Prueba Ford EcoSport 2018, un gran paso adelante
Segundo restyling para el Ford EcoSport que realza su imagen SUV exterior y un nuevo estilo interior. El crossover urbano estrena el acabado deportivo ST Line y llegará a los concesionarios en febrero de 2018. Más adelante también ofrecerá un nuevo motor diésel 1.5 EcoBlue de 125 CV y versiones con tracción total.
17 min. lectura
Publicado: 06/12/2017 18:00
Con una demanda cada vez mayor y una oferta que se está ampliando a un ritmo endiablado, el segmento de los crossovers urbanos está en pleno apogeo. La llegada de nuevos rivales obliga al debutó en Sudamérica en 2012 y el modelo se presentó en el Viejo Continente en 2014. Su planteamiento muy enfocado a los mercados emergentes no satisfizo a los clientes europeos, lo que obligó a Ford a realizar una actualización en 2015 para limar algunas características.
A pesar de ello ha seguido estando por detrás de buena parte de la competencia en cuestiones de calidad. Ahora llega una nueva renovación, la segunda, esta vez en forma de un restyling profundo con el objetivo de reafirmar su identidad y paliar sus defectos. Nuevo diseño, más calidad y más equipamiento son los pilares en los que se basa el nuevo EcoSport 2018.
Los cambios han llegado incluso en el punto de origen del EcoSport. El modelo anterior destinado a los mercados europeos se fabricaba en la factoría de Chennai (India) pero el nuevo modelo ha trasladado su producción a Europa. Procede de la factoría de Craiova (Rumanía) tras la inversión en esta planta de 2.000 millones de euros y la creación de 1.700 nuevos puestos de trabajo.
Diseño inspirado en los SUV grandes de Ford
El diseño exterior ha sufrido una nueva evolución y a pesar de ello sigue sin ser el más atractivo de los B-SUV desde el punto de vista estético. Parece que en la marca del óvalo han tratado de trasladar el diseño de sus crossovers grandes Ford Kuga y Ford Edge a un formato más pequeño y en general resultan unas dimensiones algo desproporcionadas. El frontal muy recargado tampoco ayuda, aunque todo es cuestión de gustos.
El EcoSport 2018 no se puede definir como atractivo pero sin duda es uno de los que tienen una imagen más musculosa. La enorme parrilla trapezoidal situada a gran altura, los faros que han crecido de tamaño, las protecciones plásticas inferiores o los abultados pasos de rueda aportan una gran robustez que siempre se agradece en un SUV, aunque sea uno sin grandes aspiraciones offroad.
El portón trasero es uno de los rasgos diferenciadores del EcoSport en su segmento debido a que se abre lateralmente y no hacia arriba. Lejos de ser algo positivo, en realidad es una desventaja porque requiere mucho espacio detrás del vehículo para abrirse por completo. Se abre siempre hacia la izquierda, lo que puede dificultar aún más las cosas si necesitamos acceder al interior del maletero desde ese lado.
De serie se equipa un kit de reparación de pinchazos. La rueda de repuesto exterior colgada en el portón sigue brindándose de manera opcional y aumenta la longitud del coche en 256 mm. Sin ella, el EcoSport mide 4.017 mm de largo, un tamaño ideal para moverse por entornos urbanos.
Por primera vez en este modelo está disponible una versión ST-Line con un cierto carácter deportivo. Estéticamente se diferencia por los paragolpes específicos, los faldones laterales, los rieles de techo y encastres de faros en acabado negro y las llantas oscurecidas de 17 pulgadas (en opción de 18 pulgadas). Además, este acabado brinda de serie una carrocería bitono con techo en contraste siguiendo la tendencia de un segmento que pide amplias opciones de individualización.
Mismo espacio, mucha más calidad interior
El habitáculo ha sido rediseñado inspirándose en el nuevo Ford Fiesta 2017. Resulta un acierto y, aunque sigue estando lejos de resultar lujoso, sin duda muestra una gran sensación de calidad. Definitivamente es donde más se nota la mejora respecto al anterior modelo. Ford ha recurrido a materiales suaves al tacto, la distribución es más lógica y los controles se han simplificado despejando de botones la consola para concentrar las funciones en una pantalla táctil flotante del sistema de infoentretenimiento SYNC 3.
