Prueba BMW X2 sDrive20i, el precio de la moda SUV (con vídeo)

El BMW X2 sDrive20i es un ejemplo perfecto del mercado actual. Los SUV son la actualidad más rotunda, el deseo de tener uno a cualquier precio hace que en esta ocasión se pase por alto ciertos aspectos más importantes que la estética.

Prueba BMW X2 sDrive20i, el precio de la moda SUV (con vídeo)

23 min. lectura

Publicado: 18/03/2018 20:00

Los coches ya no son meros medios de transporte. El factor pasional de la movilidad, si es que en algún momento llegó a calar, está tornando en un efecto llamada de tendencias y modas. Eso hace que en más de una ocasión un coche sea valorado más por lo que es y por lo que representa que por cómo es. En ese caso nos encontramos en esta prueba del BMW X2 sDrive20i. Un compacto/SUV diseñado por y para atraer a un nuevo tipo de cliente.

Al menos eso es lo que dice BMW. Las ciudades cada vez más pobladas, han desarrollado un nuevo tipo de comprador; el urbanita altamente tecnológico, con alto poder adquisitivo, y con poca o ninguna pasión por el tema de los coches. Buscan comprar lo último, aquello que les haga sentirse especiales y donde el asunto monetario apenas importa. ¿Os recuerda a algo todo esto?

Seguro que más de uno habrá pensado en los teléfonos móviles. Apenas usamos una pequeña parte de las posibilidades de los mismos, pero se han convertido en un símbolo de estatus social. No es lo mismo aparecer en una reunión de amigos con el último iPhone del mercado que con un sucedáneo de otra compañía, aunque este último sea mejor y posiblemente más barato. Algo parecido le pasa al BMW X2.

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El X2 ha sido diseñado para atraer las miradas, tanto por estilo como por color

En realidad hablamos de un ente dentro de la gama X de BMW. No sigue con ninguna de las reglas preestablecidas en la compañía de Múnich. Ejemplos hay muchos, como su nombre, pero sin ir más lejos podemos hablar del diseño. Si el BMW X4 se parece al BMW X3, el X2 ni se asemeja al BMW X1. Es una realidad. Está claro que es un coche que pretende y quiere llamar la atención, pero ojo porque todo tiene truco.

El truco está en los niveles de acabado estético. BMW nos propone cuatro alternativas: el base, el cual solo será interesante para aquellos que busquen lo último pero que solo dispongan de efectivo para lo último más barato, el Advantage, el M Sport, y la gran novedad, el M Sport X. El pequeño X2 ha sido el primero en estrenar este paquete que combina los típicos elementos de deportividad con claros efectos camperos. Una mezcla muy bien trabajada donde no se da puntada sin hilo.

Pero no todo reside en el aspecto, si no también en el color que a éste se le imprime. Por ese motivo la gama de colores del X2 también es particular. Cabe mencionar el color Galvanic Gold. Un dorado que verás hasta en la sopa ya que BMW ha optado por él como el color de posicionamiento del modelo. Más allá de eso merece la pena hablar de los detalles, y para mí hay uno que destaca por encima del resto, el emblema del pilar C. La marca asegura que es para recordar a los viejos coupés de BMW, y sinceramente me gusta el detalle, pero creo que hay, y ha habido, muchos mejores modelos para iniciar ese recuerdo.

Como ya he dicho el X2 no sigue ninguna de las reglas que todos conocíamos en BMW. Su nomenclatura por ejemplo resulta algo confusa, porque si bien uno podría esperar la versión coupé del X1, tal y como ocurre con el resto de sus hermanos, no lo es. Considerar al X2 un SUV coupé roza lo grotesco, y de hecho creo que BMW no lo ha llamado X0 porque resulta feo, y como el 2 era el único número libre...pues blanco y en botella. Su tamaño también genera controversia, porque una vez más el ingenuo podría pensar que el X2 es más grande, o al menos parecido, que el X1, pero en realidad sus 4,36 metros lo posicionan como el SUV más pequeño de BMW.

