Prueba BMW Z4 M40i Pure Impuse, el «pura sangre» que todos necesitamos
El BMW Z4 es, sin lugar a dudas, uno de los coches más deseados del mercado actual. Sus credenciales son, posiblemente, perfectas: biplaza, motor delantero, tracción trasera, descapotable y una potencia sobresaliente. ¿Qué es lo único que falta en esta ecuación? Un cambio manual, y ahora ya lo tiene.
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Publicado: 16/10/2024 18:00
El BMW Z4 es un icono de la industria automotriz. Su primera generación hizo acto de presencia hace ya más de 20 años. Desde entonces han sido tres las generaciones que han enamorado a todo tipo de personas locas por el mundo de las cuatro ruedas. Con la última, BMW ha llevado a su deportivo un paso más allá en todos los niveles.
A día de hoy, el Z4 actual cuenta con tres motorizaciones disponibles: 20i, 30i y M40i. Todas ellas con el mismo propósito: hacer sonreír y disfrutar a quien se acomoda en alguno de los dos asientos, aunque más especialmente al conductor, las cosas como son. Ahora, en una nueva vuelta de tuerca, BMW ha hecho más aún por el disfrute de sus ocupantes con su versión a la que han denominado como «Pure Impulse».
BMW Z4 Pure Impulse: todo lo que hay que saber
El BMW Z4 Pure Impulse fue presentado en sociedad a principios del año 2024 como una versión aún más exclusiva del deportivo biplaza, así como aún más enfocada en el hedonismo de su conductor. En términos generales sigue siendo el mismo coche deportivo que todos conocemos, aunque presenta algunos cambios o novedades en casi todos sus apéndices.
Exteriormente, al tratarse de la versión firmada por M, no modifica panel alguno y sigue luciendo la imagen más radical de toda la gama. No obstante, sí incluye las molduras bautizadas como M Shadowline en negro brillante. A este elemento se unen también el distintivo de «Z4 M40i» en color negro, así como las carcasas de los retrovisores o los aletines de los pasos de rueda traseros.
Con este particular acabado, su escultural carrocería exterior se puede decorar con dos opciones diferentes: «Frozen Deep Green metalizado» o «Sanremo Green metalizado». A estas opciones se unen también unas llantas específicas con radios dobles y acabadas en negro brillante. Estas cuentan con un diámetro de 19 pulgadas delante y 20 pulgadas detrás.
Pasando ahora a su habitáculo, lo cierto es que apenas encontramos cambios con respecto a la versión ya conocida. Frente al conductor se sitúa una doble pantalla bautizada como BMW Live Cockpit Professional (incluida de serie) y que cuentan con 10,25 pulgadas cada una. La primera se sitúa tras el volante y hace las veces de cuadro de instrumentos digital, mientras que la segunda si ubica en el centro del conjunto realizando las funciones de panel multimedia.
Esta central cuenta ahora con una de las últimas versiones del sistema operativo de BMW, la 8.0. En ella, por supuesto están presentes las ya conocidas conexiones móviles vía Apple CarPlay y Android Auto. Esta se podrá controlar de forma táctil, pulsando directamente sobre la pantalla; o mediante el controlador del iDrive colocado en la consola central.
En la mencionada consola central también se aloja uno de los elementos más importantes de esta versión: su palanca de cambios. En este caso, el Z4 cuenta con una transmisión manual de seis velocidades, la cual, aunque lo hablaremos más adelante, cuenta con un tacto exquisito.
En el resto del habitáculo siguen apostándose los elementos ya conocidos que llegan de la mano del paquete deportivo M. Esto incluye calefacción en los asientos, climatizador automático bizona, deflector de viento y zona de almacenamiento.
La capota puede ser de color negro o antracita y su funcionamiento es notablemente sencillo. Esta se puede recoger en la zona trasera del habitáculo con sólo mantener pulsado un botón situado en la consola central. Esta apenas demora 10 segundos en ejecutar la maniobra y el proceso es bastante suave. Esto se podrá llevar a cabo a una velocidad máxima de 50 km/h.
El resto del habitáculo, para tratarse de un biplaza, es notablemente espacioso, incluso para personas de elevada estatura. Cuenta también con varios huecos donde almacenar objetos y su maletero presenta 281 litros de volumen. Este es realmente bien aprovechable y más espacioso de los que a priori pudiese parecer.