Existen tres versiones de este sistema, dependiendo del acabado. La variante básica disfruta de una pantalla a color de 4,2 pulgadas con conectividad Bluetooth y dos entradas USB, la opción intermedia recurre a una pantalla de 6,5 pulgadas. El sistema más completo emplea una pantalla capacitiva de 8 pulgadas compatible con Apple CarPlay y Android Auto.
Además de la información suministrada por el sistema multimedia, el conductor puede comprobar los parámetros básicos de la conducción con un nuevo cuadro de instrumentos que incluye una pantalla de 4,2 pulgadas para el ordenador de a bordo. La atractiva instrumentación es idéntica a la del Fiesta y muestra la información de forma clara y moderna.
Los asientos son más cómodos que los del modelo anterior y gozan de un buen mullido, aunque la banqueta es corta y ofrecen poca sujeción lateral. En las plazas delanteras se está desahogado, hay varios huecos y compartimentos donde dejar cosas y es fácil encontrar una postura de conducción confortable. Detrás el espacio no es demasiado abundante por lo que el EcoSport no es el crossover más indicado como opción familiar.
El equipamiento añade la posibilidad de montar un volante calefactado, el control de crucero con limitador de velocidad, un sistema de iluminación ambiental con siete colores, retrovisores eléctricos plegables y calefactados, el sistema de información de puntos ciegos (BLIS) o la cámara trasera. Desafortunadamente no se ha aprovechado la ocasión para sumar el sistema de frenado automático en ciudad Active City Stop o un alerta por cambio involuntario de carril que sí tienen otros modelos de Ford.
El crossover del óvalo azul agrega algunos elementos de equipamiento más lujosos para disfrutar más de la experiencia al volante. El mejor ejemplo es el nuevo sistema de audio B&O Play con diez altavoces, incluido un subwoofer en el maletero y un altavoz de frecuencia media en la parte central del salpicadero, y una potencia de 675W. Suena de maravilla.
El maletero del EcoSport es pequeño. Tiene un volumen de 334 litros medidos hasta la bandeja, la misma capacidad que ofrecía el modelo anterior. El compartimento no tiene mucha profundidad y sobre todo brinda espacio vertical, así que muchas veces lo más óptimo será apilar unos objetos sobre otros.
Quizá éste sea uno de los motivos por lo que ahora se ofrece un piso que se puede colocar a dos alturas, una solución que permite distribuir mejor la carga. La idea es buena pero la resolución no tanto porque, extrañamente, la base queda algo inclinada cuando se coloca en la parte superior y además tampoco deja mucho espacio libre debajo.
Cuatro acabados: Trend, Trend+, ST-Line y Titanium
La gama mecánica está compuesta por motores bastante potentes, todos ellos con caja de cambios manual de seis velocidades. La oferta de gasóleo arranca con el 1.5 TDCi de 100 CV asociado a una nueva caja de cambios manual de seis velocidades, el único diésel que estará disponible en el momento del lanzamiento.
En gasolina se ofrece el magnífico 1.0 EcoBoost en versiones de 140 CV, 125 CV y, a mediados de 2018, 100 CV. La versión de potencia intermedia será la única que puede estar asociada a una nueva caja de cambios automática de convertidor de par con seis velocidades y levas de cambio.
También a mediados de 2018 llegarán más novedades porque se ampliará la gama con un nuevo propulsor diésel 1.5 EcoBlue de 125 CV y también, por primera vez en el EcoSport, se podrá disfrutar de una versión con tracción total. Esta variante 4x4 sólo podrá vincularse al motor EcoBlue.
Prueba Ford EcoSport 1.0 EcoBoost 125 CV AT Titanium
El motor EcoBoost lleva seis años seguidos ganando el premio al Motor Internacional del Año en la categoría de menos de 1,0 litros y con motivos de sobra. Es suave, agradable y rinde bien, parece mentira que sea un tricilíndrico. La versión de 125 CV mueve sin excesivas alegrías al EcoSport pero tampoco es un coche que anime a practicar una conducción espirituosa.