Las formas del X1 y X2 son muy diferentes, cada uno tiene un comprador diferente

Si este es el exterior, ¿qué pasa con el interior? Vuelvo a la analogía del smartphone: ¿Acaso importa de qué esté hecho el iPhone? Ya te digo yo que no. Lo importante es la carcasa, el interior queda en otro nivel. Por ese motivo el interior del X2 es clavado al del X1. Ojo que con esto no quiero desmerecer al X1, pero en cierto modo el arrojo del exterior queda difuminado al abrir las puertas. Aunque una vez más los creativos han conseguido darle un toque personal.

Lo ha conseguido mediante ligeros retoques aquí y allí. Molduras nuevas, tapicerías nuevas, costuras en contraste... Son cuatro detalles en realidad pero consiguen crear un efecto de diferenciación muy grande. Pero cuidado una vez más porque solo se consigue si nos rascamos el bolsillo. Es un ambiente agradable donde estar y donde no solo los detalles marcan la diferencia, también la calidad. Es la que podríamos esperar de un producto de BMW, aunque algunos detalles tendrán que ser mejorados de cara a un futuro como el hueco que queda entre el panel de las puertas y el borde de las mismas.

La comparativa entre X1 y X2 no es tomada a la ligera. Ambos modelos, al igual que el MINI Countryman, comparten la plataforma sobre la que se asientan, y eso significa que disponen de las mismas cotas de habitabilidad, o al menos semejantes. En lo referente a espacio para las piernas podemos decir que es bueno, tampoco es que sobre pero no te vas a ver inmerso en una pecera estrecha e incómoda. En cambio el hueco para la cabeza es menor ya que la línea del techo es mucho más baja. La quinta plaza es la más angosta, tanto que consideraría al X2 como un 2+2. Pero si tenemos que echar mano de esa plaza más vale que sea para viajes cortos.

De puertas para dentro el X2 es fácilmente reconocible como un BMW, calidad y tecnología

Eso sí, pocos milagros se han podido hacer con el maletero. El X2 pierde ocho centímetros de largo con respecto al X1, y eso se traduce en un menor volumen de carga. La cifra mínima oficial es de 470 litros, dato que crece hasta un máximo de 1.355 si abatimos la segunda fila de asientos en su proporción 40:20:40. Personalmente no me parece una pérdida sustancial porque el espacio es muy aprovechable, más problemático me parece la altura de la boca de carga, que en ningún caso facilitará la carga o descarga de objetos.

Gran parte de nuestras vidas cotidianas la basamos en la tecnología. A la hora de comprar un coche el factor tecnológico se ha convertido en algo esencial, y más en un coche de estas características y enfoque. Por ese motivo BMW ha integrado una inmensa cantidad de sistemas que harán las delicias de todos aquellos amantes de los gadgets, pero a diferencia de los móviles en este caso sí que podrán ser aprovechadas por los usuarios.

A pesar de llamarse X2, es el SUV más pequeño que vende BMW, y sus rivales directos son el Mercedes GLA y el Audi Q3

Las ayudas tecnológicas están enfocadas en dos ramas muy marcadas. Por un lado tenemos los sistemas que prometen hacernos la vida más cómoda y más fácil, tales como el navegador, el Head-Up Display, el reglaje eléctrico de los asientos, el acceso y arranque sin llave, el asistente de atascos, los sensores de aparcamiento, la cámara trasera, el climatizador bizona...y así una larga lista de elementos. Por otro lado tenemos esa rama tecnológica que se encarga de proteger la vida de los ocupantes; radares de distancia, el asistente de mantenimiento de carril, reconocimiento de señales y obstáculos, asistente a la frenada de emergencia, control de crucero adaptativo... Una lista muy cargada pero con una ausencia destacable, el indicador del ángulo muerto.

Hay que tener algo muy claro, la tecnología y el precio económico nunca han ido de la mano. Tener lo último y más avanzado siempre ha salido caro, y aunque desde Motor.es no solemos valorar el aspecto monetario de los coches, en este caso tengo que romper esa regla. Que conste que mis quejas no van a ir únicamente destinadas a BMW, si no a todas las marcas premium que de un tiempo a esta parte han empezado a cobrar de forma abusiva por ese equipamiento extra que queramos sumar al coche.

