Prueba Ford Focus Active Sportbreak 2019, olvídate de los SUV

Sobre la base del conocido Focus se ofrece un crossover con carrocería sobreelevada y aspecto campero ¿Cuestión de estética o es realmente polivalente? Probamos el Ford Focus Active, una versión que está disponible tanto para el hatchback de 5 puertas como para la carrocería familiar Sportbreak.

Prueba Ford Focus Active Sportbreak 2019, olvídate de los SUV

16 min. lectura

Publicado: 04/08/2019 20:00

En un mundo en que los SUV cobran cada vez más relevancia en los que a cifras de ventas se refiere, hasta los turismos tradicionales quieren parecerse a ellos. Los crossovers como el Ford Focus Active se proponen como un escalón intermedio entre un turismo y un SUV. Esta fórmula de turismo con carrocería sobreelevada es la tercera que encontramos dentro de la gama de Ford tras el Ka+ Active y el Fiesta Active.

El Focus Active busca atraer a un público que prefiere la conducción típica de un turismo pero que necesita una mayor altura libre al suelo ya sea por la comodidad de acceso al vehículo, por la estética o porque ocasionalmente circulan por pistas sencillas no asfaltadas. Para quien demande las tradicionales características de un SUV la marca del óvalo propone el renovado Ford Kuga.

Otros fabricantes también han optado por este tipo de modelos aunque en general suelen ser berlinas familiares de mayor tamaño, como es el caso del Audi A4 Allroad, el Mercedes Clase E All Terrain, el Volvo V60 Cross Country, el Volkswagen Passat Alltrack o el ya extinto Opel Insignia Country Tourer. Los modelos compactos como este Focus son un terreno menos explorado aunque seguramente veremos más propuestas en el futuro.

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Los faros delanteros pueden ser de led y contar con un sistema adaptativo

Una de las peculiaridades del Focus campero es que está disponible en dos opciones de carrocería diferentes. Sorprende porque no es frecuente encontrar versiones crossover basadas en un hatchback como sí es el caso del Ford Focus 5 Puertas Active, que con sus 4,40 m de longitud tiene escasos rivales. Quizá el más próximo por planteamiento sea el Volvo V40 Cross Country.

Sin embargo, la variante que probamos aquí es la que posiblemente goce de mayor aceptación. Se trata del Focus Active Sportbreak, es decir, la carrocería familiar del compacto americano que cuenta con 27 cm más de longitud y resulta más convencional porque podemos encontrar otras opciones en el mercado con la misma filosofía como es el caso del SEAT León X-Perience, el Skoda Scout, el inminente Kia XCeed o el futuro Volkswagen Golf Alltrack. La idea se está extendiendo incluso a segmentos más pequeños, como es el caso del nuevo Audi A1 Citycarver.

El Focus Active tiene dos colores exteriores específicos disponibles: Blanco Metropolis y Naranja Glow. Nuestra unidad de pruebas viste de Azul Chromet

El Focus Active tiene pocas pero sustanciales diferencias con respecto al resto de variantes del compacto americano fabricado en Alemania. La parrilla delantera en color negro y las llantas de 17 ó 18 pulgadas son específicas para esta versión aunque lo que más lo identifica son las protecciones en negro con detalles en tono plateado que envuelve la parte inferior del vehículo.

Estos elementos protegen la carrocería de piedras o ramas a la hora de circular por caminos no asfaltados y pistas sencillas, una virtud diferencial de esta versión Active gracias a una suspensión sobreelavada que aumenta la distancia libre al suelo en 30 mm en la parte delante y 34 mm en la trasera. Amortiguadores, barras estabilizadoras y geometrías de los bujes cuentan con ajustes específicos para esta variante aventurera.

El resto de elementos exteriores permanece inalterado, caracterizado por unas líneas muy marcadas que le dan un aspecto moderno, dinámico y realmente atractivo. Evidentemente el juicio estético es completamente subjetivo pero echando un vistazo a las magníficas cifras de ventas en Europa que esta nueva generación del Focus está claro que Ford ha dado en el clavo con el diseño.

