Prueba Ford Explorer, un eléctrico lógico y práctico para muchos tipos de conductores

Ford quiere hacer de Europa su principal motor de cambio eléctrico. Los americanos se han buscado un socio poderoso y el primer turismo de esa alianza llega ahora a los concesionarios. Nosotros ya hemos probado el nuevo Ford Explorer.

Prueba Ford Explorer, un eléctrico lógico y práctico para muchos tipos de conductores

15 min. lectura

Publicado: 19/06/2024 18:00

Europa ha emprendido un camino que, nos guste o no nos guste, no tiene vuelta atrás. Antes o después la electricidad llegará a nuestras vidas al igual que lo han hecho las plataformas en streaming o los teléfonos inteligentes. El cambio es imparable, aunque sí que es cierto que será mucho más lento de lo que algunos vaticinaban. A pesar de ello, las marcas ya tienen que empezar a posicionarse de cara a ese nuevo horizonte y Ford lleva tiempo dando los pasos en esa dirección. Acertados o no sólo el tiempo lo dirá. El Ford Explorer es su más reciente lanzamiento europeo. Un coche que promete dar mucho de qué hablar.

Ford ha hecho un gran trabajo para diferenciar al Explorer del ID.4.

La denominación Explorer es una de las más empleadas por Ford a lo largo de su historia. Aunque no muchos lo sepan, es uno de los coches más longevos de la casa. Al otro lado del Atlántico, en casa, en Estados Unidos son seis las generaciones que han pisado el asfalto. La primera de ellas nacida hace 34 años, en 1990. En Europa no hemos disfrutado de todas ellas. Como tal sólo se han comercializado algunas unidades de la segunda y la sexta edición. Un modelo que nunca ha terminado de encajar con el gusto europeo por el tamaño y la presentación.

Ahora, Ford toma una salomónica decisión y divide en dos la familia Explorer. Por un lado el americano, que seguirá su andadura comercial como si nada. Por otro, el europeo. Transformado en un SUV eléctrico y compacto nacido de una estrecha colaboración con Volkswagen. En 2022 se confirmaron los planes de amistad entre Europa y Estados Unidos. Como resultado, Ford podría ofrecer en el Viejo Continente productos apoyados sobre la plataforma eléctrica alemana, la archiconocida plataforma MEB que ya sustenta a otros modelos del conglomerado germánico como el Volkswagen ID.4, el CUPRA Born o el Audi Q4 e-tron, entre otros.

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Tamaño ideal para todo tipo de usos. El espacio interior es una de sus grandes cualidades.

Hay que reconocer que la división europea de Ford ha hecho un excelente trabajo para evitar que su coche se confunda con los otros. El estilo del Explorer es completamente diferente. Más robusto, con muchos elementos que recuerdan a otros modelos diseñados en Dearborn, como los faros traseros. Personalmente su diseño me gusta más que el de los alemanes y eso que hace más de un año que pudo conocerlo en persona. Corría marzo de 2023 cuando viajé a Alemania para una primera visita privada. Ya entonces me resultó llamativo y nada ha cambiado desde entonces.

Lo único que ha cambiado son los problemas que ha tenido Ford a la hora de rematar el proyecto. Sin dar explicaciones concretas, el Explorer ha estado casi un año parado. Los rumores principales apuntaban a problemas de compatibilidad con la batería eléctrica de Volkswagen, pero en ningún caso hemos visto cambios con respecto a los componentes alemanes. A pesar de ello el Explorer finalmente llega al mercado y al primer rival que quiere batir es a su hermano, el ID.4. Ambos luchan en la categoría de los SUV compactos. El americano lo hace con 4,57 metros de largo, 1,87 metros de ancho y 1,63 metros de alto con una batalla de 2,77 metros.

Buena calidad y excelente presentación. Muchas soluciones prácticas en el interior.

Situado cómodamente en la frontera de los segmentos C y D, el Explorer se postula como alternativa única para una familia eléctrica. Si bien en cuestión de gustos no hay nada escrito, cada uno dictaminará si prefiere el ID.4, el Q4 e-tron, el CUPRA Tavascan o el Enyaq, lo que nadie podrá negarme es que Ford ha creado un habitáculo mucho mejor que el de sus colegas. Ahora tengo la misma impresión que hace un año cuando me monté por primera vez en el Explorer. Ford ha sabido sacar mucho mejor provecho del espacio y nos ofrece un coche familiar con muchos recursos.

La calidad es buena. Materiales bien escogidos, de agradable tacto y excelente sensación de durabilidad. Tal y como ya es costumbre en el segmento eléctrico, la conciencia sostenible se apodera de la creatividad. Materiales ecológicos y de mínimo impacto ambiental que se conjugan con un equipamiento de lo más completo. Como no puede ser de otra manera, la digitalización toma el control. Primero nos topamos con un pequeño display de 5,3 pulgadas de tamaño que sirve como cuadro de instrumentos digital. Información concisa, poca personalización y espacio muy comprimido.

El panel es tan grande que permite ser manejado con bastante facilidad.

La pantalla principal se instala en la consola central y cuenta con un tamaño nada discreto de 15 pulgadas. Repartidos por todo el interior vamos a ver pocos botones, los justos y necesarios. Casi todas las operaciones se realizan a través del display central, pero dado que es tan grande no supone una gran desventaja. El único problema es la posición, algo baja que obliga a desviar la atención de la carretera. Sería un fallo de seguridad crítico si no fuese por el tamaño de la propia pantalla y por el buen funcionamiento del sistema operativo. Mejor que el de Volkswagen.

