Prueba Jaguar F-Pace 25t AWD, versatilidad de etiqueta
Probamos el Jaguar F-Pace con el motor de gasolina de 250 CV de la familia Ingenium que supone su versión de acceso a la gama. El SUV de lujo británico presume de confort, dinamismo e imagen distinguida ¿Es suficiente el 25t AWD?
16 min. lectura
Publicado: 27/06/2018 16:00
El auge de los SUV no es sólo una moda, es una tendencia generalizada en casi todos los mercados que ha venido para quedarse. Así que no es de extrañar que la mayoría de fabricantes hayan apostado por este lucrativo tipo de vehículos, incluso entre aquellos que no tenían tradición alguna en este campo. Buen ejemplo de ello es el Jaguar F-Pace, la primera incursión de la marca británica entre los SUV de altas prestaciones.
Las cifras de ventas rápidamente dieron la razón a Jaguar y pronto se convirtió en el modelo más vendido de la marca. Por ejemplo, tres de cada cinco coches de Jaguar que salieron de los concesionarios españoles en 2017 eran un F-Pace. La apuesta por este tipo de vehículos se reafirma con un modelo en formato más compacto, el Jaguar E-Pace, otro más grande, el futuro Jaguar J-Pace, e incluso la gama añadirá un crossover 100% eléctrico en la figura del Jaguar i-Pace.
Volviendo al F-Pace, hemos querido examinar la nueva generación de motores Ingenium de gasolina quedándonos con la versión F-Pace 25t AWD. Resulta una de las más interesantes por su relación entre prestaciones, consumo y precio. Se trata de un propulsor de 2,0 litros con cuatro cilindros y turbo que genera 250 CV vinculado exclusivamente a un cambio automático de ocho velocidades y a la tracción a las cuatro ruedas (AWD).
Pero antes de arrancar el motor echemos un ojo a esta unidad que se lo juega todo al negro. No sólo porque su carrocería se haya vestido en Santorini Black sino porque además equipa el paquete opcional Black Pack que impone el negro brillante en la parrilla frontal, las branquias laterales y el perfil de las ventanillas.
La elegancia tradicional de Jaguar se mantiene en este SUV, mientras que el toque deportivo se vislumbra a través de algunos rasgos inspirados en el Jaguar F-Type, de la línea descendente del techo o de la doble salida de escape. Las dimensiones del F-Pace imponen. No tanto su longitud, que se mantiene en unos prácticos 4,75 m sino por una anchura desmesurada de 2,07 m (hasta los 2,17 si contamos los retrovisores) que importuna circulando por callejuelas estrechas o aparcando en batería.
Las opciones de personalización son amplias y, además, el equipamiento es generoso dependiendo del nivel de equipamiento escogido pues hay cuatro acabados: Pure, Prestige, R-Sport y Portfolio. Con otros motores más potentes también se ofrecen las versiones F-Pace S y F-Pace SVR. Algunas características exteriores que puede tener este modelo son los faros LED adaptativos con las inconfundibles luces diurnas J Blade o las llantas de aleación de hasta 22 pulgadas.
Como sucede en el exterior, el interior también apela al negro. El salpicadero, de diseño sobrio, está realizado con buenos ajustes (que no excelentes) aunque los materiales no muestran una atmósfera demasiado lujosa en relación al precio del modelo. Dada la factura final, que en esta unidad en concreto ronda los 80.000 euros, cabría esperar la presencia de madera o aluminio, pero su ausencia resta vistosidad.
Los asientos resultan muy confortables por su ergonomía y mullido y deja al conductor en una posición elevada para dominar el entorno y recordar que estamos en un SUV. Delante de éste surge la espectacular instrumentación digital, con una pantalla de 12,3 pulgadas que permite una gran dosis de personalización con un diseño muy moderno y funcional. Además puede completarse la información con un Head-up Display opcional con tecnología láser que muestra la información directamente sobre el parabrisas.
Detrás el espacio es muy abundante. Las plazas traseras dan cobijo sin problemas a pasajeros de hasta 1,85 m tanto por espacio para las rodillas como para la cabeza y permiten que tres adultos encuentren una amplitud razonable para viajes largos. Aquí se aprecian las ventajas de un coche de más de dos metros de ancho. Eso sí, a diferencia de algunos de sus rivales, no ofrece siete plazas ni en opción.
De serie, el modelo de Jaguar cuenta con un sistema de infoentretenimiento InControl Touch con pantalla táctil de 8 pulgadas. Según el acabado puede equiparse el sistema Touch Pro que recurre a una pantalla táctil de 10,2 pulgadas con reconocimiento de gestos multitáctiles y tecnología Dual View que permite que el conductor y el pasajero vean contenidos diferentes a la vez en la misma pantalla.
El sistema Touch Pro integra un sistema de navegación Navigation Pro con mapas en 3D visualmente muy atractivo pero que en ocasiones no me ha guiado por la ruta más óptima e incluso en alguna ocasión ha dado indicaciones erróneas. También incluye un sistema de audio Meridian con 11 altavoces y 380 W, aunque en opción hay un exquisito sistema de sonido Meridian Surround con 17 altavoces y 825 W con tecnología Trifield para ofrecer una experiencia sonora más envolvente.
El umbral de acceso está muy alto y el del maletero también, por la generosa altura libre al suelo del vehículo. El maletero de 650 litros es enorme, el más grande del segmento, y resulta muy aprovechable sobre todo por su gran anchura. Este volumen se consigue en el caso de montar un kit de reparación de pinchazos porque la capacidad se reduce a 508 litros con rueda de repuesto de galleta y a 463 litros si se guarda una rueda de repuesto de tamaño normal. El asiento trasero es abatible en una proporción 40:20:40 para ampliar el espacio hasta 1.740 litros.
