Prueba KIA Picanto 2024, alumno aventajado de una clase muy exclusiva

Históricamente, la industria del motor ha segmentado el mercado en cinco escalones o categorías. De la A a la E, de los más pequeños a los más grandes. Cada uno de esos segmentos requería condiciones muy claras y específicas, pero las nuevas generaciones de productos han difuminado las cualidades. Hoy, seguimos segmentando el mercado en base al tamaño. El KIA Picanto 2024 se integra perfectamente en segmento A, el más pequeño del mercado, pero no por ello quiere decir que sólo sirva para una cosa.

Los vehículos de los segmentos A y B, por debajo de los 4 metros de largo, siempre han sido considerados como los coches ideales para la ciudad. Su pequeño tamaño les permite desenvolverse fácilmente entre el tráfico y ser muy fáciles de aparcar. Su baja cilindrada supone un ahorro y es sinónimo de durabilidad. Tradicionalmente son coches prácticos para la ciudad, pero incómodos o poco recomendables para viajar. Ahora ya no hace falta distinguir entre ambas cualidades. El KIA Picanto puede hacer prácticamente de todo.

La evolución ha sido notable desde que se lanzase al mercado la primera generación en 2004. Hoy ya son tres y media las iteraciones presentadas. La última de ellas se lanzó en 2017, presentándose en el Salón de Ginebra de ese mismo año. Ahora llega una profunda actualización sobre ella, el Picanto 2024 que ya he tenido ocasión de probar. A simple vista se puede comprobar que hay muchos cambios y muchas novedades, empezando por el diseño. El pequeño de la casa recibe una librea estética que ya hemos visto en otros modelos como el KIA Sorento.

Destacan sus ópticas, tanto delanteras como traseras, ambas con tecnología de LED y con diodos que recorren todo el ancho de la carrocería para así destacar entre el tráfico. El morro se la elevado y eso ha dejado espacio a una parrilla más voluminosa. En la vista lateral se aprecia que las medidas siguen siendo realmente compactas: 3,6 metros de largo, 1,59 metros de ancho y 1,48 metros de alto para una distancia entre ejes de 2,4 metros. A esas proporciones hay que sumar juegos de llantas entre las 14 y las 16 pulgadas, pinturas monotono y un peso en orden de marcha máximo de 991 kilogramos.

No se puede negar que es el más llamativo de los coches pertenecientes al segmento A. Entre ellos encontramos al FIAT 500, al Renault Twingo, a su hermano, el Hyundai i10, al Mitsubishi Space Star o al Suzuki Ignis. Algunos de esos modelos están en claro retroceso comercial, pero no cabe duda que el Picanto destacará entre los restantes. Ya nos causó buena impresión en la primera toma de contacto a la que acudió mi compañero Alberto Pérez. Hoy, mis sensaciones son las mismas y si bien me gusta lo que veo en el exterior, más me gusta lo que encuentro en el interior.

Una vez más la época en la que había que asociar al segmento A con los espacios cutres queda atrás. El interior del Picanto demuestra que la tecnología se ha democratizado y ha llegado a todos los estamentos. A costa, eso sí, de elevar considerablemente los precios de venta. KIA lo introduce en la era de la digitalización. Eso supone la aparición de un cuadro de instrumentos nuevo, totalmente digital con diversa información relativa a la conducción. Coronando la consola central encontramos la otra pantalla multimedia, la del sistema de infoentretenimiento, que mantiene su tamaño de 8 pulgadas, aunque incluye un nuevo sistema operativo.

Los cambios per sé no son escandalosos, pero lo suficientemente notables como para mejorar el conjunto. La calidad sigue siendo la correspondiente a esta categoría y a esta horquilla de precios. Muchos materiales duros, plásticos, de agradable tacto. La sensación de calidad percibida no es sobresaliente, pero sí que es mucho mejor a lo que hasta ahora habíamos dado por hecho en el segmento A. También encontramos diferentes recursos de confort como el climatizador automático, la cámara de aparcamiento o los faros de LED, así como numerosos detalles de seguridad y asistencia a la conducción.

Con menos de dos metros y medio de distancia entre ejes no se puede esperar una gran habitabilidad. En ese aspecto, el Picanto sí está pensado para ser usado en recorridos cortos. Las plazas traseras son algo justas. Pasajeros de más de 1,8 metros de estatura podrán ir incómodos en viajes largos y, a pesar de que KIA homologa cinco plazas, lo mejor es no superar la barrera de los cuatro ocupantes. Por el contrario, el volumen de carga está muy bien optimizado. 255 litros de capacidad mínima que se pueden ampliar a un máximo de 1.010 litros si se abate por completo la segunda fila de asientos en una cómoda proporción 60:40.

