Prueba Hyundai i30 N, ¡explosivo!
Hyundai aterriza en un nicho que hasta ahora tenían olvidado e inaccesible. El Hyundai i30 N es el primer deportivo de la marca, un compacto alegre que llega para rivalizar con nombres ilustres de un segmento que sirve para crear mucha imagen.
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Publicado: 24/11/2017 10:30
Golf GTI, 308 GTi, León Cupra, Civic Type R, Focus RS, Mégane RS... Estos solo son algunos de los muchos nombres ilustres a los que el nuevo Hyundai i30 N tiene que enfrentarse, un elenco que durante años ha protagonizado una dura y encarnizada lucha por ser el mejor compacto deportivo del momento. La llegada del coreano es un soplo de aire fresco, pero es imposible no plantearse una duda existencial, ¿estará a la altura?
Ésta no solo es una batalla de cifras y rendimiento, sino también de imagen. El segmento C deportivo, los hot hatch como se denominan en los países de lengua anglosajona, han sido siempre denominados los deportivos del pueblo. Todo aquel que quisiera un coche potente y de gran rendimiento pero con poco gasto tenía la imperiosa necesidad de comprarse uno de estos suculentos "caramelitos" que rápidamente enganchan y enamoran.
Como ya digo estos deportivos a escala han servido para crear mucha imagen de marca más allá de los tradicionales modelos que inundan el mercado. Es por ello que también deben lucir cual meta aspiracional, estéticamente tienen que valer para ocupar un puesto de honor en la pared de todo amante de los coches, junto a modelos superiores como Ferrari o Lamborghini. Con estos últimos sueñas, pero los primeros son los que te puedes comprar.
Así que el diseño de un compacto deportivo hace mucho, y Hyundai lo sabe perfectamente. El cambio del N con respecto a un i30 normal es considerable, tan radical es que pocos son los elementos de carrocería que se corresponden el uno contra el otro. Frontal nuevo, con parrilla rediseñada para absorber mayor cantidad de aire, nuevas aletas delanteras, ensanchadas para acoger llantas de hasta 19 pulgadas, y por supuesto nuevo culo, que tiene que dejar claras evidencias que esto no es un compacto al uso.
Todo ha sido diseñado para crear esa sensación de deportividad extrema, de alto rendimiento incluso desde parado. Caben destacar ciertos elementos interesantes, como por ejemplo los detalles rojos que denotan ese espíritu de competición. Se emplea en pequeños lugares, pero muy acertados, sobre todo la trasera, la parte que para a mí me resulta más espectacular. Lo que sí que es cierto es que todos estos apéndices y modificaciones hacen más a la vista que al rendimiento. Podríamos decir que muchos de ellos son de postureo, pero oye a nadie le amarga un dulce.
No puedo pasar por alto el tema de la pintura. Aunque Hyundai exponga una paleta de cuatro colores diferentes para el i30 N, para mi gusto la que mejor le que sienta es el azul performance. Es un tono muy sutil que se aleja de los tradicionales tonos oscuros y blancos que suelen acompañar a los deportivos de este estilo. Eso sí, si este tono es el tuyo siempre podrás escoger el rojo que llega de serie o bien cualquiera de los dos grises que hay o el blanco o el negro.
Ahora bien, en el interior todo ese efecto extremo y salvaje se diluye. El habitáculo es casi idéntico al de cualquier Hyundai i30, y aunque esto no debe ser una pega como tal, sí que es cierto que no termina de acompañar al resto de la atmósfera. Eso sí, los detalles marcan la diferencia. El volante, por ejemplo, es específico para las unidades N, ligeramente ensanchado, cuenta con dos enormes botones que activan el modo performance y los diferentes modos de conducción, de los cuales te hablaré más adelante.
El cuadro de instrumentos también cambia, sobre todo las esferas que tienen que ser capaces de mostrar las nuevas cotas de rendimiento. El display insertado entre ellas también ha sido modificado para así poder desprender una mayor cantidad de información, por encima de este se sitúan cinco LEDs de indicador de cambio, y por su parte la pantalla del salpicadero, que presenta un tamaño de ocho pulgadas. Por último los asientos, deportivos como deben ser, tienen un buen equilibrio entre lo cómodo y lo seguro, con buenos ajustes laterales para no salir despedido ante la primera curva.
Por lo demás, como ya digo, no cambia nada. De hecho no hace falta que lo haga, pues como ya comenté hace unos meses en la prueba del Hyundai i30, me resulta un interior muy bien resuelto, con unos materiales muy bien empleados y con una mejor calidad de fabricación y acabados. Este es, sin lugar a dudas, uno de los puntos donde más han evolucionado los coches coreanos. A ver, no es la calidad de acabados de un Volkswagen Golf, pero no le anda muy lejos, y para mi gusto es menos sobrio.
Hyundai no espera conquistar el segmento, pero sí que pretende ser una alternativa real para aquellos que duden.