Potencia más que de sobra
La gama mecánica del SUV británico es muy variada. Tras conducir el motor de gasolina de acceso queda claro que los 250 CV de esta versión están en plena forma. Son más que suficientes, siendo capaz de superar los 100 km/h desde parado en apenas 6,8 segundos. Con una dirección rápida y una buena agilidad para ser un crossover, no le teme a las carreteras reviradas.
El empuje es contundente en todo el rango de revoluciones con un par máximo de 365 Nm que se entrega de manera constante entre las 1.200 y las 4.500 rpm, un abanico de utilización amplísimo. Además, el retardo del turbo es casi inexistente. Jaguar explica que una de las claves está en la utilización de un turbocompresor de doble entrada alimentado mediante un colector de escape integrado que sincroniza los impulsos de escape de dos pares separados de cilindros.
El SUV, cuya base es la plataforma modular iQ a la que también recurren el Jaguar XE, el XF y el Range Rover Velar, muestra un magnífico comportamiento dinámico. No alcanza el nivel de dinamismo del Porsche Macan o el Alfa Romeo Stelvio, pero tampoco se queda lejos de estos. En su vertiente más prestacional gasta combustible sin remordimientos, situándose por encima de 11 l/100 km con facilidad.
Sin embargo, el F-Pace con el motor Ingenium muestra grandes variaciones de consumo según nuestro estilo de conducción así que hay que tener claro cómo sacarle provecho. Para ello, vienen de perlas los modos de conducción JaguarDrive Control con programas Eco, Dynamic, Lluvia, Nieve o Hielo.
Practicar una conducción decididamente eficiente tiene premio con este motor. Lejos de la ciudad, con realizar aceleraciones suaves, anticiparse a las frenadas, aprovechar las pendientes a favor y mantener velocidades moderadas es capaz de obtener medias cercanas a las 7 l/100 km, un valor fantástico para un vehículo de gasolina de este tamaño y potencia.
Si no ponemos tanto empeño, beberá entre 8,5 y 9,5 l/100 km yendo a ritmos despreocupados. En cualquier caso, el F-Pace se muestra cómodo en viajes largos, con una sonoridad muy contenida y con un cambio de marchas muy suave y bastante rápido con 8 velocidades.
A pesar de que su estética elegante pudiera sugerir lo contrario, el F-Pace muestra unas grandes dotes offroad. Es más refinado que un Land Rover Discovery Sport, con el que comparte algunas mecánicas, pero tiene poco que envidiarle fuera del asfalto. La altura libre al suelo de 213 mm es muy notable y útil por el campo. También el sistema de cámaras 360 grados, que ayuda a sortear los obstáculos y maniobrar sin dificultad.
Sin duda, uno de sus grandes valores para la práctica todoterreno es el efectivo sistema de tracción a las cuatro ruedas con Intelligent Driveline Dynamics (IDD). En condiciones de conducción normales el 90% del par se transmite a las ruedas traseras, pudiendo llegar al 100% según las necesidades.
La distribución de par entre ambos ejes se realiza mediante un embrague multidisco electrohidráulico controlado por un actuador electrohidráulico centrífugo. Con ambas tecnologías el reparto de la tracción se realiza con extrema rapidez y, según Jaguar, la transferencia total de par del 100% desde las ruedas traseras a las delanteras tiene lugar en sólo 165 milésimas de segundo.
El arsenal tecnológico también incluye el sistema opcional Adaptive Surface Response (AdSR) reconoce las diferencias entre superficies de baja tracción (barro, hielo, gravilla y nieve) para maximizar el agarre disponible ajustando el reparto del par, la respuesta del motor y la frenada.
El Jaguar F-Pace está disponible en los concesionarios españoles desde 48.210 euros, un precio bastante razonable a priori. En el caso de esta versión 25t AWD con el acabado de acceso la factura sube a 59.150 euros. Pero ojo, esta unidad de pruebas ronda los 80.000 euros, una cantidad que empieza a marear.
La lista de extras permite hacer un coche de capricho, pero engorda rápidamente el importe final. Los faros LED adaptativos cuestan 1.744 euros, las llantas de 19 pulgadas son 2.056 euros, el sistema de acceso y arranque sin llave cuesta 1.143 euros, el techo solar panorámico practicable cuesta 2.056 euros, la instrumentación digital son 769 euros, el sistema de cámaras 360º cuesta 935 euros, el portón trasero con apertura manos libres cuesta 714 euros, Salvo que el presupuesto disponible sea más que generoso, conviene tener claro qué es lo que realmente se necesita.
Aunque el 25t AWD es muy agradecido con la conducción eficiente, puede caber la duda de si interesa más la opción de gasóleo 25d AWD. El motor biturbo diésel de 240 CV es mucho más ahorrador en consumo pero menos refinado y prestacional pero no hay que olvidar que esta alternativa diésel es 1.880 euros más costosa.
Si en lugar de la faceta ahorradora de este motor 25t AWD en el modo Eco nos decantamos por las alegrías del modo Dynamic lo pagaremos pasando por la gasolinera con más frecuencia. Mucha más frecuencia. Pero, eso sí, lo haremos con una sonrisa en los labios. Quien quiera subir un nivel dentro de la gama de gasolina, por encima del 25t AWD hay un 30t AWD de 300 CV que cuesta 3.8500 euros más.
En definitiva, el Jaguar F-Pace 25t AWD deja muy buen sabor de boca porque puede ser tan confortable como una berlina de lujo, muestra unas buenas capacidades fuera del asfalto con los neumáticos adecuados, tiene un toque de clase y exclusividad y, a pesar de su vocación familiar, no renuncia a unas condiciones dinámicas que permiten disfrutar mucho tras el volante. Por supuesto, todo eso tiene un precio que no es barato.