchos de estos vehículos presentan diferentes niveles de frenada regenerativa; sin embargo, el BMW i7 carece de elloy siempre retendrá un mínimo. Esto es algo que no siempre llega a resultar cómodo o útil; en tramos de bajada en autopistas, en lugar de soltar el acelerador y que el modelo circule por sí sólo a un consumo de 0 kWh/100 km, lo cierto es que siempre tendremos que tener el pedal mínimamente pisado si no queremos perder velocidad.
No obstante, en caso de frenada el coche recupera de forma notable una gran cantidad de energía, la cual es directamente repuesta a su batería, algo que hará que en recorridos urbanos (donde suele ser más habitual las frenadas) el i7 reponga en mayor medida su energía anteriormente gastada. Desde el selector de cambios, se puede insertar el modo "B" con el que se podrá conducir con un único pedal.
En términos generales, el silencio se apodera del habitáculo una vez estamos en marcha con el BMW i7, algo que hará que este pueda ser tu mejor aliado en caso de largos viajes. Tan sólo se deja notar levemente el ruido aerodinámico a partir de velocidades altas, amén del de rodadura, aunque este último es más aplicable a las grandes llantas que montaba nuestra unidad (21 pulgadas). Con las de menor diámetro (19 pulgadas) esto deberá estar totalmente ausente.
Entrando en carreteras que piden más deportividad por parte del i7, seleccionamos el modo más deportivo y todos los mandos se vuelven algo más sensibles a los movimientos. El pedal del acelerador es más inmediato -aún-, su dirección es más directa y sus amortiguaciones toman un tarado más rígido. A esto se suma el hecho del sonido dinámico que le da ese punto más “deportivo”.
No podemos decir que el paso por curva del BMW i7 sea el de un BMW M4 CS, pero no se comporta mal para el tipo de coche que es. Por supuesto, sus cerca de tres toneladas se dejan notar en ciertas ocasiones en las que buscamos entrar en las curvas más rápido de lo que debiéramos. Al fin y al cabo, la física sigue existiendo, y las inercias están ahí. No obstante, te dará para pasártelo bien en un tramo de curvas en cualquier momento, aunque su concepción no sea, para nada, la de un coche deportivo al uso. Sus miras son mucho más burguesas y señoriales.
Para contadas y necesarias ocasiones puntuales, el BMW i7 cuenta con una leva ubicada en el lado izquierdo detrás del volante. Esta activa el llamado "Modo Boost" que nos brindará 10 segundos de las más altas capacidades del coche. Está especialmente pensada para momentos de adelantamientos o para impresionar a nuestros amigos en una aceleración espectacular. Tú decides. Aunque, después de todo esto, el consumo energético será un punto que tener controlado.
Por lo general, y en recorridos mixtos, el BMW i7 ha culminado la semana de prueba con una media de 22,3 kWh/100 km. Nada mal visto que lo he probado sobre todo tipo de carreteras. Bien es cierto que en territorio urbano, el coche gana en eficiencia y puede bajar notablemente esta cifra hasta por debajo de los 19 kWh/100 km. Por otro lado, en cuanto queramos afrontar un largo viaje por carretera, será bastante común ver cifras por encima de los 21 kWh/100 km. Tanta tecnología necesita alimentarse.
Desde BMW afirman que este modelo es capaz de realizar hasta 625 kilómetros de recorrido. Sin embargo, dada mi propia experiencia personal, esta cifra únicamente se podrá alcanzar mediante recorridos y situaciones idóneas. En la vida cotidiana será fácil superar los 500 kilómetros de rango, por lo que tampoco podemos decir que esté mal, más aún teniendo en cuenta el peso, tamaño, tecnología y prestaciones del coche.
Pero no puedo terminar esta prueba sin reafirmar que si este coche mola para conducirlo, también es el vehículo perfecto para que te lleven. El ansiado asiento trasero derecho es todo una delicia para los sentidos. Más aún cuando abatimos el asiento delantero y podemos estirar las piernas y ponernos a ver un peli en su enorme pantalla de 31 pulgadas. Como punto negativo (para el conductor) es que este se quedará sin visibilidad desde el retrovisor interior (tapado por la pantalla desplegada) y desde el exterior derecho (por el abatimiento del asiento del copiloto). Problemas del primer mundo.
Conclusión
Como resumen a esta prueba, debo admitir que el BMW i7 me ha parecido simplemente excelso en todos sus apartados. Bien es cierto que existen elementos que pueden llamar a crítica (su frontal especialmente) pero que termina pasando desapercibido ante lo imponente de su tamaño y la elevadísima capacidad tecnológica con la que cuenta. Como digo, este coche representa todo un paso adelante en la evolución propia del automóvil. El futuro es hoy.