Prueba Infiniti QX30 2.2d 7DCT AWD (II): equipamiento, interior y maletero

Por fuera es un Infiniti de pleno derecho, por dentro es un coche que recuerda demasiado a un Mercedes-Benz GLA. Al ser una versión elevada del Infiniti Q30, no hay que esperar cambios en la habitabilidad ni en la capacidad del maletero.

Prueba Infiniti QX30 2.2d 7DCT AWD (II): equipamiento, interior y maletero

9 min. lectura

Publicado: 19/01/2017 20:00

Una de las características que más aprecian los clientes de este tipo de coches elevados es la facilidad de acceso y salida del coche. En este sentido el Infiniti QX30 no decepciona, es más fácil entrar y salir que en el Mercedes GLA, modelo en el que está basado. Por fuera prácticamente nadie lo diría, el diseño tiene mucha personalidad, pero por dentro se nota bastante más. Destaca al pilar C, que parece flotar, con la distintiva curva de la marca japonesa.

Hay una serie de detalles que son muy Mercedes y que no se han tratado de disimular en el Q30 ni el QX30. Entre la Clase A y la Clase GLA apenas hay diferencias en el interior (maletero y pilar C aparte), por lo que entre el Q30 y el QX30 tampoco hay que esperar que lo sean, es más, nada cambia. La habitabilidad es exactamente la misma. Las plazas delanteras son cómodas, las traseras son aptas para dos y estrechas para tres.

Quien se ha subido en un Clase A o GLA encontrará las cosas en el QX30 en el acto. No hay que buscar una palanca a la derecha del volante, porque no la tiene: las funciones de los limpiaparabrisas y luces se integran en una sola palanca a la izquierda. Muy cerca queda el control de velocidad (limitador y regulador), que se manipula exactamente igual en todos los Mercedes. Al igual que sus primos germánicos, no tiene arranque por botón, hay que girar la llave, aunque permite acceder al coche sin darle al mando.

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Infiniti no ha trabajado suficientemente la diferenciación de sus compactos frente a la base Mercedes

Las formas del salpicadero están suficientemente diferenciadas. Mientras que los Mercedes recurren a aireadores redondos, Infiniti tira por los clásicos en formato horizontal. También es distinto el sistema de navegación e infoentretenimiento, propio de la marca japonesa, aunque me parece más intuitivo el de Mercedes. La palanca de cambios está en la consola y no en la columna de la dirección.

A partir de aquí empiezan a haber más similitudes que diferencias. Los botones, mandos del volante, tablero de instrumentos, menús del ordenador de a bordo, climatizador automático... son los mismos que en Mercedes. La disposición cambia un poco, pero se encuentran rápidamente con un mínimo de deformación profesional si se conocen a sus primos fabricados en Hungría.

No sé hasta qué punto puede ser un problema, pero cuando alguien se compra un coche que ronda los 40.000 euros (y los supera) diría yo que espera más diferenciación. Hay un toque de botoneras más típicamente Nissan/Infiniti que no desentonan con los de origen Mercedes, pero es que se parecen demasiado. Puede dar la impresión de que los diseñadores se tomaron vacaciones antes de terminar el interior y ya sacaron el coche como estaba.

Con esto no quiero desmerecer la base de la que parte Infiniti, la Clase A y GLA está bien hecha, aunque obviamente por debajo de los estándares de los que la marca de la estrella ha hecho gala en modelos más caros. De hecho, es un modelo bastante resultón, con detalles de calidad y refinamiento por encima de lo habitual en el segmento C, pero no destaca especialmente si se compara con un C Premium como un BMW X1 o un Audi Q3.

También he de decir que habiendo circulado fuera de carretera, a una velocidad muy moderada (de 20 km/h juraría que no pasé) noté algún que otro crujido de plásticos, aunque en carretera no ocurrió. Curiosamente, me ha sucedido lo mismo con algunas unidades de la clase compacta de Mercedes-Benz, así que no diría que es un problema específico de Infiniti. Sirva el dato de que no se fabrican en el mismo sitio, se producen en Reino Unido, no en Hungría, aunque eso debería dar lo mismo.

El techo panorámico que equipa la unidad de pruebas no es practicable, solo se puede abrir o cerrar la cortina eléctrica que lo tapa. Si va a viajar gente muy alta, no resulta lo más conveniente, porque se pueden perder unos centímetros muy valiosos de altura para la cabeza. Como es evidente, al Mercedes-Benz GLA le pasa exactamente lo mismo. Las ventajas de espacio de un crossover se notan muy poco en este modelo, más parecido a un turismo.

Como comentamos en la primera parte, solo hay dos versiones en toda la gama. Dado que el motor, caja de cambios y tipo de tracción es siempre igual, solo se pueden elegir niveles de equipamiento. En el nivel Premium, el más económico, no faltan elementos como el navegador con pantalla táctil, Bluetooth, sistemas de seguridad (incluye aviso de abandono de carril o vehículos en ángulo muerto), control de velocidad, climatizador bizona, calefacción en asientos, toma USB...

La unidad de pruebas tiene el nivel de acabado Premium

Se puede apreciar claramente por la falta de regulación eléctrica de los asientos, que no tiene las inserciones de cuero y símil madera, ni las luces adaptativas, ni el hueco para esquís en el maletero, etc. En el Mercedes-Benz GLA no tenemos tanto equipamiento por el mismo dinero, es la gran diferencia entre las políticas de equipamiento de Mercedes e Infiniti.

Si nos decantamos por el Premium Tech obtendremos como recompensa materiales de más calidad y tapicería de cuero Dinámica y Nappa, faros adaptativos de LED, acceso y salida del coche sin llave, la utilísima cámara de visión trasera (por la falta de visibilidad natural), asientos delanteros con ajustes eléctricos y memorias, reconocimiento de voz, lavaparabrisas calefactado y demás elementos. El salto no sale muy barato que digamos, incrementa el precio del coche en 4.500 euros.

En el maletero tenemos la misma capacidad que en el Infiniti Q30, es decir, 430 litros en total, o 368 si empezamos a contar sobre el doble fondo, como vemos en la imagen. No es una capacidad sobresaliente, por debajo de la media de su categoría. El GLA tiene una capacidad de 421 litros, así que en ese sentido, pocas sorpresas.

Si se abaten los asientos se puede disponer de una capacidad adicional, y los asientos se abaten en una proporción 60:40 como es habitual. Si se quiere llevar un objeto largo, no existe una comunicación directa entre el maletero y el habitáculo en el modelo Premium, tiene que ser el Premium Tech. Dispone de anclajes de sujección, dos prácticos ganchos para colgar bolsas, iluminación y una toma eléctrica de 12 voltios en el lado izquierdo.

La boca de carga no queda muy alta, pero tampoco es lo más cómodo del mundo. Se echan de menos soluciones de gama alta -lo esperable por este precio- como la apertura del maletero haciendo un gesto con el pie, característica que incorporó el Ford Kuga, apertura/cierre del portón eléctrica o alguna solución de almacenaje adicional como las disponibles en Skoda.

Continuará...

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