Abre la cartera porque para tener mucho hay que pagar mucho

El precio base de un X2 es de 35.050 euros sin descuentos. A partir de ahí podemos empezar a personalizar, añadir y completar a nuestro gusto y dependiendo del tamaño de nuestra cartera. Todo sale caro, muy caro. Si no fijaros en la unidad probada: precio base 40.650 euros, paquete M Sport X 6.250 euros, pintura Galvanic Gold 830 euros, alerón trasero M 260 euros, acceso sin llave 460 euros... Y todo esto sin ni siquiera abrir las puertas.

Es entonces cuando todo toma tintes dramáticos. Además del acabado M Sport X podemos seleccionar diferentes paquetes para el interior, oscilando entre los 1.600 y los 3.500 euros. Pero no acaba ahí la fiesta, podemos seguir sumando equipamiento, elementos que deberían llegar de serie a la hora de pagar tanto dinero, como por ejemplo la cámara trasera (470 euros), la preparación para Android Auto y Apple CarPlay (350 euros), o un sistema de altavoces básico (340 euros). Si terminamos por completar la lista de opcionales de la unidad probada, el precio que nos aparece en el configurador asusta, casi 60.000 euros por un coche de 4,36 metros. Exagerado.

Sinceramente me da pena que tanto esfuerzo de desarrollo se tire por el sumidero. El X2 no será un coche accesible a todo el mundo, o al menos tal y como BMW nos lo quiere vender. Y ya digo que me da pena porque para mí este coche vale más por cómo se conduce y cómo se comporta que por lo que representa. Igual es que mi pasión por las cuatro ruedas está por encima de las modas o las apariencias. Bueno, igual no, seguro.

El X2 será un coche muy deseado, pero tenerlo tal cual no estará al alcance de todos los bolsillos

Prueba BMW X2 sDrive20i

Antes de iniciar confieso no ser fan de los SUV. De hecho no me gustan nada por muchos motivos, uno de ellos es la conducción. A cada nuevo modelo que sale al mercado escuchamos a las marcas decir que su nuevo SUV se comporta como un compacto o una berlina al uso. Mentira. Es físicamente imposible que un crossover se conduzca igual que un coche convencional. Su altura y peso los hacen torpes y solo unos pocos pueden decir que su experiencia es similar a la de un compacto o una berlina.

Para mí solo hay dos coches que realmente cumplen con lo que prometen. Uno de ellos es el Porsche Macan, un rayo de esperanza en el mundo SUV, y el otro es el BMW X2. Si bien el trabajo comercial de diseño y tecnología es bueno, queda en un segundo plano para aquellos que buscamos algo más que un coche con pantallas. Esta sensación ya la tuve hace unos meses en la presentación internacional, pero ahora, con más calma y tiempo esas sensaciones se traducen en certezas.

Hay muchos aspectos a destacar en la conducción del X2, pero empecemos por abajo. La plataforma del X2 es la misma que la del X1, una arquitectura especialmente diseñada para ser tracción delantera o total. Eso quiere decir que nunca habrá versiones puras de propulsión, algo que ofenderá a los amantes de BMW pero que convencerá al resto. Tras el volante no hay diferencias, y de hecho soy firme defensor de la tracción delantera en este tipo de coches. MINI lleva mucho haciéndolo, y todavía no he oído a nadie quejarse por ello.

Su comportamiento es excelente, uno de los mejores SUV que hay en el mercado

Si pasamos de esa plataforma que se come los giros sin inmutarse, lo siguiente con lo que nos topamos es con el motor. BMW ha dispuesto de una gama muy equilibrada entre diésel y gasolina, pero dada la tendencia del mercado en esta ocasión hemos optado por probar un bloque de gasolina. El más potente de todos los vendidos en este momento, el sDrive20i. Una delicia de motor que llevaba acoplado una caja de cambios automática de doble embrague, una rareza dentro de la casa.

