Prueba Ford Fiesta 1.0 EcoBoost 125 CV, combinación ganadora
El Fiesta es uno de los modelos más emblemáticos de Ford y la sexta generación muestra la acertada evolución de este utilitario con 40 años de historia. Probamos el Ford Fiesta con el acabado ST Line y el motor de tres cilindros 1.0 EcoBoost de 125 CV, donde la deportividad y eficiencia se dan la mano.
El Ford Fiesta es uno de los modelos más icónicos en la categoría de los utilitarios. Con cuatro décadas de experiencia, la marca del óvalo ha sabido evolucionar y actualizar el emblemático Fiesta para ser uno de los reyes de la categoría en toda Europa. En este tiempo se han vendido cerca de 18 millones de unidades, de las cuales 5 millones han sido fabricadas en la factoría española de Almussafes.
La séptima generación del Fiesta ya ha sido presentada pero aún faltan muchos meses para su estreno en los concesionarios así que el modelo actual sigue dando guerra. La generación actual salió a la venta en 2008 y se actualizó en 2012 así que tiene que enfrentarse a rivales más jóvenes. El modelo de la marca del óvalo parece haber envejecido bien puesto que sigue en los puestos altos del ranking de ventas. Pero ¿cuál es el secreto de su éxito?
Para comprobarlo nos ponemos tras el volante de un Ford Fiesta con una combinación muy apetecible. Disfruta de la deportiva carrocería de 3 puertas, viste el atractivo acabado ST Line y está animado por el motor 1.0 EcoBoost 125 CV, una reputada mecánica que está marcando una época en Ford.
No hay duda de que su aspecto es muy personal. Siguiendo el lenguaje de diseño Kinetic Design, la parte delantera es llamativa con unos faros muy alargados -halógenos con luces diurnas led- y una parrilla trapezoidal que recuerda vagamente las líneas de Aston Martin. El diseño es fluido y dinámico gracias al marcado paso de rueda delantero y la línea de cintura que va ganando en altura a medida que desplazamos la vista hacia atrás. En la trasera las formas poligonales ganan en protagonismo, con unos pilotos que parecen querer envolver el pilar C.
La deportividad se acentúa en el acabado ST Line. Exteriormente este nivel de equipamiento incluye elementos como los faldones deportivos delantero, trasero y laterales, parrilla frontal de tipo panal, llantas de aleación multirradio de 16 pulgadas -en opción hay unas de 17 pulgadas- y un generoso spoiler trasero. No hay duda de que el toque racing le sienta bien.
Examina la lista de extras
En el habitáculo de este Ford es donde más se nota el paso del tiempo. El diseño está algo anticuado y el plástico de tacto duro abunda por todo el interior, aunque se aprecia una construcción sólida y se ha intentado ofrecer una mayor calidad visual apostando por molduras en negro piano que quedan bien pero se ensucian con facilidad. Tampoco ayuda a dar una imagen moderna el cuadro de instrumentos, que se ve desfasado por el display del ordenador de a bordo.
El sistema multimedia utiliza una pequeña pantalla a color de 5 pulgadas en la parte superior del salpicadero que requiere un periodo de aprendizaje para familiarizarse con los menús y la intimidante cantidad de botones y mandos de la consola central. Aunque no tenga el diseño más intuitivo del mundo el resultado es, sorprendentemente, un sistema de infoentretenimiento muy bien resuelto. Es posible equipar un sistema de navegación SD Sony que funciona con rapidez y precisión, además de mostrar la información de manera muy clara a pesar del pequeño tamaño de la pantalla. También podemos tener una cámara de visión trasera, que igualmente se ve muy bien y resulta de utilidad.
Siendo un modelo destinado principalmente a un público joven, la marca del óvalo ha incidido en la conectividad como uno de los valores más atractivos. Así tenemos el sistema Ford SYNC con AppLink que permite conectar al vehículo un smartphone iOS o Android a cuyas aplicaciones podremos acceder a través de comandos de voz.
El sistema Ford SYNC con AppLink, el navegador y la cámara trasera se pueden adquirir con el Paquete Travel ST Line opcional. Merece la pena desembolsar los 750 euros que cuesta este pack, que también incluye control de crucero y climatizador automático. En definitiva, la dotación de serie no es muy amplia pero entre los opcionales encontramos mucho equipamiento a un precio muy razonable.
La cabina también muestra algunos elementos propios del acabado ST Line como son el pedalier de aluminio, volante 3 radios en cuero perforado con costuras en gris, un protector de estribos en las puertas delanteras con el logo ST Line, embellecedor plateado de la palanca de cambios y cristales tintados.