El interior no puede presumir de un diseño muy arriesgado pero es muy funcional y sólido

El habitáculo presenta una imagen más reservada, con un diseño que resulta bastante anodino al optar por tonos oscuros y pocas opciones de personalización interior más allá de la tapicería y poco más. Destaca la solidez de ensamblado de las diferentes piezas, una robustez que se agradece aún más en esta versión crossoverizada, y los buenos ajustes.

Entre los elementos de serie y opcionales se ofrece un amplio abanico de equipamiento entre los que se incluye el techo panorámico practicable, el volante calefactado, el freno de estacionamiento eléctrico, la posibilidad de equipar un Head-up Display (novedad en Ford en Europa), un sistema de audio premium B&O Play o una base de carga inalámbrica para smartphones.

El sistema multimedia SYNC 3 ofrece una pantalla de ocho pulgadas con una buena calidad de imagen, funciones de audio, telefonía, navegación y climatización y compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto. También integra la tecnología FordPass Connect que incluye un módem integrado para tener un hotspot WiFi móvil para conectar hasta 10 dispositivos. Además, mediante la app FordPass se tiene acceso remoto al vehículo para localizarlo, abrir o cerrar las puertas, arrancar el motor (sólo con cambio automático), verificar el nivel de combustible o comprobar el estado de la alarma.

En las versiones Active la tapicería es específica. El techo solar cuesta 1.100 euros y es enorme pero la fina cortinilla eléctrica que lo cubre deja pasar demasiada luz y calor en días soleados

Los asientos van tapizados con tejido Active con costuras azules y opcionalmente también se pueden equipar alfombrillas con costuras azules. La posición de conducción similar a la de un turismo ya que apenas estamos unos escasos centímetros más altos que en un Focus convencional pero estamos notablemente más bajos que en SUV como el Ford Kuga.

Detrás, las plazas traseras gozan de un espacio abundante, en especial en el plano longitudinal gracias al crecimiento de 50 mm de la distancia entre ejes respecto a la generación anterior. Con la carrocería Sportbreak además también se disfruta de un poco más despacio para la cabeza que en la variante de 5 puertas.

El Focus Active de 5 Puertas tiene un maletero de 375 litros y abatiendo los asientos traseros se alcanzan los 1.354 litros medidos hasta el techo. La carrocería wagon es más capaz y brinda 608 litros de capacidad de carga ampliables hasta los 1.653 litros. Un práctico piso permite modular el espacio aunque sorprendentemente esta solución es un extra (sólo cuesta 50 euros). Podemos disfrutar de un sistema de apertura eléctrica del portón con una función manos libres que se activa pasando el pie bajo el paragolpes trasero.

La experiencia de conducción va más allá del asfalto

En cuanto a motores tenemos dos opciones gasolina y otras dos diésel, a falta de confirmar si en el futuro veremos también los EcoBoost Hybrid con tecnología semihíbrida. En este caso estamos probando el gasolina más potente con un motor 1.5T EcoBoost de tres cilindros y 150 CV, una potencia que resulta más que suficiente para mover con alegría la masa de este crossover familiar. El 1.0T EcoBoost de 125 CV que hay como alternativa posiblemente se nos pueda quedar un poco corto si vamos con mucha carga con asiduidad.

Los motores EcoBoost han sido siempre muy alabados y este 1.5T brilla por su ausencia de vibraciones y por el empuje suave que proporciona. El habitáculo está muy bien insonorizado y apenas se escucha el motor: sólo en la zona alta del cuentarrevoluciones siendo exigentes la mecánica se deja entrever ligeramente la sonoridad típica de los motores tricilíndricos

Dependiendo de la versión se puede optar por un cambio manual de seis marchas o uno automático de ocho relaciones. En esta unidad hemos disfrutado de la transmisión automática, un cambio que resulta beneficioso para el confort de marcha especialmente si con frecuencia tomamos muchos atascos diarios porque nos va a ahorrar trabajo con el pie izquierdo.

