Prueba Citroën C4 Puretech 130 EAT8, desmarcándose del resto (con vídeo)
El nuevo Citroën C4 le da una vuelta de tuerca a lo que debe ser un compacto. Presenta un diseño singular que se irá extendiendo a futuros modelos de la marca gala y tiene el foco puesto en una conducción relajante. Lo analizamos en vídeo.
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Publicado: 17/11/2021 18:00
La tercera generación del Citroën C4 es el modelo que exhibe la nueva identidad de la marca francesa. Un coche que no es ni bonito ni feo pero en cierto modo es raro. Pero no sólo presenta alguna rareza por fuera sino que también por dentro tiene varias peculiaridades así que lo hemos probado durante unos días para conocerlo a fondo.
Evidentemente en un primer vistazo lo primero que llama la atención es su llamativa estética. Ya no solo por tener unos faros delanteros muy grandes de aspecto algo estrafalario o unos pilotos traseros con una disposición un poco extraña. Su diseño general destaca por congregar varios conceptos en uno solo.
En esta mezcolanza vemos que es un compacto pero a la vez tiene varios rasgos de todocamino y una altura libre al suelo (156 mm) mayor que la de un turismo. Por si fuera poco la forma curvada del techo tiene un estilo de coupé y, según la marca, es una reminiscencia del clásico Citroën GS.
Una mezcla inusual que puede gustar o no pero desde luego lo hace diferente y que lo posicionan con pocos rivales directos en el mercado, siendo los más evidentes el KIA Xceed y el Toyota C-HR. Este lenguaje de diseño se irá propagando en el resto de modelos de la gama de la marca francesa, como es el caso de la inminente berlina Citroën C5 X.
Con su diseño el C4 da la sensación de que el coche es más grande de lo que realmente es pero en realidad mide 4,36 m de longitud, 1,80 m de anchura y 1,52 m de altura. Unas dimensiones contenidas que lo sitúan en el segmento C y le permiten moverse con soltura tanto en entornos urbanos como fuera de ellos.
En el interior el diseño del C4 es más convencional aunque aquí también esconde algunas singularidades. En cuanto a calidades, las zonas inferiores están hechas de un plástico muy sencillo mientras que lo que queda más mano tienen un tacto algo más agradable. No faltan superficies con el omnipresente plástico negro brillante que se ensucian con facilidad.
Frente al conductor hay un cuadro de instrumentos totalmente digital aunque muy simple, quizá demasiado. La pantalla de 5 pulgadas no destaca por ofrecer una gran calidad, presenta poca información y apenas tiene opciones de personalización. Su información se complementa con un head-up display que proyecta los datos sobre una lámina plástica.
Por su parte, el sistema multimedia tiene una pantalla táctil de 10 pulgadas con un formato alargado que parece muy grande pero no muy bien aprovechada porque los bordes de la pantalla son muy grandes así que en realidad el área de visualización es más escueta. El interfaz en sencillo de manejar, incluye navegador 3D Citroën Connect NAV y además es compatible con Apple Carplay y Android Auto.
Citröen ha hecho un esfuerzo para proporcionar un interior práctico y por eso hay múltiples huecos portaobjetos. Por ejemplo, hay una base de carga inalámbrica para smartphones, debajo hay un hueco bastante grande donde colocar cosas y cuya base además puede levantarse para dejar espacio a otro hueco más. En el túnel central hay otros dos compartimentos: uno con cortinilla y otro bajo el reposabrazos.
Delante del asiento del acompañante hay aún más soluciones interesantes e inéditas. Además de la habitual guantera, encima hay una bandeja extraíble ideal para guardar papeles o un ordenador portátil. En la parte superior está el Smart Pad Support, un inédito soporte integrado para colocar una tablet para mantener entretenido al acompañante en los viajes.
