Prueba BMW M850i xDrive Cabrio, nada que objetar
El BMW M850i xDrive Cabrio es el compañero ideal. En un mismo coche podemos contar con un descapotable, un cómodo GT o un salvaje deportivo, según nuestra elección. Bajo el capó siempre estarán listos para saltar sus 530 jamelgos, y sí, se dejan escuchar de una forma contundente y enamoradiza. Te cuento mi opinión con este descapotable que quita el hipo.
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Publicado: 02/01/2023 20:00
BMW deslumbró a propios y a extraños en la puesta de largo del que iba a ser su nuevo coupé estrella. Aquel modelo, una vez entró en producción, evolucionó hacia otras carrocerías más polivalentes, pero también más recreativas. El modelo del que hablamos, por supuesto, se trata del BMW Serie 8 y sus tres variantes: Coupé, Gran Coupé y Cabrio.
Todas las versiones tienen sus puntos fuertes. Sin embargo, una de ellas podría aglutinar más puntos positivos que en contra, y nos referimos a la variante descapotable. Perfecta para el verano y perfecta para el invierno. También para viajar o para usarlo en el día a día. ¿Algo que decir en contra de este modelo? Difícilmente, pero vamos a conocer todos sus pros y los no tan contras.
La unidad de pruebas con la que contamos se trata del BMW Serie 8 Cabrio junto al motor V8 retocado por la división M, el M850i. Este es el mismo bloque, en términos generales, que usa el BMW M8, aunque con una vuelta de tuerca más ligera pero igualmente capaz de todo.
El BMW Serie 8 recibió una actualización de mitad de ciclo hace unos meses. En ella, a pesar de ser realmente tímida en prácticamente todos los aspectos, modificó los grupos ópticos del modelo, así como los parachoques u otros elementos. La calandra también sufrió una pequeña remodelación, con un aspecto más estilizado y una trama interior distintiva. También los diseños de las llantas de hasta 20 pulgadas, colores para la pintura exterior (Skycraper Grey metalizado, San Remo Green metalizado, M Portimao Blue metalizado y BMW Individual Frozen Tanzanite Blue) o el material para algunas molduras.
Sin embargo, como ya hemos mencionado, la actualización de mitad de ciclo se presentó realmente escueta en cuanto a novedades, y esto es algo que no es necesariamente malo, ya que si algo funciona y es perfecto, ¿para qué cambiarlo?
Esto es lo que debieron de pensar los ingenieros, directivos y diseñadores de BMW cuándo se les afrontó la ardua tarea de actualizar el modelo. Un coche que ya de por sí es de lo mejor que ha hecho BMW en los últimos años (bajo mera apreciación personal). Porque sí, el Serie 8 es espectacular, se mire por donde se mire. Nadie en su sano juicio atribuiría pegas a su diseño, en general.
Si abrimos una de sus generosas puertas de acceso al habitáculo, nos daremos de bruces con un entorno que ya es un viejo conocido. El BMW Serie 8 continúa acogiendo la configuración del salpicadero que él mismo estrenó en el año 2017. Tras el volante se encuentra la conocida instrumentación digital que vuelve a pecar de algo que ya conocíamos: su escasa personalización. No obstante, este “pero” ya quedará saldado con la renovación del interior con el nuevo sistema operativo.
En el centro del salpicadero reposa la pantalla de información y entretenimiento, también conocida como BMW Live Cockpit Professional, la cual cuenta con una diagonal de 12,3 pulgadas y conexión a Apple CarPlay y Android Auto. Esta ha incrementado sus dimensiones desde las 10,25 pulgadas del modelo de lanzamiento inicial. Además de esto, el renovado coupé cuenta con Head-Up Display actualizado o la famosa llave BMW Display Key.
