PruebaPrueba Citroën C4 Cactus e-HDi 92 ETG6 (II): Diseño, interior y habitabilidad
Está claro que Citroën quería atraer todas las miradas con el C4 Cactus. Su diseño es imposible que pase desapercibido, o lo amas o lo odias. El Citroën C4 Cactus está pensado para ser un coche útil en el día a día. Todos sus elementos están orientados hacia un entorno urbano.
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Publicado: 03/12/2014 09:00
El Salón de Frankfurt de 2013 recibió la visita de un modelo que por aquel entonces se encontraba en fase de prototipo. Estamos hablando claramente del Citroën C4 Cactus. Su diseño inspiraba las futuras líneas de la marca francesa, acusada en los últimos años de haber perdido parte de su esencia en este campo. La respuesta fue clara y concisa, sacar un modelo que lejos de ser un concept llegaría así al mundo real. Era, y es, la apuesta de Citroën a los modelos SUV urbanos, un segmento muy en liza actualmente.
Acompañando al diseño se presentaba un invento que fascinó a la vez que sorprendió, el Airbump. Estas molduras repartidas ampliamente por la carrocería del coche sirven para paliar en gran medida los encontronazos que se suelen tener al circular o estacionar por el centro de las ciudades. Lugar en donde es bastante habitual sufrir las consecuencias del tráfico denso y de la gran cantidad de molestos bolardos y obstáculos. El estilo francés se hace notar en esta parte del diseño, donde en gran medida podremos combinarlo con el resto de la carrocería, pero no adelantemos acontecimientos.
Diseño
O lo amas o lo odias. No hay término medio con el Cactus. Hay que quien dijo en su momento que Citroën no iba a atreverse a comercializar un coche así. Bueno no hace falta que os diga quien acabó dejando con la boca abierta a quién. Hay que ser realistas, la apuesta es muy gorda. Los directivos de Citroën lo han apostado todo al rojo o al negro, no hay más opciones. O la jugada sale perfecta o se acabó la partida. Y por suerte para ellos por ahora la cosa pinta bien, ya que la acogida por parte del mercado está siendo incluso mejor de lo esperada.
Vayas por donde vayas la gente echará un vistazo, los codos volarán y los mentones señalarán en vuestra dirección. Algo que comúnmente suele ocurrir al circular en un Porsche, Ferrari o algo por el estilo. No es broma, en muchas ocasiones he sentido las miradas mientras iba circulando. Es normal, dime que coche puede compararse a este ahora mismo, ninguno. En términos de diseño el Cactus juega una liga paralela que disputa él solo. Lo mires por donde lo mires sorprende, algo que está jugando a su favor a la hora de venderse.
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Analizando detenidamente el diseño debemos empezar por la parte frontal, posiblemente la zona más conflictiva de todo el coche. Citroën ha decidido separar las luces diurnas de las luces tradicionales, algo que no tiene nada de extraño. Sin embargo en la mayoría de casos los LED se posicionan por debajo de las ópticas principales o por lo menos integrados dentro de los mismos. En este caso están por encima, casi integrados en el capó, mientras que los faros tradicionales quedan en una parte más inferior, estilo que comparte con el C4 Picasso.
Como siempre, los chevrones permanecen en el frontal, pero en esta ocasión no están integrados en ninguna rejilla o parrilla, ya que están solos en el morro del coche. Las parrillas y las rejillas son de un tamaño muy discreto, es más, una de ellas está prácticamente tapada por la placa de matrícula. Todas las partes sensibles de rozarse están protegidas por los famosos Airbump. Su practicidad es intachable, de hecho son uno de los puntos fuertes del coche.
Los pasos de rueda por su parte, otro elemento que recibe gran cantidad de roces está protegido por unas molduras de plástico que pueden ser sustituidas de una forma fácil y barata. Es en el lateral donde nos encontramos con la mayor superficie Airbump de todo el coche. No creas que toda ella sirve para proteger, que también, sino que hace un mayor efecto de diseño. La marca permite que en determinadas ocasiones se pueda elegir entre varios colores, de forma que podamos combinarlos en función del tono de la carrocería.
Si avanzamos en el diseño observamos como la línea central y la superior se van aproximando en función nos acercamos a la parte trasera, acentuando el aspecto dinámico del coche. El pilar C, de generosas proporciones, separa el lateral y la trasera, donde unos pequeños faros reciben la mayor atención de todas. Ambos grupos están separados por el mismo plástico reforzado que podemos encontrar en otras partes. Sin embargo en esta ocasión es más duro, de hecho no se deforma a la hora de recibir un golpe, por lo que su función es puramente estética.
Citroën recupera con el C4 Cactus parte de su atrevimiento a la hora de diseñar un coche. Estilo francés en su estado más puro y sensacional
El diseño general del coche lo completan varios elementos que marcan la diferencia, como las llantas, que pueden presentar varios diseños y colores, como ya te conté en la primera parte de la prueba del Citroën C4 Cactus. A estas hay que sumarle las barras del techo, puramente estéticas, el techo de cristal y las lunas traseras sobretintadas en la parte posterior. La personalización se ha tenido muy en cuenta, las combinaciones de colores son muy amplias y permiten diseñar el coche a nuestro gusto, haciendo que sea complicado encontrar dos iguales en la carretera.
Interior
Las complicaciones tomadas con el exterior no son tan notables en el interior. No me mal intérpretes, es un espacio que también llama la atención, pero porque a pesar de parecer futurista e innovador es más conservador y simple de lo que se pueda apreciar. Podríamos definirlo como un espacio Bauhaus. Es llamativo observar como todos los elementos que habitualmente podemos encontrar en un coche se concentran en una pantalla táctil de siete pulgadas que viene de serie en todos los modelos. Esto presenta ventajas e inconvenientes.