Sin lugar a dudas si tuviera que optar por un motor para el X2 lo haría por este bloque de cuatro cilindros TwinPower Turbo que genera 192 caballos de potencia y un par máximo de 280 Nm entre las 1.350 y las 4.000 revoluciones. Sus cifras sobre el papel generan la sensación de ser más que suficientes, y en la vida real lo son. No se puede pedir más de un motor que destaca por su respuesta, por su empuje y por su suavidad de marcha. Un motor ideal para las capacidades del coche.

Dinámicamente hablando estamos ante uno de los mejores SUV del mercado. Una puesta a punto digna de BMW

A esto debemos sumar una caja de cambios algo atípica en la casa. Confieso que me sorprendió el hecho de que BMW optase por una caja de doble embrague antes que por el típico convertidor de par que acostumbra a usar. Tal ha sido el avance de estos últimos que no hacía presagiar nada bueno, pero la verdad es que tras probarlo me he quedado bastante sorprendido. De hecho no le puedo poner pegar a su comportamiento, pues al fin y al cabo está tan bien configurado que consigue minimizar los problemas habituales de una caja de doble embrague.

Apenas hay que hundir el pedal del acelerador para que se produzca un cambio, y si no queremos esperar dicha respuesta siempre podemos cambiar a nuestro gusto a través de las levas del volante o a través de la propia palanca. La velocidad del cambio se puede configurar o alterar a través de los diferentes modos de conducción: Eco Pro, Confort y Sport. Obviamente en este último conseguimos la mayor agilidad por parte del cambio, aunque no es él solo el que cambia.

El cambio de doble embrague es estupendo, y hace que no echemos de menos al convertidor

De hecho la mayoría de componentes se transforma para así adaptarse a una conducción más agresiva. Acelerador, cambio, y motor se tensan, se vuelven más reactivos a cualquiera de nuestras interacciones. Lo mismo pasa con la suspensión, endurece ligeramente el tacto de sus amortiguadores para así reducir una oscilación que ya de por sí es minúscula. De hecho es la misma que podríamos esperar en un compacto al uso.

La dirección es el último de los componentes que se altera, y posiblemente sea el que menos lo hace. Pero no hay problema en ello porque incluso circulando en el modo más suave de todos tenemos un tacto duro y pesado. Algo nada habitual en un mercado donde cada día se abusa más de la sobredirección. Eso sí, al ponerlo en el modo más deportivo de todos se vuelve tan directa y rápida que en un primer momento puede causar una sensación de inseguridad, pero solo es eso, una sensación porque tras un par de giros es fácil acostumbrarse.

Seguro que te estás preguntando ¿dónde está la pega? Pues tengo pocas, pero éstas voy a destinarlas a unos frenos con falta de mordiente en el primer tercio del recorrido, y a unos consumos que se alejan mucho de lo oficial. La marca estipula que en un ciclo mixto el X2 sDrive20i gasta consume apenas 5,5 litros a los 100 kilómetros. Datos que no se traducen en una conducción real, donde costará mucho bajar de los siete litros, y eso circulando en modo Eco Pro y teniendo cuidado con el gas. Una desviación elevada pero que entra dentro de los parámetros normales atendiendo a la potencia del propulsor, al peso del coche a unos neumáticos 225/40 R19 que seguramente sean los principales causantes del elevado consumo.

Los motores de gasolina están retomando el poder, y para mí esta es la opción más recomendable

Conclusiones

Las sensaciones con el X2 son opuestas. Por un lado admiro a un compacto/SUV que se mueve de forma excelente, con una conducción que te hace pensar que realmente los elementos más de moda del automovilismo algún día podrán ser igual que los coches convencionales. Sin embargo me da pena porque este coche no va a ser apreciado por tales atributos. Tampoco puedo olvidarme de la calidad, la tecnología y el equipamiento.

El precio marca las conclusiones de esta prueba. Vale que el coste de la unidad probada sea exagerado, pero si queremos un X2 pintón BMW nos obligará a gastarnos demasiado, y lo peor de todo ¿para qué? Pues para poder lucir un complemento en amarillo, azul o naranja, un objeto que en realidad no será evaluado por la técnica y el desarrollo que lleva encima, sino que lo será por el simple hecho de tener un X2 antes que cualquier otro sucedáneo más barato.

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