La combinación con el cambio automático es acertada. Esta caja de convertidor de par no es tan rápida como una de doble embrague pero hace los cambios con delicadeza y tiene un funcionamiento agradable. La única pega que se le puede poner es que aumenta el precio en 1.600 euros adicionales respecto a la versión equivalente con cambio manual.
El ruido de rodadura y del aire llegan con claridad al habitáculo a ritmo de autopista, pero la rumorosidad es claramente menor a la del modelo anterior gracias a la mejor aerodinámica. El grosor y tacto del volante es perfecto y, aunque la dirección es un poco insensible, a cambio aísla bien de baches y vibraciones.
Con el acabado Titanium el confort de marcha es notable, infinitamente mejor que el modelo lanzado en 2014. La suspensión tiene un tarado confortable atenuando bien las imperfecciones del asfalto pero la gran altura del vehículo (y por ende su elevado centro de gravedad) pasan factura a la hora de afrontar zonas de curvas. La agilidad no es una de sus virtudes ya que la carrocería se inclina de forma notoria pero, a pesar de todo, el crossover trasmite un buen aplomo y una estabilidad lineal impecable.
Prueba Ford EcoSport 1.5 EcoBlue 125 CV 4x4 ST-Line
Durante la presentación internacional del modelo también tuve oportunidad de probar una combinación que llegará al mercado a mediados del año que viene al contar con el nuevo motor diésel EcoBlue y la inédita tracción total.
Esta nueva mecánica es refinada y el sonido apenas llega al habitáculo, sólo se deja notar levemente cuando nos movemos a muy baja velocidad. Probablemente sea mejor opción que el 1.5 TDCi pero no me ha parecido que sea un motor especialmente ahorrador en lo que a consumo de combustible se refiere.
A pesar de que 125 CV puedan parecer muchos para un SUV de este tamaño las prestaciones no son elevadas como podría sugerir el apellido ST-Line, pero sí más que suficientes para que no se eche en falta más caballería. Este acabado es meramente cosmético pero no favorece una mayor deportividad en la conducción.
En el acabado ST-Line la suspensión es más rígida que en el resto de versiones. Esto no evita que las oscilaciones de la carrocería sean amplias y lo único que se consigue es que el coche sea más incómodo, trasladando al interior cada bache del asfalto. Más aún si la unidad monta las llantas de 18 pulgadas opcionales en lugar de las de 17 que vienen de serie.
El EcoSport tiene ciertas capacidades offroad. No conviene emocionarse buscando grandes complicaciones, pero sí que se aventura a salir del asfalto sin miedo gracias a unos ángulos bastante buenos (ángulo de entrada 21º, de salida 33º y ventral 23º) y una buena altura libre al suelo (160 mm en los diésel, 190 mm en los gasolina).
Teniendo entre manos la futura versión con tracción integral había que comprobarlo. El EcoSport recurre al sistema de tracción total inteligente de Ford capaz de repartir un 50% del par entre el eje delantero y el trasero que se mostró eficaz cuando alguna de las ruedas quedaba en el aire. Desde luego con esta variante 4x4 el EcoSport gana en polivalencia.
El periodo de preventa del EcoSport está a punto de comenzar y las primeras unidades llegarán a los concesionarios en febrero de 2018. Resulta especialmente recomendable el motor EcoBoost en combinación con el acabado Titanium, que conjuga facilidad de conducción con un equipamiento amplio y un buen confort.
Ford ha exprimido la fórmula del EcoSport y esta vez este modelo cuenta con más armas que nunca para hacer frente a sus competidores en el segmento B-SUV ¿Conseguirá triunfar esta vez? El tiempo dirá pero, además de la creciente competencia, el crossover urbano se encontrará con uno de los principales enemigos en su propia casa cuando el Ford Fiesta Active llegue a los concesionarios.