Por espacio no será. La fila trasera del Ford Explorer ofrece excelentes cotas de habitabilidad, incluso para tres pasajeros adultos. Gracias a un suelo completamente plano hay mucha amplitud, sobre todo para las piernas. Las plazas son cómodas, la posición de la cadera y de las piernas es muy natural y sólo el ocupante central puede ir algo más incómodo por culpa de un espacio más duro tanto en la base como en el respaldo. En cuanto a volumen de carga, el Explorer disfruta de 536 litros de capacidad mínima, ampliables a 1.422 litros si se abate por completo la segunda fila de asientos.

El suelo completamente plano le permite ofrecer una excelente habitabilidad en las plazas traseras.

La oferta mecánica inicial está compuesta por una versión de tracción trasera, un sólo motor y 286 caballos que gracias a una batería NCM de 77 kWh de capacidad neta homologa hasta 600 kilómetros de alcance. La versión superior, con motor dual y 340 caballos disfruta de una batería NCM de 79 kWh de capacidad con la que alcanza un rango homologado de 566 kilómetros. La potencia de carga varía entre los 135 y los 185 kW, pudiendo recargar, en el mejor de los casos, del 0 al 80% de la carga en 26 minutos, siempre y cuando se den las condiciones ideales para ello. Son cifras correctas con las que ya es posible aventurarse a un largo viaje por carretera sin tener que sufrir.

Al volante del Ford Explorer

La primera toma de contacto ha tenido lugar por las carreteras de la bella Eslovenia, un país que recomiendo visitar por sus atractivos rincones y espacios. Durante estos primeros kilómetros la sensación ha sido como la de muchos otros eléctricos. Un coche muy cómodo y refinado donde la rumorosidad es prácticamente mínima. La cabina va perfectamente aislada y no es necesario elevar el tono de voz para hablar. Todo transcurre de forma relajada y se antoja un coche ideal para largos viajes. Es muy confortable.

Mucho equilibrio en la conducción, aunque se echan en falta unos discos de freno en el eje trasero.

Se nota que Ford tiene esa puesta a punto específica y con tintes más dinámicos. Lleva años demostrándolo tanto en el Fiesta como en el Focus. En todos los modelos de la gama, en realidad. La dirección es muy directa y transmite buena información. Tiene cierto peso y eso siempre ayuda. El chasis está muy equilibrado con la suspensión. El balanceo apenas se acusa, pero no resulta lo suficientemente duro como para decir que es incómodo. En carreteras rápidas va bien aplomado y sólo el tacto del freno se antoja mejorable. Un primer tercio del recorrido con poca sensibilidad. Al igual que el de muchos otros eléctricos.

Hay varios modos de conducción: Eco, Confort, Sport e Individual. En este último podemos gestionar diversos parámetros a nuestro antojo, en función de nuestro tipo de conducción. El resto, como es obvio, configuran el coche dependiendo de si queremos ajustar la programación más potente o la más ahorradora. La versión más equilibrada es la de en medio. El cambio presenta un modo B con el que podemos elevar la retención al quitar el pedal del freno. No actúa como un formato de pedal único, pero sí que ayuda mucho en una conducción urbana o en carreteras secundarias donde no será necesario abusar de los frenos.

El cuadro de instrumentos es sencillo, pero muestra mucha información importante.

Tras haber probado las dos unidades de lanzamiento, recomiendo la menos potente y de mayor autonomía. Es decir, el Explorer RWD de 286 caballos y 600 kilómetros de autonomía homologada. Mucho más rendimiento del necesario, incluso cargado. Gana velocidad con mucha soltura, más que suficiente, y el consumo se mantiene a ralla en todo momento. Durante estos primeros kilómetros, donde no se ha prestado especial atención al gasto, el ordenador de a bordo ha desprendido un consumo medio inferior a los 17 kWh/100 kilómetros. Es una cifra sensiblemente más alta a lo homologado. En futuras pruebas de larga duración habrá tiempo de sobra para constatar el ahorro que es capaz de ofrecer el Explorer.

En el hecho de recomendar la variante de acceso también influye el precio. Ford propone dos acabados: Base y Premium. El modelo más económico de todos lo encontramos con una tarifa básica de 51.100 euros, sin ofertas, descuentos o ayudas del Plan MOVES III. Si sumamos todo el paquete de promociones, incluido el descuento estatal podemos acceder a un Explorer de 600 kilómetros por menos de 40.000 euros. Una cifra bastante interesante. A finales de año se lanzará al mercado un modelo más barato con batería LFP de 52 kWh de capacidad que reducirá significativamente el precio. Se asociará con una potencia de 170 caballos y una autonomía cercana a los 450 kilómetros.

Como pasa con todos los eléctricos, la versión más interesante es la de mayor autonomía.

Conclusiones

Ford nos propone una visión diferente y diferenciadora del Volkswagen ID.4. Los americanos han llegado tarde a la fiesta, pero su presentación es buena. Un coche que visualmente resulta atractivo tanto por dentro como por fuera. El habitáculo ofrece muchos y muy buenos recursos tanto en habitabilidad como en tecnología. Es ideal para una familia que quiera lanzarse a comprar un coche eléctrico práctico, de precio razonable y buen comportamiento. Insisto que la versión de acceso es la más recomendable por numerosas cuestiones: precio, autonomía y rendimiento.

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