En términos generales, el habitáculo continúa siendo el mismo en cuanto a espacio habitable o huecos donde almacenar objetos. En la variante que hoy nos ocupa (la descapotable) la habitabilidad trasera no será demasiado generosa, pudiendo transportar a dos pasajeros algo apretados en las piernas y con un respaldo quizás más recto de lo que nos gustaría. Tampoco cuenta con reposabrazos central o en los extremos del espacio, esto resta comodidad a los usuarios que viajen en esta fila, aunque para cortos recorridos será más que suficiente.
Este es un coche inicialmente pensado para transportar a sólo dos pasajeros acomodados en la primera fila. Estos sí viajarán con todo lujo de comodidades: calefacción y ventilación en los asientos, masaje, la conocida como “bufanda de aire” o unas regulaciones electrónicas muy generosas. Además, si se va a utilizar el Serie 8 Cabrio para largos viajes que incluyan autopistas, lo mejor será circular sin pasajeros atrás, pues el viento de cara será notablemente incómodo para ellos. En su lugar, lo mejor será situar aquí el cortavientos que incluye el coche.
La capota del BMW Serie 8 es de accionamiento totalmente eléctrico, tanto para ponerse como para quitarse. El botón para activarla está situado en la consola central y demora tan sólo 15 segundos en ejecutar la acción y puede hacerlo a una velocidad máxima de hasta 50 km/h. Recordemos que el volumen del maletero variará en función de si se va a descapotar o no, puesto que existe una trampilla que se puede mover y generar así un mayor espacio. La capacidad máxima será de 350 litros, mientras que si se quiere quitar el techo habrá que conformarse con 280 litros.
A pesar de todo, este no es un coche que se pueda considerar pequeño. Sus medidas son 4.851mm de longitud, 1.902mm de anchura y 1.345mm de altura. Su distancia entre ejes es de 2.822mm, mientras que su peso total es de 2.125 kilos en orden de marcha.
Mecánicas y precios
El BMW Serie 8 Cabrio cuenta con un total de 3 mecánicas diferenciadas. Como variante de acceso a la gama se encuentra el BMW 840i Cabrio. Este cuenta con una potencia máxima de 333 CV y un par máximo de 500 Nm, mientras que su precio parte de los 122.250 euros. Un paso por encima se encuentra la única posibilidad de hacerse con una mecánica diésel, esta viene con la nomenclatura de BMW 840d Cabrio y una potencia de 340 CV. Este motor ya pudimos probarlo en un BMW Serie 8 Gran Coupé hace aproximadamente un año. Su precio parte de los 131.100 euros.
Finalmente, la mecánica más capaz de la gama (sin entrar en los modelo M) es la llamada M850i xDrive. Esta posee una potencia de 530 CV y 750 Nm de par máximo. Su bloque motor V8 es capaz de exprimir toda su capacidad y catapultar al descapotable hasta los 100 km/h en apenas 4 segundos. Su velocidad máxima está limitada electrónicamente a 250 km/h. El precio de partida de este motor es de 157.350 euros. No es barato, por supuesto. Pero, ¿merece la pena? Vamos a comprobarlo.
Prueba dinámica
Hora de despertar a los ocho pistones almacenados bajo el capó delantero. Su bramido es conciso y se deja oír desde lejos. Apenas unos segundos bastarán para que las revoluciones se optimicen y bajen su régimen de vueltas, aunque no por ello dejará de ser notable el sonido de esos escapes, y de forma preestablecida arranque con el “modo Comfort”. Porque sí, el M850i puede ser aún más ruidoso y adictivo. Más adelante hablaremos de esa bella faceta.
Después de sentarnos y acomodarnos en el asiento del conductor, es cierto que se siente que la posición de conducción es quizás algo más alta de lo que nos gustaría. Ello nos da una visión más elevada del camino y no es para nada incómoda, pero si buscamos deportividad, sí estaría bien rebajar uno o dos centímetros la altura del asiento. El resto de sus múltiples reglajes se podrán adaptar a la perfección a cualquier fisionomía.