Otro punto que merece especial mención son los asientos Advanced Confort. Son grandes, gozan de una buena ergonomía, son muy mullidos. En general son muy confortables e incluso pueden llevar calefacción y una función de masaje. Se agradecerá especialmente en los viajes de larga distancia.
A pesar de ser un coche con un tamaño exterior contenido, en las plazas traseras caben pasajeros de hasta 1,85 m de estatura. El espacio para las piernas es especialmente destacable y es la cota de altura la que antes impondrá sus límites. En anchura las cosas van más justas, primero porque la plaza central está pensada para un uso ocasional como ocurre en la mayoría de coches de este segmento y segundo porque el lateral del techo queda bastante cerca de la cabeza.
Hay varios elementos de confort en los asientos posteriores. El compacto de Citröen propone bolsillos en los respaldos de los asientos delanteros, hay salidas de ventilación aunque no tenemos una zona climática propia, una toma USB-A y otra USB-C y un reposabrazos. El respaldo no se puede regular en inclinación y la banqueta tampoco tiene regulación longitudinal.
En lo que respecta al espacio de carga, el maletero tiene un volumen de 380 litros. Es una capacidad que no destaca ni para bien ni para mal con respecto a otros modelos de este segmento, se sitúa en la media. Hay un doble fondo que permite distribuir la carga a dos alturas y una portezuela en el respaldo de la plaza central habilita el transporte de objetos largos de manera sencilla. Si se abaten los asientos traseros se alcanzan los 1.250 litros de capacidad.
Conducción en modo relax
La gama mecánica del Citröen C4 está compuesta por tres opciones de gasolina 1.2 Puretech de 100, 130 y 155 CV, dos diésel 1.5 BlueHDI con 110 y 130 CV y la versión 100% eléctrica ë-C4. No hay ninguna versión con hibridación. En concreto en esta prueba disfrutamos del C4 con el motor de gasolina de 130 CV y resulta la opción más recomendable porque ofrece unas buenas prestaciones con un consumo medio razonable que ronda los 7 l/100 km.
Dependiendo de las motorizaciones el francés lleva un cambio manual o una caja automática EAT8 de tipo convertidor de par con ocho marchas. La transmisión EAT8 no es ninguna maravilla pero parece una buena elección porque en general resulta suave y encaja muy bien con la filosofía de máximo confort que propone Citröen para este modelo.
La marca de los chevrones ha hecho un buen trabajo en la insonorización de la cabina, el C4 es notablemente silencioso incluso a velocidades elevadas. Los pedales ofrecen poca resistencia y la dirección está muy asistida así que se maniobra sin esfuerzo. Por cierto, hablando de maniobras hay que mencionar que la visibilidad trasera está algo condicionada porque la luneta trasera está dividida por el spoiler.
En el C4 no se puede dejar de mencionar que equipa unos amortiguadores progresivos hidráulicos que condiciona todo el apartado dinámico. Es una suspensión que en lugar de topes mecánicos tiene topes hidráulicos que hace que el movimiento sea más progresivo. Con ello la suspensión es muy blanda para filtrar mejor las irregularidades y lo hace muy cómodo pero también significa que los balanceos de la carrocería son acusados.
Tiene un comportamiento subvirador y predecible pero resulta un vehículo poco ágil en los cambios de dirección. Está claro que el nuevo C4 no pretende ser un coche con aspiraciones dinámicas y se disfruta más haciendo una conducción relajada. Relax, no hay prisa por llegar.
Está a la venta por un precio que arranca en los 19.120 euros, un precio interesante para lo que ofrece. Para abaratar costes Citroën ha optado por asentar este modelo en la plataforma CMP que el grupo Stellantis usa en modelos más pequeños como el Citroën C3 o el Peugeot 208.
El Citroën C4 es probablemente uno de los coches más cómodos de todos los compactos generalistas que hay ahora mismo en el mercado así que quien valore esa característica por encima de las demás tendrá en el modelo francés la mejor opción. Además se fabrica en España.