La caja automática se maneja con un selector giratorio

Las diferentes posiciones al cambio se realizan con un selector circular en lugar de una palanca tradicional, algo que al principio resulta poco intuitivo pero al que uno se acostumbra rápidamente. No es una caja que brille por su rapidez y trata de ir en marchas largas incluso cuando hacemos una mayor solicitud de potencia (momento en el que interesaría que bajara una o dos marchas), lo que ralentiza las reacciones. En esos casos viene bien echar mano de las levas de cambio tras el volante.

Ciertamente los modelos de Ford siempre destacan por su dinamismo y está claro que en este modelo también queda patente esa característica. Las prestaciones son notables y permiten realizar adelantamientos con seguridad, muestra un gran aplomo circulando a altas velocidades y en carreteras reviradas las oscilaciones de carrocería no son mucho más amplias que las de un Focus Sportbreak convencional.

La suspensión tiene un tarado blando aunque los socavones de las zonas muy bacheadas se replican en el interior. Nunca llega a ser seca por lo que no se pierde confort, pero se notan. La amortiguación más alta que el Focus normal proporciona a este familiar camperizado ciertas dotes para moverse fuera del asfalto sin preocupaciones de dañar la carrocería, aunque siempre sin buscar complicaciones ya que la tracción total no está disponible ni como opción.

Para mejorar la tracción el crossover del Ford Focus propone diferentes programas de conducción que modifica varios parámetros según las necesidades de conducción. Para las aventuras lejos del asfalto seco se declaran los modos Slippery y Trail que varían la actuación del sistema antibloqueo de frenos y los controles de estabilidad y de tracción para un mejor agarre y eficacia en asfalto resbaladizo (hielo, nieve, lluvia) o superficies blandas (tierra, arena).

A los modos de conducción habituales de la gama Focus se añaden los programas Slippery y Trail para el Focus Active

Tampoco faltan los modos de conducción estándar. El modo Normal es adecuado para todo tipo de situaciones mientras que el modo Sport efectivamente consigue extraer las mejores prestaciones ofreciendo una respuesta del acelerador más inmediata a la vez que busca marchas estirar las marchas hasta la zona alta del cuentavueltas.

Por su parte el modo ECO es especialmente recomendable en ciudad porque en carretera obliga pisar el acelerador más de la cuenta para obtener una buena respuesta. Haciendo una conducción tranquila y variada, el consumo de combustible es bueno pero no especialmente destacado. Durante nuestra prueba el 1.5T EcooBost siempre ha rondado un consumo de 6,5 l/100 km, una cifra esperable en un coche de estas características.

El equipamiento de seguridad es muy completo incluyendo el control de crucero adaptativo con Stop & Go, la asistencia para mantenimiento en el carril, alerta de cambio de carril, asistente pre-colisión con detección de peatones y ciclistas y frenada de emergencia, los faros led adaptativos, la alerta de tráfico cruzado con frenado activo o el sistema de reconocimiento de señales de tráfico.

Con la nueva suspensión la altura libre al suelo del Focus Active es de 164 mm

El Ford Focus Active destaca por su gran versatilidad de uso ya que va más allá de las posibilidades del Focus tradicional pero sin renunciar a una conducción de turismo que la mayoría de SUV no pueden ofrecer. Está a la venta desde 24.030 euros aunque con los descuentos que ofrece actualmente la marca la tarifa puede reducirse hasta los 18.356 euros. La espaciosa versión Sportbrake cuesta 1.000 euros más.

Si no buscas un SUV (¿por qué deberías quererlo o no?) pero quieres un coche con ciertas dotes fuera del asfalto pero sin llegar a necesitar grandes capacidades offroad esta propuesta de la marca americana es un modelo a tener en cuenta por ser una de las opciones más interesantes.

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