Insertamos la D en su palanca de cambios y salimos. Apenas unos metros nos sirven para darnos cuenta que estamos ante un coche donde su máxima es el confort y la comodidad de sus ocupantes, todo ello aderezado por supuesto con la deportividad que siempre ha caracterizado a la compañía bávara, pero llevada incluso un paso más allá.
Sus mandos son suaves y no hacen ningún extraño. La dirección es blanda pero sin renunciar a una rigidez justa que nos transmita toda la información necesaria; también es notablemente directa. Sus pedales juegan el mismo papel, aunque el acelerador siempre estará dispuesto a que lo hundas un poco más de la cuenta para dar todo de sí.
La amortiguación del BMW M850i es algo más dura que las de sus compañeros de gama, aunque sin llegar a ser molesta o excesivamente rígida. Esta puede ajustar su dureza según el modo de conducción escogido y, ciertamente, la diferencia es notable. Dependiendo de lo escogido, el paso por curva podrá ser más o menos plano. De cualquier modo y en cualquier posición, el Serie 8 Cabrio nos brinda unas sensaciones más que sobresalientes. La tracción total xDrive será un punto de inflexión a este respecto, puesto que nos otorgará una alta confianza para poder tomar una curva casi tan rápido como se nos ocurra, el coche responderá con total perfección.
Como ya he adelantado, el coche cuenta con varios modos de conducción: Comfort, Sport, Eco Pro y Adaptative. En el caso de los tres últimos, sus reglajes se podrán personalizar y, en caso concreto del Sport, también contará con una dosis extra de deportividad a través del modo “Sport Plus”. Como se puede ver, sus posibilidades de conducción son muchas, y todos ellos dejan su sello personal.
En el “modo Comfort”, como su propio nombre indica, presentará los reglajes que más convengan para llevar a cabo una conducción cómoda y agradable para todos sus pasajeros. El modo Eco Pro será el que mejores consumos presente al final del viaje; y sí, se pueden bajar, y mucho, sus cifras homologadas oficialmente en ciclo WLTP. Por último, el modo Sport y Sport Plus llevarán todas las prestaciones del modelo hasta un punto extra. Y qué punto extra…
Los modos más deportivos hacen que la rigidez de la dirección, amortiguación y sensibilidad de los pedales sea mucho más acusada, pero también el inesperado bramido de sus ocho pistones dando saltos. Os puedo asegurar que la sensación de circular sin techo por una sinuosa carretera de montaña y exprimiendo cada una de las revoluciones que nos presenta el V8, es incomparable.
Sus prestaciones son muchas. ¿En qué tiempo hace el 0 a 100 km/h? Y qué más da. Este coche nos deja con unas sensaciones que muchos ya lo quisieran para sí. Sus marchas se pueden estirar hasta más allá de las 7.500 revoluciones. En ese momento, el bramido del motor V8 se dejará oír sin contemplaciones y algún que otro tímido petardeo proveniente de su retaguardia. Esto hará que en cualquier espacio el coche sea el objetivo de miradas indiscretas o de niños llamando la atención de sus progenitores: “¡mira papá, un BMW descapotable!”
Sin lugar a dudas, este ha sido uno de los mejores descapotables que he podido probar este año. El más completo, confortable y prestacional, aunque con un mal genio que se puede mantener bajo el control de unas manos aficionadas, como las de un servidor. ¿Desde 157.350 euros? Por favor, póngame dos.
Antes de concluir debo dejar claro que si una cosa me ha impresionado, es su capacidad de hacer “buenos consumos” pese a contar con un V8 y 530 jamelgos bajo el capó. En autopista será sencillo conseguir cifras por debajo de los 9 litros, aunque en rutas urbanas o cuando quieras darte una alegría de fin de semana, por supuesto deberemos contar con algún que otro litro adicional. ¿Son buenos consumos? Ciertamente sí. De hecho son casi 2 litros menos de lo que homologa en autopista. Nada que objetar.