El apartado tecnológico no es el más importante de un coche de este corte, pero ya puestos se han incluido todos y cada uno de los avances de los que el i30 es capaz de hacer acopio. No se han dejado nada en el tintero, y eso incluye detalles como la cámara de aparcamiento trasera, el control de crucero, varios asistentes a la conducción, faros de LED, climatizador, cargador inalámbrico para móviles, asientos regulables electrónicamente...de todo vamos. En el apartado de opcionales solo está disponible el techo solar para las dos opciones, tanto el i30 N como el i30 N Performance.
También voy a pasar con rapidez por el tema habitabilidad, porque en este caso nada varía con respecto al modelo del que procede. Un i30 ya es de por sí uno de los mejores compactos en la categoría de espacio y este por consiguiente también lo es. Cuatro ocupantes irán holgados, con cinco ya todo estará más estrecho, lo habitual vamos. En cuanto a volumen de maletero hablamos de unas cotas que oscilan entre los 381 litros y los 1.301 litros si abatimos la segunda fila de asientos y prescindimos de la barra.
Características técnicas del Hyundai i30 N
El i30 N abre un camino inexplorado por parte de Hyundai. Los coreanos tienen su sede en Seúl, pero este coche ha sido desarrollado al completo en el infierno verde, en el trazado de Nürburgring. Eso tiene que valer como aviso para saber el empeño que se ha puesto a la hora de desarrollar un coche así. Lo primero es la plataforma, la misma que emplea el i30 normal pero reforzada en diferentes puntos para así poder hacer frente a un rendimiento mucho mayor.
Acto seguido el motor. Aunque el i30 N es capaz de presentar dos potencias diferentes, 250 y 275 caballos, solo hablamos de un bloque; un motor de gasolina de dos litros de 16 válvulas que lleva acoplado un turbo que consigue un par de hasta 378 Nm entre las 1.450 y las 4.700 revoluciones. El par y la potencia son gestionados por una caja de cambios manual de seis velocidades, a la cual se le han acortado los recorridos, reforzado el embrague y el sincronizador a base de carbono.
En el juego de suspensiones se ha apostado igualmente por elementos tradicionales. El eje delantero va sujeto por una suspensión McPherson, mientras que en la trasera lleva un multibrazo que de serie en España llega con una barra antitorsión. El control de los amortiguadores es electrónico, por lo que varían su comportamiento en función del modo de conducción que hayamos seleccionado a través del volante.
Mención aparte merecen los neumáticos. La unidad base, la de 250 CV, monta de serie unas gomas 225/40R18 Michelin Pilot SuperSport, por el contrario la variante más potente equipa unos neumáticos Pirelli PZero especialmente fabricados para la ocasión con una talla 235/35R19. Que no cunda el pánico, aunque el coche se haya desarrollado con estos neumáticos, los servicios de postventa están preparados para servir estos neumáticos sin mayor problema.
Para hacernos una idea de qué significan todos estos datos hay que mirar a los datos de prestaciones, pasando previamente por el peso, un máximo de 1.509 kilogramos. El i30 N es capaz de hacer el 0 a 100 en 6,1 segundos, y su velocidad máxima viene fijada en 250 kilómetros por hora. A pesar de estos datos, Hyundai afirma que el N se conforma con una media de 7,1 litros a los 100 kilómetros. Dato del cual tendremos que fiarnos porque durante la presentación no hubo lugar a confirmar.
Prueba Hyundai i30 N
Con los GTI, R, RS, Cupra y demás en mente, es hora de poner a prueba a un coche que estrena estirpe deportiva en una marca. Está claro que hay que tener un poco de manga ancha con Hyundai pues además de que sus rivales llevan mucho más tiempo en el mercado, apenas cuentan con experiencia en esto de hacer deportivos compactos. Por decirlo de alguna manera, están en pañales, pero ojo eso no quiere decir que no sepan lo que se hacen, pues como bien demuestra su gama, los coreanos aprenden muy deprisa.
Y vaya si lo han hecho en esta ocasión. Cogiendo la mano de Albert Biermann, el antiguo jefe de BMW M y encargado del desarrollo del KIA Stinger que ya hemos probado, los coreanos han creado uno de los compactos más sensacionales que hay. La verdad es que pensaba que iba a ser un i30 normal más potente, algo como el Golf R, pero nada más lejos de la realidad. Este coche tiene muchas horas de trabajo, pruebas y puesta a punto, y realmente se notan.
Existen cinco modos de conducción: Eco, normal, Sport, N y Custom. A diferencia de otros coches, estos están configurados para que se noten los cambios. De hecho el coche se transforma por completo entre uno y otro mapa. En el modo Eco obtenemos una buena respuesta, pero se nota que el acelerador está programado para ser esponjoso, aumentando la velocidad de forma progresiva para así procurar gastar algo menos. El modo normal es muy semejante, pero con un tacto algo más directo. En ambos casos suspensión, dirección y diferencial apenas varían su configuración, siendo estos modos los que más confort aportan.
Hyundai podría haber hecho el coche más rápido, pero eso hubiera incrementado la factura de compra considerablemente. Es un coche de sensaciones.
