Prueba Ford Mondeo Vignale 2.0 TDCi Powershift: Dinámica y consumo (I)

Nos ponemos al volante del Ford Mondeo más caro, con motor diésel, y el nivel de equipamiento más completo. Es una alternativa muy válida a una berlina Premium del segmento D en casi cualquier sentido, obviando que no es un propulsión trasera.

Prueba Ford Mondeo Vignale 2.0 TDCi Powershift: Dinámica y consumo (I)

9 min. lectura

Publicado: 14/07/2016 20:00

La gama Mondeo es bastante amplia en lo que a motores se refiere, de 120 a 240 CV, poco habitual en un generalista. La unidad probada cuenta con un motor 2.0 TDCi de 210 CV, la segunda opción más potente a gasóleo de todas las berlinas generalistas que hay en este segmento, por detrás del Passat Bi-TDI de 240 CV. Este compite en liga Premium por derecho.

Los rivales del Mondeo Vignale con esta potencia son más bien los BMW 325d (218 CV), Audi A4 3.0 TDI (218 CV), Volvo S60 D5 (225 CV) y Mercedes-Benz C 250 d (204 CV). El Mondeo es de tracción delantera, al igual que el A4 y el S60. Por precio, el Mondeo Vignale queda muy cerca en precio a dichas berlinas Premium, pero por el mismo dinero el Mondeo gana en equipamiento claramente.

Este motor se ofrece exclusivamente con el cambio Powershift, es decir, automático de doble embrague. Tiene seis velocidades y tiene una respuesta adecuada, aunque el mejor resultado se obtiene con las levas de cambio tras el volante. Curiosamente, no tiene en la palanca de cambios posibilidad de manejo secuencial; solo permite cambiar de "D" (modo normal) a "S" (modo deportivo).

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En una o dos generaciones atrás, para conseguir este nivel de potencia se recurría a motores V6, aunque en el caso del Mondeo no llegó a tener el 2.7 V6 compartido con PSA. Se echa de menos la baja rumorosidad y agrado de uso de aquel motor, pero el cuatro cilindros es claramente menos sediento y hace mejor uso del combustible.

Cuando se conduce muy suave el consumo no es muy bajo

En otras palabras, una media de 8 l/100 km, que es lo que suele tragar el V6 de PSA en coches de un tamaño similar, es lo que gasta este Mondeo cuando se conduce con mucha prisa. En el conjunto de la prueba se ha conformado con 6,7 l/100 km, que no es una media muy baja, pero es muy razonable considerando los 68 km/h de velocidad media en un uso habitual.

Este propulsor tiene más sentido para quien le guste conducir rápido, o quien quiera una contundente reserva de aceleración adelantando. No obstante, no impresiona mucho cómo acelera si no se mira el velocímetro. En condiciones menos exigentes, costará encontrar la diferencia con el TDCi de 175 CV, que puede ser manual o automático, y tiene tracción total. Inexplicablemente este motor solo se asocia a tracción delantera.

El puesto de conducción del Mondeo Vignale es de lo mejor del segmento, muy cómodo, ergonómico y deportivo

Lo malo del motor de cuatro cilindros es que es menos agradable recién arrancado, cada vez que actúa el Stop&Start, o circulando a baja velocidad y pocas revoluciones. Ya lanzado y por encima de las 2.000 RPM todo eso se nos olvida, no es ruidoso a menos que se le pise mucho, y resulta más agradable que a bajo régimen. En refinamiento hay varios motores diésel de fabricantes japoneses que lo hacen mejor en lo relativo a agrado de uso.

Una de las ventajas del Mondeo, sea Vignale o no, es la suspensión adaptativa con tres programas de uso: Normal, Confort y Deportivo. Se aprecia claramente un cambio de comportamiento en el coche de un modo a otro, y hay gran diferencia entre el más deportivo (muy informativo) y el más confortable (aisla mucho de la carretera).

El sistema es magnífico, pero tiene un gran defecto, hay que moverse a través de los menús con el mando/cursor izquierdo del volante para seleccionar modo, cuando cualquier Premium tiene un botón en la consola central que cambia eso en el acto. También hay que moverse por menús para cambiar las funciones del ordenador de a bordo. Puede ser un poco tedioso para quien no esté acostumbrado.

La palanca de cambios no tiene manejo secuencial, un detalle rarísimo en 2016, y el pasillo de selección es totalmente recto

El Ford Mondeo es un coche de reacciones predecibles y nobles, no hace nada que el conductor no espere. En el modo más cómodo de suspensión, si se pisa una junta de dilatación en apoyo, puede parecer que flota, pero no, va sujeto. Si se apuran las frenadas en curva, el eje trasero puede parecer un poco travieso, pero el ESP no le deja insinuarse más. El conductor se sentirá confiado en todo momento.

Incluso llevando las llantas opcionales de 19 pulgadas, con un perfil bajo de neumático, el coche es muy cómodo y lo han apreciado todos los pasajeros que he llevado. Incluso conduciendo a alta velocidad la percepción de ritmo es inferior al real. El conductor tiene que ir pendiente del velocímetro si no quiere pasarse, porque el coche va bien aislado.

Los Mondeo Vignale tienen tres medidas de aislamiento: cancelación activa de ruidos por altavoces, más espuma fonoabsorbente y cristales de doble capa. La diferencia de sonoridad debería notarse respecto a un Mondeo totalmente normal, y desde luego es perfectamente competitivo con un rival Premium. El Mondeo está muy bien hecho, y ojo, se fabrica en Valencia.

El tablero da mucha información. Cuenta con dos pantallas que se manipulan por separado (mano izda/dcha) y pueden llegar a ocultarse si se desea. No convence por lo complejo que puede ser

La generación previa del Mondeo salió muy buena en términos de calidad

En el actual, se ha notado un buen trabajo en aislamiento del motor diésel, que se notaba mucho más en las dos generaciones previas, de modo que se puede aceptar con mayor agrado eso de que no sea gasolina. De todas formas tiene también un 2.0 Turbo de 240 CV para hacer las delicias de los inconformistas y pueden gastar un poco más en combustible.

De conducción agradable y fácil, en las autopistas resulta muy placentero y la dirección puede ir corrigiendo la trazada constantemente mediante la lectura de las marcas del carril, de forma nada intrusiva. Con el control de crucero adaptativo el conductor se puede relajar un poco más en sus viajes, con un mayor nivel de seguridad activa. Es un coche que mima mucho al pasaje en general, aunque un Citroën C5 puede ser más agradable con la suspensión hidroneumática.

A objetar, que la palanca de cambios tiene un tacto un poco duro, pero así es difícil confundirse seleccionando marcha (aunque en el tablero se puede ver igualmente, sin mirar la palanca). En conducción deportiva y modo "S" no es todo lo reactivo que debería, pero para eso están las levas. La relación calidad/precio es difícil de batir, y aunque sea un coche caro (más de 40.000 euros) puede llegar a justificarse cada céntimo que piden por él.

Los Ford Mondeo Vignale vienen con llantas de 18", pero esta unidad tiene las opcionales de 19"

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