En cuanto a habitabilidad hay pocas objeciones que poner al utilitario de Ford. El interior es espacioso para cuatro adultos, que irán cómodos en unos asientos confortables tapizados con tela negra que parece resistente. La banqueta trasera es estrecha para tres personas, como pasa en todos los modelos de esta categoría. Hay que tener en cuenta que el reposacabezas central es opcional por 40 euros.
La practicidad queda patente en el interior del Fiesta con diferentes compartimentos para vaciarnos los bolsillos, destacando la guantera y los bolsillos de las puertas de un tamaño abundante. Otro buen detalle en este sentido es que el sistema Ford KeyFree permite el acceso sin llaves y el arranque por botón.
El maletero tiene una capacidad de 290 litros, que se quedan en 276 si se equipa una rueda de repuesto. Las formas son muy regulares y aprovechables, con prácticas perchas y cintas aunque careciendo de un doble fondo que permita distribuir la carga con mayor eficiencia. Abatiendo el respaldo de los asientos traseros se aumenta el espacio hasta los 974 litros, aunque el suelo no queda plano.
Al volante, diversión garantizada
En los 40 años de vida del Ford Fiesta, uno de sus puntos fuertes siempre ha sido el comportamiento y eso se mantiene e intensifica con el moderno propulsor 1.0 EcoBoost. Este pequeño motor de tres cilindros sobrealimentado es una gran elección dentro de la gama Fiesta y está disponible en versiones de 100, 125 y 140 CV -el más potente sólo en edición especial para el Fiesta 3 puertas-. Cualquiera de ellas rinde muy bien y hemos probado la variante intermedia de la saga, que ya procura unas prestaciones satisfactorias y una aceleración enérgica siendo capaz de pasar de 0 a 100 km/ en 9,4 segundos.
El EcoBoost tiene un funcionamiento suave cuando circulamos con tranquilidad y resulta un poco ruidoso si practicamos una conducción espirituosa, algo que anima a hacer puesto que empuja bien en todo el rango de revoluciones gracias a un cambio manual de cinco velocidades con un buen manejo y marchas muy bien escalonadas.
El consumo es bastante razonable, estando situados en nuestra prueba en torno a los 6,7 l/100 km haciendo un uso muy variado. Los valores varían notablemente según la exigencia a la que sometamos el motor, pudiendo bajar con cierta facilidad de los 6 litros si se tiene cuidado en realizar una conducción eficiente o dispararse por encima de los 8 si nos pesa el pie derecho.
La suspensión tiene un tarado confortable pero tampoco permite que la carrocería oscile más de la cuenta. Atrás recurre a un sencillo eje torsional pero muy bien afinado que da como resultado un coche aplomado en recta y ágil en curvas, algo que se subraya con un buen tacto de la dirección además de una visibilidad conveniente. La frenada es adecuada y fácilmente dosificable pese a que se ha recurrido a tambores para el tren trasero. Definitivamente, el Fiesta es muy divertido de conducir.
El utilitario de Ford tiene 3,97 m de longitud, unas dimensiones contenidas que le permiten moverse por la ciudad como pez en el agua. Un extra recomendable para sus andanzas urbanitas es el Paquete City, que por 480 euros dota al Fiesta de sensores de aparcamiento traseros y retrovisores exteriores plegables eléctricamente con luz de bordillo. También hay que tener en cuenta por su practicidad el Paquete Visibilidad con sensor de lluvia, sensor de luces y retrovisor interior electrocrómico por 215 euros.
Otro opcional más es el sistema de frenada automática Active City Stop que cuesta 300 euros. A través de un sensor LIDAR (Light Detection and Ranging) el vehículo es capaz de detenerse de manera autónoma circulando a baja velocidad si detecta un obstáculo. Ford señala que se evita la colisión por cuando se circula a menos de 15 km/h y que se reduce la gravedad del impacto si la velocidad está entre 15 y 30 km/h.
El Fiesta 3P 1.0 EcoBoost 125 ST Line cuesta 13.820 euros, un precio muy razonable aunque el equipamiento de serie se queda algo corto y habrá que recurrir a varios elementos presentes en listado de extras. Pese a los numerosos opcionales que conviene añadir el coste final sigue resultando contenido. Sin duda, la buena relación precio/producto es una de las principales armas del Fiesta en el competido segmento B.
A esto hay que sumarle que a día de hoy sigue siendo uno de los mejores utilitarios a nivel dinámico. Siendo suaves con el acelerador el pequeño motor de 1,0 litro resulta muy económico pero también puede mostrar todo su nervio si queremos extraer el potencial de sus 125 CV. El Fiesta ya no es tan sofisticado como algunos de sus rivales recién llegados, es verdad, pero sigue conquistando al público por ser económico, espacioso y divertido de conducir.