Teniendo todo esto en cuenta, pequeño tamaño, ligereza y condición predominantemente urbana, el KIA Picanto no necesita grandes motores para desplazarse. KIA propone dos alternativas, ambas con un pequeño motor atmosférico de gasolina bajo el capó. La oferta arranca con el bloque tricilíndrico 1.0 DPI de 63 caballos. La versión superior y tope de gama cuenta con un bloque de cuatro cilindros 1.2 DPI de 79 caballos. Esta es la única opción con cambio automático, aunque personalmente no la aconsejo. En ambos casos las prestaciones son limitadas y dado que no cuentan con sistemas electrificados, toda la gama disfruta de la etiqueta C de la DGT.

Al volante del KIA Picanto 2024

No son muchos los coches del segmento A que podemos encontrar en el mercado. Muchas marcas han abandonado la especialidad y eso nos deja con un selecto grupo de modelos que debe crearse su propio hueco para despuntar. El Picanto ha evolucionado no solo cuantitativamente, también cualitativamente. Las mejoras introducidas parecen centrarse exclusivamente en el exterior, pero a nivel de comportamiento también se le nota un coche más maduro. Más hecho.

Huelga decir que con 79 caballos no estamos hablando de un deportivo ni nada por el estilo, pero se mueve bastante bien. Me ha sorprendido que no sólo se maneja bien en ciudad, también fuera de ella. Durante esta primera toma de contacto he tenido ocasión de probar la variante más potente de todas, el 1.2 DPI, la opción que para mí se antoja ideal por respuesta. Exclusivamente está ligado al acabado GT Line, lo que obliga a elevar el precio de venta, pero sigo pensando que es la mejor opción por polivalencia. Bueno en ciudad y resolutivo en carreteras rápidas.

Aunque tarda en coger velocidad es capaz de mantenerla sin ningún problema, incluso en autopista circulando a ritmos legales. Me ha llamado la atención lo refinado que resulta. No hay que elevar el tono de voz para mantener una conversación. Se nota bien asentado en la carretera. Lo único que hay que tener en cuenta es que las prestaciones son limitadas. La respuesta y las recuperaciones son lentas. Es un coche para ir con calma. La dirección está excesivamente asistida, lógico teniendo en cuenta el enfoque urbano, y el pedal del freno actúa con contundencia desde el primer momento.

En cuanto a la disyuntiva por el cambio, mi recomendación es siempre optar por la transmisión manual. Soy firme defensor de la caja de cambios automática, pero en este caso KIA ha introducido una caja robotizada que empeora el desempeño del pequeño motor. El resbalamiento entre marchas es muy acusado y aunque tiene un modo secuencial el rendimiento cae bastante. La transmisión manual tiene recorridos muy largos, pero sin duda alguna hace mejor al coche. Más rendimiento y también menos consumo. En todo caso el gasto medio va a oscilar entre los 5,3 y los 5,8 litros por cada 100 kilómetros recorridos en un uso normal.

No quiero concluir esta primera toma de contacto sin hablar del precio. El segmento A es tremendamente sensible a las tarifas. Un euro arriba o un euro abajo pueden decantar la balanza hacia un lado o a otro. El precio de salida del KIA Picanto 2024 es de 17.015 euros, sin ofertas o promociones. Esa cantidad se asocia con el acabado 1.0 DPI de 63 caballos y el nivel de equipamiento Concept. La unidad más cara de todas es el Picanto 1.2. DPI de 79 caballos con cambio automático y acabado GT-Line. En ese caso el precio de venta se eleva hasta un mínimo de 21.940 euros, sin descuentos. Son precios significativamente más altos que hace unos años, pero también estamos hablando de coches mucho más evolucionados.

Conclusiones

El Picanto ya era una de las mejores propuestas de la categoría. Un coche urbano, pequeño, fácil de manejar, barato de mantener, correctamente bien equipado y, sobre todo, práctico. Su nuevo diseño y las novedades apuntalan todas esas buenas condiciones. Su calidad no es extraordinaria, su habitabilidad tampoco es sobresaliente y el rendimiento es muy discreto. Todos estos argumentos son aplicables a sus rivales, pero teniendo en cuenta que es bastante más barato que ellos, es la referencia de su categoría.