#SegundaMotoIndian Scout: En marcha y conclusiones (III)
La Scout es manejable a pesar de pesar más de 250 kilos con el depósito lleno. Se siente compacta e incluso deportiva, en parte por un propulsor elástico y muy potente. Resulta increíble para una máquina de este estilo aunque peca en algunos aspectos como la energía de la frenada.
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Publicado: 20/01/2016 11:00
Es hora de girar la llave y salir a perdernos durante kilómetros y kilómetros. Al arrancarla el sonido que emite su doble salida de escape es prácticamente perfecto. No es escandaloso pero tiene mucho carácter. Con mi estatura (1,70 metros), llego perfectamente bien al manillar y a las estriberas que, como en la Victory Gunner, no tienen muelle para que vuelvan a su posición si se pliegan. Sin embargo, frente a ésta, las estriberas van más altas y eso significa que las curvas van a ser más permisivas a la hora de inclinar la Scout.
El engranaje de la primera marcha es rudo, sin llegar al golpeo que emitía la Gunner. Durante los primeros metros es muy fácil manejarla. Se siente ligera y nada voluminosa. El ángulo de inclinación es de 33º pero todo queda en un tamaño compacto. A decir verdad, es fácil perder la sensación de ‘Custom’.
El propulsor es muy potente y ofrece muchas sensaciones de velocidad y aceleración
Sorpresa enorme al enroscar el acelerador, porque entre tanta herencia, historia y tradición, encontramos un acelerador electrónico, más vanguardista y moderno que práctico porque en ciertas circunstancias, sobre todo al querer mantener ciertas velocidades a ‘toque de gas’, es difícil dosificar la cantidad correctamente. Básicamente porque el propulsor de 1.130 cc no es propio de moto ‘Mid-Size’. Corre y mucho. Suficiente para impresionar hasta al más escéptico. Suficiente para enamorar a entusiastas de este estilo de moto y a otros muchos que no lo son. Es, sin duda, la mayor sorpresa de esta máquina, que además de un propulsor enérgico tiene una relación de marchas bastante lógica, con 6 velocidades y elasticidad sobresaliente en cada una de ellas.
Opera con tranquilidad hasta las 4.500-5.000 rpm, pero se puede forzar más allá incluso de las 6.000 rpm, pero para entonces uno se da cuenta de que va muy rápido... y a partir de 120km/h, la lectura del velocímetro se torna complicada y el azote del viento en el pecho comienza a ser elevado. ¡Qué juguete!
La Scout es manejable gracias a su contenido tamaño
Como además es compacta y las estriberas van muy altas, es fácil manejarla con soltura de un lado a otro. Incluso uno puede practicar una conducción deportiva gracias a las fronteras alejadísimas de otras ‘Custom’ que marca esta Scout. Sin embargo, hay componentes que son clave y no se han acompasado correctamente y uno de ellos es la frenada. Es menos enérgica de lo que cabe esperar con semejante propulsor y no estaría de más un segundo disco delantero.
Probablemente habría que incrementar la factura de la Scout y entonces se saldría de una filosofía que en mi opinión debería funcionar correctamente, porque por este precio, ofrece una calidad notable. Parte de los materiales que también pueden mejorar son los botones de manejo de las piñas. Demasiado convencionales y corrientes para una moto que destila atractivo en cada ángulo.
Los neumáticos son de generosas dimensiones con un ‘balón’ 130/90 R16 en la parte frontal y 150/80 R16 en la parte trasera. Incluso se han fabricado específicamente para la moto y lo cierto es que el agarre es bueno en seco, pero en lluvia es mejor andarse con ojo. El enérgico motor puede hacer que la moto patine de la rueda trasera si nos aventuramos a abrir gas con energía con el pavimento delicado. Como la moto es muy manejable no debería presentarse como un problema, pero una vez más un componente electrónico que controlara la tracción en lluvia, redondearía la puntuación en materia de seguridad.
Para quien no busque un propulsor tan radical, la Sixty es su opción con componentes prácticamente calcados
Para paseos es más que agradable. Es el terreno en el que mejor se maneja la Indian Scout, y su naturaleza verdadera. El motor admite circular a medio régimen con total tranquilidad sin que vaya exigiendo revoluciones, y como el asiento es bastante cómodo se puede realizar sin fatiga muchos kilómetros.
La amortiguación es suficiente sin ser un aspecto que destaque para bien o para mal. Está acompasada con un estilo más tranquilo que deportivo echándose en falta mayor confort de vez en cuando si por ejemplo usamos la moto todos los días. Eso sí, pares donde pares siempre hay un curioso que quiere echar un vistazo o preguntar qué moto es. Es un imán en este sentido y una auténtica joya sobre ruedas que aguantará el paso del tiempo con una dignidad aplastante.
Una recomendación: recuerda llevar dinero en tus trayectos pues su depósito de 12,5 litros se presenta exigente a la hora de hacer paradas; la reserva llega antes de los 175 kilómetros y es mejor no apurar. Con 190 kilómetros, y 10,7 litros en la gasolinera, un consumo de unos 5,4 l/100km en ciclo mixto parece una cifra bastante asequible teniendo en cuenta que la Indian tiene un motor digno si lo equipasen coches de los segmentos A, B y C.
En resumen, la Indian Scout de la mano de Polaris es una perfecta aproximación a la tradicional marca y a las exigencias de los tiempos actuales. Con ella se consigue acertar de pleno en muchos aspectos y quedar realmente satisfecho sea cual sea el estilo de conducción. Su motor es más radical que su puesta a punto en suspensión y frenos y permite, con un consumo contenido disfrutar de muchos kilómetros con un nivel de satisfacción elevadísimo. Es probable que la Scout Sixty sea más lógica para quienes quieren iniciarse en el mundo ‘Custom’ de altas cilindradas con un propulsor alineado con el resto de componentes y un precio más atractivo. Para todos los que en este estilo de motos echamos en falta un poco de radicalidad, la Scout convencional es la moto perfecta.