Pero saltemos a los otros tres, pues son ellos los que van a marcar el devenir de esta prueba. Antes de realizar la prueba los ingenieros de Hyundai nos advirtieron que en modo Sport ya es suficiente para disfrutar. Esto nos lo dicen muchas veces pues procuran que no ocurran accidentes o salidas de carretera, así que no siempre tendemos a hacer poco caso, y este es uno de esos extraños casos donde no nos mentían.
El modo Sport está sobrado de carácter, con él activado el i30 N empieza a demostrar realmente que no es un compacto deportivo cualquiera. La dirección se endurece un poco, la suspensión se tensa mucho, el acelerador empieza a ponerse nervioso y el diferencial empieza a liberarse. Gracias al cambio de marchas corto y preciso apenas se pierde fuerza entre las transiciones, y hace que el coche gane velocidad rápida. El motor de dos litros turbo es muy alegre, muy vivaz, y los 275 CV de la unidad probada resultan justos, precisos y correctos. No se necesita más.
Pero hay más damas y caballeros, de hecho mucho más. Si pulsamos el botón derecho del volante, el de la banderita, entrará en funcionamiento el modo N y con él todo el salvajismo que uno puede esperar. Sinceramente es otro coche, pues si en los otros el i30 N corre, en este vuela. El cambio es exagerado, sobre todo la suspensión que se endurece de forma drástica. La sensación es de ir en un coche de altísimas prestaciones, de esos que te rompen la espalda con cada irregularidad del terreno.
A todo esto se selecciona el mapa motor más agresivo de todos que incluye un pedal del acelerador que actúa como un interruptor, la más mínima presión sobre el pedal y el coche sale hacia delante. Este modo resulta particular pues con él se varían ciertos componentes que con los otros tres modos no se modifican. Por ejemplo se desconectan todas las ayudas del ESP, el cambio hace un punta-tacón por sí solo cada vez que reducimos para así ajustar a las revoluciones óptimas, y el sonido del escape se vuelve gloria bendita.
Déjame que aquí haga un punto y aparte para dedicar unas palabras a la importancia del sonido en un coche de estas características. La melodía es vital en un deportivo, sin importar el tamaño de éste, eso lo sabe Hyundai que ha configurado un sistema de escape que cuando se libera suena de maravilla. Con el modo N puesto incluso inyecta pequeñas cantidades de gasolina en el escape para que se produzcan los queridos petardeos. Es un sonido natural, nada conseguido a través del sistema de sonido. Es fantástico, de verdad, y es lo que completa la experiencia a bordo de un i30 N. Bien hecho señor Biermann, muy bien hecho.
Volviendo a la conducción, importante tener en cuenta la sinfonía que acompaña, debo decir que sigo impresionado con el carácter y el rendimiento que entrega este pequeño. Las curvas las devora como un animal, los cambios de ritmo y dirección son precisos gracias a una dirección muy comunicativa y dura, y aunque en ciertos momentos eches de menos subir o bajar de marcha a través de unas levas tras el volante, la verdad es que no cambiaría por nada esa caja manual.
De verdad que el conjunto es una maravilla, un trabajo muy logrado pues gracias a esos modos de conducción puedes tener un coche tanto para el día a día como algo más extremo para tus momentos de esparcimiento. Incluso puedes tener un híbrido gracias al modo Custom, de hecho creo hasta se han pasado en el tema de la personalización mecánica. Hasta siete parámetros diferentes podemos ajustar a nuestro gusto, ya sea poniendo la dirección en modo Sport y la suspensión en modo Normal, o lo que sea pues hay 1.944 combinaciones posibles. Una barbaridad que como ya digo me resulta hasta excesiva.
Lo que no me parece para nada excesivo es el precio. Hyundai ha anunciado los precios de venta del Hyundai i30 N para nuestro mercado, disponible desde los 33.900 euros, sin descuentos, hasta un máximo de 38.900 euros. Si sumamos ofertas y descuentos por financiación podemos llegar a ahorrar hasta 6.500 euros, lo que significa que podemos tener un i30 N por debajo de los 30.000 euros, o por apenas 32.400 la versión Performance. Eso quiere decir que es más barato que el resto de sus rivales.
Conclusión
A la primera la vencida. Hyundai ha tenido una ayudita extra para crear el i30 N pero no se puede poner ni una sola pega. El coche es una maravilla, y si eres de esos que buscas un compacto de alto rendimiento esta es una de esas opciones que debes tener en cuenta. La pena es que su marca puede hacer que muchos ni lleguen a considerarlo, pero esto es un error. Lo mejor es probarlo y comprobar lo que el primer N de Hyundai es capaz de hacer, si lo haces ya verás que como mínimo te entran las dudas.
Y no es de extrañar. Cuesta encontrarle puntos de flaqueza a este coche, en todo caso los excesivos ajustes, pero nada más en realidad. Por su precio poco hay que le igualen en cuanto a diversión, conducción y sensaciones. Sobre todo prima esto último, pues estoy seguro que el i30 N no es el más veloz ni el más preciso de los compactos deportivos, pero a título personal creo que no hay ninguno que lo iguale en sensaciones. Deseando estoy de ver los siguientes productos firmados por la N, pues esto solo ha sido el prólogo de una larga historia.