En cuanto a sus puntos a favor hay que decir que permite crear un habitáculo muy limpio, sencillo y práctico. Sin embargo también puede resultar que su manejo distraiga en gran medida de la conducción, ya que para cambiar cualquier parámetro del coche deberemos despegar la mano derecha del volante, y ya sabemos todos que lo táctil tiene momentos en los que no responde como a todos nos gustaría. De todos modos resulta cómodo reunir todos los elementos en el mismo punto.
Otra pantalla, no táctil en este caso, hace las funciones de cuadro de instrumentos. Su simpleza es hasta molesta. Lo siento, pero no sé por qué se prescinde del cuentarrevoluciones. Puede que en la unidad automática que nosotros teníamos pueda resultar un poco inútil, pero en las unidades manuales tampoco está presente. Personalmente soy de los que les gusta saber dónde está el límite de las marchas. Pero bueno es una cuestión de gustos, creo que no hubiera costado mucho poner un cuentarrevoluciones, uno como el del C4 anterior, por ejemplo. En cuanto a funcionamiento no hay ningún punto negativo.
Sin embargo sí que tengo que reconocer que hay ciertos detalles del interior que no terminan de convencerme. Por ejemplo, las ventanillas delanteras no bajan de forma automática con pulsar el botón, hay que estar presionando hasta el final del recorrido de las mismas, no hay salida de ventilación para el copiloto, el techo no tiene posibilidad de taparse (los calores del verano prometen ser horribles) y las ventanillas traseras no pueden bajarse, solamente contamos con un sistema de ventosa que hace años que no veía en un coche. Son puntos que pueden parecer insignificantes, pero que a la postre pueden marcar la satisfacción completa con un coche. Está claro que el diseño ha prevalecido sobre la función en todo momento.
Aunque en aspectos generales el Citroën C4 Cactus cuenta con un gran habitáculo, hay ciertos elementos que podrían ser mejores de lo que son
Sin embargo hay no todo iba a ser negativo. De hecho los puntos anteriores quedan camuflados por sus puntos fuertes. Te sientes donde te sientes el Cactus es un coche cómodo. Llama mucho la atención que a pesar de ser un SUV siempre vas sentado en una posición muy baja, pero siempre confortable. Los asientos son los grandes protagonistas. En el caso de optar por un cambio automático nos encontramos con que las dos filas de asientos realmente lo son. Tanto la primera como la segunda fila están formadas por una banqueta corrida, estando la delantera únicamente partida por un reposabrazos abatible. Si la transmisión es manual esta unión desaparece para dejar paso al túnel central con la correspondiente palanca de cambio.
Los ocupantes de los asientos traseros también ser verán bien recogidos por unos asientos confortables, pero sobre todo por un espacio para las piernas que ya quisieran muchos coches para sí mismos. Como es habitual, solo el ocupante de en medio irá más incómodo, pero la verdad es que no es nada desagradable. Por cierto he de decir que me encantan los tiradores de las puertas delanteras, me parece un detalle de grandísima calidad y estilo, algo diferente y que realmente es atractivo, al igual que la guantera superior del maletero, con esas tiras al estilo de viejas maletas. Buenos detalles.
Habitabilidad
Todo lo anteriormente descrito debe darte una idea sobre la capacidad del Citroën C4 Cactus para acoger a sus ocupantes. Hay que decir que la marca francesa siempre se ha demarcado como una compañía que sabe hacer coches prácticos y útiles para el día a día. Es indudable que aún mantiene esas características dentro de su filosofía de marca. El Cactus no es un producto atípico en ese aspecto. Su empleo será casi diario, sufrirá los desplazamientos habituales del trabajo, las compras, los recados o el colegio y cumplirá su función al 100% sin apenas inmutarse.
La habitabilidad, o la vida a bordo están libre de cualquier pega. Cómo ya he dicho es un coche cómodo, y práctico para el día a día. Espacioso, práctico y aprovechable. En todo el interior hay detalles que dan buena fe de esto, como la gran cantidad de espacios portaobjetos. Las puertas son las que reciben la mayoría de ellos, además de un tamaño considerable. Pero no es nada comparado con el maletero. 358 litros son muchos litros para un coche de estas características. Además es un volumen muy aprovechable gracias a la forma que presenta.
El único punto negativo que tengo que poner en este aspecto es la altura de la boca de carga. 77 centímetros son muchos centímetros si tratamos de introducir un objeto pesado o grande. Si abatimos la segunda fila de asientos solo lo podremos hacer en bloque. No hay posibilidad de partir los asientos, de forma que si queremos introducir un elemento con mayor longitud de la debida tendremos que sacrificar todas las plazas posteriores.
El Cactus está pensado para el día a día, fuera de ese ambiente posiblemente se encuentre en un terreno que no le guste moverse, como los grandes desplazamientos, sin embargo realizará el trabajo con tesón y el rendimiento debido. En general el diseño del coche permite que estemos ante una variante muy diferente a cualquier otro modelo del segmento. Sin lugar a dudas esto juega a su favor, siempre agrada tener un coche diferente al resto, sin embargo en demasiadas ocasiones la forma ha prevalecido sobre la función. Los pequeños detalles pueden restarle puntos, que son contrarrestados por una correcta habitabilidad.
En la próxima parte de la prueba del Citroën C4 Cactus e-HDi 92 ETG6 será hora de hablar del comportamiento dinámico, de la conducción, para acabar aportando las conclusiones y las valoraciones finales de este coche tan diferente. No os lo perdáis, mañana mismo la tendréis disponible.