Mecánicamente, el BMW Z4 M40i no cambia en nada, más allá de la ya mencionada transmisión manual. Bajo el capó aloja un motor de seis cilindros en línea, 3.0 litros de cubicaje y que está alimentado por gasolina. Este bloque eroga una potencia máxima de 340 CV y un par máximo de 500 Nm. Con ello, este es capaz de ejecutar el 0 a 100 km/h en sólo 4,6 segundos (0,1 segundos más lento que el automático) y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h.
Hora de poner a prueba al BMW Z4 más pasional
He de reconocer que el BMW Z4 es uno de mis coches favoritos del mercado actual. Este es un modelo que ya hemos podido poner a prueba otras veces en Motor.es. De hecho, pudimos catar el Z4 sDrive20i con cambio manual, así como el Z4 M40i con transmisión automática. Ahora es el momento de combinar lo mejor de estos dos coches y unirlos en uno. ¿Algo mejor que un Z4 M40i con cambio manual? No te pido que lo mejores, sólo iguálamelo si puedes.
Por supuesto, y lo que más cabe destacar de esta versión del BMW Z4 es su caja de cambios manual de seis relaciones. Pero, ¿qué tal es su tacto? Esta es una caja de cambios que está realmente bien dirigida, sus cambios son bastante directos y cuenta con una rigidez notable.
Sin embargo, he de romper una lanza en contra de este y es que su recorrido es más largo del que nos podría llegar a gustar, así como su palanca se siente bastante más grande. Creo que BMW lo habría bordado arreglando estos «peros» mediante el uso de una palanca más pequeña y unos recorridos más cortos. Le voy un 7 de 10.
Otro de los puntos a mejorar que diría del BMW Z4 Pure Impuse es su sonido del escape. Este es bastante tímido y suele pasar bastante desapercibido, incluso circulando con el modo Sport activado, en ningún momento llamará especialmente la atención por ello.
Pese a estos dos puntos que, en realidad, no son «problemas», sino más bien unas puntualizaciones que nos gustarían que mejorasen de cara al futuro. El resto del conjunto es simplemente excelso. ¿Se podría considerar como «el deportivo perfecto»? Si no lo es, pocas cosas le faltan para lograr ese título.
Las amortiguaciones son regulables según el modo de conducción insertado. En modo confort, estos componentes se vuelven más suaves y permiten viajar con mucha más comodidad a bordo. En modo Sport, por su parte, su rigidez es mayor, pero en ningún momento llega a ser algo incómodo o con lo que sea difícil de emprender una ruta de varios kilómetros.
A decir verdad, pocos cambios se notan palpables en los diferentes modos de conducción con los que cuenta el Z4, más allá de la dureza de sus amortiguaciones o la rigidez de su dirección. En el caso del modelo con cambio automático se deja sentir en mayor medida por las relaciones de cambios.
Pero este coche es un verdadero misil. Corre muchísimo. No obstante, ello no quita que, en caso de darle un buen «pisotón» al acelerador, no se le ponga el trasero juguetón. El clásico carácter de BMW M sigue vivo e intacto en este coche. Gracias, BMW.
Tanto es de particular el concepto de este coche en los tiempos que estamos viviendo, que me ha resultado realmente raro que un coche con cambio manual corra tanto como este. Los modelos con este tipo de transmisión suelen estar asociados ya con vehículos más lentos, mientras que a los deportivos ya, por lo general, se le asocian cajas automáticas. Por todo ello, nuevamente, gracias, BMW.
Como cabría esperar, el consumo de combustible no es el dato más importante que destacar en un modelo de este calibre, pues su principal virtud son sus sensaciones al volante. Sin embargo, tras una semana de uso del coche sobre todo tipo de carreteras (especialmente rutas urbanas), ha concluido con un gasto medio de 11,6 litros a los 100 km.
Conclusiones
Entonces, después de todo esto, ¿es el BMW Z4 Pure Impuse el deportivo perfecto? Es más que probable que así lo sea. De hecho, no me cabe duda alguna de que pueda ser galardonado como tal. Por supuesto que tiene «peros», aunque estos pasan desapercibido sin problema alguno mientras su conductor se limita a disfrutar al volante de un auténtico deportivo «pura sangre» y de los que más nos gustan a todos los apasionados por el mundo del motor.